El inicio II

De como un heterosexual tuvo su primera experiencia con un hombre

Para una mejor comprensión de la historia sugiero leer la primera parte del relato.

Tras la tremenda follada que me había dado Julio, me quedé dormido en el sofá. No se cuanto tiempo descansé, pero desperté con el sol ya bastante alto en el cielo. Me asomé a la habitación de Julio, dormía como un tronco.

Pensé en lo sucedido aquella madrugada, siempre me han atraido las mujeres pero la experiencia con Julio había sido la más excitante de mi vida.

Me sentía confuso pero sobre todo sucio, mi ano palpitaba y me dolía un poco pero el dolor era perfectamente soportable. Entré en el cuarto de baño y abrí el grifo de la ducha.

El agua caliente corría sobre mi cuerpo, al poco rato Julio apareció.

-¿que tal te encuentras? perrita, me dijo.

-Julio tenemos que hablar, contesté. Realmente no se como pudo suceder lo de esta noche, supongo que el alcohol y la calentura lo provocó.

-¿te gustó?, preguntó Julio.

-Fue diferente, nunca había sentido algo así.

-Entonces, te gustó inquierió mi amigo.

-Sí confesé, pero es algo que no puede repetirse. Me gustan las mujeres,

-Pues hace un rato jadeabas y gemías como una de ellas, putita.

Y diciendo esto Julio abrió la mampara de la ducha y se introdujo dentro de ella.

-Sal de aquí, Julio, dije.

Pero Julio lejos de salir de la ducha, me abrazó con fuerza. Sus manos descendieron hasta mis nalgas y las apretó con rudeza. Yo me resistía y trataba de separarme de él, pero Julio no cesaba en su propósito.

Mi amigo metió un dedo en mi ano dilatado y lo empezó a mover con destreza. Mi polla empezó a hincharse ante aquella follada con el dedo que Julio me estaba dando. Mis jadeos y gemidos excitaron a Julio, sentía su verga totalmente empalmada contra mi muslo.

-¿Quieres que saque mi dedo de tu culo?. inquirió Julio, ¿quierres que lo saque?

-No acerté a contestar entre jadeos.

-Suplicame que te folle dijo, suplica puto.

-Fóllame Julio, por favor vuelve a follarme.

Julio me dio la vuelta, mi espalda se apoyó contra su pecho. Las manos de Julio se introdujeron por debajo de mis axilas agarrando mis tetillas con mucha dureza. Julio apretó mies pezones hasta hacerme daño, mientras su verga se apoyaba en la raja de mi culo.

Las manos de Julio descendieron por mi torso, mi vientre para llegar a mi empalmada verga. Una de sus manos agarró mis testículos mientras que su otra mano, procedió a bajar mi glande, y agarrando con fuerza mi polla comenzó a pajearme.

Yo por mi parte, con mi mano agarré la polla de mi amigo y comencé a pajearle.

La escena era tremenda, dos hombres pajeándose en la ducha entre gemidos y jadeos.

Estaba en la gloria, la paja que me estaba haciendo Julio era tremenda. De repente Julio dijo:

-Salgamos de aquí putito, quiero hacer realidad una fantasía, espérame en el dormitorio.

Julio salió de la ducha y allí me quedé con una tremenda erección a punto de eyacular.

Me sequé y salí del cuarto de baño, Julio estaba en la habitación. Sobre la cama había un sujetador, unas medias de medio muslo y un tanga negro trasparente.

-Siempre he tenido la fantasía de follarme a una zorra como tú, póntelo perrita quiero ver lo guapa que estás con ello.

-Estarás de broma contesté.

-Póntelo puta, dijo Julio con tono autoritario, dándome una tremenda nalgada.

Obedeciendo como un autómata me senté en la cama, me abroché el sujetador, me puse las medias negras que me apretaban los muslos y finalmente el tanga.

Julio sentado en un sillón frente a mí se pajeaba muy lentamente.

-Así zorra, despacito, vas a ser una buena hembra.

Finalmente, me puse el tanga. Me resultaba incómodo ya que la prenda no era muy grande y el hilo se introducía por la raja de mi culo. Me ví de reojo en un espejo, un heterosexual como yo vestido de mujer a la espera de ser follada por un macho. Lo cierto es que en aquellos instantes me sentía como una verdadera ramera.

-Acercaté puta, ordenó Julio quiero verte de cerca.

Me puse a su lado, sus manos sobaron mis pechos por debajo del sujetador apretando mis pezones. Esas manos descendieron hasta mis muslos envueltos en las medias de seda.

-Muy suave dijo Julio. ¿Continúo?.

-Necesito que sigas por favor, musité.

Una de sus manos se posó sobre mis nalgas, las cuales magreó a su antojo. La otra mano se posó en el tanga y apretó mi verga con firmeza.

-Volví a jadear.

-¿jadea mi perrita? me dijo, quiero oirte jadear.

Mis gemidos se hicieron aún más audibles. La mano de Julio se deslizó dentro del tanga apretando mis huevos y mi polla de forma alternativa.

Julio se tumbó en la cama y ordenó: cómeme el culo y la polla, maricón de mierda.

Me arrodillé y separé su culo. Mi lengua recorrió toda la raja del culo de mi macho introduciendo finalmente mi lengua en su ano. Julio apretando mi cabeza no dejaba de decirme obscenidades, lo cual, me encendía mucho más.

-Ni se te ocurra masturbarte, puto dijo Julio. Te correrás cunado yo quiera,

Le comí el culo, sus testículos y su verga de forma alternativa. Su erección era tremenda. Pasado un rato Julio dijo:

-Ponte encima mío y fóllate tu mismo.

Me puse de cuclillas encima de la tiesa verga del macho y cogiendo el pedazo de carne me la fui metiendo hasta que sus huevos chocaron contra mi culo. Le cabalgué mientras Julio me gritaba improperios.

Las manos de Julio se apoderaron de mi verga y mis testículos, me masturbó con mucha fuerza y rapidez mientras su polla taladraba una y otra vez mi ano. Me corrí como una auténtica cerda encima del macho soltándole varios trallazos de leche en su torso y cara.

Julio continuó con su tremenda follada, dándome fuertes nalgadas en los dos cachetes de mi culo, pasados unos diez minutos noté un tremendo espasmo en Julio, con un último golpe de cadera me la metió hasta lo más profundo de mis entrañas y gritando como un locxo se corrió dentro de mi culo.

No sé cuantos trallazos de lefa inundaron mi ano, pero después de correrse su verga permaneció dentro de mi más de diez minutos.

Pasado el rato Julio me dijo: limpiame la verga perrita, todavía tenemos un día para disfrutar y seguro que algo se me ocurre.

Limpié su verga con mi lengua y me quedé acurrucado en la cama mientras la leche de mi amigo salía de mi ano manchándome de nuevo.