El inicio de Pedro
Pedro me relata la historia de como se volvió un cornudo y comenzó a asumir su sexualidad
Regrese dos meses antes por una tontería administrativa, mi permiso de seis meses debía renovarse por dos meses mas y resulto que tenia hacer el tramite personalmente. Mi primera intención fue contarle a mi esposa que estaría dos o tres días en casa pero no logre contactarme con ella pues el teléfono del pequeño aeropuerto estaba en mantenimiento y en aquellas lejanías no había cobertura de celular. Luego de seis horas de agitado vuelo en un bimotor tan viejo que si me hubieran dicho que sirvió en la segunda guerra lo hubiera creído sin titubear.
Del aeropuerto al trabajo sin mediar ducha o desayuno, me reuní con mi jefe, conversamos sobre los avances del proyecto y me felicito por mi trabajo. Me firma la solicitud y me ofrece que me tome una semana, el es un buen samaritano, se preocupa por todos y sutilmente me señala los inconvenientes domésticos que puede traer en estos días tanta lejanía del lecho conyugal. Nos reímos y acepte de buen grado su oferta.
Pasado ya el medio día llegue a mi casa, mi mujer no estaba como era de esperarse por su trabajo. En cambio me encontré con la señora Esperanza que solía ir un par de veces por semana a atender los asuntos domésticos. Cuando la salude pego un brinco y se persigno varias veces veces.
Por dios santísimo y la virgen ¿que hace usted aquí?- Me interrogo con la expresión de quien veía un fantasma.
Vine por un asunto del trabajo.- conteste tranquilamente, entonces ella se apresuro a decirme:
-La señora no esta, anda en el trabajo.
-Lo se, ella no sabe que estoy aquí.- Agregue, pero de inmediato Esperanza lanza un sentido
-¡¡Ay dios mio!!
Por supuesto a mi no me sorprendió para nada, seis meses a mas de tres mil kilómetros de distancia y sabiendo de sobra lo caliente que era, no me sorprendió en lo mas mínimo.
-Me voy a duchar- le dije calmadamente.- Como yo me entere que usted ha llamado a mi esposa para decirle que estoy aquí, me voy a sentir muy decepcionado, usted ha servido a mi familia desde antes que yo naciera y quiero que eso continué, así que le pido que guarde silencio.
-Pero es que...
-Esperanza, ¿Ha comprendido lo que le he dicho?
- Si señor, no se preocupe, no diré nada.
Mi espera de los acontecimientos estuvo acompañada de una excelente ensalada cesar, un lomito cordon blue con salsa de trufas y verduras salteadas, y un delicioso cognac francés. Tenia curiosidad, tenia morbo, tenia ganas de saber con un grado de certeza inapelable que ella estaba gozando con otra persona.
Me senté en una banca de la plazoleta que esta al frente del edificio donde vivimos Encendí un cigarrillo y me dispuse a esperar.
La vi llegar en su auto. La acompañaban dos hombres. ¿Dos Hombres? esto si era sorpresa para mi, las veces que yo había propuesto un trío había recibido como respuesta un no tranquilo pero contundente. Entraron al estacionamiento subterráneo y la reja se cerro tras ellos. Encendí otro cigarrillo, algo no estaba bien aquí. ¿Por que mi mujer haría tríos con otros y no conmigo? ¿Que escondía? ¿Cual era el secreto? Por que todos tenemos secretos incluso yo, incluso tu.
Espere un poco, aun que se me hizo mucho. Atravesé la calle con mucha serenidad, Cruce por al frente de la recepción y vi la cara de los dos conserjes al saludarme. ¿Pero que era esto? ¿Hasta los porteros saben que mi mujer me pone los cuernos?
Despache de inmediato mi malestar, despeje cualquier atisbo de ira o rabia, para hacer lo que quería hacer necesitaba la sangre mas fría del mundo.
Nada mas entrar, pude percibir claramente los gemidos y jadeos un tanto ensordecidos por la puerta de nuestro cuarto.Apague todas las luces, camine en silencio y me dirigí al dormitorio. A cada paso que daba, los gemidos y jadeos se percibían con mayor nitidez, al punto que pude discernir con claridad que los gemidos eran de un hombre y los jadeos de mi mujer. De pronto siento una voz femenina, parecida a la de mi mujer pero cargada de poder y autoridad diciendo - ¡Chupasela!
¿Que demonios estaba pasando allí?
Me arme de valor y con sumo cuidado abrí una de las dos hojas la puerta de la habitación, solo un poco, lo suficiente para tener una visual de lo que acontecía y entonces casi la cago. Tuve que apretarme una bola para contener mi exclamación de sorpresa. Mi mujer vestida con mi camisa y un pantalón mio también, con las tetas al aire cogiéndose a un tipo con un strap mientras el otro tipo se lo mamaba al sodomizado.
Pero que estúpido me sentí. ¿En que clase de farsa nos habíamos metido?
Era obvio que nos estábamos engañando desde el principio. Ella asumió el rol de buena esposa, bien portada, cachonda y regalona. Y yo asumiendo el papel de marido impecable y cumplidor. Pero que estúpidos fuimos. ¿Como fue que en nombre del amor nos mentimos de semejante manera?
Me apreté mas fuerte la bola.
Seguí mirando. La reconocí teniendo dos sutiles orgasmos mientras fornicaba a un gordo peludo y blanco. Le apretaba las tetillas con crueldad, pero el cogido precia en la gloria por su expresión facial. El otro era un moreno de complexión delgada, un tanto afeminado que se tragaba la polla del gordito.
El tratar de contener mis emociones y sensaciones me hizo sentirme cínico, así que deje mis defensas de lado y me entregue al placer de espectáculo. Comencé a masturbarme cuando el afeminado enculó a mi mujer mientras el gordito se lo encajaba al afeminado. Entremedio de una mata de pelos emergía un mástil carnoso y grueso, coronado por una cabeza roja como una frutilla, que entraba y salia deliciosamente de ese culo mulato provisto de grandes nalgas y un culo perfectamente abierto. Abrí un poco mas la puerta quizás demasiado, pero ya no me importaba, yo estaba allí, escondido en la penumbra, masturbándome deliciosamente mientras el gordo se la encajaba por la concha y el otro por la cola. Mi mujer se vino con un orgasmo de aquellos y mi semen se descargo sobre la puerta.
Me fui a dormir.
Al día siguiente simule llegar temprano, justo después que sus acompañantes se habían ido.
Encendí un cigarrillo, le di una calada larga y le dije - Amor, la hemos cagado medio a medio, los dos, pero lo bueno de todo esto es que se puede arreglar. Veras, hay una parte de mi vida que jamas te conté y despues de lo que vi anoche, creo que es muy, muy, pero muy importante que te sientes y me escuches.