El Inicio (2: Intermedio)
La transicion de niña buena habia pasado ahora tenia que tener las agallas que siempre me faltaron, ligadas con pudor, pero sin verguenza, con orgullo, pero no en demasia. Aqui pierdo todo lo que me quedaba.
Donde radica el engaño.
Hace unos días me encontré con Marcos, 11 meses desde la última vez que lo vi, no había razón para no saludarle así que me abrazo con su habitual y ejemplar animo destacado entre todos los demás. Me miró y recalcó lo bien que me veía, fue tal vez incomoda la situación porque estábamos los tres cara a cara.
Dos meses antes de esa noche había estado con Víctor, era el tipo de hombre en el que yo nunca me fijaría, pero lo hice, era bajito, pero súper agradable, la primera vez que estuve con él me sorprendí de la capacidad que tenia para hacerme sonreír, me encanto su forma, después de comer nos pusimos a ver televisión, no me sorprendí al sentir sus dedos juguetear con mis hombros desnudos por la blusa. Siempre he creído que las cosas pasan por una razón y soy consciente que en el mismo momento en que yo acepté ir a comer a su casa, había aceptado que cualquier cosa podría suceder.
Malas suposiciones, la verdad es que me encantó sentir sus manos tocando mi espalda y mas cuando sentí sus labios fríos besar mis hombros y pasar hacia mi cuello, yo estaba de lado y de espalda a él, también estaba pérdida, porque en el mismo momento en que sentí sus manos también sentí la necesidad de más. Un rato después me di la vuelta y me encontré frente a frente con su cara, nos besamos con tanta pasión, con esa pasión desperada, sentía sus manos recorrer mis brazos, mi cuello, mi cara, acariciaban mi espalda mientras subía la blusa que tenia, perdí la noción del tiempo, eran solo besos, pero eran más que besos, eran la conexión que había entre nosotros, era como si mientras la oscuridad reinase en nuestras cabezas los besos sabrían a azúcar y caramelo.
Bajo de mis labios a mi cuello y de mi cuello a mis pechos duros y firmes, un poco pequeños pero apetecibles, sentí como me mordisqueaba mientras que con una mano tocaba mi hombro, mi brazo, luego mi estomago, mis piernas, hasta que sentí que tocaba mi sexo, lo impedí cerrando las piernas puesto que todavía me quedaba algo de vergüenza (siempre me ha dado vergüenza la primera vez con una persona). Se dio por vencido un rato y ahora en vez de tocar comenzó a devorarme los senos, volvió a besarme, no sentí cuando bajó mi pantalón, solo el jugueteo de nuestros sexos por encima de la ropa interior, más no puedo decir, estaba tan excitada que no pensaba en nada, ni siquiera cuando nos envolvió un ritmo desperado por sentir más; no me di cuenta que había sido penetrada hacia demasiado tiempo ya, me sentí en la gloria, el vaivén de nuestros cuerpos en la cama, el deseo reprimido de su parte, el miedo de mi parte. No me importó nada más
Ahora que lo pienso fríamente mientras escribo este relato nunca me sentí de esa manera sin sentir amor, había una conexión extraña entre nosotros, nos besábamos mientras movíamos nuestras caderas rítmicamente a un compás sin planear pero coordinado. Su pene innundaba mi vagina, no se escuchaba nada, sentía como se movía a veces lento otras veces demasiado rápido, tan rápido que hacia que arqueara mi espalda y abriera mis labios en un intento desperado por gritar. Me vine sin darme cuenta, desperté de mi letargo cuando sentí su semen en mi estomago pegajoso y él a mi lado respirando con la misma dificultad que yo.
Instantes después estaba dandole sexo oral, y si que sabia bien, nuestros jugos mezclados me dieron una sensación de perversión irresistible. Mientras le mamaba el pene trataba de succionarle y sobaba sus bolas, a veces levantaba la vista para ver su cara y sus ojos fijos en mi rostro, eso me exitaba sobremanera. Cuando sentí que estaba bien dura, me coloqué encima suyo y comence a mentermelo, si que se sentía bien, primero lo hacia lento y luego inclinaba mi cuerpo a la altura de su boca, hacia como que le iba a besar y luego subia, un rato después estaba desperada, con un frenetico sube y baja, sentí su semen inundando mi vagina y en ese mismo instante me vine.
Así que esa noche mientras miraba a Marcos y a Nadia supe que habría un escándalo del que no podríamos salir. Ella había sido la mejor amiga de mi hermana desde el colegio, muchos años, yo la sentía con mi amiga también porque compartimos mucho durante todo esos años, confesiones en grupo y todo tipo de cosas. Que va, eso a ella no le importó para irse a revolcar en una cama con mi ex, el ex por el que 10 meses atrás yo daba la vida, mi primer amor y mi primer hombre.
Aquí es donde comienza el engaño y aquí es donde yo paso a jugar el papel de bruja despiadada. Esa noche no estaba Víctor, solo estábamos un grupo de amigos comiendo y bebiendo en un bar al aire libre y fue casi una casualidad el encuentro con Marcos, su tonta novia y sus amigos. Digo casi porque ciertamente considero que hay pocas casualidades en la vida, lo que hay son circunstancias torcidas por la fatalidad.
Lo vi mirarme mucho, tal vez en demasía, desconocía que yo estaba durmiendo con Víctor (todos lo desconocían) pero miraba con mucha insistencia e Peter, el chico que estaba al lado mío y que no desaprovechaba la oportunidad para ver si podía dormir conmigo.
Media hora después, estaba en un cubiculo del baño donde no había nadie, tenia una pierna subida en el toilet y la otra sosteniendo mi peso, la falda prácticamente enrollada a la cintura y una teta sobresalía de mi top sin tirantes, sentía su lengua recorrer mi cuello, mientras introducía una y otra vez su delicioso pene, volví a sentir la desesperación de tener algo demasiado grande innundando tu cuerpo. Ahí estaba yo, gimiendo con una perra, una y otra vez, extasiada por las sensaciones de placer, me vine varias veces, y en todas regresaba pidiéndole más, gemía, dame dame, no pares, no lo niego, gemía y él lo hacia también en mi oído, eso me excitaba mas, mientras sus manos manoseaban mi culo y sus caderas se movían más rápido para darle paso al placer, se vino de una manera descomunal, prácticamente sin fuerzas, nos besamos. Me acomodé y salí.
Cuando salía Nadia entraba yo solo solté una sonrisa descarada y me fui. No hubo escándalos ni mucho menos mientras me despedía de mis amigos y de los de él que alguna vez fueron míos y me conocieron bien, unos minutos después yo estaba en el parqueo subiendo a mi carro cuando la vi me miró y quiso agredirme, me sorprendió su reacción y la verdad esperaba el golpe pero Marcos agarró su mano y le dijo que lo sentía, pero que ahí tenían que terminar las cosas, se molestó pero no pudo hacer nada, la vi subirse a un taxi rápidamente e irse. Marcos me miró y yo tal vez con toda la mala intención del mundo terminé de entrar a mi carro, levanté mi mano y le dije adiós.
No sabia que había hecho, no era normal en mí hacer una cosa de este tipo, tenia que pensar en Victor, fue cuando caí en la cuenta que todo estaba perdido, eran las 11 pm y estaba cerca asi que me dirigí a casa de Victor.
Continuará.