El infiel

¿Qué pasa cuando tu novio no te da lo que tanto te gusta?.

El Infiel

Febrero 14, 2002

La historia que a continuación voy a narrar, tratando de ser lo más claro y lo mas fiel posible a los acontecimientos, me sucedió tal y como es descrita, el pasado 09 de febrero de 2002

Mi nombre es Julio y tengo 24 años, actualmente tengo una relación de aproximadamente 8 años con mi pareja de nombre Erick, quien tiene la misma edad que yo. El sábado pasado salimos a un antro con un grupo de amigos, ahí es donde comienza este relato.

En la mesa donde nos encontrábamos todos, llego un tipo de nombre Alan, el cual cumplía con todos los requisitos que me gustan de un hombre: delgado, mide 1.74, su cuerpo fornido y espaldas anchas, las manos grandes y con la venas muy notorias (eso es algo que me gusta mucho ver en las manos de los hombres), llevaba un pantalón entallado del cual sobresalía un gran bulto, de la cara no era muy guapo, pero en general para mi era muy atractivo.

Durante el tiempo que estuvo en la mesa yo notaba que el me miraba con insistencia, pero en ese momento no le preste mucha atención a eso, fue hasta que una vez en la pista, cuando yo bailaba con un amigo (a mi pareja no le gusta bailar y el disfruta mas estando en la mesa sentado platicando con los amigos y a mi en lo personal me fascina bailar) a nuestro lado llego Alan con otro tipo bailando y ahí fue donde ya comenzó el coqueteo conmigo. En una de esas canciones muy bailables me toma de la mano y se acerca mas para bailar pegado a mi, yo lo tome como relajo, ya que ese tipo de juegos los hago con mis amigos. El chiste es que varias veces intento bailar conmigo a si pegadito y queriendo abrazarme, nada mas que el muchacho con el que Alan bailaba, le decía que se estuviera quieto, que yo tenía pareja. Después de bailar un buen rato, me fui a sentar con mi pareja y llego también Alan a sentarse a mi lado. Comenzó a hacerme la platica, preguntadome lo clásico: a que te dedicas? que te gusta hacer?, etc., estuvimos platicando un buen rato. Entre la platica yo notaba que Alan intentaba acariciarme la pierna o las manos, pero yo temiendo que mi pareja lo notará, me hacia el loco. Ya a estas alturas de la platica cada vez mas me iba interesando mas el. En eso comienza una canción que me gusta mucho y yo bailaba ahí sentado y Alan noto mi entusiasmo por bailar, así me invita y yo le pregunte a mi pareja si no había problema de que fuera a bailar con Alan, ya que era la primera vez que lo conocíamos y contesto que no, entonces me fui a bailar con el.

Llegamos a la pista y comenzamos a bailar, varias veces intento acercarse para poder bailar pegado a mí, pero yo se lo impedía, por temor a que mi pareja se diera cuenta, después de un rato se acerca a mi oído para decirme algo y fue cuando se me lanzo.

  • Oye, Julio, me encantas, desde que llegue y te mire, lo único que quiero es besarte, lastima que vengas acompañado– dijo Alan. Yo solo comencé a reírme de nervios y también porque me daba cuenta de que me gustaba mucho.

  • Tu también me gustas mucho, pero hay que ser discretos, si mi pareja se entera me voy a meter en un problema.

Bailando nos fuimos hacia el lado opuesto de la pista para estar los suficientemente lejos de la mesa en donde estaba mi pareja, de repente me toma con sus dos manos la cara y se dirige hacía a mí con la intención de darme un beso y yo con miedo, pero también con deseo, comenzamos a besarnos y ese beso se me hizo eterno, fue un beso mágico, caliente y lleno de pasión, realmente aun puedo sentirlo, no supe cuanto tiempo duro. El beso estuvo lleno de caricias, yo tuve la oportunidad de sentir su piel caliente al acariciar toda su espalda y yo no supe como, pero ya tenia una mano acariciando mis nalgas intentando llegar a mi culo, pude sentir toda su erección sobre mi vientre. En eso estábamos cuando escuchamos una voz que dice:

  • Pensé que yo era la mas puta de este antro, pero ya me di cuenta de no – esto lo dijo un amigo de la mesa, al escuchar esta frase inmediatamente nos separamos y yo tuve que arreglarme la camisa y el pantalón, con muchos nervios – cuidado Julio que tal que si hubiera sido Erick quien te hubiera sorprendido.

  • Por favor, no.. no le comentes nada – dije yo lleno de miedo y nervios, pero aun con la excitación de la sensación vivida.

  • No te preocupes por mí Julio, pero ten mas cuidado, ¿por qué no se van a terminar lo que empezaron al rincón de allá? – dijo señalando un pequeño cuartito solo y oscuro del antro – mientras yo cuido que Erick no te descubra

  • Vamos Alan –dije yo lleno de excitación y tomándolo de la mano lo lleve a ese lugar sin importarme nada ni nadie, mas que satisfacer mi deseo sexual.

Así llegamos a ese pequeño cuartito lleno de envases de refrescos y bebidas alcohólicas, con tan solo una silla y sin luz, nada mas la que entraba de afuera. Entramos y comenzamos a besarnos intensamente mientras el metía sus manos a mi pantalón para tocarme las nalgas, yo intentaba desabrocharle el cinturón y bajarle el pantalón, nuestras lenguas se enredaban y nuestras manos intentaban calmar esa pasión que brotaba de la piel, nuestras bocas solo se separaron para poder quitarnos la playeras que llevábamos. Comencé a besarlo por el cuello y le di un pequeño mordisquito, al cual respondió con una exclamación de gozo, que me estremeció aun mas que lo que ya me encontraba. Recorrí todo su pecho con la punta de mi lengua, poniendo mas atención en sus pezones, continué bajando hasta llegar al vientre para encontrarme con una grande y hermosa verga rosada llena de liquido preseminal. Déjenme hacer un paréntesis, como ya había mencionado tengo 8 años con mi pareja y nunca antes había gozado con otra persona que no fuera él, ya había visto todo tipo de vergas solo en revistas, fotos o videos, pero nunca antes había acariciado otra que no fuera la de mi pareja.

Continuando con el relato, al ver su gran verga me quede pasmado por unos segundos sin hacer otra cosa que no fuera la de observar ese gran trozo de carne palpitando, babeando y dispuesta a dar batalla. Era una verga como de 24 cm. de largo y un poco gruesa, llena de venas por todos lados (así como sus manos), cabezona y con una larga punta; le colgaban dos huevos de tamaño normal, pero velludos; su olor era indescriptible, a hombre deseoso y ardiente; la mata de vellos me pareció hermosa, al reaccionar lo primero que hice fue acariciar todo el vientre lleno de vellos, los que se encuentran por los huevos, por el inicio de las piernas, en fin toda sus partes velludas.

  • Te gusta la verga verdad? – me dijo mientras que la tomaba con una de sus manos y se la frotaba, yo ahí hincado, sin camisa, lo veía como se acariciaba la verga.

  • Esta hermosa, puedo? – le dije mientras abría mi boca para poder mamarla.

  • Es toda tuya, mi amor, pero antes déjame ver y acariciar la tuya – me tomo de lo hombros para levantarme y nos dimos otro gran beso lleno de calor, mientras que mis manos intentaban abarcar todo el tamaño de su verga. Lo que mas me excitaba de Alan era la forma en que me trataba y las cosas que decía. Entonces el se agacho y me desabrocho el pantalón.

-Oye, tu si que vienes preparado –dijo Alan, porque yo no uso ropa interior – mira que bonita vergita tienes, déjame saludarla como se debe – mi verga mide 18 cm. y es no es muy gruesa y entonces comienza a darle pequeños besitos en la puntita, mientras que sus manos recorrían mis nalgas y poco a poco sus dedos iban acariciando la entrada de mi culo, hasta que con un solo dedo comenzó a masajear la entrada de mi culo, que ya para esos momentos se encontraba ardiendo y deseando una verga.

  • Haber date una vueltecita, mi reina, déjame ver que tienes aquí atrás – dijo Alan, mientras que me guiaba para quedar a espaldas de el – mira que par de nalgas tan ricas tienes, desde que te vi bailar dije que ese par de nalgas serian para mi.

  • Son todas tuyas papacito, has con ellas lo que quieras – le respondí.

  • Ya veras que así será, las voy a usar como nunca antes lo han hecho – me contesto, mientras que pasaba su lengua por la entrada de mi culo y lo único que hice fue lanzar un gemido de gozo – pero si que estas ardiendo, tu culito esta bien caliente, desde cuando no te dan de comer? – continuo diciendo, mientras que yo no daba crédito a todo el placer que estaba recibiendo y que para ser honestos, un placer que mi pareja no me proporcionaba desde hace como un mes que no habíamos tenido ningún contacto sexual.

  • Mmm, ahh, - era lo único que podía decir. – méteme la verga, ya la quiero sentir –decía en medio de quejidos y suspiros.

  • Con calma, mi reina, es toda tuya – contesto mientras continuaba metiendo su lengua en mi culo ardiendo – ya veras que vas a tener toda la verga dentro de ti, pero antes no te gustaría darle unos besitos? – se pone de pie y me voltea y coloca sus manos sobre mis hombros y me presiona para hincarme.

Mi cara quedo a la altura de su enorme verga y la toma con una mano y con la otra me toma de los cabellos y me obliga a metérmela a mi boca, esa agresividad hacia que me excitara mas; entonces saque la lengua y comencé a recorrer la cabeza de la verga, pero Alan me obligo a meterme la mayor parte de su verga y empezó un mete y saca en mi boca y cuando logre safarme de la fuerza que mantenía sobre mi cabeza, le dije:

  • Oye papacito, tómalo con calma, a mi me encanta mamar la verga, pero me gusta hacerlo a mi modo, aunque así como íbamos también me gusta – mientras que con mis manos subían y bajaban por aquel pedazo de carne que me tenía extasiado.

  • Y como la mamas tu?, inténtalo y si no me gusta regresamos a mi manera – contesto

  • Ahora veras que te va a encantar – conteste lleno de deseo por mamar la verga babeante que tenia ante mis ojos.

Entonces con una mano tome la verga desde la base y abrí mi boca para comenzar uno de los juegos que mas me encantan. Comencé a recorrer toda la verga con la punta de mi lengua, mientras que mis manos recorrían cada uno de los huevos, después me metía cada uno de los huevos a la boca y les daba unas pequeñas mordidas, volví a ese pedazo de carne para comerme solo la cabeza babeante, a mi me gusta chupar la cabeza como si fuera una mamila y acariciar con una mano el resto de carne, así estuve chupando unos minutos y Alan lo único que hacia era lanzar gemidos de gozo por el placer que yo le estaba proporcionado:

  • Así, putita que rico, mmm, así, ahh, de verdad ... ahh que tu boca es una experta, ahh nunca antes había gozado tanta una mamada – decía en medio de gemido y sus manos solo acariciaban el cabello de mi cabeza.

  • Mas rico sabe esta verga, ahh – le dije yo.

Después de unos minutos de chupar solo su cabezota babeante, intente meterme el resto de su verga, pero solo pude meterme una tercera parte de su tamaño y al principio fue un mete y cada muy despacito, al meterla a mi boca la apretaba con los labios y lo mismo le hacia en la cabeza de su verga cuando estaba a punto de salir, poco a poco fui incrementando la velocidad y era yo quien controlaba la cogida que me estaba dando por la boca, mientras esto sucedía mis manos acariciaban sus huevos y sus nalgas, intente abrirme camino hacia su culo, pero el varia veces me lo impidió, así que nada mas me enfoque a mamar esa verga que me estaba proporcionando un placer que solo me había imaginado hasta entonces, después de un rato de estar dirigiendo la mamada, que me toma de la cara para inmovilizarme y fue el quien ahora tomo el mando y comenzó a penetrarme por la boca de una manera salvaje, pero que no dejaba de ser excitante (de esa manera nunca antes lo había hecho con mi pareja, ya que el suele ser mas tierno conmigo en todo momento), después de un rato de estar sintiendo esa sensación de ahogo por todo lo que me estaba intentando devorar:

  • Mmm, ahh, ya siento que me vengo – dijo en medio de quejidos y suspiros.

  • Si, échamelos en la cara, quiero comerme toda tu rica leche – le dije, entonces el suspendió la mamada y se sentó en una silla que estaba cerca de unos envases de refresco.

  • No, aun no muñeca, me falta probar es par de nalgas – contesto Alan, mientras que ahí sentado se acariciaba su verga y tocaba unos de sus pechos. Entonces me levante y me acerque hacia para darle un beso, durante el tiempo que duro, Alan metió un dedo a mi culo, que se encontraba mas que lubricado por el calor y el deseo que desprendía de todo mi ser – Haber dime chiquita, ¿cuál es tu posición favorita para coger? – me dijo lleno de lujuria, sus palabras hacían que me excitara aun más

  • Me gusta mucho de perrito, sentado sobre la verga, con los pies sobre los hombros, son las que mas practico y a ti?– le conteste mientras me hincaba para volver a mamarle la verga.

  • Pero si eres bien golosa verdad? – me contesto cuando vio quería seguir mamándole la verga – yo disfruto todas por igual, así que voltéate e inclínate.

Entonces me levante y me incline lleno de deseo y también con un poco de temor al tamaño de su verga, sentía que me iba a lastimar mucho. Alan se levanto y puso un poco de saliva en su verga y también con su mano toco la entrada de mi culo, a lo que este respondió inmediatamente con una contracción que Alan sintió en su mano.

  • Mira como esta tu culo de dilatado, estas hirviendo, ahorita lo voy llenar de placer – dijo Alan. Fue cuando sentía la punta de su verga sobre mi culo intentando entrar.

  • Me puedes hacer un favor? – le dije.

  • Otro? Ya te estoy haciendo uno no? – contesto y soltó una pequeña risa.

  • Es que antes de que me la metas, quiero que me hagas dos cosas con tu verga, me gusta que me desde de palazos con la verga y que me la talles como si fuera un desodorante en la entrada de mi culo.

  • No cabe duda de que eres una golosa y de que te encanta la verga verdad? – contesto Alan y en ese momento me dio una fuerte nalgada con su mano, haciéndome arrancar un quejido mas de placer que de dolor.

Entonces tomo su verga y me da unos golpes con ella, de mi boca solo salían quejidos de placer y antes de comenzar a cogerme, me talla la verga alrededor de mi culo, haciéndome estallar de placer.

  • Ya metemela toda, por favor, la quiero toda dentro de mi, no dejes nada afuera, también méteme los huevos, ahh ... ya no aguanto mas dámela toda – dije en medio de suspiros y de placer.

  • Ahí te va, es toda tuya, gózala, apriétala – diciendo esto y me la deja ir toda de un solo golpe haciéndome lanzar un fuerte grito que al principio fue de dolor, pero que se convirtió en un quejido de placer – mmm, que apretadito tienes el culo, tal parece que no le has dado uso últimamente, ahh... mmm gózala, es toda tuya.

  • Así dámela, la quiero sentir toda, ahh, que rica esta, ahh ... ya tenia mucho tiempo que no gozaba, ahh. mmm – estaba sintiendo una mezcla de placer y de dolor, porque como ya había mencionado antes, mi pareja me tenía un poco abandonado en este sentido.

Alan me tomaba de las caderas para sujetarme mientras estaba en el mete y saca, para que la verga no se saliera de mi culo totalmente relajado debido a las embestidas que me estaban llenado de placer, varias veces con una de sus manos tomaba mi verga y la masturbaba y esto provocaba en mi un placer que es muy difícil explica con palabras, lo único que recuerdo es que sentía que me encontraba en el cielo, sentía que en cualquier momento me iba a venir.

  • Ahh, que rico culo tienes mi reina, apriétala así de rico – decía mientras que me daba una nalgada, que provoco en mi un placer y un gozo nunca antes sentido, además de un fuerte gemido.

-Mmm, Ahh así dámela toda, dame otra nalgada que siento que me vengo sin haberme tocado – decía entre gemidos y mi cabeza se llenaba de adrenalina, extasiada de tanto placer recibido de un pedazo de carne que me llenaba en todos los sentidos.

Cuando me encontraba a punto de venir, Alan se detuvo y se fue a sentar en una pequeña silla que estaba hasta el rincón de ese pequeño cuarto.

  • Acércate cariño, mira lo que tengo aun para ti – dijo Alan mientras se acariciaba su verga – es que aun no quiero venirme, quiero seguir gozando de tu rico culito – ya cerca de el, acariciaba con la otra mano mis nalgas calientes.

  • Estoy gozando como nunca antes lo había hecho – me acerque a dale un beso en la boca y después pase mi lengua por toda su verga y por cada uno de sus huevos, sin importarme que estuviera un poco sucia por haber estado dentro mí.

  • Ahora ven, siéntate aquí – dijo Alan apuntando a su verga y acomodándose sobre la silla – quiero ver que tan bueno eres montando a caballo.

Entonces coloque mis piernas afuera de las de Alan y me acomodé para empezar a sentarme de frente a él, mientras que Alan tomaba su verga, que ya rozaba con mis nalgas.

  • Ábrete las nalgas chiquita que aquí hay algo que quiero que sigas probando – con las dos manos me abrí las nalgas, mientras me inclinaba para que la verga ya estuviera en la entrada de mi culo lubricado por la cogida que ya me había dado.

Coloco la verga en la entra de mi culo y poco a poco me fui sentado sobre ella y ahora ya no sentía nada de dolor, solo sentía placer hasta que mi culo se lleno de ese pedazo de carne, al cual apretaba para gozo de Alan, quien no dejaba de vibrar y de gemir de placer.

  • Ahh, tu culo me esta dando mas de lo que me hubiera imaginado, eres un puto de primera, ahh ... como la aprietas – decía Alan mientras me tomaba con sus manos las nalgas para abrirlas más – ahh .. ahora muévete sabroso, quiero que cabalgues este caballo.

  • Lo que tu quieras, papito, ahora soy todo tuyo – le conteste.

Comencé a subir y a bajar sobre ese pedazo de carne que me estaba matando de placer (aun ahora a casi 8 días de ese encuentro, puedo sentir como su verga atravesaba mi culo), primero lo hice despacito, disfrutando de cada centímetro y haciéndolo lo mas placentero posible; poco a poco fui incrementado de la velocidad, lo que mas disfrutaba era subir hasta casi sacarla, dejando solo su cabeza dentro de mi, y dejarme caer sobre la verga, hasta sentir sobre mis nalgas el golpe de sus huevos y en verga el contacto de su vello abundante; a cada subida y bajada además del gozo de mi culo, también mi verga gozaba al pasar por su estomago y bajar hasta su vientre. Así estuve subiendo y bajando, gozando, apretando y mordiendo de vez en cuando sus pezones, cuando yo estaba completamente ensartado en su verga, me gustaba que Alan mamaba mis pezones y de vez en cuando me soltaba unas nalgadas, provocándome mas placer.

  • Ahh, mmm, que rico estoy sintiendo, ahh, dámela toda, más, ahh, estoy a punto de venirme – estaba a punto de correrme sin haberme tocado

  • Yo también, estoy a punto, ahh, mmm - exclamo Alan – donde quieres que te los eche.

  • Ahí, dentro de mí, échamelos mi amor – le conteste mientras le apretaba aun más su verga con mi culo, haciendo un esfuerzo por complacer a ese hombre que me estaba matando de placer

Entonces note que Alan comenzó a acelerar sus embestidas y lanzaba palabras y gemidos entrecortados, indicándome que estaba a punto de venirse

  • Ahí te van, son todos tuyos, gózalos – Alan sin poder contener ya su venida – ahh, aprieta mas tu culo, ahh.

Entonces saque por completo su verga e inmediatamente me puse de rodillas y con mi boca pesque algunos chorros de semen caliente que estaban brotando como manantial de su verga, mi lengua seguía recogiendo su leche caliente que aun salía; cuando termino de eyacular, mi lengua limpio su verga recorriendo su vientre y sus huevos, realmente el sabor era único, era muy dulce; aun después de eyacular su verga seguía manteniendo su dureza.

  • Ahh, así límpiala bien. Ahora déjame a mi probar tu leche. Me levante y mi verga quedo a la altura de su cara, lo que hizo a continuación fue la culminación de todo el placer que había estado sintiendo.

Alan tomo mi verga con una mano y la llevo a su boca, no tardo ni dos minutos mamándola cuando tuve una venida explosiva, en medio de gemidos, se trago cada una de los chorros de semen que lance sobre su cara y boca, también tuvo la delicadeza de dejarme la verga limpia de semen, recorriendo mi vientre y mis huevos. Debo mencionar que tuve una corrida abundante, creo que desde la primera vez que tuve relaciones con mi pareja, nunca antes me había venido de tal forma.

Después de mamarme la verga, se levanto y aun con mi leche en mi boca, nos dimos un beso compartiendo mi liquido.

Comenzamos a vestirnos inmediatamente y fue hasta entonces cuando reaccione y me di cuenta de que ya había pasado cerca de cuarenta minutos desde que me levante a bailar con este chico. Nos despedimos no sin antes intercambiar nuestros números telefónicos y decirnos lo mucho que lo habíamos gozado. Me dirigí al baño para asearme un poco y arreglar mi ropa, después me fui a la mesa con mi pareja y lo que paso ahí es otra historia.

Ahora después de ocho días no se si hice mal, tal vez tengo algunos remordimientos, pero también pienso en todo el placer que sentí y en cuando me doy cuenta de que tan solo gocé y eso no es malo. Ustedes júzguenme.

Para algún comentario respecto a esta historia o si quieren saber que paso después, me pueden escribir al correo jjra2304@hotmail.com