El inicio: primer trio? primer cornudo?

Este es el inicio de una serie de relatos. En este primer relato, les explico en que punto estamos como pareja, nuestras experiencias. Espero les guste.

Somos Jorge, 39 años, alto, atlético, pelo corto, media barba, sin ser un guaperas con su atractivo… luchando a diario mediante algo de ejercicio para que no salga la típica barriga cervecera que a todos nos amenaza al llegar a los cuarenta…. Carla, mi preciosa esposa, tiene 35. Es bajita, muy bien proporcionada, morena de piel, mechas rubias en melena larga. Muy guapa de cara, con unos pechos naturales que a más de uno se les va la mirada… piernas bien definidas, y un culito que me encanta…

Llevamos casados 14 años, más otros tres de novios. Toda una vida. Tenemos dos preciosos niños, y cuando estos nos lo permiten, una vida sexual muy activa. Como todas las parejas, supongo, en la cama hemos ido evolucionando, pero nunca podemos decir que haya habido “sequias”. Y es que Carla es puro fuego. Me encanta como se desenvuelve en la cama, y me encanta la relación que tenemos, donde ambos siempre somos claros en nuestras fantasías, y en la medida que al otro le gustan, las llevamos a cabo. Así, lo hemos hecho en sitios públicos, por ejemplo, desde el minuto uno (aunque tampoco es habitual). Pero como os decía, hemos ido “evolucionando”.

Hace unos años, empecé a tener la fantasía de un trío. Por algún relato que leí, supongo. Me puse a escribir alguna que otra historia sobre ello, y se lo enseñé a Carla. Le gustaron mis relatos (bueno, aún le gustan jeje). En el trío siempre imaginaba a otro hombre con nosotros. No tengo tendencias bisexuales, pero me pone la idea de ver a Carla gozar como nunca, con más de un rabo para ella. Desde el primer momento ella dejó claro que no me imaginaba ni le ponía verme con otra mujer. Aunque no descartamos una chica y quedarme yo como espectador…. En fin, fruto de esos relatos y esta fantasía, empezamos a jugar con ellos en la cama. Me encanta vendarle los ojos, y mientras la follo desde atrás, ponerle uno de nuestros juguetes (procuro que sean dildos realísticos y algo grandes) en la boca. Me encanta ver la imagen de ella en el espejo, follada y chupando a la vez. A veces dejos que se folle el dildo mientras me la chupa, es glorioso. Ver, a través del espejo, como se sienta una y otra vez sobre una polla que no es la mía, mientras me la chupa… buff… que os voy a contar, resulta glorioso. Incluso alguna vez, me he puesto detrás a follarla con el dildo, y le he metido mi polla por el culo. Aunque la postura es complicada, juzgo por sus gemidos que le ha encantado. Así, sueño con el día en que reciba por fin una doble penetración (y ella también, supongo).

Durante el confinamiento, por el maldito bicho este que tiene loca a la humanidad, y que esperemos que se supere pronto, dimos un paso más allá. Fue gracias al ciber. Yo había tenido cibersexo de joven, antes de conocer a Carla, en contadas ocasiones. Ella me confesó que nunca. La primera vez que conectamos con un desconocido, disfrutamos. Fue un jovencito atractivo, de buen físico y buen rabo. Me encanto ver a mi Carla desenvuelta, chupando polla delante de la cámara mientras la follaba, imaginando que era la de aquel muchacho, pidiéndole luego que se corriera para ella…. Buffff…. Lo recuerdo y se me pone dura de nuevo…

Tras esa primera experiencia, tuvimos varios intentos “frustrados”, o por lo menos no tan placenteros como el primero. Hasta que dimos con Andrés. Andrés es un muchacho de otra ciudad, algo más joven, con sus virtudes y sus defectos. Como virtud, sabe jugar muy bien en el cibersexo, sabe excitar mucho a Carla con sus palabras, no deja de hablar mientras lo hacemos y noto como ella se pone a mil. Y me encanta. Además, tiene los ojos claros, azules, y los ojos claros son el “fetiche” de Carla. Así, Andrés se suele enfocar los ojos y pedirle ella que la mire. Me encanta ver como se pone a mil. Pero tiene sus defectos. El principal, que va a lo que va. A veces hemos hablado un poco, sí, pero podríamos tener una relación más “fluída” si el muchacho diese el paso. Supongo que cada uno tiene su vida y sus rolletes, en fin…

Sucedió una de las veces que conectamos con Andrés. Le dije a Carla que entrara ella (estábamos en la terraza), que se lo montara con él, que me apetecía. Ella, algo sorprendida al principio, aceptó. Recuerdo que acabé entrando, y espiando tras las cortinas. Vi la imagen de mi esposa, dándome la espalda, desnuda. Pude ver como nuestra polla de juguete entraba y salía de su coñito húmedo, depilado. Escuchaba sus gemidos, la voz de Andrés…. –mmmm, que rica, joder, imáginame allí, estas montada en mi polla, mírame Carla, eso es, mmmm….

Fue el conjunto de todo, me puse como una moto. Me pajeé, y me corrí al escuchar como Carla se corría. Me limpié, y pude escuchar como Carla hacía que se corriera Andrés…

-Ahora se lo cuentas a Jorge… -eschuché a Andrés decirle a mi esposa.

Esas palabras, volvieron a encenderme. Me fuí para la terraza, y llegó Carla, sonriente, satisfecha. Le conté mis sensaciones y lo ocurrido. Estuve leyendo sobre el tema, acabé descubriendo el placer de ver a tu esposa con otros, se llama cornudismo (”cuckolding” en inglés). Al parecer hay muchos hombres a los que les gusta esto, y hay muchos niveles. Desde versiones “light” a gente con esposas que denominadas “hotwife”, que se acuestan con quien quieren cuando quieren, con presencia o sin ella del marido. En fin, para gustos, colores. Como yo he dicho siempre, mientras no molestes a nadie, haz con tu cuerpo lo que quieras… y lo mismo se puede trasladar a una pareja: mientras los dos disfruten sin hacer daño a nadie, pues bienvenido sea todo lo nuevo.

Como os contaba, Carla regreso a la terraza, y le conté que me había pajeado, le conté mis sensaciones. Desde ese momento, empezamos a hablar abiertamente del tema. Deseaba verla repetir. En una ocasión, “propicié” que se lo montara con él, en la cama, sin estar yo presente. Me encendió. Recuerdo los sentimientos encontrados, el querer ver y no querer ver, el querer que me cuente y que no me cuente… el querer saber y no querer saber… la cabeza lanzándome destellos de celos, y mi polla diciéndome lo contrario…. Todo, todo, me resultó muy excitante.

Seguimos hablando del tema. Le confesé mis gustos, ella un tanto sorprendida, por el tema del cornudismo. Pero entró en el juego, para mi placer. Y una tarde, mientras trabajaba, Carla despertó de la siesta y tuvo cibersexo con él. Luego me mando un audio… y recuerdo sus últimas palabras: “-A ver qué haces al respecto, cornudito mío….”. Mi polla se puso tiesa al instante. Esa noche follamos dos veces. Carla ha vuelto a repetir, y siempre ocurre lo mismo, luego follamos como animales.

En las situaciones que me imagino, y a las que jugamos en la cama, a ella le dan fuerte, en cuatro, y me mira con cara de vicio…:

-Oh, si, si, joder cariño, como me folla me encanta….

O Carla baja el pantalón de nuestro invitado, y empieza a acariciarle la polla:

-Uffff…. Es enorme… mmmm…. –y se la lleva a la boca…

O mientras la follo desde atrás, ella se la chupa a nuestro invitado, y me dice:

-Mmmmmm… me encantan, dos pollas para mi….

O, al ser penetrada por primera vez por una polla que no es la mía, me besa, y me dice al oído:

-Mmmmm… ¿esto querías, cariño mío?... ya eres cornudito oficialmente…. Mmmmm….

En fin, hay mil situaciones que se me pasan por la cabeza, y me excitan. Y ahora, a ella también. El siguiente paso será hacerlo realidad, pero…. ¿Cómo será?

Las continuaciones de esta serie, son las posibles situaciones en las que Carla y yo llevaremos a cabo nuestra fantasía. Me gustaría que opinaseis, y que incluso aportaseis alguna idea (mediante comentarios o a nuestro correo), sobre cómo podría ser real nuestra fantasía….