El intendente

El subdirector vivia placidamente con su novia y una de sus aficiones era ser travesti de closet, hasta que se le aparecio el chamuco en la misma escuela secundaria.

El Intendente

Cierto mediodía de septiembre, salí de mi oficina rumbo al baño de la escuela, entre despreocupadamente como lo había hecho cientos de veces, del mismo salía un agradable aroma a humedad, seguramente Don Chuy, el intendente del plantel,un señor de unos 50 años, muy bien conservado, sin vicios, se bañaba y no falle a mis suposiciones pues éramos los únicos que nos duchábamos en el mismo, y entonces lo vi, con la cara y el torso lleno de jabón se esmeraba en darle mantenimiento a su instrumento, el cual relucía de una manera extraña, fascinante por alguna manera desconocida para mi me llamo de sobremanera la atención, que hizo que me parara en seco, aun desconozco el motivo, me quede pasmado, hipnotizado por su cosa, como un conejillo se queda hipnotizado por una serpiente que lo habría de devorar, me sentí imposibilitado de articular palabra alguna, la vista se me hacia amenazadora pero cautivante, sentí que su cosa tenia vida propia y que me atacaría en cualquier momento, y el tan fresco lavándose la cara y enjuagándose su peludo pecho, las piernas se me empezaron a doblar y temí por mi estabilidad, ahora ya se había lavado la cara y me veía maliciosamente, y no era para menos reflexione , llevaba quizás dos o tres minutos o quizás mas, parado delante de el, sin hablar, con el pulso acelerado, viendo su moreno y reluciente cosa, no de proporciones gigantescas, pero si grande, muy ancho y lleno de venas , y además brillaba como si tuviera vida propia, que cosa tan maravillosa y tan estremecedora, yo sudaba frió, sabia que hacia el ridículo delante de mi empleado, me sentía vulnerable y tonto, los segundos transcurrían muy lentamente, mi corazón latía salvajemente, tenia que hacer algo me decía a mi mismo, la cabeza me daba vueltas haciendo un gran esfuerzo di tres tambaleantes pasos, hasta entrar al sanitario y cerrar la puerta, no recordaba ni que hacia ahí, me senté arriba de la taza con todo y tapa y trate de que mi respiración se relajara, sabia que tenia que realizar algún tipo de ruido para salvar un poco las apariencias, sentía como gruesa gotas de frió sudor recorrían mi cara, la garganta seca, mi mente se debatía en la confusión mas terrible, que debía hacer?, arrollidarme y suplicarle clemencia?, pedirle que me quitara esa terrible sed que me acongojaba y me hacia sudar frio? Pero yo era su jefe, tenia que mantener la calma y analizar la situación con calma, así que haciendo tripas el corazon me quede dentro, oía que Don Chuy se secaba vigorosamente, cosa que le llevo unos 2 minutos, luego poco a poco se fue poniendo una de sus acostumbradas camisas ya muy usadas de rayas y su eterno pantalón de mezclilla , me sentía confundido pero por lo menos había vencido la tentación de arrojarme a sus brazos, o asomarme por debajo de las paredes de madera del baño ..

Al poco rato Don Chuy se despidió de mi, Nos vemos profe, bueno, alcance a tartamudear

Al irse me dirigí lentamente a el lavabo, y me restregué con agua fría en la cara, tratando de pensar con claridad, en la situación , no podía borrar de mi mente la imagen de su brillante instrumento que me torturaba y despertaba mis mas acuciantes deseos.

Venían a mi imágenes de su recortado bigote, de su torso enjabonado, y de nuevo una y otra vez de su poderoso y terrible tolete.

Decidí salir a caminar un rato, para aquietar mi fiebre mental, lo obvio era irme a mi oficina, cerrar la puerta con llave e insertarme alguna zanahoria en el trasero para alentar la tranquilidad de mi alma, pero no había apuro, pensé, quería disfrutar un tanto de la aparición fantasmal.

En eso me hablo mi novia Gaby por el celular, pero decidí ignorarla y hablarle al rato.

Camine pues un buen rato, tratando de no ver a la cara a algunos hombres que me encontré en el camino por causas obvias, mi mente estaba agitada, presa de una gran calentura y no quería ir a cometer alguna tontería, volví a las oficina luego de unos 40 minutos de intensa caminata, en el camino compre algunas zanahorias, además de tres naranjas para despistar la cuestión, porque creía que con mi estado de agitación mental, me iba a ver muy obvio, con el señor de la carnicería, que me conocía y no quería compartir mi agenda personal con el mismo, así que le dije sin que me preguntara que necesitaba un juguito de naranjas y zanahoria

Así que en la escuela cumplí con mi obligación, seleccione la zanahoria mas ancha , que pensé se adecuaba mas a las dimensiones del instrumento de Don Chuy, no sin antes darle una pintada con marcador negro y me rendí ante lo inevitable, de manera furiosa, castigándome por mi debilidad, por mi falta de precaución, pero fantaseando al mismo tiempo con mi empleado, luego fui a bañarme ataviadome con un conjunto rosa nuevo, fantástico, listo para estrenarlo en alguna ocasión especial, compuesto de sostén rosa de tiernos encajes y de una pantaleta rosa, dicho esto según yo se los había comprado a mi novia Gaby una semana antes, aunque casualmente lo compre dos tallas mas grandes de los que usaba ella., me bañe pues con agua helada, poniéndome esa fascinante ropa, tratando de olvidarme de Don Chuy y al mismo tiempo suspirando por el, que tesorito tenia entre los empleados y yo sin darme cuenta. Decidí andar así sin nada arriba por la oficina al fin y al cabo ya nadie iría por la tarde al ser día viernes, ya sin clases, solo tome la precaución de ponerle seguro por dentro para evitarme otra sorpresa

Finalmente le hable a mi novia explicandole que había olvidado el celular al ir a caminar, también le dije que en la tarde no podría ir al cine con ella porque tenia que llenar unos informes escolares urgentes.

Por la tarde trate de reflexionar sobre lo acaecido, ya que varias interrogantes me rondaban por la cabeza; habría sido casualidad lo del chaparrón de Don Chuy? Pues para su estatura(1.62 metros según su expediente) estaba muy bien equipado, o seria acaso que por su estatura su instrumento aparentaba ser mas robusto de lo que era? o acaso ya ameritaba unos lentes nuevos, o había sido el destino?, o por que descartar la hipótesis de que limpiando mi oficina como lo hacia una vez por semana Don Chuy, llego hasta mi escondite secreto de ropa? o me habría notado alguna vez el sostén ese que ocasionalmente me ponía, cuando no había movimiento de alumnos en la escuela, ni mi novia cerca?, estaba intrigado realmente, las pantaletas, tangas,y demás las usaba a diario desde hacia años, y tenia de muchos tipos y colores aunque mis favoritas eran las rosas, claro que con mi novia en este caso andaba con cuidado, y en casos de relaciones me ponía boxers y si en alguna ocasión esto no era posible, me los quitaba antes y andaba sin nada(debajo del pantalón)

Entre mas lo pensaba mas tentación sentía, me sentía débil con mi 1.88 de estatura y mi posición de subdirector académico, podría presionarlo y despedirlo con algún pretexto, podía aumentarle de sueldo, podía darle mas trabajo o darle menos, en fin tenia muchas opciones, pero sabia que Don Chuy tenia su as, bajo el pantalón y sabia que difícilmente podría resistirme a ese inmenso poder, lo que hiciera tenia que hacerlo con cuidado, porque se podía enterar la secretaria, chismosa de vocación y muy amiga de mi novia, el director era también algo posible, aunque no mucho ya que el se enteraba en la escuela de lo necesario nada mas, de los alumnos también era poco probable ya que no tenían buena amistad con Don Chuy, al hacerle trabajar a propósito muchas veces de mas, para hacerle ver su suerte.

En fin al otro lunes que llegamos a trabajar a la escuela, no tenia una idea clara de lo que haría, mas bien trataría de descifrar los movimientos de Don Chuy, y así lo hice, aunque al saludarle en la mañana ni siquiera pude mirarlo a los ojos, pero pude ver una sonrisa maliciosa, poco usual en Don Chuy, si me dije a mi mismo, algo trama, no es invención mía, procure entrar al baño cuando limpiaba los salones o la entrada de la escuela, y aunque me mordía los labios no entraba al momento de que se bañaba por ahí de las 3 de la tarde todos los días, antes de irse, el colmo es que ahora cantaba en el baño y eso me hacia olvidarme de todo, solo pensar en su atormentadora herramienta y su sonrisa picara,!que tortura la mía!, pensaba en mi novia, pensaba en los pecados del Padre Amaro, en todo pero no podía, entre mas quería olvidarle, mas pensaba en ello, pensé en salir antes de las 3 de la tarde para evitar la tortura , pero alguna fuerza me impedía huir, el jueves no pude resistir mas y luego de cerrar la escuela por dentro, mientras Don Chuy se bañaba, me dirigí a la oficina, me desvestí y me puse un conjunto negro con liguero, quise hacerlo despacio para que el intendente sacara brillo a su cosa, pero no pude hacerlo, la ansiedad me venció y así me dirigí a espiarlo, la idea de entrar la tuve, pero decidí ser prudente y solo observarlo por debajo de la puerta, sigilosamente, al volver a ver a mi tormento desnudo, me empecé a enardecer, la calentura me volvió, mejor huí refugiándome en mi oficina y me puse la ropa, encima de un bra blanco de copa pequeña y de una pantaleta blanca brillosa preciosa cuando luego de 15 minutos aproximadamente salió y cuando se despedía de mi, antes de bajar la escalera, le dije con alguna dificultad, Don Chuy, este sábado necesito que venga para darle una pintadita a unos salones, puede? Pregunte tratando de no parecer muy rogon, si, profe a que horas, pues a las 8 esta bien, okey, nos vemos, me dijo mientras se rascaba su cosa, lo que me faltaba me dije, quise enfurecerme por el rasguido de su miembro, y tuve que ir a utilizar otra zanahoria para calmar el ardor, lo hice con furia, un poco de adormecedor y me satisfice tirado en la alfombra, salvajemente, solo cantaba, ¡Don Chu!, ¡Don Chu!, salpique las mismas pantaletas blancas, con florecitas rosas que traía puestas, bueno por lo menos alguna idea se me había ocurrido, el viernes todo ocurrió apaciblemente, hasta que llego la hora de su pago, como me encontraba rodeado por alumnos que se despedían prácticamente encima de mi escritorio, Don Chuy vino por un lado y me pidió lo de su paga, porque necesitaba irse temprano para arreglar algunos pagos, bueno Don Chuy ya llego la pintura y brochas, nos vemos mañana, okey

Aun no tenia un plan, lo único que necesitaba era asegurarme de que el director, ni mi novia vinieran al otro día, al director fue fácil convencerlo, nada mas oyó de trabajo en fin de semana y huyo materialmente, mi novia quería traerme comida rápida pero luego le dije que comeríamos cualquier cosa y dijo que mejor iría a lavar su ropa

En la noche no pude conciliar bien el sueño, hasta que se me ocurrió un plan por las tres de la mañana, fingiría un agudo dolor de espalda, al cargar algún pesado bote de pintura, mi espalda estaba delicada luego de algunas lesiones producto del Raquetbol y a ver que ocurría, la indumentaria la elegiría por la mañana

Llegue pues a la hora convenida y Don Chuy ya estaba, mezclando pintura, traía una camiseta de tirantes, que denotaban sus poderosos músculos, con sus venas relucientes y se me doblaron las piernas, al recordar su venudo rifle, fui pues a cambiarme a mi oficina donde tenia ropa para talacha, cambie de plan y utilice un sostén azul celeste de copa pequeña y una tanga azul también y encima un pantalón de mezclilla y una camiseta que transparentaba el sostén de manera discreta, aunque con el inevitable sudor se vería claramente en un a hora cuando mucho, respire profundo y me dirigí al salón donde empezaríamos la pintada, al verme Don Chuy sonrió picaramente, empezamos a trabajar cada quien en una pared, y solo esperaba a que fuera a cargar el rodillo para llenarlo yo también, me agachaba y le enseñaba el sostén floreado coquetamente, me sentía feliz, Don Chuy no decía nada, solo se rascaba el rifle lo que me hacia sacar el rodillo y volver a mi pared a seguir pintando pero con mayor ansiedad cada vez, hasta que a los 40 minutos decidí poner en acción mi plan y al mover el bote de pintura para acercarlo mas hacia donde nos íbamos moviendo, solté el bote y grite de dolr quedándome agachado, Que le paso profe?, pues la espalda Don Chuy

Se la acomodo?, me pregunto

si ándele por favor, balbucie exagerando un poco

Y dicho eso se replegó conmigo por la espalda, me tomo del estomago y me jalo hacia el, no sin dejar de poner su arma fuertemente sobre mi trasero, Así Don Chuy. así mero le dije lleno de felicidad, esta listo?, no otra vez, y me volvió a sujetar por la espalda, ahora ya sentía las palpitaciones de su miembro sobre mi trasero, como un poderoso y peligroso taladro, empecé a gemir pero no de fingido dolor, sino de placer,!aj,! ¡aj!, ahí va Don Chuy, sentía un incontrolable deseo de tomar su instrumento,, pero estábamos tan unidos que no podía, solo sentía su palpitante cosa entre mis nalgas, la ropa era un obstáculo, pero no podía tomarle el rifle por su estatura y lo pegados que estábamos que claramente escuchaba sus latidos, en mi espalda y su barbilla se restregaba en mi sostén por la parte trasera, de pronto alcanzo mi sostén por delante con sus pequeñas manos y ya no me pude resistir,asi Don Chuy, ya me siento un poco mejor, sentémonos le dije, Bueno, y al separarnos lo tome del instrumento, que buena medicina es esta Don Chuy, no podrá inyectarme para el dolor, si maestra, al decirme maestra una música parroquial me lleno de emoción, donde quieres que te inyecte maestrita?, pues como que donde Chuy, ahí entre las pompies tengo ahora el dolor!, Eso ya lo se, me refiero a que en que salón? ¡Vamos a la dirección tiene alfombra nueva!, lo lleve abrazado por la cintura y con la mano derecha no le soltaba la cosa

Lo bese en el cachete repetidas veces, mientras llegamos y abrí la oficina de la flamante dirección, ahí nos empezamos a desnudar, solo me quede en sostén y tanga, ya si le dije a don Chuy que quería hacerlo como una dama, quería ser la maestra mas feliz de la ciudad, lo bese en los bigotes, en la boca y le dije hazme tuya, estréname Chu ¿asi que eres virgencita maestra nalgona?,me dijo mientras me pellizcaba las nalgas, si y tu chaparrin donde sacaste esa arma tan robusta y tan maravillosa?, ¡bueno, algo me compenso la naturaleza, y ahora menos platica que tengo que inyectarte maestra pajarraca para que te mejores!

¡Si mi amor, no se diga mas!

Lo seguí besando en el pecho, con verdadera pasión, hasta que llegue con su armatoste, ¡Chu, Chu , acábame!

Que lindo es mi amor! ¡bésalo nena! Y dicha esa orden lo bese un par de largas y prolongados besos, su sabor me pareció extraño y no me atreví a mamar de ese manantial de néctar, ¡inyéctame, papito, cojéme. Despedázame!, bien ya lo mamaras maestra pajarraca, no hay apuro.

Dicho eso me tumbo en cuatro patas, me ensalivo el ano, y me metió poco a poco su cosa, grite, llore, pedí clemencia, no la hubo al poco tiempo tenia esa ancha y brillosa cosa anclando a la mitad de mi retaguardia, no podía meterla mas era muy gruesa, latía apresuradamente, me sentía al borde del paraíso, pero también al borde del infierno, sudaba frió, piedad Chuy, piedad, pero Chuy seguía con sus poderosas embestidas y se iba abriendo camino victoriosamente en mi, milímetro a milímetro, mientras con sus manos también estaba desgarrando uno de mis sostenes favoritos, mi trasero clamaba por clemencia con su machuelote taladrándome la vida misma, quise zafarme un par de veces para tomar aire, pero no me lo permitió el puro grosor de su cosa, quizás las venas se dilataron adentro, pensé preocupado, inclusive me llego el temor de que tuviera un miembro de perro trasplantado que luego no pudiera salir de mi, Don Chu me empezó a dar de nalgadas, como si fuera un jinete y yo su caballito, gozaba inmensamente, maestrita pajarraca, maestrita gritaba, mientras yo lloraba de la emoción y del inmenso dolor que me profería, el ardor era insoportable, sentí desmayarme un par de veces, hasta que al final llego a su clímax, se acostó sobre mi espalda y ahí nos quedamos rendidos por espacio de una hora, llore un rato quedamente, mi felicidad era grandiosa , mientras el trasero me ardía de una manera descomunal, al rato Don Chuy se levanto y me ayudo a andar al baño para bañarnos, su semen escurría por mi trasero, mezclado con la sangre del desgarramiento, lo bese tímidamente en la mejilla, mientras me sentía la maestra mas dichosa de la existencia.