El hombre que quiero acariciar
Oda al hombre depilado
Aquella rodilla blanca blanquísima
se asomó por el vaquero roto
libre de vellos del macho oso
y desee tocarla...
Descruzó la pierna y se escondió
la rodilla blanca blanquísima
dentro del vaquero a la moda
de los vaqueros rotos.
Cruzó de nuevo la pierna y salió
la rodilla blanca blanquísima
depilada de vello de hombre.
Salió más, y más, y más...
dejando un trozo de muslo libre,
carne blanca, piel gótica, suave.
Despareció la rodilla al levantarse,
dejar el asiento del bus libre,
apearse, seguir por la calle
andando en dirección contraria
a la marcha del bus urbano.
Por la noche soñé con las piernas
de la rodilla color leche,
con un cuerpo depilado,
con mis manos arrancando vello a vello
hasta dejar su piel suave libre
de la pelambrera natural,
soñé con sus gritos ensayados
previamente a la sesión de depilación.
Peluquería depilacaballeros.
Entren. Esto es gratis.
Las empleadas depilaban
uno a uno a todos los hombres.
Había cola en la puerta
del local pintado de rosa.
Los fotógrafos pedían por favor
fotografiar a los nuevos hombres.
Una compañera dijo: son maricones.
No importa, dijo la más vieja,
déjennos tocar al hombre nuevo,
al hombre depilado, suave,
al hombre que quiere acariciar
la Reina de las Noches Largas.