El inocente raulito 9

Raulito se enreda en mas historias calientes....

EL INOCENTE RAULITO  9

El inocente Raulito camina por las calles del pueblo, sacude su trasero irremediable de un lado a otro. Su abuelo lo ha dejado en otra calle mientras el hacía unos recados, para que se llegué a consultarle al médico, por una molestia que tenía en la garganta.

El doctor Moretto hace algunos pocos años que está allí, tal vez, unos siete años.

Es un hombre maduro, entrando ya en los cincuenta de ojos grises.

Raulito lo tiene visto, y el doctor del pueblo también. Sabe que ese chico tiene un culo poderoso y llamativo y que han sucumbido varios machos a ese cálido agujero.

El muchachito toca a la puerta del consultorio y lo atiende una mujer, un poco seria y de edad bastante madura. Es la secretaria del doctor Moretto. Lo invita a pasar y le dice al chico que mueve su culazo de un lado a otro y la mujer lo pispea haciendo muecas desagradables, pero en el fondo con una inmensa envidia. Los shorcitos de Raulito perdidos en esa zanja descomunal y sensual que hacía que todo el mundo se volviera atraído hacia el.

El joven se sienta a hojear una revista de modas, que era la única que estaban en una mesita pequeña de color marrón. Siente la molestia en la garganta que es por lo que ha venido a ver al doctor Moretto.

Sale la mujer con cara mala que lo miraba, un poco envidiando la figura de aquel personaje que a ella le parecía tan deforme y extraviado

__Dice el doctor que pase__ dice secamente y sigue su camino hacia un escritorio pequeño abarrotado de papeles.

El chico le sonríe y avanza moviendo su trasero endemoniado. Los ojos de la mujer lo mira desbordando odio. El chico cierra la puerta a sus espaldas.

__Buen dia doctor

__Como estas…Que anda pasando muchacho

__Desde ayer estoy con una molestia en la garganta

__Fiebre__ pregunta el doctor Moretto, mirando sin disimulo al chico que tiene en frente de el.

__No nada, solo esa molestia

__Siéntate en la camilla__ dice el medico y abre la boca cuando el chico gira y le muestra el culazo portentoso y famoso que lleva, se muerde de deseos. Siente un pinchazo en la entrepierna y entiende porque los hombres se vuelven loco con aquel joven inocente.

__Abrí la boca__ pide el doctor y se le cruzan mil ideas por la cabeza al decir esta frase. Mira la garganta del chico, observa unos minutos.

Mira con ojo de buen doctor.

__Esta bien, no veo nada raro, tal vez un poco irritada

__Nada grave__ dice el chico

__No, nada grave, si quieres para el dolor y la molestia tengo algo

__Qué tiene__ pregunta el inocente Raulito

__Podría darte una inyección, es bastante fuerte y en un par de horas vas a estar sin dolor

__No sé__ duda el temeroso joven

__No me digas que le tienes miedo a las inyecciones__ pregunta el medico pensando, si te has tragado cada cosas

__Esta bien doc, si tu prometes no hacerme doler

__Para nada joven__ dice el medico maduro y da unas vueltas por el consultorio preparando la jeringa y el líquido. De paso cierra con traba la puerta. Raulito mira asombrado y no tanto.

__Bueno, baja tu pantaloncito, esta va en la cola…__ el chico tontamente, baja su shorcito, sin hacerse rogar demasiado.

El doctor ve las nalgas redondas y hermosas, un culito rosado, bello, piensa que ni su esposa tiene ese hermosos trasero que lleva aquel chico. Su verga ya se ha puesto dura como un ladrillo.

Frota el algodoncito, frota y Raulito gime, golpea con suaves chirlos las nalgas del joven y clava la aguja, el chico no dice nada. un leve suspiro y el hombre maduro roza con su paquete el culo desnudo del chico.

Ahora le pasa las palmas de la mano, primero una y luego con las dos. Raulito aprieta el duro mástil, chocando como al pasar su trasero contra el pantalón del doctor. Ahora pellizca las nalgas, las soba.

__Me habían dicho de tus hermosas nalgas…ohhh. que caliente me pones

__Es tuyo doc haz lo que quieras conmigo__ invita el salvaje chico caliente. El doctor hace que el chico se ponga con un rodilla en la camilla, abre las nalgas y busca con su lengua el anillo del muchachito que explota en gemidos gatunos. Mueve su colita, y el macho mete la lengua sádica y febril.

Juega con el agujerito ardiente de Raulito. Hunde la lengua, escarba. El chico gime y casi lloriquea. Un dedo del doc se pierde en el túnel, grita Raulito desaforado.

__Sí papi juega conmigo__ Moretto, el doctor, con la lengua repasa las bolas del joven, con una mano masajea el pene duro y el chico sigue meneando las caderas y haciendo que la lengua se hunda cada vez más en el culito dilatado y abierto, entregado a los placeres del macho sediento.

El doctor lame el orificio. Lo repasa por los bordes para luego atacar en el centro. Los gemidos del chico hacen que su pantalón se reviente, por la urgencia de su machete en aflorar.

El hombre se baja el pantalón, trabajosamente, y queda al aire una portentosa poronga saltarina, dura, volcánica.

La lleva a la entrada del ojete, la restriega por cerca del explosivo anillo de Raulito que gime y quiere que ya lo penetren.

El doctor hace desear la poronga

__Ohhh doc ya cójame por favor, si, si ahhh, ay ay __  grita con desesperada calentura aquel efebo delirante y deseoso de una buena pija en su culito.

La espada se hundió en el abismo increíble, en lo profundo del canal, en el oscuro elemento del deseo de los machos calientes y alzados.

Va y viene inflamada la lanza. Gime el cachorro inocente. Los aullidos del chico hacen temblar el lugar, el doctor pone la mano en la boca y este la muerde de manera sutil y lacerante.

Las bolas golpean las tremendas nalgas del culón pilluelo. Exhala un aire lujurioso y caliente, un ardor que cubre todo el lugar. Suda el macho y las goteas golpean en la espalda de Raulito que siente como se moja su remera musculosa.

__Así papi, sigue, sígueme, entiérrame tu pija, ahhhhh

__Tu culo es tan hermosos putita, eres hermosa, cariño

__Me encanta que hables así, ohhh, ay, ay, dame tu poronga, así__ decía desaforado el inocente Raulito. El macho le clava la daga aferrando las caderas poderosas de aquel joven insaciable.

Saca la poronga juega alrededor del agujero y vuelve  a meterla. Taladra rápidamente y luego se detiene apretando los pechitos del chico, mordiendo la nuca, chupetea el cuello del joven que lloriquea por tanto placer.

Se retuerce sintiendo esa serpiente que lo bombea y lo llena. Gozan del ir y venir, de la sopapa, de la fricción.

Sacó del ojete húmedo la vara y buscó que el glotón se la coma de una buena vez. Abrió la boca Raulito y el doctor explotó en borbotones y cataratas de jugo pegajoso y salado. El chico comió y tragó. Extasiado, visiblemente gozoso y satisfecho. Rebalsó la cavidad y chorreaba por la comisura de los sensuales labios del joven que siguió lamiendo y chupando la manguera hasta dejarla vacía, seca.

__Ohhh que bella criatura eres….Me has dejado seco…Eres un endiablado chico…Precioso cariño…Mi esposa no chupa la verga como tu ni cerca, ahhh, eres especial…Tu dolor de garganta desaparecerá ya lo verás, amorcito, ohhh__ mientras hablaba el doctor Raulito seguí mamando la dulce verga que no decaía y besaba las bolas desagotadas ya de aquel macho vestido de blanco.

La desdeñosa secretaria del médico había estado todo el tiempo con el oído pegado a la puerta, eso luego le traería innumerables problemas al doctor, pero esa sería otra historia.

Días después se preparaba el gran baile de verano, que hacían todos los años. Lo organizaba el abuelo Braulio junto con muchos de los mas viejos del pueblo. La banda llegaría a media tarde, y luego sería el baile. Era sábado y se quedarían en lo del abuelo Braulio.

La cara del  abuelo había cambiado desde que se había marchado el hijo de Ramón, pero en esos días previos al baile se lo veía ocupado y un poco más animado. Raulito no le perdí pisada. Y no perdía oportunidad de hablar con el abuelo para sacarle el tema y además, provocarlo inocentemente como el sabía. Aún no había dado ninguna señal de caer en las insinuaciones del nieto con el trasero más lindo que había visto.

Llegaron en un enorme colectivo que parecía una casa. Era una orquesta típica, de esas que tocaban de todos los ritmos.

Los músicos eran un violinista de marcados rasgos afroamerindios, musculoso y anteojos de sol oscuros, uno gordito de anteojos que tocaba el acordeón, otro que tocaba la batería era flaco y de bigotes anchos y uno que hacía sonar la guitarra eléctrica era alto y fornido, parecía mas bien un levantador de pesas que un músico, entre todos cantaban y bueno era una orquesta que según el abuelo Braulio sonaban muy bien.

__Hola amigos, como están__ saludaba el abuelo

__Braulio como estas__ saludaban y se abrazaban entre todos. Raulito a un costado observaba la escena.

__El es mi nieto Raulito__ dijo y fue ver los rostros de los músicos cambiar de color y los rictus de las caras transformarse en monstruosas facciones casi asesinas y babeantes. Vieron a ese chico con esos pantaloncitos ajustados a su cinturita y observar ese culazo intimidante y sabroso.

Los ojos de los hombres no se despegaban de la figura del chico que se movía con su ondulante ojete de aquí para allá´. Ellos trataban de arrimarse y buscarle conversación a lo que el joven por supuesto no se hacía rogar.

__Es muy tranquilo por aquí__ dijo el violinista

__Si señor, a veces demasiado

__Que queres decir, que la pasas mal

__No yo la paso muy bien señor…Siempre encuentro algo para hacer__ diciendo así le mira descaradamente el paquete. El hombre se le sube la temperatura dándose cuenta, mira alrededor y como no ve a nadie acaricia los cachetes del joven.

__Ay señor que atrevido es usted__ dice el chico moviendo el hermoso ojete. El macho alzado aprieta las nalgas, suda. parece el acordeonista y saca la mano.

__Así que tu eres el nieto del viejo Braulio__ comenta el gordito

__Sí señor__ dice respetuoso el chico.

__No sé si te lo han dicho, pero tienes un culito muy apetecible__ dice sin el menor remordimiento

__Ay señor, es usted muy zafado__ pero al decir esto ríe divertido entonces el hombre roza con sus manos la cola grande y caliente. Aparece el guitarrista que los llama a los hombres para que vayan al club a preparar todo. Quedan con la promesa que como pasarán la noche allí esperan verlo después de que la fiesta termine.

Raulito no les promete nada pero sabe que allí estará.

La noche transcurre, se hace larga. Raulito ha ido un rato al club, pero luego, se ha aburrido y se ha marchado. Ha dado unas vueltas, se ha bañado un par de veces, se ha perfumado.

Se ha dormido. Se ha despertado. Una luna clara y redonda alumbra en la inmensidad del campo abierto. Ya es tarde, entrada la madrugada cuando escucha ruidos y movimientos. Se escabulle detrás de unos árboles cerca del galpón donde se encuentra el ómnibus de los músicos.

Escucha voces fuertes y se huele en el aire humo de cigarrillos. Ve que en el vehículo hay movimientos. Una luz aparece en el colectivo. Sombras que se mueven, se escuchan carcajadas.

Alguien baja del micro y entre las sombras y la claridad ve que el baterista saca su verga y empieza a mear a la luz de la luna. Silba una canción. Mira hacia arriba, sacude y guarda su pistola. Baja el acordeonista y con una botella convida al colega, beben.

Les aparece Raulito con sus ajustaditos pantaloncitos.

__Bueno bueno bueno, hay fiesta completa…Acércate belleza

__Hola no molesto no__ pregunta inocente el chico mientras e acerca a los dos hombres que lo miran acercarse con los ojos brillosos, llenos de lujuria. Cuando el chico esta en medio de ellos, el gordito acordeonista lo abraza y el mete la lengua sin decir agua va en la boca.

Raulito chupa esa lengua y no se resiste en lo mas mínimo, entonces siente que el otro macho lo abraza por detrás apoyando su serpiente en la cola. Le chupa el cuello y las orejas. siente la respiración agitada de los machos que lo envuelven en tocamientos y besos salvajes y mojados.

Lo suben al colectivo. Beben y le convidan el líquido que lo quema por dentro pero está tan caliente que nada le importa. Ya esta desnudo. Los machos babosean de apoco sus nalgas, las mordisquean. Otro besa su pija dura, juegan con ella.

Todo es un torbellino de manos y dedos y bocas que aprietan, pellizcan , acarician, se hunden en el orifico, entran y salen, húmedas, calientes, vibrantes. Jadean. Chupan.

Raulito mama las vergas que le van acercando, una la del guitarrista, otra del violinista, otra más aparece en su mano y la masajea, son duras y largas, chorrean saliva.

Gimen todos y resoplan, aúllan como bestias. Una orgía demoníaca. El efebo los complace como a reyes magnánimos. Lo besan, lo lamen de pies a cabeza, alguien ha atrapado su pija y la chupa, las bolas del joven son repasadas por varias bocas, no sabe de quien es quien y tampoco importa demasiado.

Se sienta sobre una rígida espada que va entrando, el chico saca la cola hacia atrás y la lanza penetra mas cómodamente.

La boca del chico traga las otras pijas ora una y luego otra y la otra, las masajea, las  acaricia y sopesa las bolas, las tantea, las estruja, las mete en la boca, tragándolas y los sacando gritos de los machos alzados. Mientras el perno en su ojete va y viene. Se clava a gusto.

El violinista es quien tiene calvado a gusto al chico que brama de placer. Alguien acerca la botella y le da de beber, Raulito traga de arriba y de abajo. Su pija larga leche sobre el cuerpo del violinista que a raíz de esto por demás de caliente va llenando el ojete tan rico de aquel joven. Larga sus jugos entre gritos y aullidos de placer.

__Ohhh pequeño, que ojete tienes, me vuelves loco, ahhh, si si te lleno de leche, toma toma,  ahhh__ grita desquiciado. La espada larga se desinfla poco a poco, pero la abundante leche ya chorrea del culito dilatado del hermoso culazo.

El acordeonista rápido toma el lugar y hunde su poronga rocosa en el lugar vacante.

__Ahhh esta tan caliente y pegajosos, me encanta este culito lleno de jugos, ohhh, siii

__Ay papi despacio gózame, no te apures__ el gordito arremete con su gruesa vara, bombea velozmente y luego se detiene, el chico salta sobre aquella poronga que lo sacude y lo clava , siente que la piel de su cola se va estirando. El gordito saca la verga de la boca que esta chupando el muchacho y mete la lengua en la boca del joven. Se besan profundamente, enloquecidamente, como si nadie mas hubiese alrededor

__Ey deja algo para nosotros __ se queja entonces el guitarrista fornido y musculoso, con una pija larga y empinada.

__Y porque no entras tu también__ da la idea el gordito acordeonista

__Te parece__ dice el otro dudando

__Prueba papi, no será la primera vez__ gimotea el chico y eso enciende mucho mas los sentidos perverso de aquel macho. Ya apoya la cabeza por sobre la otra pija, gimen los machos, Raulito se come lentamente la verga de el baterista que se la sacude en ls mejillas y los ojos, mientras el mismo se la menea.

Grita un poco el chico al sentir que la cabeza va entrando, despacio, lento, se nota que el macho no quiere hacerle daño, pero el cosquilleo creciente lo apura, quiere hundirse ya mismo en aquel túnel ensanchado y sexual. Caliente, unas brasas al rojo lo abrazan.

__y, ay si, duele pero sigue papi, te quiero adentro, ahhhhh__ lloriquea el muchachito alzado. Ya perforó la primera resistencia. Ya ha metido a fondo su poronga que se frota contara la otra y así hundidas las dos rozan y ensanchan el ojete del chico que da gritos de pasión, al borde de la locura.

Los tres buscan moverse a un ritmo parejo. El guitarrista muerde la nuca del chico. Aprieta las nalgas rebosantes y salientes. Con las manos soba las tetillas erectas del joven, que gruñe, muerde la mandíbula de gusto, al ser perforado por dos pijas clientes.

__Ahhh amores me están matando

__Cariño tienes un culazo tremendo, puedes aguantar, ohhh, que culito__ los machos le dan verga y verga al hermoso trasero del joven enloquecido.

__Chupa mi verga, anda que ya me vengo …quiero que tragues todo….__ le reclama el baterista y apura las embestidas. Raulito le entrega la boca y el sacude tomando de los cabellos al joven.

__Ohhh putita que linda eres, ahhh, ahhh__ grita el baterista y empieza a llenar de néctar la boca golosa del chico. Raulito traga sin descanso, no deja de beber hasta la última gota de ese jugo que tanto le gusta. Limpia el sable del macho que le ha dado de beber.

Los otros dos que están dentro de su anillo, apuran el ritmo, la cola del chico se abre un poco más y chorrea jugos desbordado por todo el circulo del ojete desaforado y humeante.

__Ohhh ya viene ya viene

__No aguanto mas, ahhh ahhh

__Siiii denme la leche, quiero su lechita, ahhh, ahhh___ riegan las mangueras en l abertura ancha, los escupitajos invaden las paredes del chico que gime, que grita, que suplica que aquello no termine nunca, mientras recibe la lechada en su arito volcánico. Los chorros abundantes rebalsan por todas partes. Los cuerpos se aquietan. Van entrando en un reposo. En una calma luego de la tormenta de sexo.

Los machos toman un respiro. Salen los miembros del ojete de Raulito. Los machos lo besan en la boca, de a dos, de a tres, los cuatro machos juntan las lenguas y la pasan por sobre el cuerpo desnudo y pegajosos del chico que se mueve despacio. Muerden las tetillas. Los penes semi dormidos, se mueven, eléctricos, Raulito pasa sus dedos por ellos, gimen los machos, el chico siente como la catarata de jugos caen por entre medio de sus preciosas nalgas.

__Ahhh, que belleza de putita

__Me has hecho gozar como hacia mucho no lo hacía

__Eres un encanto cariño

__Quiero cogerte otra vez__ le susurraban los machos calientes al joven que sonreía, mientras era chupado, acariciado, masajeado por las manos de estos músicos.

Su verga se levantaba y alguien la besaba, y le lamí las bolas, y le mordían los pechitos y todo era gemir y gozar. Placer. Encanto. Alguien escarbaba en su ojete y lo chupaba, lamiendo, besando. Hurgando.

El sol iba asomando, pero eso a nadie le importaba.-