El incesto en mi vida (parte 1)
Llegar a tener relaciones incestuosas o de amor filial, para mi es algo que tiene que venir por casualidad, en mi vida he tenido varias y todas han venido más bien rodadas, pero para empezar a contaros mis relaciones hay que empezar por el principio.
Como todo el mundo, creo yo, lo primero es descubrir tu sexualidad con las pajas, yo empecé a los 11-12 años a masturbarme, por aquel tiempo eran con esas revistas que podías pillarle a algún amigo o a un primo, aquellas mujeres que nos llamaban la atención, con aquellos pechos y esos coños peludos, hace ya algunos años de esto, hoy en día tengo 36, así que echar cuentas, teniendo 18 años mis padres trabajaban en el campo, por lo cual los sábados y domingos por la mañana, me quedaba en casa de una tía mía, casada con un hermano de mi madre que se iba a trabajar con ellos, mi tía Ángela rondaría los 40 más o menos, era delgada, morena, pelo corto, no muy alta, con unos pechos normales pero que me llamaban la atención.
Una mañana de sábado, tras dejarme mis padres allí, me encontraba en el salón de su casa, viendo la televisión, mientras mi tía me había puesto el desayuno y ella se había tomado un café, tras desayunar se levanto y me dijo que iba a ducharse, entro en su habitación, ya que al ser un piso pequeño todas las habitaciones daban al salón de estar, al salir para dirigirse al baño salió solo con bragas y sujetador y se dirigió al baño, en aquel momento mi polla se puso dura como una piedra, a esa edad suele estar así todo el día, pero aquello fue como un resorte para que estuviera a punto de reventarme.
Al terminar su ducha volvió a su cuarto envuelta en una toalla, dejándome ver sus piernas, y al llevarla apretada a su pecho, las tetas se le salían por arriba, tal y como entro a su cuarto yo salí corriendo al baño, entre y empecé a meneármela como un mono, pero el ímpetu del momento y que en ese momento toda la sangre de la cabeza se me había bajado a la polla, hizo que se me olvidara echar el pestillo, y por supuesto mi tía me pillo en plena paja.
Seria porque por aquellos años uno era más niño , pero yo en ese momento me puse a llorar y entre sollozos le suplicaba que no le dijera nada a mis padres que no volvería a hacerlo, para mi sorpresa ella me seco las lagrimas y me dijo que me tranquilizara que no pasaba nada, que sería nuestro secreto, ya más tranquilo y todavía sollozando me subí los pantalones y me dirigí al salón, no cabe decir que en aquel momento más que un pene tenía un cacahuete.
Ya estaba más tranquilo pero todavía con la pillada que acababa de sufrir dando vueltas en mi mente, cuando mi tía llego, esta vez con albornoz, y se sentó a mi lado, me dijo que no tenía que preocuparme que eso era normal, que había pillado también a su hijo en varias ocasiones, mi primo tenía 18 años, que nunca lo había regañado porque todos los hombres lo hacían y las mujeres también, al escuchar aquello mi mente se imagino a mi tía masturbándose y claro está mi polla volvió a reaccionar, ella se dio cuenta y empezó a reírse, me dijo "¿otra vez estas así?", yo me ruborice y baje la cabeza, ella siguió riéndose y me pregunto que había pensado cuando fui al baño a tocarme, le respondí que al verla en sujetador y bragas, que me había gustado mucho, se inclino hacia mí y me bajo el pantalón, me dijo que mi polla era muy bonita, la cogió entre su mano y empezó a meneármela muy suave, yo estaba muy nervioso ya que era la primera vez que me tocaba una mujer, me corrí de seguida llenando toda su mano, el albornoz y el sofá de leche, ella se rio y me dijo "que rápido eres", me dio un beso en la mejilla y me dijo que ella no contaría nada de lo mío pero que yo tampoco podría contar lo que había pasado en ese momento, le dije que no lo dudara que sería secreto.
Al día siguiente, volví a su casa, ya que nuevamente mis padres y su marido se iban al trabajo, no hay que decir que el día anterior por la tarde me había masturbado varias veces pensando en lo que me había pasado.
Como eran todavía las 8 al ir hacia el salón mi tía me dijo que nos metiéramos un poco en la cama para dormir algo, por lo menos hasta las 10 ya que ella no tenía nada que hacer y era temprano y en la casa no había nadie más, mi primo aquel año estaba haciendo el servicio militar, nos metimos en su cama, y me dijo que me quitara el chándal que llevaba para estar mas cómodo, me quede en calzoncillos, ella se quito la bata y se quedo en bragas y sujetador, nos metimos en la cama y ella se durmió al poco tiempo pero yo no podía quedarme dormido, mi corazón iba mil por hora. Aproximadamente a la hora ella se despertó y me dijo que si no me había dormido le dije que no tenia sueño, ella me abrazo, al sentir el contacto de ella contra mi cuerpo, mi polla reacciono, al estar pegada a mi siento la erección de mi miembro en su pierna, "¿ya esta esto así?" pregunto ella, yo no sabía que decir estaba mudo, metió su mano por dentro de mis calzoncillos y empezó a acariciarla pero sin llegar a masturbarme, aun así yo hacia un esfuerzo titánico por no soltar mi leche. Al poco saco su mano y se desabrocho el sujetador y me dijo que si quería tocarlas, sin decir nada pero asintiendo la cabeza como un tonto, empecé a magrearselas, sentía como sus pezones se ponían erectos y como ella respiraba cada vez más fuerte, me pidió que me quitara los calzoncillos, no me lo podía creer pero empezó a hacerme una paja mientras yo le tocaba los pechos, pero nuevamente mi inexperiencia hizo que me corriera en pocos segundos, ella me dijo que no me preocupara, seguidamente se quito las bragas y vi mi primer coño en realidad, negro y peludo, cogió mi mano y la acompaño hasta su raja, al tocarla sentí la humedad, ella empezó a guiar mi mano arriba y abajo enseñándome como tenía que pajearla cuando llevaba un buen rato me dijo que le chupara los pezones mientras dejo que mi mano siguiera sola el ritmo que me había enseñado, a los pocos minutos empezó a gritar y a retorcerse hasta que se corrió mientras yo seguía masturbándola, me cogió la mano para que parara, me dio un beso y me dijo que se lo había hecho muy bien, al incorporarse se fijo en que mi polla volvía a estar tiesa y dura, sonrío y me pido que me tumbara, le hice caso y me tumbe mirando hacia arriba, ella se puso a cuatro patas delante de mí, vi como apoyaba su boca en mi polla e iba desapareciendo dentro de su boca, empezó a chupármela con mucha saliva y muy despacio, esta vez sí dure más, pude sentir el placer de esa mamada hecha con cariño y correrme dentro de su boca, no desperdicio ni una gota y se trago toda mi leche.
Hay acabo la aventura de aquel día, pero todos los fines de semana seguíamos haciendo nuestras cosas, me enseño a comerle el coño, ha hacernos pajas mutuamente, pero nunca la penetre aunque se lo dije varias veces, ella siempre me decía que no. La pena es que pasados algunos meses mi tío encontró trabajo en otra provincia y se mudaron allí, mis padres empezaron a trabajar en una empresa y dejaron el campo, por lo cual los fines de semana dejaron de ser interesantes para mí. Eso si gracias a la distancia, mi tía me enseño también los secretos del sexo telefónico.