El Inicio (3: Descaro)

Acciones y Reacciones.

Como llegué a esa situación, no lo sé, nunca analice el por qué estaba dejando que los acontecimientos se presentarán de esa manera. Ahí estaba yo, frente a una luz roja pensando en que iba a hacer o que iba a decir.

Víctor es de estas personas que poco le importan los demás, yo lo sabía pero también tenía conocimiento de que yo le importaba. Se había fijado en mí por la fatalidad de la vida, era la ex novia de uno de sus mejores amigos (trágico), me conoció cuando solíamos ir en grupo al cine, cuando todavía quedaba en mí virginidad e inocencia. Después de que terminé con Marcos, por casualidad hablé en alguna ocasión con él y me hizo participe de su interés. Pero yo solo tenía cabeza para pensar en el regreso de mi gran amor. Así que unos 9 meses después nos encontramos por casualidad, y comenzamos a frecuentarnos como amigos, hasta el día en que me invitó a comer a su casa porque ambos estábamos aburridos.

La luz cambió a verde pero no lo noté estaba pensando en lo que acababa de hacer, solo podía pensar en la sensación que me produjo sentir su pene dentro de mi vagina, embestirme y hacerme sentir todo lo que ya no sentía, solo recordaba mi cuerpo de espalda e inclinado siendo penetrado desde atrás, solo podía pensar en las sensaciones de ese mete y saca descontrolado, de mis orgasmos y de sus gemidos.

Un carro detrás me dio cambio de luces y noté que estaba verde, así que seguí mi camino. Toqué la puerta de un precioso apartamento, me abrió Víctor, se sorprendió al verme y me pareció asustado ante mi presencia, y yo me sorprendí de que se sorprendiera. ¡Pasaba algo! Lo intuí inmediatamente, pero actué de lo más normal, comencé a notarlo nervioso, y pregunté que pasaba. Pero no dijo nada, solo que se había sorprendido. Así que cuando escuche una voz femenina que lo llamaba – ven a la cama, falta mucho todavía-, no me sorprendí, caminé hacia el dormitorio y ahí estaba, Ana, totalmente desnuda hincada en la cama, sus grandes tetas y su pubis totalmente afeitado, emitió una sonrisita, era una descarada que estaba en la universidad con nosotros, se encargó de decir todas las mentiras del mundo cuando yo terminé con Marcos y ahora se encargaría de decir todas las verdades porque era tarde en la noche y yo estaba visitando a alguien que tal vez no debía visitar, cuando yo voltee, ella exclamo – Que dejaste a uno y andas con el otro – yo omití su presencia.

Él seguía frente a la puerta cuando yo venía con mi cara sin síntomas de ninguna molestia, me sonreí y le dije adios, solo me dijo - Lo siento debiste llamar. Yo tomé mi abrigo, ya me iba cuando decidí soltarlo, - sabes algo – le dije – lo hice con Marcos, te lo digo ahora para que no te enteres mañana de que estuvo conmigo.

Estuve sentada al volante unos minutos antes de caer en la cuenta de lo que había hecho, noté que mi celular no había dejado de sonar, así que deje que siguiera sonando.

A la mañana siguiente le dije a mis padres que me iría ese fin de semana a la casa que tenemos en el campo. Tomé mis cosas y me largué.

Eran como las 4 de la tarde y un domingo súper caluroso en pleno verano, me estaba bañando en el río que estaba a pocos pasos de la casa, se sentía tan bien, recordé como habían sucedido las cosas, recordé a todos y cada uno de los tipos con los que había dormido, pensé en mí y en lo que era ahora y sobre todo pensé en lo que había hecho.

Recordé punto por punto como habían sucedido las cosas la noche del viernes. Peter había estado tocándome y Marcos mirándome, nunca le simpatizo Peter porque sabia que nosotros teníamos nuestra hermética historia, nunca pasó nada, pero esa noche, mientras más retiraba su mano, mas arriba la colocaba, estábamos todos conversando, yo tenia una mini en jeans prelavado, una gran proporción de mis piernas canelas quedaba al aire libre, sentía sus dedos tocarme arriba, luego al lado. La verdad es que me estaba calentando con tanto toqueteo, así que me paré para ir al baño. Habían dos chicas más, entré en un cubiculo y traté de pensar en otra cosa, pero no pude así que de pie ante la puerta me introduje dos dedos, pensaba en lo rico que seria tener una verga metida hasta el fondo en mi vagina, así que ingresé otro dedo para sentir algo más grande, mis jugos comenzaron a mojarme la mano y yo comencé a sentir los síntomas de un orgasmo, mientras introducía los dedos una y otra vez contraía la vagina para sentir mayor movimiento. Escuche que la puerta se abrió y traté de darme rápido.

Mientras nadaba sin la parte de arriba del bikini, no tengo grandes pechos, pero para mi cuerpo están bien, son redonditos como limones, escuché un ruido, salí de mis pensamientos y traté de buscar la causa, pero no vi nada.

Así que me sumergí nuevamente en mis buenos recuerdos, cuando salí del cubiculo limpiándome las manos no ví a nadie, me lavé, me miré al espejo, retoque un poco mi maquillaje, hasta que vi una figura en el espejo, alce mis ojos y ahí estaba él, como es típico me puse un poco arisca, - Que diablos haces aquí. – no sé quería hablarte, tu me vuelves loco, ya no aguanto más, te quiero conmigo - me contesto. Tome mi cartera y me dirigí a la puerta, pero su brazo me detuvo, justo en el momento en que abría, me atrajo hacia su pecho y comenzó a besarme, al principio me resistí, pero luego, luego ya no hubo ningún luego y ningún ahora, me puso contra la pared, quedábamos casi del mismo tamaño por mis zapatos, aunque él siempre fue más alto. Comenzó a besarme desesperadamente, y yo comencé a tocarle la cara, me besaba el cuello mientras me tocaba el culo, me apretaba y decía cosas.

Comenzó a besarme los senos, al principio despacio, luego con una desesperación bestial, yo ya no tenia nada, ni resistencia, solo estaba suspendida, hasta que sentí sus dedos en mis labios vaginales, me los separaba y a su vez tocaba mi clítoris, después entraba un dedo y volvía y lo sacaba, mientras seguía comiéndome los senos y subía a mi cuello, no pude esperar más y comencé a masturbarlo por encima del pantalón, sentía ese enorme pene en todo su esplendor queriéndose salir del pantalón. Increíble, allí mismo se lo saqué y comencé a hacerle una paja con las manos. Fue cuando decidimos entrar en el cubiculo, ahí me penetro y comenzó a decirme al oído todas las cosas que en ese momento a mi no me importaban. La falta que le hacia, lo bien que se sentía mi estrechez, lo mucho que gozaba cuando estaba conmigo. Y lo mucho que me amaba.

Empecé a sentir frió y decidí salir cuando voltee noté la presencia de alguien más, no me cubrí, solo salí, mientras lo hacia notaba como su mirada se hacia mas profunda, devoraba mi cuerpo con la mirada, mi cuerpo goteaba agua dulce y mi cabello largo totalmente liso caía sobre mi espalda, no tomé una toalla, ni siquiera intenté secarme. Lo miré y me sonreí. – Nunca imaginé que vendrías hasta aquí, quien te dijo –le dije- tu padre fue quien me dijo.

Me tomó por la cintura prácticamente a la fuerza y me besó. Lo empuje y le di una tremenda cachetada. Pero eso no me favoreció lo que hizo fue que apretará mas fuerte y me besara con más pasión, introdujo su lengua hasta el final de mi boca, así mismo la recibí, me apoyo frente a un árbol y jalo la parte de abajo con fuerza con una de sus manos, mientras que con la otra apretaba mis senos, un minuto después estaba gozando como siempre lo hacia cuando él me lo metía, no nos miramos, solo sentía mi cuerpo pegado a esa áspera corteza y sus movimientos de cadera, frenéticos, hasta desperados por matarme, una y otra vez su pene se introducía en el fondo de mi vagina, el movimiento se hizo más frenético estaba como loco, lo metía tan rápido que no me daba tiempo a nada, sentí como su leche inundaba toda mi vagina, mientras sentía desfallecer, gemíamos al unísono, cuando se salió de mí tuvo que agarrarme porque las fuerzas no me sostenían.

Me sentó en la toalla, y sacó un cigarrillo. Intenté hablar, pero me dijo que después, que lo sabia todo y que estaba ahí para hablar conmigo. – Yo no te quiero Marcos, yo te olvidé – fue mi respuesta. Pero él se hizo el que no me escucho.