El hombre perfecto (3)

Supongo si la buena no es la forma en que puedes tenerlo, usa la mala...

Cap. 3

EL DESPECHO Y EL AMOR FRUSTRADO

Llegué a mi casa ya casi vacía de muebles, la mudanza iba rápido, y mis padres estaban demasiado ocupados como para darse cuenta que estaba diferente, llegué a mi cuarto sin saber cómo sentirme, pero tenía ganas de seguir durmiendo, me quité la ropa y mentas la deslizaba por mi cuerpo me detenía a ver las marcas que había dejado en mi cuerpo la calentura e ira de Gabriel, me sentía distinta, como mujer al fin, pero esa sensación victoriosa se apagaba en cuanto recordaba que me había rechazado… ese era mi problema, que no me estaba sintiendo violada, pero al negarse a terminar lo que empezó, me sentí rechazada, y eso me hacía llorar.

Estuve varios días cabizbaja, pero nada pudo detener mi ingreso a la universidad y pues me fui de la ciudad, como había planeado desde antes, en definitiva, creo que era lo mejor, mis padres buscando un nuevo horizonte o mejor dicho ocultar su vergüenza en otro lugar y yo dejando de lado mi familia toxica.

Pasaron algunos años hasta que mi hermano me envió una invitación, él ahora era quien se iba a casar, mi hermana era secretaria en una empresa cosmética y se había ido de la casa hacía tiempo, mis padres vivían en el campo. Yo me mantenía a duras penas con becas y trabajos de medio tiempo, como mesera en bares, parecía que llevaba una vida normal pero mi constante rechazo a formalizar relaciones con chicos, era preocupante para mis amigos, ellos sabían que yo estaba enamorada de alguien, de algún fantasma quizá, pero no era un tema que se pudiera tocar abiertamente. Yo sabía que el periódico de la familia Bustamante había crecido en los últimos años y que Gabriel ahora estaba al frente desde hacía un año.

Mi duda sobre ir no tenía nada que ver con la anterior situación familiar, de hecho, era el dinero, pero mi hermano insistió en que fuera y me compró un pasaje abierto que también me hizo llegar por correo.

_ ¿por qué insistes tanto en que vaya? – le pregunté por teléfono.

_ La verdad es que, nadie de la familia me quiere acompañar, es algo complicado… Necesito apoyo… ¿me ayudas?

Ahora, me daba cuenta que mi metida de pata de hace años repercutió hondo en la familia, mi hermano quien no la debía había estado saliendo a escondidas con la prima de Gabriel, y ambas familias se oponían rotundamente al matrimonio, por eso su boda fue una sencilla ceremonia a lo civil, únicamente con Gabriel y yo como testigos, tal vez unos cuantos amigos íntimos se reunieron en un bar para amenizar. Sí, no piensen que cuento todo esto con naturalidad, la verdad lo hice más por mi hermano que por ganas de toparme con Gabriel. Él tampoco se veía muy a gusto de verme, era como una constante sensación de estar desnudos el uno frente al otro. Al poco tiempo de entrar al bar me noté completamente apartada de la fiesta, en una orilla de la barra mirando la felicidad de mi hermano, platicando con el barman, y en ocasiones revisando mi celular.

Supongo que me acostumbré a brindar sola, desde un tiempo para acá me gustaba beber por placer, no ponerme ebria, solo tomar vino en algún bar launge para relajarme, intimar conmigo misma, por eso quizá me perdí en mi mundo y no noté que Gabriel se había animado a acercarse a mí. Se acercó a la barra disque a pedir algo, y le hizo una seña al joven para que me volviera a llenar la copa de lo que estaba bebiendo.

_ Pensé que no vendrías – me dijo con una voz fingidamente despreocupada.

_ Bueno, no podía negarme a apoyar a mi hermano, después de todo… lo que pasó – me acomodé en el banco de la barra – Supongo que si hubiera dejado que tú y mi hermana se casaran, la historia habría sido diferente…

_ No creo que haya sido feliz con tu hermana… de todo lo que pudo haber pasado este es el mejor de los finales que se pudo conseguir…

_ En fin, lo hecho, hecho está…

Comencé a guardar mis cosas, me despedí para ir a la estación de tren, debía regresar a mi casa antes de que pasara el último.

_ Espera… No te vayas – me dijo negándome el paso amablemente.

_ No cuento con mucho dinero para el hotel, si no alcanzo el último tren podré quedar en la ruina…

Me despedí de mi hermano y de mi nueva cuñada, saliendo del bar busqué un taxi, pero nada… caminé algunas cuadras buscando un taxi apresuradamente, no esperaba que verlo me conmocionara tanto, al punto de salir huyendo… si… yo estaba huyendo, hasta que Gabriel me alcanzó…

_ Oye, es peligroso que vayas sola, te llevo…

Debo admitir que me relajó un poco que, el estuviera tratando de que las cosas siguieran siendo lo más cordial posible, adoptando el papel de hermano mayor, aunque me entristecía, también me tranquilizaba… aunque la duda no me dejaba vivir y en un lapsus lo pregunté, más bien lo afirmé con tristeza al sentir en el ese tono de cariño amistoso.

_ Yo no te gusto… ¿verdad?

_ ¿qué dices?

_ Es verdad que fui rechazada por ti… no, soy deseable, verdad…

_ ¿estás loca?... yo… casi no me contengo – se llevó las manos a la cabeza – no seas así conmigo, no cuando te hice todo aquello…

Pensativo, callado, mirando la carretera como si eso le hubiera confundido. Por un momento sentí que correría por la calle y se alejaría para siempre, pero después de mucho rato de apretar los dientes comenzó a hablar.

_ Esa noche creía que empezaste a llorar por miedo, y entré en pánico… te había violado… ¿sabes?

_ Si hubiera querido me habría negado...

_ Eras virgen…

_ Era virgen pero no tonta…

Nos quedamos mirando un rato, como si hubiéramos descubierto algo juntos, y por un momento pensé que el diría algo… pero solo dijo, “esto es enfermo” y caminó hacia su coche a unos pasos del bar.

_ Estaba muy dolida – continué – te detuviste de la nada y me bañaste, me diste ropa para disimular todo, creí que me estabas usando y rechazando…

_ No… yo estaba… - apretaba los dientes nervioso, como si le costara decir las cosas – pensé que eso querías tú.

_ No lo sé… no sé si te amo, o si estoy traumada, pero al menos déjame sentirme tuya mientras lo averiguo, por favor… Solo quiero saber si deseas mi cuerpo, y si es así quiero que sepas que no me importa que lo tomes como mejor te parezca… ¡No me dejes a medias!

_ No podemos tener algo serio, lo sabes, no después de todo lo que hemos hecho…

_ Bueno… estoy cansada de portarme bien, de hacer las cosas bien, así no he conseguido lo que quiero… estoy harta de sentirme frustrada.

_ Bien, entonces, ¿A dónde quieres ir?

_ A donde quieras…

Inmediatamente me tomó del brazo y me subió al coche como diciendo “espero que no te arrepientas” cerró la puerta, y condujo hasta que se detuvo en un motel a las afueras de la ciudad, donde nos trataron con la mayor discreción, era de esos moteles de paso, me sorprendió que pagara sin muchos problemas, como si fuera algo de todos los días para él, y entramos.

Mientras se quitaba el saco y dejaba sus pertenencias en el tocador cerca de la entrada del baño revisaba todo el lugar.

_ ¿tienes trabajo mañana?

_ no – respondí…

_ ¿Escuela?

_ Estamos de vacaciones…

Definitivamente era el dueño de un periódico ahora, tenía todo el porte de autoridad, el hombre que titubeaba frente a mí hace unos minutos ya no estaba…

_ ¿Sabes lo que significa ser una amante?

Me le quedé mirando fijamente como si me estuviera retando…

_ ¿Discreción y nada de quejas? – Dije mientras desabotonaba su camisa con un obvio temblor en las manos - ¿Debo estar dispuesta a compartirte con otras?

Me tomó violentamente de las muñecas…

_ Después de lo que hizo tu hermana no soy el mismo… tú me buscaste, y no vas a jugar conmigo…

Se quitó el pantalón y la camisa el solo y los dejó junto a su saco, me tomó de la mano y se sentó en la orilla de la cama y me puso frente a él, “desvístete” me dijo, y yo obediente me quité el vestido dejando mi lencería al descubierto, me examinó, como quien revisa una escultura, me palpaba con firmeza, me dio un ligero tirón señal de que quería que me hincara, vi que algo en su entrepierna estaba ya crecido, toqué curiosa aquel bulto, con un dedo, le hizo un poco de gracia.

_ ¿Qué tanta experiencia has recaudado desde la última vez que te vi desnuda?

No quise decir que además del porno, las únicas relaciones sexuales que había tenido eran con “Piter”, mi dildo, pero llevaba años acumulando ganas de tener un pene real, quería esmerarme…

_ Si algo no te gusta puedes enseñarme…

Le bajé la trusa un poco para sacar aquello, no sé qué expresión puse, pero la boca se me hizo agua, y lo único que pude hacer es dar un gran lengüetazo, aprovechando de que estaba salivando dejé caer un poco encima desde la cabeza para que escurriera mientras estrangulaba ese enorme mástil erecto frente a mí, después de darle algunas lamidas traviesas en la cabeza, me lo llevé a la boca tratando de seccionar lo más que pude, supongo que estuvo bien, su respiración comenzaba a acelerarse, no masó mucho tiempo de estarme entreteniendo con mi lengua en su pene cuando inesperadamente me tomó por la cabeza y empezó a embestir mi boca yo tratando de acoplarme no dejaba de succionar y mover mi lengua lo más que podía. En un arranque me penetró la garganta a pesar de que estaba algo cerrada por el alcohol, pero poco importó porque de todas formas me mojé como una guarra.

Todavía con los ojos rojos me levantó y prácticamente llevó hasta el espejo más grande del cuarto, me puso frente a él, allí estaba yo, con la cara empapada de saliva y los ojos rojos, pero excitada, comenzó a meter sus manos bajo mis bragas, masajeando lascivamente mis labios, deteniéndose en mi clítoris, como examinando sacó sus dedos y los separo como midiendo la viscosidad de mi humedad, se mordió los labios con lujuria y me quitó el bralete, me inclinó y yo me recargué en un mueble, no recuerdo ya que era, incluso mi reflejo ya se veía algo vago en el espejo, yo estaba hirviendo.

Parecía torturarme paseando su pende entre los canales de mis nalgas, aunque mi vagina lo pedía a gritos, palpitando enchinando mi piel, haciéndome gemir lento, tratando de aguantar, vaya que se tomaba su tiempo para excitarme, parecía no tener prisa, aunque yo estaba que me quemaba, después de unos cuantos dedeos más, pude sentir la cabeza de su pene en mis labios vaginales deslizarse muy suave hacia dentro, yo lancé un gemido placentero mientras la sentía entrar, él no me dejó callar, en seguida empezó a moverse y yo no me pude detener, mis piernas temblaban mi espalda se arqueaba, me empujaba hacia él, mi cuerpo no quería desenchufarse de él ni un segundo, ahora todo era vago, ya no sabía en donde estaba, ni cómo, llegaba a donde él me ponía, en cuatro, arriba de él, debajo, con las piernas arriba, me cogió en las formas que más le pareció, me decía cosas y yo solo podía decir una cosa entre gemidos “Gabriel, te amo”.

Me vine tantas veces que acabé mojada de toda la entrepierna y la ingle, él se vino en el ultimo de mis orgasmos sometiéndome en la cama encima de mí no sé cómo terminé así pero recuerdo muy bien unos calabrés en el abdomen, me hicieron lanzar unos bramidos que no se sabían si eran de placer o dolor…

Desperté a la mañana siguiente, con un llamado de servicio a la habitación, era el desayuno, al parecer Gabriel lo había pedido para mí, solo me dejó una nota.

“Tómate tu tiempo, está pagado todo”

No decía que llamaría pero me había dejado su celular y una tarjeta de crédito… Después de aquella noche me sentía algo aturdida pero igual me bañé tranquilamente, perdiendo la noscion del tiempo por momentos en los que me perdía mirando hacia alguna parte de la habitación recordando lo que había hecho con él, salivando y mordiéndome los labios, dejando escapar alguna risilla traviesa de vez en cuando.

Tardé un rato en acostumbrarme a esa rutina de vernos en alguna parte de la ciudad, algún sitio discreto, y después a algún motel, pensarán que me llené de lujos con su relación, en realidad esa tarjeta aunque era completamente un regalo, jamás lo usé para algo inútil, algo que por supuesto siempre me criticaba Gabriel. En realidad yo lo amaba, y aunque no lo tuve en la forma más idónea para una mujer, lo tuve como amante toda mi vida, a pesar de que después se casara por conveniencia con otra mujer, y a pesar de que tuvimos hijos, siempre, siempre fui yo, quien no pudo tenerlo legalmente, pero lo tuve por medios ilícitos y no me importa.

Antes que nada, una disculpa por tardar en subir la última parte de esta mini serie de tres partes, tuve un ligero bloque creativo y quería ser más descriptiva. Espero se hayan deleitado con esta historia, la pensé despés de escuchar "eres casi el hombre perfecto" espero mi interpretación les guste.

No dejen de leerme mis amores, y recuerden, nunca dejen de explorarse.... ha sido un placer.