El inicio de mi Condición sexual
Notando que me iba a venir, sintiendo mis venas hincharse y no dejándome apartarme, hasta acabar por venirme dentro de su boca, descargando durante minutos chorros de leche caliente.
El inicio de mi Condición sexual
Si me preguntan por mi condición sexual, diría que me considero curioso. No me reconozco como bisexual, pues realmente no me siento atraído por los hombres, solo por un tipo de hombres y lo que me atrae es solo sexo. Por mis inclinaciones, diría que tampoco soy hetero, quedándome entonces con este último término, siendo este… curioso.
Yo comencé a muy temprana edad, tendría por aquel entonces trece años, lógicamente aún estaba en la E.G.B. No tenía problemas en casa, no era un chico raro, ni era problemático, no buscaba amor paterno, simplemente fue la curiosidad lo que me atrajo.
Como os decía, fue la curiosidad lo que me hizo decidirme, esto y el morbo que lo envuelve. Cuando me iniciaron, no fui forzado ni violado, fui seducido, comenzando por voluntad propia, eso al menos al principio. Bueno mejor, comenzare.
El primero que verdaderamente que me inicio, fue un hombre de no mas de cuarenta y picos de años. Cuya compresión y físico, me recordó a un actor de una serie americana, serie llamada “Canción triste de Hill Street”, cuyo actor protagonista que parece es Dennis Franz (joder, es clavadito).
Este, desde que me vio, sentado en uno de los bancos que hay en el interior del Parque María Luisa. No dejo de simpatizar conmigo, tras presentarse aludiendo estudiador de jardines, continuo dándome conversación, explicándome cosas que la verdad ni entendía. No vi nada de malo en su comportamiento, menos aún cuando trajo una revista porno, e invitándome a verla juntos.
Ver aquellas chicas desnudas… mmm, me ponía palote (excitado), notando claro esta él, sugiriéndome tocarme o masturbarme si quería… cosa que no hice. No os sabría decir cuánto tiempo paso, cuando me propuso sacármela fuera y masturbarme, lógicamente me negué, aludiendo que no estaba bien eso.
Aunque los días pasaron, no dejando este de insistir en su propuesta, acabo este mismo por sacársela fuera, comenzando el primero a masturbarse, sin pudor alguno. Acabando yo por sacármela, pues mi vestuario por aquel tiempo, era de lo más sencillo, ya que mi uniforme escolar… era chándal.
No intento nada, pero no apartaba su vista de mi erecto miembro, cosa que yo simuladamente, tampoco apartaba la vista del suyo, aunque mi miembro era de mayor tamaño. Cierto día, propuso masturbáramos juntos, cosa que inicialmente no entendí y el, me explico...
- “Mira, lo haremos de la siguiente forma, yo te masturbo al tiempo que tú, me lo haces a mí. Veras que placer, tan bueno nos damos”.
Viendo mi rostro, para nada convencido de su propuesta, acabo por decirme…
- “Mira no te preocupes, no pasara nada que tú no quieras. Estate tranquilo, sí no lo deseas no haremos nada”.
Acabando por argumentar…
- “Sabes, esta es una práctica que muchos hombres hacen, no es tan natural, pero sí que hacen en la intimidad”.
Al principio dude, pero como inocente que era, acabe aceptando. Me baje mi pantalón de chándal azul marino, lo suficiente para poder sacar mi miembro fuera. Al tiempo que este, teniéndolo más fácil, acabo por sacársela fuera. Sentí, como mi miembro era sujetado por una mano que no era la mía… mmm, mientras yo nervioso y temeroso, hacía lo propio con la suya.
La sensación de tener una polla en la mano que no era la mía, era totalmente extraña, pero al mismo tiempo me sentía excitado, tanto que este pudo notarlo. Esa primera paja… mmm, fue la ostia, ya que tarde muy poco en correrme, pero mi juventud y las ganas me hicieron, volverla a tener nuevamente erecta.
Las semanas pasaron, repitiendo esta práctica… cada día. Dando este un nuevo paso, proponiéndome que en vez de masturbarnos, podríamos chupárnoslas mejor. Aquello no me gusto, negándome en redondo, pero este poco a poco acabo persuadiéndome, proponiéndome que él me la chuparía, mientras yo continuaba masturbándole, propuesta que tras meditarla en menos de un minuto, acabe por aceptar.
Ahí fue donde comenzó todo, pues desde ese momento, al único que le daban placer, era a mí. La primera vez que se introdujo mi miembro dentro de su boca… ooohhh, fue algo difícil de explicar. Sentí su aliento caliente, note su experta lengua y como sus labios, no solo besaban mi tronco, sino como chupaba mi glande, dándome mordisquitos al tiempo que magreaba mis genitales… uuufff. Notando que me iba a venir pronto, notándolo él mismo al sentir, mis venas hincharse y no dejándome apartarme, acabe por venirme dentro de su boca, descargando durante minutos chorros de leche caliente.
Mientras este tragaba una vez tras otra, dejándomela limpia, dejándome mareado e incluso confuso, diciéndome para mis adentros… “Soy Gay”, cosa que este viendo mi cara pronto adivino, resolviendo mis dudas. Desde ese día, no hubo mediodía que este, no se llevara su leche calentita “pa” casa, no dejándome… aunque tampoco insistía yo, en masturbarle.
Mientras me la chupaba, no dejaba de acariciarme las piernas, magrearme las nalgas, devoraba mis testículos. Dejando de chupármela por unos minutos, continuando por masturbármela al tiempo que me decía cosas. Desde un principio, no dejo de seducirme y como pago por mis “servicios”, comenzaba a hacerme regalos… revistas XXX, claro está me refería a este tipo de cosas. Aunque, hubo alguna que otra ocasión que me dio dinero, claro está, era para conseguir su propósito.
Aunque aquello por aquel tiempo, no me causo problema alguno en respecto a mi sexualidad, pues continuaba gustándome las chicas, claro está continuaba masturbándome con las revistas X (Clima, Las cartas de Charo Medina, Pen, etc.). Aunque también es verdad, es que no tenía del todo claro mi sexualidad, pues aunque me gustaban las chicas, también es verdad que me gustaba lo que me hacían, pero no me gustaban los hombres, y la verdad, me reconocía a mí mismo hetero.
Como aquel sitio, comenzó a levantar sospecha, me refiero a la cantidad de mirones que comenzaron a husmear. Este me llevo, primero a unos aseos públicos cercanos, donde se envalentono y me bajo los pantalones y calzoncillos a los tobillos, comenzando a chupármela hasta hacerme correrme. Sabiendo de sobra que yo, eran de los que podía acabar de dos a tres veces, cosa que este no dejaba de magrear mi cuerpo y la verdad, aquello me ponía y volvía a empinarse… uuummm. Aquel personaje no dejaba de acariciarme, e inexplicablemente, sentía algo difícil de explicar, sentía placer y aunque extraño, disfrutaba de aquellos momentos, regodeándome de aquella extraña sensación… ooohhh.
Pero los aseos públicos, no se cuidan solo, fuimos sorprendidos hasta tres veces al menos, por aquellas señoras que cuidan estos, acabando por buscarnos otros lugares. Y ese parque, precisamente lo que no le sobran son lugares donde meternos.
Con el tiempo, este ya no se contentaba con acariciar mi cuerpo, sino que me levantaba mis prendas, besando mi pecho y mordisqueándomelos… ooohhh. Incluso comenzó, aprovechando en una ocasión que bebía en una fuente por restregarse, si… pego su miembro a mis nalgas. Tomándome de la cintura, emulando la penetración a pesar de tener prendas, finalizando por copiar a los perros, restregándose hasta notarse una mancha húmeda en su entrepierna… uuummm.
Aquello finalizo, cuando en una ocasión, nos encontramos en un supermercado “Ecovol”. Lógicamente, yo iba acompañado de mis padres, mientras el, iba acompañando a su familia… mujer e hijos. Aún recuerdo aquel momento, pues cuando fui al aseo, apareció este, soltándome…
“¿Qué haces aquí?”.
“No habrás dicho algo de lo nuestro a tus padres. Me han mirado con cara de malos amigos”.
“No me gusta esto”.
Tras ese encuentro, no lo volví a ver más, aunque yo la verdad, no deje de frecuentar aquel sitio. Este lugar no era otro, que la Glorieta de los Toreros, situada detrás de la Glorieta de los Hermanos Alvares Quintero, claro está en el interior del Parque María Luisa.
Me sentaba en uno de los bancos circulares de azulejos, me ponía a ver mis revistas X, disfrutando de estas y al mismo tiempo, provocando miradas de mirones. Sabiendo que era observado, simulaba y fingía ignóralo, muchas veces era yo quien provocaba la situación. Cuando estaba masturbándome, unas veces lo hacia dentro de mi pantalón deportivo, cuyo placer no era tan pleno. Pero en otras, miraba primero de un lado hacia el otro, aun sabiendo que era espiado. Luego me bajaba un poco los pantalanes, lo suficiente como para sacarme mi miembro fuera, comenzando a masturbarme. Claro está, hubo más de una vez que me sorprendieron, unas sabiéndolo yo de antemano, otras eran de esas que ni los había apercibido, llevándome más de una bronca por estas personas… ya sean matrimonios mayores, parejas o chica, estas lógicamente paseaban sus perros.
Estos mirones que acababan por acercarse, pidiéndome permiso para dejarles ver la revista y claro está, disfrutarla con mí compañía. Pues no solo veían las revistas, sino de paso, introducían una de sus manos dentro de mi pantalón deportivo, comenzando a masturbarme hasta que me hacían correr… mmm. De estos amantes fugaces, conocí a algunos, no sabiendo precisar el número exacto, pero hubo dos que fueron distintos.
No os sabría decir, cuando comenzó mi relación. Antonio como se llamaba este, comenzó primero como todos, quedándose conmigo a disfrutar de la revista y de paso de mi miembro. Este con el tiempo, no se conformaba con esto, sino que deseaba más, no siendo otra cosa que mí cuerpo. Sus bonitas palabras y como las decían, me fueron convenciendo poco a poco, claro está sus peticiones al principio, no pasaban de dejarle ver mi pecho y besar mi torso. Besos que me hacían estremecer, sobre todo cuando comenzaba por mis mejillas, cuello y hombros, acariciándome mi piel al mismo tiempo, me hacía sentir como una sacudida e incluso ponerme los pelos de punta.
Fue este mismo quien se aventuró en una ocasión, cuando me pidió entrar con él la arboleda, zona cubierta a alejada de mirones. Lógicamente no me convencía al principio, siendo sobornado mediante dinero, dejándome claro…
“Escucha, no pienses que te doy esto para sobornarte. Te lo doy porque me caes bien, quedando como una muestra de mi amistad”.
“Quiero que te compres, chuche, comic o si quieres juguetes”
Asientes y más tranquilo con su explicación, acabo por aceptar su proposición. Esa primera vez en que entre con él, estaba súper nervioso, no dejándome el de acariciarme y de besar mi cuerpo, no besándome en la boca pues no nos gustaba a ambos. Entre caricias, fue despojándome de mis ropas, dejándolas enganchadas a una rama. Comenzando por mi cazadora deportiva, continuando por mi camiseta, lanzándose sobre mi cuerpo, notando sus manos… que digo tentáculos, sintiendo sus labios y su lengua en mi cuerpo, cuerpo que por aquel tiempo no tenía vello alguno. Le encantaba lamer mis axilas, llegándole yo a decir…
- “Oye, mmm… que eso me hace cosquillas”.
Dejándole hacer a pesar de todo, pues también me gustaba… aaahhh. Como explicar lo que sentía, cuando esa áspera lengua recorría mi axila, dejándome de hacer cosquillas y sentir de forma inexplicable placer. Fue también Antonio, él primer hombre que no era familia que me vio desnudo. Acabo por pedirme en una ocasión, desnudarme totalmente, cosa que hice como modo de agradecimiento por unos regalos, eso y que me ayudaba a algunas cosas, deberes del colegio.
Era tal la excitación que tenía… que mi polla estaba a mil, condición que este aprovecho para chupármela, dándome una mamada de esas que decimos que es maestro. Me chupaba mi glande, dándome unas clases de cómo debo de hacerlo, mientras no dejaba de pajearme o magrear mis testículos… ooohhh. Luego se introducía mi tronco, tragándosela por completo hasta mi ingle… uuuffff. Tras sacársela, levantaba mi tronco y deslizaba su lengua hasta mis huevos, lamiendo cada milímetro de carne, relamiendo mis venas, acabando por engullirse mi polla al completo hasta descargar… aaahhh.
No apartaba su boca, hasta no haber tragado la última gota, incluso así continuaba chupándomela, no por dejármela limpia, sino por levantármela de nuevo, cosa que en esos tiempo, lograba hasta en tres ocasiones… uuummm. Aunque él también fue, pionero en ser el primero en penetrar mi orificio anal con sus dedos, práctica que me negaba totalmente, pero con el tiempo lógicamente me acabo gustado. Además cuando acababa, no me explico porque me entraban unas ganas de ir al baño, eso y el dolor que me dejaba en mí orificio anal, dolor que incluso a día de hoy tengo aun… mmm.
Bueno antes de despedirme, os debo contar que aquello no duro mucho más de medio año, ruptura que no llego por mi deseo, sino por el suyo. Pues me indico en una ocasión, que se estaba encariñando de mí, sentimientos que no se puede permitir, mas con alguien del mismo sexo. Muchos años después nos volvimos a encontrar, siendo yo ahora quien le muestra, aquello que también me, acabando en mi boca y no pudiendo continuar, como yo en su día.
Bueno aquí finaliza esta experiencia… espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios, pero, por favor, no me seáis muy crueles. Sé de sobra que me gusta recibir como la zorra sumisa que soy, pero aun siendo sumiso me va probar cosas nuevas, moviéndome por el morbo y la curiosidad. Mi email es Jhosua 1974 @ Gmail . com (lógicamente va todo junto).