El inicio de una pasión prohibida

Una noche de fiesta arruinada hace que Elena descubra a su hermano como el centro de todas sus pasiones, decidiendo que sería suyo aunque tuviera que luchar por él.

Hacía un día verdaderamente caluroso, sin duda se notaba que el verano estaba llegando, aunque antes de poder disfrutar el que posiblemente sería el último verano completamente libre de mi vida tenía que enfrentarme al examen de acceso a la universidad, ya que la nota de corte para veterinaria es bastante alta este año.

Acababa de salir del instituto e iba de camino a casa junto a mi amiga Amalia, que vivía a pocos metros de distancia. Mientras caminábamos nos reíamos de cómo la había estado mirando esta mañana un chico de la clase de al lado, que parecía querer comérsela con la mirada.

Cuando llegué a casa fui directa a mi habitación a cambiarme de ropa y ponerme algo más fresco. Como de costumbre, mi hermano estaba en su habitación estudiando como un loco para sus exámenes de arquitectura del mes siguiente. Me asomé por la puerta y lo saludé:

Hola Carlos, acabo de llegar. ¿Cómo vas?

Hola, pues mal de tiempo, para variar. ¿Cómo es que estás aquí tan pronto?

¿Pronto? ¡Son las dos y media!

¿De verdad? Mierda, se me va el tiempo volando.

Me acerqué a él y le estampé un beso cariñoso en la frente para darle ánimos.

No se de qué te preocupas, si siempre las apruebas todas. ¿Qué quieres almorzar hoy?

Mamá ha dejado hecha una sopa antes de irse a trabajar.

Estupendo, te espero abajo.

Llegué a mi habitación y me puse un short rojo y una camiseta de tirantes negra. Bajé al piso de abajo y fui directa a la cocina. Cuando entré vi que Carlos ya había servido la mesa. Siempre nos habíamos llevado bastante bien, aunque no éramos el tipo de hermanos que salen juntos de fiesta por la noche ni de los que compartían amigos comunes. Solíamos quedarnos hablando hasta las tantas cuando algo importante nos preocupaba, a no ser que el tema fuera sobre chicos o chicas, ya que normalmente para ese tema recurríamos a nuestros mejores amigos.

Cuando terminamos de almorzar me levanté y empecé a recoger la mesa para que Carlos pudiera irse a estudiar. Puse los platos en el lavavajillas y cuando me giré vi a mi hermano estirándose con los brazos en alto. No pude evitar fijarme en su bien formado abdomen, sin duda gracias al tiempo que pasa entrenando con su equipo de balonmano. Carlos era un chico normalito, aunque su deportivo cuerpo unido a sus ojazos verdes le daban un aire bastante atractivo. Media 1,75 y tenía el pelo negro. Lo llevaba corto y de punta. A sus 22 años sólo le había conocido una novia, pero no creo que tuviera problemas a la hora de ligar con chicas. De hecho, había traído a casa un par de veces a una chica que decía ser una amiga, aunque yo creo que eran algo más.

Esta noche voy a salir con Amalia a la discoteca del centro. Deberías salir tú también y relajarte un poco. Hasta mamá y papá pasarán la noche fuera.

Que va, otro día, cuando tenga menos que estudiar. Bueno, me subo, chao.

Pasé la tarde en mi cuarto estudiando y después de cenar algo me di una buena ducha caliente. Me tardé un buen rato, jugueteando con los chorros de agua. Siempre me ha excitado el contacto del agua caliente bajando por mi cuerpo desnudo, enjabonarme lentamente, tocándome cómo si estuviera grabando una película erótica

De repente, recordé al chico del instituto que había mirado a Amalia con esa mirada lasciva. La verdad es que no estaba nada mal. Mientras me enjabonaba, me imaginé que entraba en la ducha con su polla totalmente empalmada. Sus manos fueron directamente a mis tetas, las apretó y mientras me besaba el cuello su mano derecha se deslizó por mi vientre hasta llegar al inicio de mi zona púbica. Notaba su dureza en mi muslo y comenzé a tocarla. Movía mi mano de arriba abajo, de abajo a arriba….despacio….

De repente, sus dedos llegaron a mis labios vaginales y con suma delicadeza los abrió para empezar a masajear mi clítoris con su dedo corazón, con movimientos circulares…. Tras unos segundos estaba completamente empapada… y quería más. Cogí su polla y la restregué suavemente contra mi rajita…contra mi clítoris…. La acerqué a la entrada de mi coñito, metí un poco la puntita y la saqué. Otra vez a mi clítoris… la metí un poquito nuevamente… él estaba tan caliente que me mordía el cuello

Cuando me di cuenta, estaba totalmente excitada y masturbándome en toda regla. No sé cuánto tiempo llevaba en el baño, pero lo bastante como para que mi hermano tocase en la puerta y me interrumpiera.

¡Oye, Elena! Llevas un montón de tiempo ahí dentro, ¡que voy a reventar!

¡Ya voy, ya voy!

Así que me vi obligada a quedarme a la mitad y con unas ganas de sexo enormes. Espero cazar algún buen ejemplar esta noche….

Me puse una minifalda negra muy sexy que marcaba mi contorneado culito de gimnasio, y un top verde lima que resaltaba mis pechos de la talla 90, que aunque no erán extremadamente grandes estaban en muy buena situación, gracias a las horas de sacrificio y deporte. Tras peinarme el pelo rizado para que cayera elegantemente por debajo de los hombros y ponerme unos buenos tacones salí de casa en dirección a la discoteca.

Desgraciadamente para mí, la noche fue un completo desastre. Nos aburrimos en muy poco tiempo puesto que al ser entre semana no había ambiente, y por lo tanto, no había chicos a los que seducir. Había pasado una hora frente al espejo arreglándome para nada.

Decidimos marcharnos sobre la una y media de la mañana. Amalia, que llevaba el coche, me dejó en la puerta de casa y abrí con mis llaves. Supuse que a esa hora todavía estaría mi hermano estudiando en su cuarto.

Me quité los tacones para no hacer ruido por las escaleras y mientras iba subiendo escuché algo que hizo que me parara en seco. Eran, sin lugar a dudas, gemidos. Terminé de subir y caminé lentamente y sin hacer ruido. Los gemidos provenían de la habitación de Carlos. Cuando me acerqué vi que tenía la puerta entreabierta. No pude evitar la tentación y me asomé con cuidado.

Sonia, la "novia" de Carlos, estaba tumbada boca arriba y en el borde de la cama, con las piernas cayéndole por él. Se encontraba totalmente abierta de piernas y gemía considerablemente mientras mi hermano estaba de rodillas haciéndole una comida memorable, a juzgar por sus espasmos.

AAAhhhhhhh siiiiiiii, mmmmmmm que bien lo hacesss….dioss….asiiii con la lengua….

Mi hermano no paraba de chupar y lamer, mientras metía y sacaba del coño de su novia un pequeño vibrador negro. El hecho de verlo ahí, desnudo, aunque sólo le veía la moldeada espalda y el culo, y a Sonia gemir tan desesperadamente me excito tanto que en un momento mi tanguita negro estaba mojado. Con la otra mano la agarraba del culo y la apretaba contra su cara. A veces sacaba el consolador de la rajita de su novia y se lo ponía sobre el clítoris, mientras ella parecía no caber en sí de excitación.

Ooohhhhhhhh me voy a correr…me voy a correr….sigue asíi…cometelo entero….

Oh no…todavía no te he dado permiso….

Carlos paró de lamer aquel coñito depilado, dejó el vibrador dentro y se levanto, ofreciéndole su polla a la chica para que ella hiciera lo propio. Cuando se giró pude verle su enorme instrumento, completamente duro, enorme como nunca había visto ninguna, y brillante por los jugos preseminales que había soltado. Ella comenzó a chuparle todo el tronco, desde abajo hasta arriba, mientras con una mano le masajeaba los huevos. Ahora me encontraba empapada, y no podía aguantar las ganas de tocarme. Así que ni corta ni perezosa metí mi mano por debajo de la falda e hice el tanga a un lado. Sonia llegó hasta el glande de Carlos y lo apretó con sus labios, y a él se le escapó un gemido que me pareció el más sensual que he escuchado en mi vida. Ella siguió saboreando todo su nuevo juguetito mientras él le ponía una mano detrás de la cabeza para guiarla.

Dioss… cómetela ya….métetela en la boca entera….

Ella le concedió su petición y se la metió cuanto pudo, aunque era imposible que le cupiera entera.

AAAAAAAhhhhhhhhhhhh siiiiiiiiiii joderr que gustooooo.

Yo ya no podía parar, y empecé a mover mi mano sobre mi húmedo clítoris a buen ritmo, sin perder de vista la erótica escena.

Oooohhhhhhhh……..mmmmmmmmmm………ppppffffffff.

Carlos había empezado a mover su cadera hacia adelanta y hacia atrás, follándole la boca a su amiguita, mientras ella, aún con el consolador dentro, se masturbaba. Con la otra mano le estaba pajeando, sobándole toda la parte que no le cabía dentro de su boca a una buena velocidad, luego más lento…más rápido…. Carlos decidía….y parecía tener claro que quería correrse dentro de ese agujerito.

Fóllame, quiero sentir tu pedazo de nabo dentro de mi coño…métemela entera de un sólo golpeeeeeeeeee.

Mi hermano cambió de opinión e hizo caso y separándose de ella la tumbó en la cama y le levantó una pierna, para poder clavársela a gusto. Le sacó el consolador, aún vibrando como un desquiciado, y de un solo empujón entró toda y comenzó un suave mete saca.

AAAAhhhhhh siiiii así, más fuerte mas fuerte.

Ohhhhh, que calentito lo tienes…. Te gusta ehhh… toma…. toma….

Mientras decía esto sacaba su polla casi completamente del coño de ella y se la volvía a meter con fuerza, una y otra vez. Sus tetas se movían siguiendo el ritmo de sus embestidas, como si fueran de gelatina. Sus flujos le llenaban la cara interna de los muslos y hacían un ruido sumamente excitante.

Ahhhhh ahhhhhh ahhhhhhh quiero corrermeee, quiero que te corras dentro de miii ahhh oohhhh así.

La amiguita de mi hermano estaba hecha una completa putita. No parada de masturbarse mientras Carlos la penetraba violentamente. Yo, en medio del pasillo, metía y sacaba dos dedos de mi coñito empapado, imaginando que era mi hermano quien me estaba follando. Mis dedos entraban y salían con un chop chop entre movimientos. Sentía que me iba a venir en poco

De repente, la puerta de la calle, en el piso de abajo, se abrió, y entraron mis padres haciendo bastante ruido con unas bolsas que traían. Yo salí corriendo hacía mi habitación, haciendo ruido sin querer al cerrar la puerta, y escuché como en la habitación contigua se vestían a toda prisa. Al final, ninguno había tenido su ansiado orgasmo. Pero yo no me iba a quedar con las ganas. Esa noche me toqué hasta tener una de las masturbaciones más placenteras de las que he tenido, y seguí una y otra vez, hasta que el cansancio hizo mella en mí.

Los días siguientes los pasé observando a mi hermano con otros ojos. Las escenas vistas en su habitación me habían despertado una enorme ansia por sentirme suya que nunca hubiera imaginado. Tan sólo verlo con un chándal, con su enorme polla marcándosele, bastaba para que tuviera que salir corriendo a mi habitación o al baño y pusiera en funcionamiento mi imaginación.

Pensaba que el no se había enterado de que lo había visto todo, hasta que un día entró en el baño mientras me secaba las manos

Oye…Elena

Dime Carlos. – Tenía una expresión de timidez en la cara y se había puesto rojo como un tomate.

El otro día…supe que nos viste.

El mundo se me cayó encima. Mi hermano jamás me volvería a hablar como de costumbre después de esto, después de saber que no respeté sus más íntimos momentos, que le espié mientras disfrutaba de una buena cogida. Pero si lo sabía… ¿por qué no dijo nada?

Lo… lo siento….yo no…..

Perdóname.

¿Eh? - Ahora sí que estaba perdida.

Disculpa, sé que nos tuviste que escuchar cuando llegaste, antes de entrar a tu habitación. No suelo hacer esto aquí, pero estaba tan nervioso por los exámenes que necesitaba una distracción…y Sonia pasó por aquí y

Así que Carlos no sabía que yo lo había presenciado todo. Pensaba que nada más llegué entré en mi habitación completamente ruborizada. Menos mal….

Da igual… la próxima vez cierra la puerta y ya está… Bueno… y… ¿te relajaste?

Carlos pareció sorprendido con la sinceridad de la pregunta. Me miró cómo analizando si debía hablarme de todo esto, pero al final lo hizo.

Pues no del todo. Mamá y papá también llegaron en ese momento y tuvimos que parar

¿Y después? No me vas a decir que te quedaste con las ganas, ¿no? Para algo tienes esas manitas.

¡Elena!

¿Quée? Sé que os duele si no os hacéis un apaño….

Me sentía sorprendida de hablarle así a mi hermano, pero haber visto todo lo de días anteriores había cambiado la manera de ver a mi hermano. Necesitaba seducirlo….necesitaba que me poseyera desesperadamente…. Y dentro de lo que cabe, logré mi cometido, en sus ojos aparecieron unas chispas de curiosidad por saber qué sabía yo del sexo con hombres.

Pues sí, pero no es lo mismo.

Vaya…es una pena. Bueno, debo irme al gimnasio, te veré luego.

Le estampé un beso en la mejilla, no sin pegarme a él para que sintiera mis pechos en el suyo, y me marché a toda prisa. Había decidido atraerlo sutilmente…. Me rogaría para metérmela como Sonia se lo rogaba la pasada noche… Me desearía como mujer…y afortunadamente, eso no tardó mucho en suceder.

Pero eso ya es otra historia

Este es mi primer relato, si os gusta escribiré la siguiente parte.