El infierno de Doña Florentina (6)

La Marquesita castiga salvajemente a Doña Florentina por una simple tardanza de su criada a la vez que sigue humillando y esclavizando a su fiel esposo.

El infierno de Doña Florentina (6)

Cada mañana Mamadou debe acudir a la habitación de la señorita de Obregón para presentarle las cartas de los más lujosos restaurantes de la ciudad. Los Marqueses escogen entre ellas el menú que desean comer aquel día, encargándose mí marido de hacerlo traer a palacio o si los Obregón desean, reservarles mesa en el restorán.

Don Ramón andaba tan encaprichado con su joven y preciosa esposa que hizo retirar una gruesa estatua de una piadosa Virgen María que destacaba en el precioso jardín del palacete de los Marqueses de Obregón, a la cual era ferviente devota Doña Florentina, y en su lugar mando colocar, ante la angustiosa presencia de la anciana católica que llorosa se aferraba a su rosario, una impúdica imagen de bronce chapada en oro de la nueva Marquesa, renegando así el blasfemo señor de su antigua creencia y fe cristiana y mostrando su  total e incondicional idolatría hacia la presuntuosa y depravada Lina.

-           ¡Jajajajajajajajaja!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!!. Se pitorreaba el libertino Marqués del agudo dolor que causaba en el alma de su ex esposa semejante resolución. Mientras la cruel jovencita acrecentaba aun más su ya elevado ego.

-          ¡Megaguay!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. ¡Estoy súper, súper calentorra!!!. Se carcajeaba diabólicamente la Marquesa de la pobre e infeliz minusválida tocándose ante ella obscenamente su sexo. ¿Te das cuenta?…. ¡Vieja inútil!….¡Como sería mejor estar ya muertaaaaaa!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!. ¡O seaaaaa……., para lo que sirvessssss!!!!!. ¡Vejestorio infrahumano!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!. Se retiro taconeando la Marquesita gozando de sus humillantes palabras a la infeliz señora que una vez más, llorando se refugió en la soledad de su mísero cuartucho.


-          ¡Remedios!. ¿A dónde va?. Pregunto la señorita Lina que andaba con un vaporoso batín de lame blanco, calzando unas blancas mules de altísimo taco y blandiendo en sus enjoyadas manos, como era ya costumbre, su lujosa fusta.

-          Voy a llevar algo de desayuno a Doña Florentina. Conteste con el debido respeto.

-          ¡Prepáreme el baño!. Ordeno sonriendo burlona la escultural joven.

-          ¡Enseguida!. ¡Señorita!. Conteste de nuevo.

-          ¿Enseguida?????. ¡Noooo!!!!!. ¡Ahora!!!!!. ¡Y cuando me hable, hágalo con la cabeza gacha!!!!!. ¡Ineptaaaaa!!!!. Grito Ella con ira dándome un par de fustazos en mis mejillas.

-          ¡Peroooo…….!. ¡Do… doy… el, el desa……!. Dije visiblemente nerviosa y tartamudeando sin que pudiera pronunciar palabra alguna.

-          ¿O seaaaaaaa……., cree más importante dar el desayuno a la vieja que preparar mi baño?. Me corto Lina enfurecida y rabiosa hablándome bribona con rin tin tin.

-          ¡Noooooo!!. ¡Señorita!!!. Conteste sollozando y musitando con la cabeza inclinada hacia al suelo, temerosa y sin estar absolutamente de acuerdo con mi cobarde respuesta.

-          ¡Entoncessss!!!!...... ¡Prepáreme el baño!. ¡Rápido!!!!. ¡Inútil!!!!!. Note que la Marquesita sentía un especial placer atemorizándome. ¡Es increíble!!!!!. ¡Yo flaipo….. con este torpe e incompetente servicio que tengo!!!. Seguía sermoneando y reprendiéndome la Marquesa.

-          Por ciertooooo……. Remedioosssss……….. ¡Le prohíbo terminantemente, volver a mencionar el nombre de la vieja, o referirse a ella como señora!!!!. ¡Entiendeeeee!!. ¡Mucamaaa!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!. ¡O seaaaaa……!. Dijo vacilando luego. O sea. ¡Cuando se refiera a ese guiñapo asquerosooooo…….. ,  loooo haraaaá…….. llamándola….. vieja, ooooo minusválidaaaa o cualquier otra forma igualmente degradante!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Y esooo. ¡Mayordomooooo!. ¡Va para usted también!. Añadió Lina altiva y autoritaria dirigiéndose a Mamadou presente en la sala recibiendo cabizbajo y sumiso las órdenes de la Marquesita.

Deje en la cocina el preparado alimenticio que llevaba para el desayuno de la anciana, e inmediatamente acondicioné la pila para el baño de la señorita de Obregón.

Lina acostumbraba a tomar su baño en una pomposa pica especialmente grande y redonda, de porcelana negra y grifería dorada, hundida a nivel de suelo en su toilette particular.

Llene la gran bañera con enorme cantidad de agua tibia, sales minerales y abundante jabón perfumado con fragancia de rosas. Esperé luego paciente a que la joven Marquesita  se dignará a acudir al baño, hecho que tardó aun bastante tiempo.

Durante esta larga espera hubiera podido yo llevar algo de alimento a la pobre anciana que hacia horas que aguardaba sin comer ni beber, pero intuía que Lina alargaba adrede el tiempo de espera con la clara intención de castigarla por puro morbo y placer.

-          ¡Tac!. ¡Toc!. ¡Tac!. ¡Toc!. Escuche acercándose a la estancia el sensual taconeo de sus altísimas mules. Inmediatamente me puse en posición, cabeza gacha y manos plegadas al frente. Por fin Lina entro en el aseo.

-          ¡Descálzame!. ¡Sirvienta!. Requirió arrogante y despectiva dejando deslizar por su bronceada espalda el suave batín blanco.

Me postre ante Ella y bajo su atenta mirada, burlona y humillante, me dispuse a retirar de sus pies las llamativas sandalias.

-           ¡Con los dientes!!!!!. ¡Chacha Estúpida!!!!. Me indico altanera la Marquesa, señalando sus altas chanclas con el extremo de su fusta.

Así que me humille y ante su degradante mirada y picara sonrisa, agarre con los dientes el puntal de la sandalia y la retire sigilosamente de su soberbio pie, repitiendo enseguida la misma operación con su otra chancla.

Lina adentro luego sus finas y hermosas piernas en la tibia agua de la pica, cubierta de abundosa espuma, agachándose en ella hasta quedar cubiertos sus lindos senos.

-          ¡Mucama!. Acérqueme un cigarrito. La preciosa joven encendió un pitillo con la lumbre de una de las aromáticas velas que rodeaban la gran bañera, inspiró el humo y lo expiró con fuerza saliendo impulsado de entre sus sugerentes labios granas.

-          ¡Aiss, jo!. Meee… tomaría…. unaaaaaaa copa de champagne con unas fresaaaaaaas. Insinuó en tono vanidoso la Marquesita intuyendo yo que debía cumplir con sus deseos.

Con bastante prontitud serví a la señorita de Obregón su cava acompañado de las rojas y acidas dulces frutas.

-          ¡Quédese ahí!...... ¡A mi lado!........ ¡Aguantando la bandeja!. Dijo Lina antojadiza y superficial, obligándome a permanecer en una incomoda posición sobre mis rodillas y sustentando la plata en mis enguantadas manos.

El tiempo transcurría lentamente, la Marquesa no tenia ninguna prisa en terminar su relajante baño, sorbía de la copa y mordisqueaba ligeramente una fresa entre sus carmesíes labios, brillando sugerente su pequeño pircing encima de ellos. Mis pensamientos eran para la pobre Doña Florentina que seguía sin poder comer ni beber.

-          ¡Ande sirvienta!. Enjabóneme los pies. Dispuso engreída la Marquesa arqueando entre la espuma uno de sus bonitos pies, lanzándome con sus felinos ojos una lubrica mirada que denotaba un vicioso apetito sexual.

Repose la bandeja en el suelo dejándola al alcance de sus enjoyadas manos. Arrodillada frente suyo me dedique a masajear con una suave esponja sus delicados deditos adornados con uñas esmaltadas de rojo púrpura, exhibiendo en uno de ellos el lujoso anillo de bodas junto a la deslumbrante tobillera. Frote con delicadeza el tórrido empeine donde ahora la presuntuosa y orgullosa Lina luce escrita en caligrafía gótica la palabra “Sex Goddess” , y suavemente acaricie las plantas de sus encantadores y sedosos piececitos. De cerca vi la enigmática calavera que la Marquesa lleva tatuada justo debajo de su fino tobillo derecho.

Este escalofriante detalle, junto al águila imperial tatuada en la parte superior del ojete de su culito y otro no menos enardecedor emblema con las letras SS convertidas en runas, tatuado en la tostada piel de su depilada ingle, justo al lado mismo de su coñito, reflejan claramente la sádica y perversa naturaleza de la joven y hermosa Marquesita.

-          ¡Oh my god……, es que…… o sea!. ¡Es totallll!. ¡Súper……súper totalllllll!!!!!. Exclamaba Lina distendida y laxa entre la relajante y perfumada espuma.


-          ¡Don Ramón a llegado!. ¡Señora!. Anunció Mamadou.

-          ¡Dígale a este don nadie que se ponga de perro y espere en el comedor!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. ¡O, seaaaaa!. ¡Hoy comerá de mis sobras!!!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Dijo alegre y soberbia la egocéntrica Marquesa demostrando claramente que ahora en palacio, todo, absolutamente todo, giraba entorno a sus antojos.

-          Al menos él comerá. ¡Pensé!.

-          ¡Remediooooos!..... ¡Acérqueme una cajita que hay en mi tocador!. Entregué a la presumida muchacha un joyero chapado en oro. Lina saco de su interior un plung de cristal transparente, macizo y perfectamente pulido.

Continué masajeando y enjabonando los pies de la malcriada Lina con mi pensamiento absorto en la pobre y sufrida anciana que seguía aun en ayuno total por mero capricho de la pérfida Dama.

Ella sonreía mirándome maliciosa, calaba del pitillo y bebía de su copa de champagne, dejando relucir encima de sus sensuales labios la brillante piedrita que le daba un toque algo así como más pícaro y malicioso.

He de reconocer que sus maravillosos y mimados pies son simplemente perfectos. Lina se gasta un dineral en el cuidado de sus divinos pies y en el culto a su esplendido cuerpo. Asimismo comprando exclusivos zapatos de lujosas firmas, siempre de vertiginosos tacos aguja para resaltar su esbelta figura y sus sugerentes empeines.

La observe de reojo y no pude mas que pensar en lo glamorosa y atractiva que es esta fascinante y malévola zorrita, por unos momentos llegue incluso a comprender a Don Ramón, aun que no puedo justificar de ningún modo su insensata e inconsciente actitud.

-           ¿Teee… gustan?. ¿Te gustan mis pies? Las palabras de Lina me sonsacaron de mi ofuscación.

-          ¡Bésalos!!!!.¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!.

Quede aturdida, Lina arqueaba su maravilloso y sedoso pie de bronceada piel y brillantes uñas carmesí hacia mi boca, mientras me lanzaba una de sus sensuales y bribonas sonrisitas.

-           A…. qué esperassssss. ¡Bésalossss!!!!. Con timidez y reparo acerque mi boca a sus deditos y los bese suavemente, con finura y delicadeza roce la puntita de mi lengua en su pulgar.

-          ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡O my god!!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Reía libidinosa la Marquesita.

-          ¡Aiiiiiig!. ¡Aiiiigggggg!. Empezó a penetrarse y estimularse el sexo con el cristalino dildo, Lina gritaba y gemía como una posesa, los bucles de su negra melena se agitaban sobre su bella cara que fruncía de gusto hasta que se corrió en la vaporosa y aromática bañera.

La voluptuosa Marquesa salió del baño. Le enjugué los pies y las piernas calzando de nuevo sus chancletas de fino taco aguja. Cubrí luego sus esplendidos encantos con un albornoz blanco.

Taconeo entonces hasta una litera en la que se recostó desnuda y con su culito hacia arriba.

-          Remediooooos......Dijo pausada. Apliqué en mi sedosa piel una loción de aceite hidratante. Me puse unos suaves guantes indicados expresamente para masajear la tersa y delicada dermis de la joven aristócrata.

Lina había dispuesto que todo su personal de servicio debía usar obligatoriamente guantes adecuados para cualquier cometido a realizar, ya que la suspicaz Marquesa no le agrada que toquemos directamente con nuestras ordinarias manos nada que pueda estar en contacto con su excelsa y presuntuosa persona.

Friccione con delicadeza su bronceada espalda, di un masaje a sus estupendos glúteos y acaricie sus bonitas piernas. Lina posee un cuerpo admirable, donde la perfección emana en cada poro de su linda piel.

La Marquesa se dio la vuelta y apliqué entonces aceite en sus firmes pechos, coronados de duros y erectos pezones, escampando el balsámico óleo por el resto de su excelente y espectacular body.

Sentada frente a un inmenso espejo de tocador, peine suavemente su ondulada melena que caía majestuosa con corte triangulado hasta media espalda.

-          ¡Adecente y ordene el baño!.......... ¡Luego preséntese ante mi en la salita!. Perfumada y con un impecable y perfecto maquillado, Lina se encamino con su gracia y estilo hacia el comedor, sus majestuosos pasos resonaban al compás del taconeó de sus chanclas.

Ordené y limpié hasta sacar brillo a los azulejos del baño y a la porcelana de los negros sanitarios del lujoso aseo. Lina es muy, pero que muy exigente con el orden, la pulcritud y la higiene, desea que todo a su alrededor reluzca y brille impecablemente.


Desde hace semanas no tengo ningún dia libre, ocupándome con la ayuda de Mamadou, si este no está dedicado conduciendo el pomposo auto de los señores, de los menesteres propios de las mucamas y cuando puedo de la pobre y enferma Doña Florentina.

-          ¡Guau!. ¡Guau!. ¡Guau!. Ladro Don Ramón completamente desnudo como un perrito cuando ve a su dueña.

-          ¡Perrito míoooooo!. ¿Tienes hambre?. Dijo ella en tono cariñoso y guasón. ¡Oooooooh!. ¡Cuánto teee…. heee hecho esperar para comeeeeer!. ¿Ciertoooo?. ¡Chuchoooo!!!. ¡Soy mala!!!!. ¿Verdad que sííííí….., perritooooo?.  Hablaba Lina con dulce y guasona voz a su fiel esclavo.

-          ¡Guau!. ¡Guau!. ¡Guau!.

-          ¡Sííííí!. ¿Síííííí…. tiene hambre mi perritoooo?. Pregunto con boquita de piñón la seductora Marquesa acariciando con sus lujuriosas manos la cabeza de su singular mascota.

-          ¡Mayordomo!!!. ¿A que espera en servir la comida?. Lina almorzaba por costumbre en su suntuosa bajilla de oro.

De primero Mamadou sirvió una suculenta ensalada y de segundo ternera a la pimienta con zumos de frutas naturales para postre, presentados por uno de los mejores y exclusivos restaurantes de la ciudad.

-          ¡Oooooh…… me olvidabaaaaaaa!!!. ¡Ponga las sobras en un bool y déselas a mi perrito!. Ordeno resuelta la engreída joven cuando termino Ella con su pomposa comida.

Vacié en el cubero y mezcle los restos del primer y segundo plato que Lina había desperdiciado. Lo puse en el suelo para que Don Ramón, convertido en perro, se la comiera con la boca, bajo la inspección de la tiránica Señorita de Obregón que lo observaba carialegre divertida y algo asqueada ante las marranadas de su sumiso perrito.

-          ¡Por favor!. ¡Señorita!. Interpele rogando. ¿Puedo llevar ya algo de comida a Doña Florentina?. Dije humildemente pensando en que Lina me autorizaría a llevarle algo de sus sobras, aun que tan solo fuera para humillarla.

-          ¡Jajajajajajajajajajaj!!!!. ¡Jajajajajajajajajaj!. Lina, que entre sus dedos sostenía una cigarrita, lanzo una sonora carcajada.

-          ¡Paf!. ¡Paf!. ¡Estúpidaaaa!. Ante mi estupor la Marquesita me propino dos tremendas y sonoras bofetadas que dejaron sonrojadas mis mejillas. ¡Te prohibí llamarla por su nombre!. ¿Noooooooo?. Vocifero colérica.

-          ¡Perdón!. ¡Perdón!. ¡Señorita!.¡Perdón!. Entone mis humildes disculpas con la cabeza gacha y lloriqueando por la vejación recibida.

-          ¿Señorita??????. Grito Ella. ¡Mucama Imbécil!. ¡Veamooooos!. ¡Ramón………!. ¿Qué tratamiento debe percibir la Marquesa de Obregón?. Pregunto Lina altiva y creída con presunción y cursilería.

-          ¡Excelentísima!. ¡Señorita!. ¡Excelentísima!. Añadió el subyugado marqués postrado en el suelo a cuatro patas.

-          ¡Oh my God!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. ¿Han oído?. ¿Han oidoooo?. ¡Ineptosssss subnormaleeesss!. ¡A partir de ahora mismo se dirigirán a Mi Augusta Persona con esta cortesía, reverenciándome con una genuflexión cuando lo hagan!. Nos ordeno a Mamadou y a mí la pretenciosa Marquesa.

-          ¡Sierva!. Le doy cinco minutos. ¡Ni un segundo más!. Para que lleve agua a la repelente y mugrienta vieja. Me autorizó hablando con arrogancia la engreída  joven aristócrata.

-          ¡Gracias!. ¡Excelentísima!. ¡Gracias!. Conteste casi impulsivamente jubilosa aun que tan solo fuera para llevar algo de líquido a la pobre anciana enferma.

-          ¡Siervaaa……...!. Dele recuerdos a la vieja y……….. dígale que si tiene hambre….. puedo cagarme de nuevo en su boca. ¡Jajajajajajajajaja!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!. ¡Fue súper, súper cachondoooo!!!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!.

Entre en la oscura habitación donde en una roñosa cama yacía Doña Florentina. Nada más abrir la puerta salió de su interior un fuerte y nauseabundo hedor, debido a que el cuartucho no posee ventilación alguna y que la enferma paralítica a menudo se ve obligada, por falta de atención, a defecar y orinar en su cama.

Incorpore levemente la cabeza de la anciana y acerque el vaso a sus secos labios. Doña Florentina sorbió con ganas toda el agua que le di y con su triste mirada me agradeció el detalle.

Agarre y apreté su débil mano dándole muestras de mi entrañable afecto. Ella me sonrió levemente y en el momento de querer retirar mi mano de la suya me cogió con la escasa fuerza que posee queriéndome retener a su lado.

No pude, la Marquesa me concedió cinco minutos y no podía tardar ni un segundo mas, seguro controlaba el tiempo y quizás me castigaría por mi tardanza.

Sentí una enorme pena en dejar a Doña Florentina sola de nuevo y en aquella oscura y legumbre habitación, condenada al más cruel olvido por parte del hombre que tanto estimo y compartió momentos inolvidables de su vida.

La escasa luz de una amarillenta bombilla reflejaba unas tenues lágrimas resbalando por sus arrugadas mejillas, acompañadas de unos flojitos y casi imperceptibles plañidos.

Marche con una dolorosa espina clavada en mi corazón y un tremendo dolor en mi alma.

Quizás me demore unos instantes más de lo permitido, pero seguro que no fueron más de tres minutos. La reacción de malvada Lina fue brutal, una vez más aprovecho mi falta para mostrar con creces su sádica personalidad.

-          ¡Mucama!!!. Me hablo la Marquesita en un tono despectivo y severo reflejado en su hermoso rostro. ¡Se ha retrasado usted mas de lo permitido!. Dijo seguidamente. O seaaaaa…….., esto  merece un severo castigo. Añadió recreándose en mi angustia.

Como siempre, cuando la señorita me reprendía, permanecí ante ella con las manos recogidas y la cabeza mirando al suelo.

Don Ramón, todavía desnudo, seguía arrodillado en el suelo chupando tacones y mi marido aguantaba sobrio e imperturbable la bronca que Lina me propinaba.

-          ¡A partir de hoy…….., como castigo a su falta…………, la vieja comerá una sola vez al día y a base de arroz hervido!. Dispuso la Marquesa taconeando lentamente a mí alrededor y blandiendo la fusta arqueada en sus anilladas manos.

-          ¡Será usted!...... ¡Mamadou!. ¡El responsable durante todo el tiempo que dure la penaaaaa….. deeeee…. llevarleeeee……… el delicioso manjar a su celda!. ¡Jajajajajajajajaja!.   Jajajajajajajajaja!.

-          ¡Por favor!!!!. ¡Excelentísima!. Ha sido culpa mía la demora. ¡Le ruego no culpe a Doñ…!…Me mordí la lengua, iba a pronunciar el nombre prohibido. ¡La vieja!. Añadí en seguida, pero sin ablandar para nada el duro corazón de la señorita de Obregón que gozaba de su supremo poder.

-          ¡La vieja permanecerá encerrada en su habitación!. Cada díaaaaaa…….. ¡Mayordomo!!!!!. Me rogará que le de permiso para llevarle la comida. Le dejaré la llave de la celda y usted me la devolverá una vez la asquerosa minusválida haya terminado.

-          ¡Como Usted disponga!. ¡Excelentísima!. Contesto eufórico mi marido reverenciando a la Marquesita como si se alegrará del terrible castigo que Lina impuso injustamente a Doña Florentina.

Aquella semana se hacia interminable. Mi mente no paraba de pensar en la pobre e infeliz señora. Como lo debía estar pasando, ¿sufriría mucho?. Las tirantes relaciones con mi marido desde que me percate de la incomprensible admiración y sombría adicción que profesa hacia aquella descarada golfa hacían que lo odiara desmedidamente.

-          ¡Remedios!. Me hablo sorprendentemente mi esposo después de no hacerlo durante días. Hoy, los señores han torturado brutalmente a la vieja.

-          ¿Queeeeeee?. Exclame conmovida. ¿Don Ramón también?. Pregunte dolida, lamentándome de la sucia y aberrante conducta del marqués.

-          ¡Sí!. ¡Don Ramón también!. Afirmo Mamadou. Y parecía gozar del sufrimiento que la señorita Lina infligía a la nauseabunda vieja. Añadió divertido y sonriente mi esposo.

-          Con el propósito de mortificar y menoscabar su amor propio y orgullo, si es que aun le queda algo a la putrefacta invalida, la majestuosa y sofisticada Marquesita me ordeno encadenarla a la cama a pesar de que la vieja no puede moverse. Me contaba Mamadou sabiendo el dolor que aquello causaba en mi alma.

-          ¡Basta!!!!!. ¡No sigas contándome estas barbaridades!. Dije resoluta.

-          Don Ramón se mostraba sumiso y obediente como un perrito. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!. Sonrió Mamadou.

-          ¿Te gusta mi indumentaria sado?. ¿Perritooooo?. Le hablaba la señorita de Obregón al marqués con melosa y picara  voz, encajando la pollita del señor entre la rajita de su precioso culito y moviéndolo pausada y rítmicamente mirando obscenamente de reojo a Don Ramón. La linda joven que vestía muy erótica y sensual con un corsé y largos guantes de cuero negro, calzando puntiagudos y altísimos stilettos, jugó con el señor hasta ponerle la polla tiesa.

-          ¿Quieres que te castigue?. ¿Esclavo?. Seguía hablando la espectacular Marquesa dulcemente al señor.  ¿O castigamos a esta inservible vieja?. ¡Jajajajajajajajaja!. Soltó Lina una cruel carcajada.

-          ¡Esta mujer es el diablo!. Exprese.

-          ¡Anda!. Ahora que te la he puesto dura…... ¡Quiero ver como te la follas!. ¡Perro!!!!!. Ordeno la pérfida joven a su fiel sumiso.

-          ¡Chaca!. ¡Chaca!. La vieja estaba aterrorizada. Don Ramón, con el sumiso propósito de satisfacer a su Ama, la embistió violentamente. En su cara se podía leer el dolor y el tormentoso desconsuelo que los señores le causaban sin piedad. Seguía contándome mi marido.

-          ¡Así perro!. ¡Así!. ¡Follatela!. ¡Jajajajajajajajaja!. ¡Súper, súper, megaguay!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!. Lina alcanzo de un estuche, el cual yo sujetaba con mis enguantadas manos,  unas pequeñas tenazas de las que usan los podólogos para recortar uñas y con cara de traviesa voluble, luciendo increíblemente bella con el brillante piercing encima de sus granas labios, abrió rebosante de placer su sensual boquita y amputo un pezón a la enferma anciana que reflejo intenso dolor en su arrugada cara.

-          ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!. ¡O sea, es totalllll!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaj!!!. ¡Estoy Súper!. ¡Súper caliente y mojadisimaaaaa!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajajajajaja!!!!. Luego fue el otro pezón el que la perversa Marquesa secciono. De las mamas de la vieja empezó a brotar un río de sangre que deslizándose por la desnuda piel de sus decaídos y flácidos pechos empapo las sabanas de la sucia cama.

Las palabras de mi marido me daban escalofríos y mareos, hasta el punto que tuve de tomar asiento para no desmayarme.

-          Los refinamientos de la señorita de Obregón no terminaron aquí. El señor había eyaculado en el apestoso coño de la vieja. Lina me ordeno calentar con un soplete un falo de hierro incrustado en una larga barra, introduciéndolo  sádicamente en el sexo de la anciana mirando ufanosa y envanecida las atroces muecas de dolor que se imprimían en el martirizado rostro de la indefensa anciana.  Prosiguió Mamadou contándome aquellas brutales salvajadas dela insidiosa y cruel joven.

-          ¡Aissss, joooo!!!!. ¡Esta repelente andrajosa no tiene aguante!!!!!. Manifestó con genio la maléfica Lina. Propinando malhumorada un severo revés a la vieja rompiéndole los labios con alguno de sus gruesos anillos al no poder continuar con su sanguinaria y sádica diversión en el momento en que Doña Florentina se desvaneció a causa del brutal tormento.

-          ¡Vamos!. ¡Perro!. Inquirió la cruel joven a su fiel esclavo que la siguió de rodillas besando sus nalgas mientras la despampanante Marquesa se alejaba taconeando con sugerentes y sensuales movimientos de su culito de aquel inmundo sótano.

-          ¡Mamadou!. Parece que te divierte el sufrimiento de Doña Florentina. Le dije enojada a mi marido por el tono y la manera despreocupada con que me contaba aquellas barbaridades.

-          ¡Me encantaaaaaaa como de linda y  gozosa se pone la Marquesita!. Contesto divertido y sonriente mi esposo.

-          ¡Eres tan mezquino y despreciable como ellos!. Le exprese dolida y molesta.

-          Hoy mismo la señorita de Obregón ha autorizado a una fiable y confidente enfermera, contratada expresamente por Ella, a suministrar por vía inter-venosa suero y antibiótico y ha entubar la vejiga urinaria a la anciana para que se recupere de las numerosas heridas e infecciones que los continuados suplicios a que le ha sometido la caprichosa Marquesa le han causado. Añadió Mamadou para calmar mi desasosiego y así tranquilizar también su mala conciencia.

Al finalizar la semana Lina levanto el brutal e inhumano castigo que había impuesto, por mi ligera tardanza y torpeza en no cumplir fielmente con sus deseos, a Doña Florentina.


-           ¡Mucamaaaa!!!. ¡Agarre esta bazofia!. Me ordeno la Marquesita señalando con su fusta un polvoriento álbum de recuerdos y fotografías de Doña Florentina.

Obedeciendo sin rechistar agarre el libro y seguí tras los tacones de la señorita de Obregón que lucía un ajustadísimo mono de cuero tipo tigresa, con cremallera central abierta mostrando enjoyado su maravilloso ombligo.

-           ¡Clic!. ¡Cloc!. ¡Clic!. ¡Cloc!. Lina avanzó taconeando decidida y marcando su  poderío hacia el sótano donde permanecía clausurada  la pobre anciana.  Doña Florentina estaba dormida, por fin podía acceder a verla de nuevo. El impacto que tuve fue enorme, la anciana señora se encontraba entubada y sondada, con una botella de suero goteando en sus venas. La suciedad y el hedor impregnaban la legumbre habitación.

-          ¡Aissssss!. ¡Que ascooo!. ¡O seaaa, repelentee! ¡Súper horribleee!!!. Exteriorizo Lina mostrando repulsión y gestos de repugnancia en su perfecta maquillada cara.

-          O seaaaaa……….., que lastima me da. ¡Despiertelaaaaa!. Me ordeno la Marquesita animada y pausada expresando burla en su tono de voz y haciendo chasquidos en el aire con su fusta.

¡Recele!. Sin duda alguna Lina esperaba con anhelo ver cómo me rebajaba denigrándome vilmente llamando despectivamente “Vieja” a la anciana señora tal y como Ella había maliciosamente dispuesto.

-           ¿A que espera?. ¡Imbécil!. Me requirió la Señorita con aire ya más severo y fachendoso.

-          ¡Vieja!...... ¡Vieja!. ¡Despiertaaaaa!!!!. Grite apenada y llorosa por mi dócil y cobarde actitud de acatamiento total y sin rebeldía alguna a los desalmados deseos de la Marquesa.

-          ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!. Doña Florentina había despertado trastornada y confundida por mi incomprensible actitud y falta de respeto hacia ella, provocando fuertes risotadas de satisfacción en la malvada y perversa Señorita de Obregón.

-          ¡O sea, total!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!. ¡Súper, súper…… buenissssssimooooo!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!. Reía malvada la cruel joven.

-          ¿Quién es este………, tu padreeeeeee?. ¡Jajajajajajajajajajajajajajajaja!!!. Dijo pitorreándose Lina mostrando una fotografía arrancada del álbum de recuerdos a Doña Florentina.

-          ¡Mira lo que hago con él!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. Lina escupió en la foto y luego la troceó metiendo los fragmentos en la boca de la anciana.

-          ¡Trágatelos!!!. ¡Vejestorio inmundo!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!.

-          ¿Y estaaaaaaaaa?. ¿Tu puta madreeeeeeee?. ¡Jajajajajajajajaja!. ¡Pues mira!!!!!. ¡Fósil senil!!!. Lina deslizo la cremallera de su sexy vestimenta hasta dejar totalmente a la vista su depilado coñito, frotándose exaltada en él la imagen de la madre de la pobre señora ante las expresiones de dolor y sentimiento de Doña Florentina.

-          Remedioooos. Hablo pausada la señorita de Obregón. ¡Destruya al fuego toda esta bazofia inmunda!!!!.  Ordeno tajante señalando el álbum de recuerdos familiares de la enferma anciana, que arranco en un sonoro llanto ante tan crueles e infames deseos de la Marquesa, derramando lágrimas de sentimiento y nostálgicos recuerdos por sus mejillas.

¡Dios mío!. ¡Donde están los el límites morales de esta insensata pecadora!. Pensé.

-          ¡Oooooh………..!. Expreso Lina melosa y burlona. ¿La viejecita esta tristeeee…….?. ¡Que penaaaaaaa!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!. ¿No tieneees la cara suficientemente mojadaaaaaa?. ¡Aiiiiissss, joooo!............. ¡Ahora tengo ganas de mear!.

Lina alzo uno de sus puntiagudos stilettos de alto y fino tacón aguja que realzaban sugerentemente su erótico y dorado empeine donde relucía la palabra “Sexy Goodes” tatuado en él y rodeando su fino tobillo la reluciente ajorca de brillantes. Lo apoyo sobre la cama de la anciana dejando caer un chorro de orina en el rostro compungido de Doña Florentina.

-          ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!. ¿No te gusta que te mee en la boca?. ¿Vieja?. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. ¡Pues al perro de tu ex marido le encantaaaaaaa!!!!. ¡O seaaaaa , se vuelve loco por mis meadoooooosssss!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. Luego refregó la suela de su zapato en los labios de la enferma señora.

-          Para que veas que no soy tan malaaaaa……………, permitiré a miiiiiiiiiiii………Chachaaaaa queeeeeeee….. teeee….. aseeeee un poco. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Cerda asquerosa!!!!!.

Lina se alejo carcajeándose escandalosamente de la lúgubre celda de Doña Florentina, taconeando y moviendo sensualmente su respingón culito.

-          ¡Luego verifico si ha cumplido mis órdenes!!!. Me hablo Lina amenazante des del fondo del pasillo.

Estaba claro  que debía cumplir fielmente todas sus disposiciones, o quizás de lo contrario, quien sabe las terribles consecuencias que mi desobediencia tendría para mi o tal vez para la pobre Doña Florentina.

La propia enfermedad, los daños físicos infligidos por las torturas, la escasa alimentación y el abandono moral en que había sucumbido la infeliz anciana la habían dejado con un aspecto mas que lamentable.

-          ¡Por favor!. ¡Doña Florentina!. ¡Perdóneme mi cobardía!. Le rogué. ¡No me abandone!. ¡No me deje sola con estos canallas!. Le suplique que hiciera un esfuerzo para recuperarse. Me senté a su lado en la cama y amarrándole la mano rece.

Rece para su pronta recuperación, dándole ánimos y esperanzas que quizás Dios haría el milagro de volver a Don Ramón a la senda justa de hombre cristiano, honrado y recto como había sido siempre el señor y que desaparecería la oscura venda que ciega sus ojos, dándose cuenta por fin de lo malvada y diabólica que es la zorra que lo domina.

El estrés que ocasionaba en mí aquella angustiosa situación me dejaba tanto física como mentalmente agotada.


-          ¡Sierva!!!!!. ¡Recoja la mesa y dedicase a la limpieza!. Me ordeno la Marquesa.

Como dije antes, Lina es una obsesa del orden y la pulcritud. Quien lo diría, viendo tiempo atrás, el desbarajuste que imperaba en su habitación y baño.

Ahora, siendo Ella la Dueña y Señora del palacete, es extremadamente exigente y rigurosa con la servidumbre, examinando y supervisando meticulosamente en todo momento, fusta en mano, las tareas que debemos realizar.

-          ¡Mucamaaaa!!!!. Grito con ira y desprecio la déspota Marquesita. ¡Mira esto!. ¡Puerca!!!. ¡Sucio y pringado!. Dijo señalando con la fusta un lugar en el suelo donde casi ni se veía suciedad alguna. ¡A ver si se fija mas en lo que hace!. ¡Inútilllll!!!.

-          ¡A partir de hoy!. Hablo Lina altanera con cierto matiz de ironía.  ¡Fregara usted los suelos de rodillas!. O…..seaaaaa….., a ver….. siiiii…… asíííííí…… ve mejor lo que hace. ¡Guarra!. ¡Cochina!. Me grito con lacerantes y tremendos insultos.

A menudo la Señorita de Obregón, sin respeto ni miramiento, deja tiradas caóticamente en cualquier lugar de la mansión sus numerosas prendas de vestir, o pisa sin consideración alguna los mojados suelos que friego y abrillanto de rodillas por expreso y frívolo deseo suyo, soportando el agudo dolor que esto causa en mis rodillas y  desgastadas articulaciones.

-          ¡Estoy agotada!. ¡Mamadou!. ¡No puedo mas!. ¡Voy a decirle a la Marquesa que hace semanas que no gozamos de ningún día entero de descanso!. Hable amable a mi marido queriendo suavizar la fuerte tensión que hacía días había entre los dos a causa de su inexplicable admiración y devoción hacia la Marquesita.

-          ¡Cállate!. Me dijo mi marido. ¡No nos vayan a echar a la calle de repente!. Mamadou tiene un verdadero pánico a quedar sin trabajo y sin techo.

-          ¡Excelencia!. Me arme de valor y sin hacer caso a mi marido me dirigí a la Señorita de Obregón una mañana que Ella y Don Ramón se disponían a marchar a las oficinas con el lujoso deportivo conducido por la linda joven. ¡Hace ya muchas semanas que ni mi marido ni yo disfrutamos de un día entero de permiso!. ¡Estoy agotada!!. Exclame.

Lina me miro con despreció y arrogancia. Embutía su fino cuerpazo en un agresivo conjunto de cuero negro de una sola pieza, consistente en una diminuta mini falda combinada con un sugerente y llamativo top que resaltaba, insinuante su sutil body,  y una larga parca de cuero que le llegaba hasta los pies.

Calzaba la hermosa Marquesita unas ceñidas botas de caña alta y fino taco de doce centímetros, cubriéndole las rodillas y adornando el tobillo de una de ellas con un bonito collar de piedras preciosas que antes fue una apreciada joya de Doña Florentina heredada de su madre.

-          ¡Yo es queee flaipooo!. ¡O seaaaa…….,hay centenares de parados hambrientos que tan solo para poder comer de mis sobras se prestarían a trabajar a mi servicio las veinticuatro horas del día!. Me soltó la Marquesa visiblemente enfurecida. ¡Y tuuuuu…….!. ¡Estúpida mucama!. ¡Piensas solo en descansar!!!!. ¡Es queeee flaipoooo!!!!. ¡Decide!. ¡Esclava!!!!!. Dijo despectivamente amenazándome con echarme a mí y a mi marido por vagos e incompetentes.

-          ¡Quizássssss…!…Dijo dudando y en tono algo mordaz con las manos provocadoramente colocadas en su cintura y con su larga y ondulada melena azabache cubriéndole media cara tapando con ella uno de sus felinos ojos. ¡Sííííí…, tome a otra mucama……, peroooooo……….. para mi uso personal!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!. Añadió sonriendo burleta alejándose taconeando con sus suaves y tentadores movimientos de cadera.

-          ¡Lo ves!. ¡Lo ves!. ¡Estúpida!. ¡Vas a conseguir que nos echen a la calle!. ¿A donde vamos luego?. ¡Somos inmigrantes y sin papeles!!!!!. Me reprendió enojado mi marido.

(Continuará)