El Incio
Mi primera experiencia homosexual
Serian las 6 pm cuando las clases en la Academia donde estudiaba mi bachillerato se dieron por finalizadas. Esta academia estaba muy próxima a la Plaza de Molina en mi ciudad natal, Barcelona. Sin embargo yo vivia en el barrio del Clot por lo cual debía coger todos los días el Metro para mi desplazamiento. El trayecto era siempre el mismo, Línea 1 de Clot a Plaza de Cataluña y de ahí la Línea 6 hasta la citada Plaza de Molina. Y viceversa.
A las horas que yo tomaba ese Metro iba siempre “a tope”, unos apretujados contra otros como sardinas en lata.
Después de charlar con los compañeros y fumarnos unos pitillitos me despedí y me dispuse a tomar el metro como había hecho ya infinidad de veces.
Entre en el vagón que paro próximo a mi y que como de costumbre estaba “petao”. Con empujones y protegiendo mis libros entre mis brazos ahí que me metí o me metieron. Se cerraron las puertas y el metro inicio su marcha.
Al cabo de un rato note una presión en mis nalgas que en principio no tenia idea de que podía ser. Era algo blando con cierta consistencia pero blando, no era objeto alguno ni mano ni cosa parecida. Era, insisto blando con alguna consistencia que me inquieto.
No le di mayor importancia y seguí estático aunque no indiferente a ese roce.
La presión fue aumentado así como la consistencia de esa “cosa”, ya no solamente presionaba sobre mis nalgas sino que ya se restregaba. Empece a pensar lo que podía ser porque no solamente sentía su presión sino que ya notaba perfectamente como todo un cuerpo detrás de mi se afanaba en estrujarme.
La sensación lejos de desagradarme me gustaba, cierto que me inquietaba pero no hice absolutamente nada para librarme.
Sujetando los libros con un solo brazo y entre mi pecho deslice el otro hacia atrás como si me fuera a rascar el culo. Fue entonces cuando ya no había ninguna duda, el tío que tenia tras de mi me estaba restregando su polla que ya estaba dura como una piedra. Hice que me rascaba pero no era esa mi verdadera intención, note esa dura polla y de alguna manera la sobe.
Así seguimos hasta llegar a la estación de Pza. de Cataluña donde tenia que hacer trasbordo. Ahí bajaron todos los pasajeros ya que era fin de trayecto. Yo salí tranquilo como si nada hubiera ocurrido. El personaje “acosador” se adelanto y al pasar junto a mi lado me miro de reojo muy insinuante. Sin pensarlo mucho le seguí, iba en el mismo sentido que yo debía de llevar.
De vez en cuando giraba su cabeza para comprobar si le seguía, su paso era seguro y decidido y yo tras el.
Al llegar a un cruce de pasos yo debía de ir hacia la derecha en dirección a la Linea 1, el siguió recto. Me aturdí por un instante pero la decisión no se hizo esperar, le seguí.
Tras unos cuantos metros volvió a girar la cabeza y aminorando su paso se paro en frente de una puerta que estaba a mano izquierda, se dio la vuelta, me miro muy intensamente y entro. Al llegar pude observar “ ASEOS” “CABALLEROS”, Pase de largo y me detuve un poco mas adelante. Encendí un cigarro y algo nervioso dude en que hacer, esto era totalmente nuevo para mi y cierto miedo y angustia no me decidía.
No tarde mucho en resolver tirando el cigarrillo entre en los aseos.
Eran grandes, tras un pequeño espacio a modo de recibidor se entraba a otro mucho mayor en donde se ubicaban los urinarios en fila sin separación alguna, a mano derecha, justo en frente, los lavabos y al fondo una cabinas. No olía muy bien, la verdad, pero aguantable ya que se trataba de un fuerte olor a lejía nada mas.
Mi “acosador” estaba en uno de los urinarios, a ambos lados vacío y en el siguiente otro usuario también estaba en postura urinaria.
Armándome de valor y para no parecer entupido me dirigí al urinario que estaba junto a mi acosador. Baje mi cremallera y saque mi polla que estaba mas asustada que yo.
De reojo mire a mi compañero y lo que vi me pareció sorprendente. Tenia entre sus mano una polla que me pareció enorme, increíblemente grande y gruesa, se la manoseaba con suavidad, descapullandola a cada momento.
Eso me excito y mi pollita empezó a salir de su aturdimiento y tomar consistencia.
Yo no apartaba los ojos, ya no de reojo sino con toda desvergüenza esa magnifica polla y empecé, yo también, a manosear la miá.
El “pariente” cambio de mano masturbadora, se la agarro con la derecha mientras su izquierda se deslizo lateralmente hacia donde yo estaba y sin mas me la cogió. Con lentitud me descapullo, suave, muy suavemente, con su dedo índice me acaricio el capullo que estaba totalmente lleno de presemen, ummmmm, me encantaban las caricias de ese tipo.
El personaje que estaba mas allá nos miraba absorto y con ojos desorbitados mientras se masturbaba descaradamente, polla en mano se cambio de urinario se situó a la derecha de mi masturbador. Yo lo mire y con ojos salidos me hizo una señal con la lengua en claro ofrecimiento a mamar.
Mi masturbador una vez vista mi total y absoluta entrega me volteo y sin mediar palabra se agacho. Lo que antes era su dedo índice se conmuto por su lengua. Empezó a lamerme el capullo con verdadera delicadeza, pasaba su lengua para inmediatamente después meterse mi capullo en su boca. Volvía a masajear mi capullo con movimientos rápidos de su lengua que me hacia temblar hasta las pestañas. Se apartaba de vez en cuando, miraba mi polla, la besaba, la lamía, la volvía a mirar hasta que, de pronto y bruscamente se la metió entera en su boca. Al vecino se le salían los ojos de sus órbitas y los movimientos de su mano ya eran frenéticos, me miraba, yo también a el, y su lengua no hacia mas que lamerse sus propios labios. Mi mamador seguía con lo suyo, se metía toda mi polla hasta los huevos que con una de sus manos me los agarraba. Engullía esa polla como si fuera una golosina. De pronto se oyó la puerta y la entrada de alguien, el se incorporo rápidamente y yo, aturdido, me la metí dentro del pantalón y haciendo ver que, acababa de mear, me retire. Era tal mi excitación que no salí del aseo, me fui hacia los lavabos en una supuesta higiene de manos. Por el espejo de la pared vi al individuo que entro, este se situó en uno de los urinarios, meo y una vez acabo se la sacudió varias veces y sin mas se fue.
No lo pensé, me fui directamente al sitio de partida y me la saque de nuevo. No hubo preámbulos y recuperamos la situación antes de la interrupción. Mi polla seguía tiesa y ardiente, se la ofrecí descaradamente a mi compañero de urinario que repitió su movimiento y volteándome empezó de nuevo a mamármela.
Una vez mas se oyó la maldita puerta que interrumpió, otra vez, nuestra actividad. En este caso no me aparte, seguí frente al urinario en supuesta meada. El nuevo visitante se coloco a mi lado. Desabrocho su bragueta y se saco la polla, se la sacudió varias veces hasta que empezó a tomar cuerpo y erigirse con rapidez. Mi compañero de la derecha, una vez inspeccionado el nuevo escenario no se ando con chiquitas, me volvió a voltear y siguió con su fabulosa mamada.
Mientras esto ocurría note que me acariciaban el culo por encima de mi pantanos. Yo tenia la polla fuera por la bragueta, sin desabrocharme el pantalón. No me lo pensé, me desabroche totalmente los tejanos dejando holgura suficiente mientras me los sujetaba con ambas manos. Mi mamador encantado con mi iniciativa me bajo el boxer liberando totalmente mi polla y huevos que siguió mamando. Mi vecino opuesto deslizo su mano entre el boxer y empezó a acariciarme el culo. Paso uno de sus dedos por mi ano, luego por las nalgas…..el tipo debía ser un maestro experimentado porque suavemente fue metiendo mas su mano hasta que llego a lo que yo después supe se hallaba la próstata y empezó con uno de sus dedos a presionarlo con fuerza. Dios que placer. Ya me temblaba todo, un tío mamándomela, otro masajeándome el culo y un tercero con una cara de lujuria y morbo que estaba en el séptimo cielo.
Ya no podía mas, notaba que mi corrida estaba pronta y así se lo hice saber con una voz temblorosa y casi inaudible a mi mamador ……me voy a correr………… Cuando intuí que iba a ocurrir hice por apartarme, jamás había hecho tal cosa y me parecía inconcebible que lo hiciera dentro de una boca. Cual fue mi sorpresa que al instante de hacer ademán de apartarme mi mamador amarrándome por las caderas no solamente me lo impidió sino que abriendo exageradamente su boca se la metió entera hasta que su nazis se clavaba en mi estomago. Me corrí, Dios, si me corrí, note que sacaba leche como jamás lo había hecho y el, impertérrito, succionaba toda esa leche con unos gemidos que me parecieron la exaltación de la lujuria y el morbo. Mi compañero tocador retiro su mano de mi trasero, el otro todavía con mi polla en su boca seguía como intentando ordeñarme de nuevo. Yo le deje aunque ya mi polla perdía la dureza y se retiraba satisfecha.
El hombre se incorporo, escupió algo de mi semen que todavía le quedaba en la boca y me miro con una sonrisa de complicidad y hasta de agradecimiento.
Me acomode mi polla y recomponiéndome la ropa salí de aquel “paraíso”
Llegue a casa, durante todo el trayecto no hice mas que pensar en el rato maravilloso que había pasado, me gusto y disfrute como jamás había disfrutado. Después de cenar me dirigí a la ducha y debajo ya del agua calentita seguía pensando en lo vivido, estaba de nuevo excitado y con la polla tiesa, me enjabone mas de lo corriente y sin mas empecé a pajearme con la imaginación en esa boca mamadora, “ Mama cobron, mama…….cometela entera……..” eso repetía a viva voz hasta que una nueva y abundante corrida se estrello contra la mampara de la ducha.