El hombre sin miedo 2.0: Una visita inesperada
Disculpad el retraso, pero es que a veces las cosas no salen como uno quiere.
El hombre sin miedo 2.0: Una visita inesperada
La semana de preparación iba conforme a lo previsto, reuniones interminables para aprender a ser la persona que iba a ser, informes sobre quién es quién en la estructuras de la ultraderecha europea. Vídeos sobre mi nuevo personaje para poder aprender sus tics, sus expresiones más habituales y alguna cosa más como tener una razón de sexo salvaje con Lupe. Me encantaba esta chica, era divertida y amena e hizo que me olvidara de los problemas que tuve con mi ex.
Sin embargo, había un problema y bien gordo. Un día sonó el móvil de la persona a la que suplantaba, era su secretaria, en la llamada me dijo que había dos personajes que querían hablar conmigo urgentemente. Probablemente para recoger las donaciones para el partido. Por lo que teníamos una reunión con ellos esa misma tarde en un club de alto standing que los dos socios poseían entre muchas otras empresas. Jacinto optó por que debíamos ir para no levantar sospechas pero insistió que esta vez deberíamos ir con un poco más de cobertura por que los dos personajes eran dos pájaros de cuidado.
Salimos en el Lexus y llegamos a la dirección que la secretaria nos había dado. El sitio era un chalet apartado sin ninguna identificación. El guardia chequeó la entrada y nos dio permiso para entrar. Yo me quede muy impresionado al ver que el señor iba trajeado pero en su chaqueta se adivinaba en bulto de un subfusil. «Esta gente juega en serio, hay que ir con pies de plomo», me dije a mí mismo. Lo peor estaba por llegar, dentro del chalet no había cámaras de seguridad, pero había un guarda en cada rincón. Si la cegábamos estábamos jodidos. Respiramos hondo y salimos del coche, en la puerta nos esperaba una secretaria que parecía haberse escapado de la versión sueca de Playboy. Rubia y alta con una cara de vikinga viciosa que haría ser la protagonista de cualquier sueño húmedo de un pajillero.
-Bienvenidos, por favor síganme, los señores García y López les están esperando. -Dijo la valkiria con un fuerte acento.
-Gracias. -Respondimos Jacinto y yo casi sin inmutarnos, debido a que teníamos nuestro radar estaba pendiente de todo lo que vimos.
Si la mansión era impresionante por fuera, por dentro lo era mucho más. Lujo al por mayor, si bien excesivamente recargado para mi gusto, pero la verdad es que tenía una imagen al estilo del los Gentleman Clubs ingleses. Las camareras servían cubiertas únicamente con un delantal blanco con puntillas. Todas ellas con el pelo recogido con un moño e impecablemente maquilladas. La siguiente estancia era más divertida si cabe porque era una especie de gimnasio con ring, imagino que era donde tenían lugar algún tipo de velada de lucha entre las chicas. Por último accedimos a una estancia vigilada por dos bestias que nos pasaron por un detector de metales y micrófonos antes de entrar. Y allí estaban dos hombre mayores entrados en kilos y que tenían pinta de ser dos abuelos entrañables, sentados en un cómodo sillón y saboreando un buen whisky de malta para hacer un poco de hambre antes de cenar.
- Bienvenidos. -Dijo uno de ellos en un tono afectuoso mientras me estrechaba la mano con energía.
- Gracias por la invitación.-Respondí con cordialidad.
- ¿Quieren tomar algo antes de pasar a la cena? Todavía falta una persona por llegar. -Dijo uno de los abuelos.
- ¿Quién? -Dijo Jacinto con cara de mosqueo.
- Un amigo nuestro que está interesado en conocerte. -Contestó uno de ellos.
- No era lo acordado. -Respondí con mal estilo.
- No se enfade, además con el maletín de pasta que le vamos a dar creo que no debería enfadarse. -Contestó uno de los venerables ancianos.
- Lo que no entiendo es por qué la insistencia de vernos con tanta urgencia, mañana parto a una reunión importante.-Le dije a mis anfitriones.
- Ese es el detalle, necesitamos que tu grupo siga oponiéndose a la regularización de la prostitución. -Contestó uno de mis benefactores.
- Será lo contrario. -Dije contrariado.
- No, de ninguna manera, -me contradijo el risueño anciano. Mire, nosotros representamos a un grupo de personas que ostentan el 90% del negocio de la prostitución en España. Si este negocio se liberaliza, habrá una guerra de precios y la competencia será mala para nosotros. En nuestro caso, las chicas en las que hemos invertido mucho tiempo y dinero para que sean del agrado de nuestros clientes, pueden salirse y montar un club de alterne cuando quieran.
- Pero podrían hacerlo ya. -Respondí.
- Sí, pero no es sencillo. Al final las chicas vienen libremente a nosotros porque el secreto de este negocio está en cobrarles las habitaciones y lo que consumen los clientes en el bar, el resto del dinero es para ellas. Nosotros tenemos lista de espera para entrar a trabajar y más ahora con la que está cayendo. Por otro lado, no permitimos chulos en este sitio y si alguna tiene problemas con algún cliente enamorado o con su novio o chulo, le echamos una mano a solucionarlo, pasan revisiones médicas y las analíticas pertinentes cada dos meses. Y sobre todo, no aceptamos tratos con los tratantes de blancas. Si se liberaliza este negocio, el problema es que tendremos a las distintas mafias de tratantes de blancas ahuyentando a nuestras chicas y a nuestros clientes.
- Entiendo, los furtivos espantan la caza mayor….-le dije sonriente.
- Mire, cuando era joven, si la chica se ponía tonta se le daba un par de hostias y punto, pero ahora, las cosas han cambiado, si quieres estar en la élite, necesitas llevar el negocio con mano de hierro enfundada en un guante de seda.
Entró la secretaria y anunció a la persona que estábamos esperando, mis cojones cayeron al suelo cuando vi entrar a la persona…¡joder, si pudiera saltar por la ventana lo hubiera hecho! No podía ser, era Augusto, estaba hecho un asco, parecía haber envejecido veinte años. Entró encorvado y con los pies arrastrando, ¿cómo puede cambiar tanto una persona en dos años? Me dio pena el pobre.
Saludo a sus patrocinadores y se acercó a mí con una sonrisa y me preguntó.
- ¿Don Jesús Barquero, supongo? - Me dijo, por cierto había olvidado deciros el nombre del personaje al que suplantaba.
- Efectivamente, no siempre se puede saludar un gran periodista como usted. -Le respondí, metiéndome más en el papel para no ser reconocido.
- Me recuerda usted mucho a un viejo amigo. -Me dijo, mientras por mi espalda recorría un escalofrío.
- Tengo entendido que hay por ahí un periodista que se me parece, no es la única vez que me lo han dicho, el día que me lo encuentre le invitaré a una copa. -Respondí mientras mi amigo Jacinto había sabido hacer mutis por el foro sin que Augusto se hubiera dado cuenta. El muy cabrón siempre sabía permanecer inadvertido.
- ¿Qué les parece si pasamos al comedor? -Sugirió uno de los proxenetas.
- Por mí perfecto. - Respondí.
El comedor era un sitio sobrio, decorado al más puro estilo victoriano, la cubertería era de plata y el servicio eran chicas vestidas de una manera impecable. La comida consistió en unos surtidos de ibéricos y queso, con unos langostinos frescos y todo regado con un buen fino. Para luego pasar a unos entrantes de espárragos blancos gruesos como mi polla, seguido de unas cocochas al pilpil para finalmente pasar al plato fuerte, un chuletón de buey, asado por partes y poco hecho como a mí me gusta y regado con Vega-Sicilia, mi vino favorito. Para rematar una tarta de limón con merengue. Os podéis imaginar, que después de haber estado en Inglaterra un año, este menú hizo que se me saltaran las lágrimas. En el café nos sirvieron un buen whisky de malta de doce años y un habano de primera. En un momento, Augusto me preguntó:
- ¿Qué es lo que según tu opinión, está haciendo mal el gobierno? -Preguntó Augusto con interés, pero al mismo tiempo evidenciando que estaba realmente oxidado en esto del periodismo.
- Bueno, es que el gobierno no es el problema, es el sistema. -Respondí.
- ¿Puede ser más explicito?
- ¿Es que no lo ve? Mire lo que hay alrededor, paro, miseria, incultura, jóvenes sin ánimo de prosperar, lo penoso es esto último, hemos creado una generación que no soporta la frustración por que los hemos sobreprotegido. La generación de lo políticamente correcto ha hecho estragos en esta sociedad, el español siempre ha sido gente bruta pero noble y con bastante cultura, ahora nos han convertido en un país de realmente de analfabetos, sabemos leer y escribir pero no hemos avanzado nada en otras cosas y hemos perdido la cultura del esfuerzo. En otros países, la universidad es un premio para los mejores y si no tienen medios se les apoya en todo lo posible para que puedan estudiar, aquí es sinónimo de juerga, borrachera y diversión. Joder hay gente que todavía está terminando la carrera con treinta años, ¿dónde se ha visto eso?-Respondí en un tono que hizo que los demás asintieran dando su aprobación.
- ¿Está usted insinuando que debería volver la viejas “costumbres” del franquismo?, donde no había libertades ni derechos. -Dijo Augusto con mala leche.
- Cómo todos los progres de manual, usted siempre lleva estas cosas al mismo terreno, no hablo de derechos si no de obligaciones, obligación de respetar a los mayores, obligación de respetar la autoridad, a los profesores, obligación de formarse como es debido, la política de sólo derechos nos ha llevado a esta situación, una generación perdida, porque es más fácil decir lo que la gente quiere oir y no lo que no quieren escuchar, porque hay comprar el voto a base de subsidios, porque en este país siempre se ha denostado a la gente que apuesta por no ser funcionario y pone en riesgo su capital para crear una empresa y luego salen los políticos diciendo que en España no hay emprendedores, claro que los hay pero se les quitan las ganas cada vez que tienen que pelear contra la “burrocrácia”. Recuerdo la primera empresa que monté, tuve que pelearme con todo el mundo por que no entendía que vendía servicios de internet y eso que había un ministerio de nuevas tecnologías. Eso sí si llego a montar una inmobiliaria me hubiesen puesto la alfombra roja. Pero yo tenía unas ideas muy raritas. Así estamos nosotros y así están otros países. Los bancos no son compañeros de viaje, como en otros países, son alimañas que te dan un paraguas cuando hace sol y te lo quitan cuando llueve y la banca está así por que había una cosa que se llamaban cajas de ahorro que funcionaba muy bien para el pequeño emprendedor, pero claro, al caer en mano de los politicastros y sus enchufados las hundieron en treinta años, con el beneplácito de la gran banca privada para poder tener una mayor parte del pastel, ¿ a cuántos empresarios de provincias ayudaron las cajas a iniciar un negocio? A prácticamente a todos. Eso es lo que pasa en este país hay que derribarlo y empezar de cero desde lo sencillo sin tantas complicaciones. -Contesté con la intención de que Augusto entrara al saco y con mi discurso de neo liberal bien aprendido.
- Pero ese discurso, atenta claramente contra los derechos de los más desfavorecidos. -Repuso Augusto entrando claramente al trapo.
- Mire Augusto, usted era un periodista impresionante temido por la clase dirigente porque sencillamente no se vendía a nadie, decía bajo su opinión lo que creía que estaba bien y lo que no, lo he seguido desde hace muchos años y no me lo puede negar, con el paso del tiempo usted se dejó llevar por lo políticamente correcto y al final un proyecto como el de su periódico de papel se fue a la mierda, no por nada porque llegó tarde, si ese proyecto hubiese sido bajo el prisma de la red, ahora usted sería poco menos que Dios. Ahora vuelve a llegar tarde, pero si recuperara sus principios, puede que tuviera una oportunidad de resurgir, se plegó al poder y eso hizo que mucho de los periodistas que trabajaban en el acabaran engrosando la cola del paro, por imperativo de la clase gobernante. -Respondí.
- ¡Eso no es cierto, no tiene ni puta idea de lo que es un periódico! -Reclamó indignado.
- Eso es cierto, no sé llevar un periódico, pero sí se de crear empresas desde cero desde una idea inicial y si no eres fiel a ella estás muerto. -Sabía que le había dado donde más le dolía.
- ¡Yo siempre he sido fiel a mis ideas! -Dijo mi antiguo maestro muy irritado.
- ¡Tranquilícese Augusto!, no seas desconsiderado con nuestro invitado, te noto muy alterado, mejor date una vuelta por el Spa.
- ¡Pero, yo quería entrevistar a su invitado, por eso he venido! .-Protestó mi antiguo mentor.
- No es el momento, ahora le está esperando una de nuestras chicas para darle un masajito de esos que tanto le gustan.
- Está bien…- Salió de la estancia Augusto con las orejas gachas.
Me parecía duro y triste ver cómo mi mentor había caído tan bajo, tenía que hablar con Jacinto, para que me contara que le había pasado al pobre durante este tiempo que había estado ausente. Era la sombra de lo que había sido, una piltrafa humana, indigna de un pasado glorioso como el suyo.
- Bueno, señores…yo creo que va siendo hora de irme, tengo una reunión importante dentro de un rato, si son tan amables.
- Sólo una cosa más, nuestra…digamos…”asociación”, necesita de su encanto para poder lograr nuestros objetivos.
- Bueno, mi grupo aspira a tener unos diez escaños para estas elecciones, con la ideología que nos están plasmando, va a ser difícil que tengamos mucha repercusión si el gobierno, ávido de ingresos insiste en llevar el proyecto adelante.
- Amigo Barquero, confío en que haga honor a su nombre y lleve a buen puerto nuestro proyecto, una prima de cinco millones le esperan si lo consigue.
- Pues es una cantidad impresionante, no se preocupe que haré lo imposible por contribuir a sus intereses. - Le dije poniéndole la mejor cara.
- Así lo esperamos y por Augusto no se preocupe, es como esas vedettes viejas que todavía piensan que están en su época de esplendor, se cree que es líder de opinión, pero es sólo un viejo periodista alcohólico, conforme tiene el hígado no creo que llegue a las navidades si no para de beber. A nosotros nos hace un buen servicio, pero a veces se le sube un poco a la cabeza y nos sale con estas rabietas.
- Entiendo, bueno…no sé dónde ha ido mi asistente, si no les importa que alguno de sus trabajadores me acerque al centro.
- Faltaría más…nuestra secretaria le acompañará a la puerta donde ya le estará esperando uno de nuestros vehículos.
Tal y como dijeron, la rubia impresionante, me acompañó a la puerta donde una Mercedes Viano negra con cristales tintados nos esperaba. Le dije al conductor que tenía que ir comprar unas cosas a la calle Serrano y que con que me dejara en la plaza de Colón sería suficiente, una vez allí esperé y me metí en una tienda carísima del barrio de Salamanca para simular que compraba para asegurarme que nadie me seguía, una vez dentro del vestidor, llamé a mi amigo para que me recogiera en una cervecería de por allí, este tardó muy poco por lo que deduje que me había seguido desde el burdel.
Volvíamos para nuestra base, no sin antes entregarle el maletín. Jacinto lo revisó con rastreadores de frecuencia, algo que confirmó sus sospechas, el maletín llevaba un micrófono oculto y un rastreador. Él con una sonrisa, se limitó a asentir diciendo “munn, israelí se nota que son pudientes”.
Igual que la última vez, me sacó un fajo de pasta y me lo entregó diciendo que era por si acaso. Una vez en nuestra nave industrial, lo que más me gustó. Repasamos, todo mientras devorábamos una pizza y unos botellines de cerveza que habíamos comprado antes de entrar. En un receso, en el que ultimábamos nuestro viaje a Canadá, le pregunté que le había pasado a mí mentor. El negando con la cabeza, me dijo que había cosas que mejor no debía saber, pero insisití.
- Mira Paco, es tu mentor, una especie de padre para ti, pero Augusto era un pájaro de cuidado, borracho, ludópata, putero y ahora le están viniendo todas juntas. Tiene una cirrosis de caballo y no le quedan más de seis meses de vida. ¡Joder, si te vendió por un plato de sopa!, ¿ya no te acuerdas de la puta esa?
- Sabía que estaba mal, pero no tanto como para llegar a esos extremos. -Le contesté.
- Pues sí, así es…los inversores le dieron la espalda por culpa de esos excesos.
- Ahora lo entiendo todo. -Dije agachando la cabeza.
- Ahora seguiremos con lo nuestro, que es importante, mañana salimos de viaje desde Torrejón en un vuelo privado que nos llevará a Londres, allí nos reuniremos con tus “colegas” ingleses, franceses y alemanes para ir en un avión más grande hasta Canadá al aeropuerto más cercano. Por cierto tu profesor de equitación dice que lo has hecho muy bien.
- Gracias, pero preferiría que la ruta hasta la estación de esquí la hiciésemos en 4x4. -Me quejé amargamente.
- No si vamos a ir en coche, pero el que organiza esto es criador de caballos y no dejará escapar la oportunidad de querer dar un paseo a caballo contigo aunque sólo sea para presumir de ejemplares, pero la realidad va a ser sondearte sobre cómo está Telefónica actualmente para comprar un paquete de acciones salvaje de la compañía, dado que su valor actual está por los suelos. Tú obligación será quitarle la idea de la cabeza, alegando lo que puedes leer en este dosier que te vas a leer. -Dijo mi compañero.
- Entiendo.
- Ahora si me lo permites, me gustaría dormir bien esta noche. Tú también deberías irte a acostar un poco. -Dijo Jacinto mientras se levantaba y apoyaba su mano en mi hombro en sentido de apoyo.
- Sí, voy a correr un poco en la cinta del gimnasio y me voy a dormir.
Me puse en marcha con la cinta de correr, mientras mi cabeza pensaba en lo mal que lo estaba pensando Augusto, tendría que ver la manera de sacarlo de las garras de esa gentuza que lo controlaba. Quizá podría entrar en el accionariado de esa empresa, pero antes tenía que hablar con la única persona que lo conocía mejor que yo, su eterna secretaria, mi buena amiga Mónica, que había sido como una hermana mayor para mí desde que me dediqué a esto del periodismo, consejera excepcional y con una capacidad innata para “fichar” a la gente. Había estado muy unido a ella, hasta que un día me la follé. Eso añadido a que había empezado la relación con mi ex. Era muy probable que no quisiera hablar conmigo, pero tenía que intentarlo. Ella era la clave, pero mañana salía de viaje y eran ya más de las doce de la noche, aunque sabía a ciencia cierta que era una noctámbula empedernida, por lo que podría probar algo de suerte.
Bajé de la cinta y me di una vuelta por la nave-palacio en la que me alojaba, era todo lo que un tío como yo podría desear, un apartamento de puta madre, blindado y separado del resto, un taller-garaje-espacio para lo que me salga de la punta, todo discreto y bonito. No había tenido mucho tiempo para ver en profundidad todo lo que había allí, estaba bien hecho buenos sistemas de seguridad, pero el mejor de ellos, la discreción, en un polígono industrial donde había cientos de naves idénticas, nadie podría sospechar de lo que podría haber aquí metido, el polígono disponía de seguridad privada, por lo que era algo muy interesante. Dentro de la nave había una única puerta de acceso que era lo suficientemente grande para poder entrar con una furgoneta y poco más, se podía ver que era blindada, el techo estaba iluminado por claraboyas que en vez dejar la luz del sol la refractaban, de manera que no se podía acceder a la nave por el techo sin hacer un destrozo en condiciones, por los refuerzos de la estructura intuí que el techo debía ser de una chapa bastante gruesa y que sería necesario una lanza térmica para poder acceder por ahí.
Lo mejor de la nave fue encontrarme una puerta de doble hoja en la que no había fijado antes. Al abrirla pude acceder a una especie de trastero, con todo tipo de chismes, pero había algo tapado con una lona, mi curiosidad se vio ampliamente recompensada con mi descubrimiento, ¡Un Lancia Delta HF Integrale, con las rallas de Martini!, ¿cómo pudieron dejar algo tan bonito olvidado?, vale que el coche estaba viejo, pero…Sin más dilación ví que las llaves estaban puestas en el arranque, no se veía muy abandonado, por lo menos las ruedas tenían aire, algo que indicaba que el coche no llevaba demasiado tiempo inmovilizado, me hice el valiente y probé a mover el arranque, pero nada, la batería estaba muerta. Siempre había querido tener uno de estos y no iba a dejar escapar la oportunidad de quedarme con él. Pero cómo siempre me ha pasado últimamente, las cosas buenas siempre me ocurrían antes de embarcarme en un embolao. Y digo bien, porque al irme a dormir me encontré la última sorpresa de la noche, la pobre Lupe, quería darme una despedida en condiciones y la pobre se había quedado dormida esperándome en silencio en mi cama. Yo me desnudé la hice al un lado y dormí abrazado a ella lo que podría ser mí última con una mujer en mucho tiempo.