El hombre sin miedo VI
Nuestro amigo Montoya empieza a unir las piezas del puzzle. Final de esta serie, Espero que os haya gustado.
El hombre sin miedo VI
No pude descansar mucho, después de todo lo ocurrido durante el día de ayer, aunque estaba cansado, no podía deja de pensar en la conversación del sargento aquél desconocido, no pude verlos porque suponía exponerme demasiado, pero estaba cada vez más cerca.
El insomnio hizo que decidiera ir un rato a una especie de gimnasio improvisado en un barracón cercano, por razones de seguridad no podía salir a correr por ahí que era lo que más me gustaba, por lo que tenía que dedicarme a hacer bicicleta y algún aparato de musculación. No estaba sólo, estaba mi amiga la francesa allí también, no había tenido bastante con lo de anoche. Hicimos ejercicios durante más de una hora ayudándonos con las pesas y cosas por el estilo, al acabar nos fuimos a la ducha. Estaba cansado, pero por lo menos había conseguido eliminar tensiones, ella entró en el vestuario justo en el momento en que me desnudaba, tan normal con la toalla envuelta alrededor de su cuerpo, por instinto traté de taparme con lo primero que alcancé.
- Perdona, Montoya….pero en el vestuario en el vestuario de las chicas no hay agua, ha debido haber una avería, ¿te importa si me ducho aquí?
- No, por supuesto.
- Lo siento, no quería ponerte nervioso. –Dijo ella mientras se despojaba de la toalla y se quedaba totalmente desnuda.
Al ver la naturalidad con la que actuaba, no pude más que hacer lo mismo y quedarme desnudo también y meterme en la ducha, después de unos segundos placenteros de agua corriendo por mi cuerpo, noté como alguien me frotaba la espalda, era Liz. Ella se dio la vuelta y me invitó a hacer lo propio, a lo que accedí sin mediar palabra. Lo que me dio pie a observarla más de cerca, tenía una espalda fuerte rematada con un culo poderoso duro como una roca, el problema es que me puse muy burro sólo con frotarle la espalda. Pero no quería tener sexo, no.
- Entonces, ella se dio la vuelta y me dijo sonriente…vaya parece que alguien se alegra de frotarme la espalda.-Dijo mientras me agarraba la polla.
- No, por favor Liz.-Le contesté mientras la apartaba.
- ¿No te gusto?
- Al contrario, me gustas mucho, pero no podría ser racional cuando hiciera falta. Hacer el amor contigo puede costarnos un disgusto a los dos a la larga. –Le contesté.
- Es sólo sexo, no pienses en otra cosa. Si tienes novia, lo entendería. –Pero creo que no es el caso.
- No tengo novia (todavía no, aunque estaba en proyecto), por lo que no le mentí, es sólo que si hacemos el amor, no podría tratarte de igual manera que al resto y eso a largo plazo pasa factura a los dos. Lo sé por experiencia. –Le contesté.
- Es una lástima, tienes una polla muy por encima de la media de la del campamento, lo bastante grande para satisfacer a una mujer como yo.
- Lo siento…..no insistas.
Salimos de la ducha y nos secamos, ella me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído;
- Eres un hombre bueno, me alegra que me hayan destinado a tu escuadra.
- Gracias, tú también, ahora como tu superior ¡te ordeno que salgas de aquí antes de que entre alguien!
Salimos, del vestuario y nos vestimos para ir a desayunar e ir a la reunión de trabajo previa a toda misión, en ella me designaron oficialmente como el nuevo jefe de escuadrón y me presentaron a los otros tres integrantes, uno de ellos ya la conocéis era Liz, los otros era Manny, un americano y un Irlandés llamado Tom. El grupo me gustaba, éramos un grupo de locos simpáticos, no tardamos ni diez minutos en congeniar, buena gente. Durante el primer servicio, el jefe de pelotón decidió que fuera con él en su todo terreno. Durante las ocho horas que duró la misión hablamos de cosas sin fundamento alguno, sobre valores, decepciones y demás cosas que parecían intranscendentes. El escocés era muy listo sabía cómo tantear el terreno, me iba buscando amigablemente mis posibles debilidades, he de reconocer que era muy bueno, al final de la misión me volvió a hacer la pregunta:
- ¿Por qué te enrolaste en esta mierda?
- Ya te lo dije ayer, debo mucho dinero en España, el problema es que contraje la deuda con gente digamos que poco adecuada a la hora de deberle dinero. Tengo un acuerdo con ellos que debo devolverle el 50% en seis meses, el problema es que con nuestro sueldo me falta un pequeño empujón, creo que les pueda convencer de poder rebajarles del 50% al 30% el pago inicial, pero me costará un plus en intereses. –Le dije yo en tono serio.
- ¿Te gustaría ganar un dinero extra?, me preguntó con gesto serio.
- ¿Le preguntarías a un ciego si le gustaría ver?, le contesté alegremente.
- Bueno, dentro de este destacamento, hay un grupo de personas comandadas por mí que hacemos unas labores de escolta fuera del negocio del coronel. Son veinticinco mil dólares limpios de polvo y paja por cada misión y persona. El trabajo consiste en proteger un envío desde un punto A hasta un punto B. Fácil, rápido y sencillo. Hacemos un envío cada tres semanas, esto te supone el sueldo de siete meses en menos de un trimestre. Tienes que decidirte ya. No hay espera, ¿Qué me dices? –Me dijo con una mirada sumamente expresiva.
- Bueno, si no es nada del otro mundo y hay una buena pasta por medio, yo diría que sí. Cuenta conmigo. –Le contesté echándole la mano.
- Muy bien, esta noche quiero que estés en el barracón C a las diez, donde tendrás los detalles.
El resto del día transcurrió con normalidad hasta que se hizo la hora acordada, un poco de gimnasio y poco más. Llegada la hora nos encontramos en el lugar indicado. Nada más llegar, abrieron sigilosamente la puerta indicándome que pasara rápido para no despertar sospechas. Al entrar, pude ver a otros cuatro jefes de escuadra junto con el sargento, entonces el escocés tomó la palabra.
- Buenas noches, creo que no hace falta presentar a nuestro compañero nuevo. Sin más, os paso a comentar en consiste nuestra misión, deberemos adentrarnos en el enclave de siempre para recoger la entrega y posteriormente depositar la mercancía asignada en la frontera con Uzbekistán. El punto de entrega está en el GPS que se os asignará en cada vehículo que llevéis en la misión. La entrega debe de hacerse antes de las 17:00 horas de pasado mañana por lo que tendremos que conducir toda la noche, a vuestros miembros de escuadra se le dirá que llevamos medicinas a una población apartada, una vez llegado al sitio les pondremos vigilando el perímetro para poder cargar la mercancía. ¿Alguna pregunta?
- Eso está bien, sargento…..pero ¿qué les diremos cuándo la entreguemos en la frontera? –Le pregunté yo.
- No pasará nada, porque les dejaremos vigilando alguna posición cercana alegando medidas de seguridad, mientras nosotros seguiremos con el convoy como si nada. Es algo frecuente en estas misiones, nosotros haremos la entrega y volveremos a la posición señalada en menos de veinte horas. -Me contestó el sargento.
- ¿Y si fueran atacados por los talibanes? –Volví a preguntar.
- Eso no pasará, la zona está controlada por los señores de la guerra y tienen un pacto de no agresión para estas cosas. A los narcos no les interesan que el valor de la mercancía suba por estos motivos, si fuera así buscarían otros proveedores y ellos perderían más, ¿Alguna pregunta más? –Dijo Campbell con gesto severo.
- No mi sargento, entienda que es la primera vez…..
- No te preocupes Montoya, lo entiendo, es mejor parecer tonto diez minutos que no toda la vida. Bueno, si no hay más preguntas mañana saldremos como si fuera una misión más bajo el paraguas de la ONU. Todo está preparado para que se nos asigne la misión, si alguno no está bien físicamente que lo diga ahora para poder buscar a un sustituto. ¿Nadie?, bien entonces…..saldremos mañana a las cuatro de la mañana por lo que id a dormir un poco, mañana se os asignarán los vehículos en los que vais a ir. Rompan filas.
Salimos a dormir y por primera vez lo hice con cierta tranquilad, quizá porque había conseguido mi objetivo, o bien porque estaba realmente cansado. Lo único que le dije a mi unidad es que teníamos que estar a la tres de la mañana preparados para salir, ellos lo tomaron como algo normal.
Me desperté sobresaltado a las dos y media de la madrugada al escuchar un ruido raro, era la francesa, ¡Joder, esta tía debe de tener furor uterino!, la muy cabrona se estaba masturbando como una posesa. Yo me limité a mirarla, viendo como con un se metía los dedos dentro del coño y se frotaba los pezones. Su cara era la pura expresión del gozo, por la forma en que curvaba su espalda el orgasmo fue de órdago a la grande. La erección que me provocó hizo que tuviera que ir al baño a pajearme y así descargar un poquito de tensión, así que me senté en la taza del váter y comencé el concierto de zambomba en FA mayor. Al tener tanta urgencia se me olvidó cerrar la puerta con llave y eso fue mi gran error, Liz entró en el baño para lavarse un poquito y me pillo con el asunto entre manos, la muy cabrona con una sonrisa en la boca, se arrodilló delante de mí abriéndome las piernas para poder tener una mejor vista de lo que le interesaba ver. Apartando mis manos suavemente agarró el troco de mi polla con una mano, mientras jugaba con mis huevos con la otra, arriba y abajo, tenía las manos húmedas y cálidas debido a sus jugos vaginales. Y con una mirada cómplice y pícara al mismo tiempo se introdujo mi glande en su boca, jugando con su lengua y pasándola por todo el tronco de mi pene hasta los testículos para metérselos en la boca y seguir jugando con ellos. Al final se la metió toda ella en la boca, realizando un movimiento frenético de arriba abajo. La levanté y la senté a horcajadas para penetrarla, su coño estaba totalmente encharcado y yo entré en sus entrañas sin menor problema, para agarrarla firmemente por su culo y levantarla en vilo mientras me ponía de pie, pero había un problema pesaba bastante por lo que decidí apoyarla contra el lavabo y atacarla desde atrás. Estuve empujándola salvajemente de forma que ella no tardó ni dos minutos en tener el primer orgasmo, ya no pensaba ni razonaba, quería entrar en ese culo rocoso que tanto me gustaba para ello utilicé el jabón líquido que tenía a mano y me puse a jugar con mi lengua en su clítoris mientras mis dedos dilataban el esfínter, la muy zorra se volvió a correr inundándome la cara de flujos vaginales, era el momento de apuntar desde atrás, con mi glande apunté hacia su puerta trasera y poco a poco fui empujando con delicadeza hasta que entró toda mientras que ella se machacaba el coño con sus mano derecha. Cuando mi polla pudo deslizarse con mayor facilidad empecé con acometidas más rápidas y seguidas hasta que ninguno de los dos aguantamos mucho más y nos corrimos llenando su culo de rica leche. Acabamos los dos duchándonos juntos, entre risas y miradas cómplices.
Después de vestirnos y desayunar, nos juntamos con el resto del pelotón para hacer la farsa del reparto de trabajo y comenzar la misión secreta. Durante el viaje, no comentamos nada, íbamos con los camiones de las naciones unidas, junto a un par de funcionarios que en teoría eran los que se encargarían de hacer llegar la ayuda, estos viajaban en el blindado que conducía el sargento y no pude fijarme en su cara ni saber sus nombres. Después de siete horas de viaje llegamos a la zona prevista. Yo repartí a mi escuadrilla en una zona bastante defendible para poder alejarles de los posibles peligros que les acecharan. Y conduciendo el camión que se nos había asignado, me fui con el resto.
Nos dirigieron a una cueva enorme donde nos esperaban los otros camiones perfectamente rotulados con las siglas U.N. y salimos en dirección a la frontera. Durante el viaje pude calcular que llevaríamos aproximadamente dos toneladas de pasta de opio, no sabría decir a ciencia cierta cuánta saldría de dicha cantidad pero creo que bastante para ser un negocio muy lucrativo. Después de un viaje sin mayores contratiempos pude ver como uno de los funcionarios de las naciones unidas bajaba del camión para hablar con los guardias fronterizos, este les dio un fajo de billetes de dólares y no hubo más problemas. El punto de reparto estaba a una hora por carretera desde la frontera, en ella nos esperaban otros camiones y tuvimos que esperar a que comprobaran la mercancía y la cargaran en un avión para poder transportarla hasta el puerto más rápida, el intercambio no se hizo esperar mucho. Mientras nos agasajaron con una suculenta comida típica de la zona, carne de caballo trinchada y aderezada con múltiples especies, todo ello bien regada con la bebida típica, un aguardiente imbebible, yo decline la oferta de beberlo alegando problemas con la bebida.
Sin más contratiempos volvimos a cambiar los camiones para volver a la base sobre la hora prevista. Al llegar se nos entregó nuestra parte y se nos emplazó a estar callados.
De esta manera pasaron otros tres meses un unos cuantos envíos más, tenía un pastón y un montón de horas de grabación así como información variada. Un día en una de esas “misiones”, me tocó ir con el sargento y comenzamos a charlar ante el tedio del viaje:
- ¿Cuánto calculas que gana el coronel con todo esto de los envíos? –Le pregunté.
- ¿El jefe?, nada….bastante gana ya con nuestro trabajo normal. ¿Sabes por qué la empresa está radicada en Australia, pero todo se maneja desde Austria? –Dijo el sargento con tono jovial.
- No, la verdad, pero nunca me lo he planteado. –Le contesté.
- Pues, el motivo es que la normativa de estas empresas es menos estricta en Australia, en Europa la das de alta como empresa de seguridad privada y eso hace que te dejen tranquilo, pero allí sólo hay una pequeña oficina con un par de empleados.
- Aaaaaa, ya lo entiendo, le dije yo.
- ¿Tanto gana con esto el cabrón del coronel? –le pregunté.
- El año pasado tuvo un beneficio neto de en torno a quince millones de euros, nosotros trabajamos como cinco militares regulares y nos tenemos que pagar parte de nuestros gastos, el cabrón del coronel tiene una fortuna personal de cerca de cien millones de euros. Y a nosotros no nos queda ni para una pensión, yo ya tengo comprada una casa en tu país donde pienso retirarme con el dinero que he ganado hasta ahora. Antes lo hacíamos un poco de extranjis y a veces nos metíamos en líos. Pero el nuevo jefe nos empezó a organizar desde hace un año. Desde entonces la cosa va sobre ruedas, un año más así y no tendré que trabajar y sólo disfrutaré del clima de España.
- ¿Crees que esto va a durar tanto? –Le pregunté yo con curiosidad.
- Bueno, yo llevo tres años así, a esto le queda poco, pero por lo menos tenemos para un añito. Y tú, con lo que has ganado, ya habrás resuelto tus problemas financieros, ¿no es así? –Me preguntó.
- Sí, con el primer pago anticipé una buena parte del segundo y último. Gracias a ti y por haberme recomendado
- ¿Sabes quién es el cerebro de la operación?
- Sí, el señor que estaba contigo.
- No, ese es el organizador. El jefe supremo es un alto comisionado de la ONU, el tío vive en Nueva York y se lleva el dinero, hace más o menos que el hijo de Kofi Annan cuando se hizo millonario con el sistema de petróleo por alimentos que instauró su padre con el régimen de Sadam Husein. –Dijo él.
- ¿Y qué pinta el organizador?
- Es un loco, nunca he visto a nadie con tantos cojones, pero tiene una autoridad de mando que hace que nadie se atreve a cuestionar. Hasta que llegó él esto era un caos.
- Me encantaría conocerle, ¿Es mercenario como nosotros? –Le pregunté.
- Lo era, ahora trabaja para la ONU, el muy cabrón, tiene hasta pasaporte diplomático, para que el Coronel no sospechara, simuló su muerte y se cambió la cara.
- Es un tío listo, así no levantará sospechas.
- Bueno, ya está bien de preguntas. Ahora vuelve a tu camión, quizá te presente al loco hoy. ¿Sabes que él también quiere conocerte?, ha sido un acierto el meterte en el grupo, cumples con tu misión perfectamente y lo que más le gusta es que no te metes en líos. Cuando crucemos la frontera te lo presentaré.
- Gracias, le dije yo.
La misión transcurrió con más de lo mismo, intercambio de camiones y salida para la frontera esta vez Tajikistan. Una vez llegamos los mismos trámites para cruzar la frontera y una comida suculenta, durante la cual el sargento Campbell, me llamó a parte para cumplir su parte del trato llevándome a una casa separada del resto. Me invitó a pasar y en ella pude ver a una persona cenando, algo en mi interior sonaba como una alarma de peligro pero no podía sino seguir adelante.
- Jefe, aquí le traigo a nuestro amigo Montoya.
- Hola Montoya, dijo el jefe en un español perfecto.
- Encantado de conocerle Jefe, le saludé estrechándole la mano.
- Tienes unas referencias increíbles, por no hablar de lo bien que habla tu jefe de pelotón.
- Muchas gracias señor..
- Además es un placer conocer a uno de los mejores periodistas de investigación de mi país.- Me dijo el muy cabrón, mientras la cara del pobre sargento Campbell cambiaba de color.
No había terminado de hablar cuando el jefe sacó una pistola y le voló la cabeza al pobre sargento. Yo me levanté de un salto y me quedé de piedra esperándome lo peor. Viendo como este se levantaba con un andar parsimonioso y se acercó a rematar su víctima. Estaba realmente asustado, tanto que creo que me lo hice encima. Entonces lo vi claro, esos andares, ese español perfecto y me atreví a decir:
- ¿Julio Díaz, supongo?
- Montoya, tu capacidad deductiva me asombra, ¿pero cómo me has reconocido?
- Los andares de torero no los has corregido, has ido igual que cuando ibas con el descabello a rematar a tus toros.
- Jajajajaja, nunca había reparado en eso, ¡buena deducción! –Dijo él.
- Ya que me vas a matar, al menos deja que sepa, el porqué de esto.
- Bueno, supongo que debes saberlo, has llegado demasiado lejos para quedarte con las ganas, es sencillo, soy multimillonario como puedes saber, por lo que no es por dinero. Siempre me he alimentado del peligro, los vampiros se alimentan de sangre, mi maná es el peligro, siempre he ido más y más lejos. Al final, las condiciones físicas no me permitían estar delante de un toro cómo yo quería, por lo que opté por este camino, el pobre Jacinto me ofreció la posibilidad de ir aquí, todo iba bien, pero como has podido observar, peligro lo que se dice peligro sólo lo tenemos en contadas ocasiones. En una de las misiones le salvé el culo Alberto Jones, el cerebro de esta operación. El “cerebro” ya había comenzado con el negocio pero el sistema de trabajo era un puto desastre, ahí es donde entro yo, con mis labores organizativas ha sido un gran negocio para todos. Ahora somos socios al 50%.
- Pero, yo he estado allí y no hay mucho peligro que digamos, todo está controlado…… -Le contesté.
- No, todo no, el día de antes doy una batida reventado talibanes por donde voy, eso hace que esté bien alimentado.
- Pero yo te vi muerto en Madrid, ¿Cómo has podido engañar a todo el mundo?
- Es sencillo, suma a un idiota que se me parecía mucho, un médico forense casi arruinado por culpa de una elevada hipoteca y una ex. A eso le sumas que tengo cantidades ingentes de dinero y ¿qué te da? –Contestó complacido.
- Y Jacinto, ¿Qué tiene que ver en todo esto?
- Nada, el investigaba el caso, pero como es mi amigo de la infancia, le he mantenido alejado. Por eso moví influencias para que lo destinaran a Irak. El es un scout, no valdría para esto. Lo mejor de todo es cómo te descubrí.
- Me imagino que alguien de dentro se fue de la lengua. –Le contesté, cada vez más desafiante.
- Bueno, fue realmente sencillo, tengo una amiga en España que te conoce muy en profundidad y que te odia, ella es la que maneja el dinero que gano, ¿sabes que estoy a punto de convertirme en el flamante propietario del periódico de tu amigo Augusto?.
- ¡Lucía!.... ¡Será hija de la gran puta! –Exclamé realmente dolido.
- ¡Exacto!, ahora que lo sabes todo, sólo queda un pequeño detal……..
BOOOOOOMMMMMM, estalló una granada cerca de la choza donde nos encontramos haciendo parte del techo cayera encima del torero, yo me levanté como un resorte y me abalancé sobre él, anduvimos enzarzados en una pelea sin cuartel, intercambiando golpes, patadas e incluso algún mordisco, en plena pelea pude agarrar una silla que estaba por allí y conseguí darle en toda la cara con ella, la hostia que le metí hizo que se cayera sobre una madera puntiaguda del techo derruido, atravesando su cuerpo cono si fuera una estocada hasta la bola. La herida era mortal de necesidad, pero el cabrón se partía de la risa mientras escupía sangre por la boca, se reía de la muerte. Sólo acerté a decirle:
- Lo que más me jode de todo esto es que te admiraba……
- Nunca te fíes de un torero……aaggggggg.
Dando un último estertor murió delante de mí con una sonrisa bobalicona, me quedé mirándolo fijamente ajeno a todo lo exterior. De repente sonó otra explosión, se hizo la oscuridad y no recuerdo nada más, hasta que desperté en un hospital militar en Afganistán. A los pies de mi cama estaban Liz, el Coronel y Jacinto. Al intentar incorporarme, noté un dolor terrible y Jacinto me dijo en tono castizo:
- ¡Tranquilo Rambo, se te ha caído un tabique encima y ya quieres levantarte!
- ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué estáis todos aquí? –Le pregunté a Jacinto todavía muy aturdido.
- Bueno, como te he dicho se te cayó un muro encima, tienes roto un brazo una costilla e innumerables pequeñas heridas por todo tu cuerpo a modo de metralla, y un traumatismo en la cabeza de un par de cojones. Poquita cosa, para un tío como tú. –Me contestó sonriendo.
- ¿Podemos hablar a solas Jacinto? –Le dije al hombre lobo.
- Si es sobre tu misión, puedes hablar abiertamente…..ellos están al tanto de todo, de hecho Liz era tu escolta en esta misión. –Dijo él sonriente.
- ¡Montoya, estoy muy contenta de verte! –Dijo Liz con una sonrisa en la boca.
- Eres una cabrona, sabías que trabajaba para el CNI y aún así has estado ocultándome tu identidad. –Le contesté un poco molesto.
- Créeme, ha sido lo mejor para los dos. –Dijo ella.
- Bueno, por lo menos parece que todo ha terminado y parece ser que podré hacer un buen reportaje en cuanto salga de aquí. -Le repliqué.
- Sí, aún falta un detalle, hemos confiscado todo el material de tu investigación. –Me dijo el cabrón del hombre lobo con gesto serio.
- Pero es esencial para mi trabajo, si él no hay reportaje. –Protesté.
- Imagina el escándalo que va a suponer esto, nuestros jefes quieren purgar las Naciones Unidas de parásitos como estos que no tienen escrúpulos para enriquecerse con las guerras, pero hay que hacerlo bien. Si esto sale a la luz, la ONU desaparecerá y todavía hay gente buena dentro de ella que cree en el sistema, entre ellos me encuentro yo, como miembro del equipo de seguridad interna. Trabajo para la ONU. – Contestó ella.
- Y yo, ¿qué voy hacer entonces?, me he jugado el culo para nada. –Dije.
- Para nada no, has evitado que cantidades ingentes de droga inunde las calles por no hablar de haberte llevado por delante a un hijo de puta como era Julio Diaz. Además de salvarme el culo a mí y a mi empresa. –Me contestó el Coronel.
- Una cosa más, ¿Cómo sabíais que estábamos aquí? –Le dije.
- Es sencillo, tu ropa está plagada de emisores, te hemos seguido desde el primer momento. –Esta vez el que habló fue el Coronel.
Entró la enfermera y echó a todo el mundo alegando que ya estaba bien por hoy, necesitaba descansar. Todos iban a salir cuando le pedí a Liz que se quedara un segundo, una vez solos le pregunté:
- ¿Nuestros encuentros fueron parte del trabajo? –Me atreví a preguntar.
- No, Montoya….en mi caso me gusta liberar tensión durante las misiones, tú has sido un gran aliado contra el estrés que origina este tipo de trabajos.
- Gracias, si no llega a ser por ti hubiese cometido alguna temeridad. –Le contesté.
- No me lo agradezcas, el sentimiento es mutuo. ¿Sabes una cosa? –Me preguntó ella. –De todos los compañeros que he tenido, tú has sido el mejor con diferencia, mi culo se lleva una honda impresión tuya, jajajaja. Te deseo lo mejor en el futuro. –Me dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
- Buenas noches, Liz.
La convalecencia fue un poco tediosa, pero gracias a las visitas del hombre lobo, la hicieron mucho más amenas. En cuanto a los compañeros, no supieron mucho al respecto, según me dijo el Coronel. Los supervivientes de la escaramuza, fueron detenidos por la DEA. Al cerebro le tendieron una trampa para que fueran los propios narcos quién lo borraran del mapa. A mí, me hicieron la coartada de que sería detenido una vez que se curaran mis heridas, para evitar futuros problemas. Aunque me recomendó que me tomara unas largas vacaciones. El día que me dieron el alta, me despedí del coronel con un abrazo dándome las gracias por todo. Este me dio su número de teléfono personal para que lo llamara para comentarme un proyecto que venía barruntando desde hacía unos días. Me brindaba la posibilidad de hacer un reportaje en profundidad sobre su empresa, acepté pero le emplacé para dentro de seis meses, necesitaba terminar un par de cosas más.
Jacinto y yo volvimos a España juntos, durante el largo viaje, no hablamos mucho pero al cabo de un rato tenía una pregunta que no quería dejar sin hacer.
- Falta un fleco pendiente en España, el dinero de la venta de la droga se estaba invirtiendo en el periódico de mi amigo Augusto. El testaferro de la trama es una hija de puta llamada Lucía.
- Ya lo sabemos, ahora está siendo detenida por una operación conjunta de agentes de la DEA y de la policía nacional, será llevada a juicio por ello. Tranquilo que le quedan dos telediarios. Además las pruebas son muy sólidas. Has hecho un magnífico trabajo. En cuanto a tu amigo, no te preocupes, se levantará un revuelo importante pero según hemos tenido noticias, el dinero no ha llegado a ser depositado en el capital social del periódico. Esto significa que a él no le va a pasar nada. ¿Tú que vas hacer ahora?
- Jacinto, tengo un proyecto muy bonito entre manos, ¿Sabes una cosa?, lo mismo siento la cabeza y todo.
- Eso no puede ser verdad Paco, ¿Tú?, ¿Sentando la cabeza?, ¿De verdad estás hablando de mujer, familia y todo eso?
- Sí, a eso me refiero. Estuve de vacaciones en mi casa y he conocido a la mujer de mis sueños, la conozco de hace mucho tiempo, pero ahora ha surgido el amor. Espero no haber llegado tarde.
- ¿Es la chica a la que has llamado antes de salir? –Me preguntó Jacinto con aire divertido.
- Sí, es ella…de momento no se puesto muy mal al decirle que volvía, ¿Tú crees que tengo posibilidades?
- No sé….siempre has sido un culo inquieto, pero si no lo intentas lo mismo te pierdes algo grande. –Sonrío el hombre lobo en tono fraternal.
- Bueno, Augusto me debe un favor, si le pido una corresponsalía no creo que me la niegue. Cambiando de tema, dije yo ¿Cómo llevas que tu amigo de la infancia fuera el malo de la película?
- Mal, pero sabes una cosa, he perdido a muchos amigos de la infancia por culpa de la droga, algunos se murieron, otros han destrozado su vida. Los únicos que salimos del arroyo fuimos Julio y yo. Nunca entenderé por que se alió con esta gentuza.
- Jacinto, él se justificó que sólo lo hacía para poder matar a gente a diestro y siniestro. Tu amigo era un psicópata y la guerra sólo le servía para alimentar su hambre de sangre, un torero de verdad nunca hubiera hecho esto.
- Llevas razón Montoya, llevas razón.
Fin