El hotel de Beijing (I)
Un poco de ejercicio es ideal para deshacerse del jetlag tras un viaje tan largo...
Me encantan los gimnasios de los hoteles. Algunos son de lujo, otros son casposos. Los hay con spas increíbles, con máquinas súper modernas, con monitores sacados de una revista de modelos.
Lo que me gustó de aquel gimnasio fue que cerraba muy tarde.
Había llegado a Beijing porla mañana. Despuésde un día eterno de reuniones, necesitaba algo de ejercicio para deshacerme del jet lag antes de meterme enla cama. Yel gimnasio cerraba a las doce dela noche. Muy, muy conveniente.
La sala estaba vacía. Corrí un rato, hice press de banca, un par de series de sentadillas y dominadas. Y bíceps, claro, siempre hay que hacer bíceps.
De ahí fui directo a las duchas. No tenían cubículos separados, sino que estaban todas juntas tras una especie de pared de separación. Me quité la ropa sudada, la dejé en el suelo y me fui directo debajo del agua.
Entre el cansancio y el ejercicio, estaba bastante cachondo. Vale, a lo mejor me entretuve demasiado con el jabón en ciertas partes escogidas.
En cuanto llegara a la habitación, me iba a hacer una paja de escándalo. Me acaricié ligeramente los pezones, y de ahí mi mano se dirigió hacia la parte baja de mi espalda… sí, también usaría el vibrador, ¿por qué no? Me metí la puntita del dedo, sólo para anticipar un pocola sensación. Dios, cómo me gusta.
Otro tío entró en las duchas. ¿De dónde coño había salido, si hace un segundo no había nadie? Me di la vuelta para que no viera mi incipiente erección.
Era negro, bastante más alto que yo. Musculoso.
Hey – dijo.
Hello – contesté, aún de espaldas.
May I borrow some soap? – me preguntó.
Sin esperar a mi respuesta, se acercó a donde yo estaba y agarró mi bote de gel de baño. Cuando le vi de cerca, me quedé de una pieza. Lo típico sería decir que la suya era la polla más grande que había visto en mi vida. Supongo que no lo era, porque he visto ya unas cuentas pollas a lo largo de los años… pero esta era enorme. Aunque quizá el detalle más interesante es que, al igual que la mía, estaba semierecta.
El tío, sin ningún tipo de discreción, me miró de arriba abajo. No soy demasiado alto, pero para qué negarlo, estoy bastante bueno. Los años de gimnasio tienen su recompensa.
No pude evitarlo, se me empezó a poner dura en ese momento. Pequeñas sacudidas hacia arriba, como si tuviera una bomba que la estuviese llenando de sangre a pasos agigantados.
- Need some help with that? – me dijo.
Cerré los ojos, y en ese instante noté unas manos cálidas pero firmes que me abrazaban, cogiéndome firmemente por la espalda.
Dios, se me está poniendo tan dura sólo de recordarlo.
El negro me atrae hacía sí, con fuerza. Nuestras pollas se frotan la una contra la otra; puedo sentir su calor, sus ganas de explotar. Le cojo la cabeza y empiezo a besarle. Mi lengua explora su boca y se me escapa un gemido involuntario.
El tío empieza a chuparme una oreja, el cuello, me muerde un pezón. Después me gira y me empuja contra la pared.
Yo me abro bien de piernas. Noto como se agacha detrás de mí, su cara contra mi espalda, bajando muy despacio. Me abre los cachetes con las manos, y de pronto noto su lengua tratando de penetrarme. Abro más las piernas y su lengua llega cada vez más dentro, relajándome y preparándome para algo mucho más grande.
Ya no puedo más, y tengo que murmurar…
- Fuck me. Please, fuck me now.
Pero en vez de eso, me mete un dedo largo y húmedo, mientras su lengua sigue jugando conmigo.
- ¡Sí! ¡Sí!
El dedo llega hasta lo más hondo, me toca, me revuelve. Llega un segundo dedo.
Joder, cómo me gusta. No me he tocado la polla, pero estoy tan caliente que podría correrme en cualquier momento.
- ¡Fóllame! Fuck me!
El tío no se hace más de rogar. Me abre bien de piernas y nota su capullo contra mi culo. Tengo un segundo de pánico. Esto va a doler. Pero no, estoy tan cachondo que mi culo acoge la invasión con auténtico júbilo. Me abro bien los cachetes con las manos y empujo hacia atrás, forzando esa enorme polla hacia dentro, bien hacia dentro, hasta el fondo. No puedo evitarlo, estoy gimiendo como una zorra, pero lo que más me gusta en el mundo es tener una buena polla dentro.
El tío empieza a follarme, primero despacio, pero cada vez más rápido. Yo sigo gimiendo de placer.
- Yes! Fuck me! Fuck me hard!
Su polla cada vez entra y sale más rápido. Giro la cara y empiezo a comerle la boca, noto su lengua invadiendo mi boca mientras su polla me abre bien el culo.
Sin previo aviso, me aparto. Siento cómo su polla sale de mí y empujo al tío contrala pared. Mearrodillo delante de él y empiezo a comerle la polla, me la trago hasta el fondo, hasta que mi nariz se da con su pubis. Él me agarra la cabeza y empieza a follarme la boca sin piedad, mientras con una mano yo le masajeo los huevos, suaves, enormes y completamente afeitados.
No me he tocado, pero mi propia polla está a punto de explotar.
No logro decidirme: ¿quiero que se corras en mi cara o en mi culo?
Do you want to come in my mouth or in my ass?
In your face.
¿En mi cara, dices? Mmmmm, me temo que tendrás que esperar.
Me pongo de pie, pongo mis manos sobre sus hombros y le obligo a tumbarse en el suelo. Acto seguido me agacho y me siento encima de su cara. Él empieza a comerme el culo una vez más mientras yo le chupola polla. Cadavez gimo más fuerte. Noto que el tío está cerca de correrse, así que aparto la boca y le soplo un poco sobre los huevos.
Me doy la vuelta y me siento encima de su polla. Notarla dentro, tan grande, tan caliente, me pone a mil.
Apoyo firmemente los pies en el suelo y subo y bajo, subo y bajo, haciendo que su polla entre y salga de mí cada vez más deprisa.
- I’m cumming… - me avisa.
Rápidamente me levanto. Su polla deja mi cuelo huérfano, deseando que vuelva a entrar, que vuelva a penetrarme. Pero en cambio, me pongo de rodillas y me meto esa enorme polla en la boca, justo a tiempo de sentir cómo su semen explota al fondo de mi garganta, mientras el tío grita de placer y de excitación.
Yo aún no me he corrido…