El instituto: Pt2. Iniciación
La iniciación de Nadia al prepararla para ingresar al instituto superior. Su madre y su padrastro se encargan de enseñarle la realidad de la mujer como objeto sexual.
Aún con la mano sobre el cabello de la joven y la verga bien parada, Santiago miró a Rebeca aún situada sobre la entrada del cuarto, soltó a la muchacha y camino en dirección a su madre.
Santiago comenzaba a sentir el hervir de la sangre en su cuerpo y una excitación tal que le ponía la verga tan dura como una piedra. La presión y dureza causada por la aglomeración de sangre en su miembro de carne era tanta que sentía que podría desgarrar la vagina de cualquier puta que tuviera el privilegio de cruzarse con él. En ese instante, aquellas putas eran madre e hija, ambas a su disposición para ser usadas y abusadas a su antojo.
Al situarse al lado de la madura mujer, la afirma de la nuca con uno de sus puños aferrándose a su cabello. La mira fijamente a los ojos unos segundos acompañándose de una fuerte respiración de animal feroz a punto de devorar a su presa, y comienza a bajar su mirada hasta sus enormes tetas. Santiago empieza a manosearle las ubres a la mujer como si ella fuera de su completa propiedad, se las estruja con fuerza moviéndolas de arriba a abajo, de izquierda a derecha, como queriendo arrancarlas de su lugar.
Dejó de sobarle las tetas y con su mano aún empuñada en su cabeza, con un fuerte tirón, la llevó cerca de la hija.
- Santiago: "Mueve el culo perra."
Le dijo mientas la jalaba del pelo para trasladarla mientras caminaba con el pene erecto. Luego la puso en dirección hacia su hija sin soltarla y comenzó a hablarle a la más joven.
- Santiago: "¿Ves esta puta que tengo aquí? Es de mi propiedad." Dijo mientras jalaba el pelo de la perra colgando en su puño, moviéndola a su antojo de un lado a otro y haciéndola tambalear de lado a lado.
La excitación del padrastro aumentaba más y más cuando trataba a la mujer a su disposición como un mero objeto sexual. Experimentar el control físico sobre una hembra maniobrándola a voluntad lo volvía completamente loco.
Continuó hablando y tirando el pelo la puta en su posesión:
- Santiago: "Te ves igual de puta que tu madre a tu edad, pero tu debes ser aún más come pollas."
Luego se dirige a Rebeca y le habla violentamente mientras la sigue jalando del pelo de lado a lado por cada una de sus palabras:
Santiago: "Dile a tu pequeña hija quién eres"
Rebeca: "Soy tu puta"
Santiago: "Dilo más fuerte estúpida zorra"
Rebeca: "SOY TU PUTA"
Santiago: "Eso es maraca, ven aquí. Abre."
En ese instante el hombre la fuerza a arrodillarse con la potencia de su brazo aferrado a su cráneo, y la mujer de forma instantánea abre su boca para él. Sin dudarlo dos veces el hombre con las rodillas a medio flectar
empuja la cabeza de la mujer hacia su cuerpo logrando introducir su verga erecta en lo profundo de la garganta de sexy hembra.
Rebeca como toda una veterana no hacía más que mantener la boca lo más abierta posible para él, aguantando las arcadas y lamiendo su miembro con la lengua cuando podía. En ese instante era Santiago el que tenía control total sobre la situación, él manejaba por completo la cabeza de Rebeca para masturbar su verga venosa. La movía de atrás a adelante mirando como su pene tieso entraba en lo profundo de su garganta hasta desaparecer dentro de ella. Veía también como de a poco la saliva de la mujer se apoderaba del tronco de su gran estoque de carne y como la saliva excedente empezaba a chorrear sobre las inmensas ubres de la mujer.
Para ese entonces los pezones de Rebeca se encontraban erectos completamente. La excitación que le causaba ser dominada le era imposible de ocultar, sentir como una polla grande y gruesa llenaba el interior de su garganta de forma desesperada la ponía muy caliente. Ser deseada y ser follada hasta la destrucción era una completa locura sexual que la trasladaba hacia otro mundo de sensaciones y emociones.
El sucio esposo se prepara para comenzar a follarle la boca de una manera brutal, una que le hace perder la cabeza ante su demonio interior incontrolable. Se agarra del cráneo de la mujer con ambas manos sujetando su cabello con toda sus fuerzas, eliminando cualquier opción de libertad en Rebeca y limitándola a un agujero para follar y depositar semen.
- Santiago: "Abre la boca puta estúpida, vamos a mostrarle a tu puta hija para qué sirven las perras como ustedes."
El pene erecto de Santiago se encontraba frente a la cara de Rebeca, sus manos aferradas a cráneo de ella, y él, listo
para follarle la boca violentamente. Apenas termina de hablar introduce bruscamente su pene curvado hacia el cielo hasta lo profundo de ella de una sola vez, intentando desgarrar las paredes de su boca y garganta al empujar el pene dentro de ella. Rebeca no pudo seguir aguantando la verga en su garganta sin hacer arcadas, por lo que estas comenzaron de forma involuntaria una vez la gran verga dentro de ella sobrepasó cierta profundidad.
- Santiago: "Ohhhhhggr...... oooohggr ...... aaaahgrrr" Se quejaba el hombre mientras la penetraba sin piedad. Cuando Santiago follaba su garganta, intentaba hacerlo de la forma más brutal posible, metiendo la verga cada vez más y más dentro de ella.
El hombre comenzó enfocarse en la parte baja de su peludo abdomen, buscaba estrellar la nariz de la mujer contra su pelvis mientras la embestía, buscando además que el resto del rostro de la mujer golpeara la parte baja de su estómago. Empujaba la cabeza de la hembra con furia contra su cuerpo, aquella sensación al rebotar la cabeza de la mujer contra su abdomen mientra le perforaba la garganta era una de las mejores experiencias mentales y corporales que aquel macho podía vivir. Los labios de Rebeca así como su nariz y rostro siguieron golpeando en cada penetración la pelvis peluda de Santiago, él seguía empujando la cabeza de la puta hacía él sin importar las arcadas ni la falta de oxígeno de aquella perra que culeaba salvajemente.
- Santiago: "Eso....es.....puta....chupa perra. Vamos.. traga....ooohhggrr.... aaaahhggg.... puta tragasemen".
La pelvis del sujeto comenzaba a llenarse de saliva causa de la gloriosa mamada que le regalaba su acompañante. Mientras el hombre seguía golpeando el rostro de la mujer con su cuerpo peludo mientras la penetraba oralmente, la saliva en su pelvis formaba un hilo pegajoso hacia los labios de la mujer que se extendía y contraría como un elástico.
Después de unos minutos, para descansar de la follada en su boca, el hombre mantuvo la cabeza de la mujer presionada contra su cuerpo por varios segundos. La fuerza que utilizaba para presionar la cabeza de Rebeca contra su cuerpo se veía reflejada en la gran cantidad de venas que tenían sus brazos y sus manos aferradas a su cabello mientras lo hacía. Con la cabeza de la mujer unida con su pelvis como si fuera una la extensión de la otra, Santiago sacudía a Rebeca para masturbarse, alcanzando diferentes zonas de la garganta con su verga. Las arcadas de la mujer habían cesado, pero su cuerpo comenzó a convulsionar cuando semejante pedazo de carne se movía en sus interiores. El movimiento del cuerpo de aquella tremenda puta solo hacían que Santiago se aferrara más y más a su cabeza para que continúe con aquellas desesperadas convulsiones.
No había límites para la agresividad y violencia de Santiago, él podía hacer todo lo que quisiese con aquella puta adicta a la verga que tenía entre las piernas, era de su propiedad. Tener a la hija de la perra mirando no lo haría cambiar de parecer, todo lo contrario, parecía abusar de su madre con mucha más suciedad que se costumbre, después sería el turno de la hija.
- Santiago: "Chupa.... oooohhgr......aaaahhhgr....¿te encanta mi polla peluda zorra? .... Mantente .... ahí...... oooohhhggr..... ohhgr.... así.... así puta......"
Con el falo completo en su garganta, sin dejarla descansar, el hombre le gira un poco la cabeza ayudándose de los puños para hacer contacto visual con ella y le grita:
- Santiago: "Mírame puta tragasemen. ¿Te gusta mi polla sucia zorra de mierda?"
La mujer pudo responder apenas agitando un poco la cabeza con el hombre aún en el interior de su boca y un par de lágrimas negras cayendo de sus ojos lentamente, respuesta suficiente para Santiago. Los ojos rojos y lagrimeados de Rebeca llevaron a Santiago a su límite, por lo que dispuso a explotar en su boca.
- Santiago: "Vamos puta, aquí viene tu desayuno. Leche caliente directo a tu estómago."
Las embestidas en la boca de Rebeca iniciaron nuevamente después de unos cuántos segundos de respiro que le dio su abusador, embestidas seguidas de arcadas y un excitante sonido causado por la entrada del pene a la cavidad bucal dada la mezcla de saliva. La madura hembra sentía dolor en su mandíbula, pero ese dolor no se equiparaba en lo absoluto con la excitación que le causaba aquel macho violándole la boca con ferocidad. Su corazón bombeaba como nunca antes, ya que ahora no solo sería ella la mujer dominada, sino que además estaba su pequeña e inocente hija en la lista de espera para ser maltratada sexualmente por aquel mismo macho.
Rebeca se dejó llevar completamente por el demonio de Santiago, recibiendo la poderosa verga en su garganta y entregándose a la excitación. Mientras él se la follaba y la trataba como una perra sucia, Rebeca se empezó a masturbar y a manosear sus tetas para hacerse uno con el placer al igual que su compañero. Las penetraciones en su boca eran tales que el rostro de la hembra comenzó a desformarse, sus ojos entre abiertos se descordinaron y su cara se tornó completamente roja por la falta de aire dada la verga que la atravesaba.
Santiago: "Chupa puta... ooooohhgrr.... ooohgggrrrr... aaaaahhgr .... aaahg". El hombre comenzaba a llegar al orgasmo por lo que preparó a la puta para eyacularle directo dentro de la garganta.
Santiago: "Traga.. puta... TRAGA .. oahhg .... PUTA TRAGASEMEN .. aaahg .. TRAGA!"
Apenas comenzó a soltar los chorros de leche caliente dentro de ella presionó la cabeza de la puta contra su pelvis con toda la fuerza que pudo mientras tapó su nariz con otra mano forzándola a respirar por la boca y a tragar todo el semen de su macho. La mujer luchaba por soltarse y poder respirar pero no podía contra la fuerza de tal hombre. Su cuerpo se movía de forma desesperada buscando un poco de aire, quedándole como única opción intentar abrir más la boca para poder respirar. La desesperación y el descontrol de su propio cuerpo convulsionante la excitó aún más, por lo que sin sacar la mano de su vagina siguió masturbándose hasta llegar al orgasmo, mientras el hombre seguía llenándola con chorros de leche uno tras otro, directo hacia su estómago.
Luego de eyacular, bastante exhausto, Santiago seguía usando la cabeza de Rebeca para masturbarse pero ya de manera más calmada, aprovechando el resto de su erección. Rebeca se deleitaba con la vista del abdomen peludo del hombre mientras él seguía golpeando la cabeza de la mujer contra su pelvis. Ella continuó
acariciando su clítoris mientras comenzó a recorrer la peluda panza del macho dominante con su mano disponible, arañándolo con sus largas y afiladas uñas entretanto seguía entregando su garganta.
Para potenciar su orgasmo que estaba por venir, Rebeca agarró el culo de su hombre empujándose así misma hacía él, entrando a una zona mental en donde se sentía aún más sucia, aún más puta que antes, iniciando una pequeña oleada de arcadas que junto a sus manos la hicieron explotar de placer.
- Santiago: "Qué buena puta eres, espero que tu pequeña hija llegue a ser tan buena como tú."
Con restos de semen y saliva colgando
de su verga ya flácida, Santiago deja a Rebeca a un lado y se acerca al pequeño ángel. Nadia no podía ocultar sus pezones erectos con la prenda que apenas cubría parte de su piel, aunque su inundada vagina pasó desapercibida cubierta por la pequeña falda. Nadia, muy excitada, se preguntaba qué era lo que harían con ella, se preguntaba de qué maneras su padrastro abusaría de su pequeño cuerpo. Ver a su madre siendo follada la calentó a tal punto en el que ella solo anhelaba un macho que la montara y la penetrada por detrás como un animal salvaje.
Santiago: "¿Qué esperas maraca? De rodillas." Le dijo el hombre mientras la agarró y la trasladó hacía el piso a un costado de la cama. Se sentó al borde con las piernas abiertas dejando su pedazo de carne listo para ser atendido.
Santiago: "Succiona la polla de papá, princesita."
Su verga colgaba aún flácida, la que expulsaba un fuerte aroma a sexo, restos semen y jugo vaginal. Nadia no movía ni un músculo, era demasiado tímida como para intentar cualquier cosa, y más aún frente a su madre. Pero Santiago sabía lidiar con pequeñas como ella por lo que la ayudó a manifestarse agarrando su cabeza, frotando la cara de la joven en sus pelotas y verga.
- Santiago: "Lame las pelotas perra, no es tan difícil." El sujeto mueve la cabeza de Nadia recorriendo toda su verga con ella. "Así es como huele un macho de verdad, las perras como tu madre se vuelven locas con un macho como yo."
La sucia verga de Santiago expelía un aroma tan fuerte se excitó de golpe causa de lo sucio que se sentía al obligar a la pequeña a apreciarlo. Nadia por su lado no podía entender aquel olor a sexo, lo encontraba desagradable pero por algún motivo este la excitaba y no podía dejar de olfatearlo, casi como si hubiera tenido una instantánea adicción a la verga sucia de aquel hombre. Con las manos amarradas a su espalda Nadia hizo lo posible para lamer las pelotas y el falo de su padrastro, mientras él solo se dedicaba a acariciarle la cabeza y el cabello mientras recuperaba su erección.
Nadia no quería dejar de chupar aquella verga mojada y salada, intentaba cada vez con más esmero llegar a nuevas zonas de aquella sucia polla para disfrutar de su curioso sabor. De cuando en cuando el hombre afirmaba fuerte la cabeza de Nadia y le golpeaba la cara contra su pelvis mediante fuertes embestidas. Luego de unos 10 minutos de recibir lamidas en sus bolas y en su falo, y de abusar del rostro de la muchacha, con una nueva y fuerte erección, Santiago procede:
- Santiago: "Hora de partir culos. Observa como le rompo el orto a la puta de tu madre." Dice el hombre poniéndose de pie a un lado de la joven. Luego se agacha y le susurra al oído: "Prepara el tuyo perra que pronto te lo voy a desgarrar."
Nuevamente se dirige hacia Rebeca llevándola hacia un costado de la cama y poniéndola en cuatro para penetrarla. Luego de empujarla a la cama el hombre empuja las piernas de Rebeca, una hacia un lado y la otra hacia el otro lado, abriéndola por completo para él y su enorme verga. La mujer, al sentir cómo le abrían
las piernas de manera brusca exponiendo aún más su ano y su vagina, comenzó a mojar nuevamente sus interiores, deseaba que la abrieran más y más y ser penetrada sin piedad hasta ser partida en dos.
Esperar una verga en cuatro la ponía realmente caliente, todo podía pasar. La penetración era una sorpresa, podía venir en cualquier momento, de manera suave o violenta, por su ano o su vagina. Podían agarrarla de la cintura o de los hombros. Podían jalarle el pelo o ahorcarle el cuello. Podían tomarla de la cara o encadenar sus brazos a su espalda. Podían hablarle sucio al oído o gritarle puta a los cuatro vientos. Aquella infinidad de potenciales combinaciones de abuso sexual le hacían arder su concha deseosa de una bestial penetración.
- Santiago: "Ya sabes que hacer puta". Rebeca abre aún más piernas para exponer sus orificios al peludo hombre. Él se escupe la mano y se pajea unos segundos para humedecer su jabalina, preparándola para perforar brutalmente. Coloca la punta del glande en el ano de la mujer y la agarra de la cintura, respira por un par de segundos y sin previo aviso la embiste por detrás con toda la fuerza de su cuerpo.
Al chocar su cuerpo con el culo de la mujer se pudo escuchar fuertemente el ruido de sus pieles entrando en contacto. El cuerpo de Rebeca se sacudió por completo ante tal embestida acompañado de un gran gemido por parte de la hembra.
Mientras el hombre le sacaba la verga, Rebeca apretaba el ano para intensificar el roce entre ellos y generar más placer. Al hacerlo, Santiago podía observar como las paredes del ano de Rebeca querían escapar fuera de ella aferradas a su verga tiesa. Santiago le da una segunda embestida intentando darle aún más fuerte que antes al culo de Rebeca, y continúa así mismo varias estocadas buscando reventarle el culo mientras la hace gemir.
Luego de varias estocadas el hombre la agarra de sus brazos dejando caer su cuerpo a la cama, con sus piernas al borde bien abiertas preparadas para seguir recibiendo verga. Con su mano derecha Santiago le jala el cabello firmemente obligándola a levantar su rostro mientras sujeta sus pequeñas muñecas con su otra mano, embistiéndola por detrás cada vez con mayor velocidad, intentando aplastar su culo metiendo el mayor ruido posible al penetrarla.
- Santiago: "Toma.. puta.. entrégame ese orto perra ... ábrelo más para mí.."
Cada vez le jalaba la cabeza con más fuerte, como si estuviera domando una yegua fuera de control, pero era él el que estaba fuera de control penetrando el orto de la mujer como loco, como una bestia salvaje hecha solo para follar. El hombre continúo penetrándola ferozmente, tomándola a su voluntad por varios minutos, asegurándose de que la pequeña Nadia observara con detalle cómo se debe romper el culo de una mujer.
"Las mujeres no son más que putas sucias adictas a la verga y al semen, las que solo desean ser dominadas y abusadas más allá del borde de todo límite. Como hombre puedes hacer lo que desees con ellas, culearlas en cualquier momento y de cualquier manera, de la forma tan brutal, sucia y salvaje como desees, estas putas están para cumplir tus deseos y servir a la verga. Es sencillo, les revientas el culo, penetras su garganta, las llenas de semen, y luego repites, una y otra vez, hasta destruirlas y dejarlas inservibles en su totalidad. Es lo que deseas y es lo que ellas desean."
Entregarse por completo a lo salvaje, a los bajos instintos, no solo era un trabajo para la mujer.