El hombre misterioso

Ana se siente intrigada por un misterioso hombre que la llama por teléfono.

Sonó el teléfono y después de pensarlo un rato cogió el móvil desde su cómodo sofá donde estaba tirada pasando otra aburrida tarde. El número que desde el que la llamaban estaba oculto. Descolgó.

Hola Ana - Dijo una voz de hombre que no le sonaba de nada.

¿Quién es?

Eso no importa. Estas muy guapa tirada en el sofá.

El primer instinto de Ana fue colgar. Se fijó en las ventanas y tenían las cortinas cerradas así que no podían verla.

¿Cómo sabes dónde estoy? – Preguntó Ana asustada.

Eres realmente preciosa. Me gustaría que hoy por la noche fueses al pub Blue Fashion. Ponte guapa.

El desconocido colgó. Ana estaba muy asustada, aunque por otro lado estaba bastante intrigada. Pensó que debía de tratarse de alguien gastándole una broma. Seguro que era Victor. Era un ex novio que de vez en cuando le daba por gastarle una broma. Así que pensó en seguirle la coña, seguro que sería más divertido que quedarse en casa. Después de cenar se puso unos vaqueros muy ajustados y un top que remarcaba sus grandes pechos.

Al llegar al pub vio que estaba abarrotado. Entró y busco a Victor pero no lo encontró. Pidió algo en la barra y se sentó a esperar a que apareciera. Después de un rato sin noticias de Victor pensó que a lo mejor la broma consistía en hacerla ir y esperar sin aparecer. Pues no iba a dejar que le estropease la noche y ya que estaba allí pues se lo pasaría bien. Así que se fue al centro del local a bailar. Después de un rato sonó el teléfono. Otra vez Victor ocultaba su número.

Hola Victor ¿Cuándo vienes? Me estoy hartando de esperar.

Has venido muy guapa. Aunque para mi gusto te sobra el sujetador ¿Por qué no te lo quitas en el cuarto de baño?

Te estás pasando de la raya, Victor.

Porque te empeñas en llamarme por ese nombre.

Ana se quedó petrificada. Si no era Victor quien era.

No sé quien es pero quiero que deje de molestarme.

No te enfades bonita. Si quieres no te volveré a llamar. Pero si te quitas el sujetador en el cuarto de baño te daré 1.000 €.

El desconocido colgó. Ana estaba asustada y decidió marcharse. Aunque algo en su interior le estaba haciendo considerar la oferta. La verdad es que últimamente no le iba muy bien en cuestiones monetarias y el dinero le vendría muy bien. Así que finalmente decidió hacer lo que le dijo el desconocido. Se fue al cuarto de baño y se quito el sujetador. El top apenas contenía sus voluptuosos senos libres. Se armó de valor y volvió al pub. Sonó el teléfono.

Ya he hecho lo que me has pedido. Dame el dinero y luego déjame en paz.

Sin duda estas preciosa. Te daré tus 1.000 euros estoy en el segundo reservado de la planta superior. Pero si bailas un rato antes de subir te daré otros 1.000 euros.

Ana se lo pensó y se dijo: de ahogados al río. Así que se fue a la pista y se puso a bailar. Con el frenesí de la música, el top apenas era capaz de sujetar sus pechos y estos a veces se salían un poco dejando ver fugazmente sus pezones. Pronto había un montón de tíos fijándose en ella. Ana se dio cuenta y empezó a sentir un montón de vergüenza asi que se fue de la pista de baile y subió a los reservados. Entró en el que le indicó por teléfono y vio que estaba vacío. Sobre la mesa había 2.000 euros. Sonó el teléfono.

Puedes coger el dinero has cumplido con tu parte.

Ana cogió el dinero.

Ahora me gustaría que dejase de molestarme.

Como quieras. Me ha encantado verte bailar. Si quieres puedes irte y no volverás a saber de mí. ¿O te gustaría hacer algo más por mi?

¿A qué te refieres?

Si lo quieres saber vete mañana a la última sesión de la noche a los Cines Centrales a la sala 10. Vete con falda y camisa y por supuesto sin sujetador. Al empezar la película deja el móvil encendido pero sin volumen.

Ana se fue para su casa. Estaba bastante desconcertada. Nunca hubiera imaginado que fuese capaz de hacer algo así. Solo esperaba que no la hubiese visto nadie conocido en el pub. Al menos se había sacado 2.000 euros.

Al día siguiente intentó no pensar en la oferta del desconocido pero poco a poco fue creciendo su intriga y un morboso deseo de acudir al encuentro. Miró en un periódico que película ponían y vio que se trataba de una película indonesia subtitulada. Finalmente la curiosidad pudo con ella y decidió acudir al cine. Se vistió tal y como le dijo el hombre misterioso y aunque con muchas dudas, no se puso sujetador.

Llego al cine, compró la entrada y fue a la sala. No había nadie más en la sala. Al poco de empezar la película, notó como vibraba su móvil. El desconocido le había mandado un mensaje: "Debajo de la butaca C10 hay algo para ti". Fue hasta allí y palpando encontró un sobre. Dentro había 1.000 euros, un pañuelo y una nota que ponía "Vete a la última fila y cúbrete los ojos con el pañuelo. Luego desabróchate la camisa". Ana estaba confundida pero sobre todo empezaba a estar muy excitada. Su parte racional no se creía que lo fuese a hacer pero se dejo llevar por sus emociones e hizo lo que ponía la nota. Después de un rato notó como alguien se sentaba a su lado. Poco después noto como le separaban la camisa dejando sus bonitos pechos al aire. Pasaron unos instantes y noto como le cogían la mano. Ana no opuso resistencia. El hombre que estaba a su lado llevo su mano hasta su entrepierna. Luego oyó como bajaba la cremallera del pantalón. Poco después noto en su mano el pene erecto del desconocido. Era mucho más grande que cualquiera de los novios que había tenido. Ana empezó a masturbarlo, al principio suavemente y luego más rápido. Después de un rato el desconocido le apartó la mano. Poco después notó como el abundante semen caliente de su amante misterioso impactaba en sus preciosos pechos. Luego pasó un rato sin que sucediese nada y notó como vibraba el móvil de nuevo.

Ha sido genial Ana. Puedes volver a abrocharte la camisa y quitarte el pañuelo.

El hombre misterioso colgó. Ana se limpió el semen que resbalaba por su cuerpo y se abrochó la camisa. En el asiento de al lado había otros 1.000 euros. Ana se sentía sucia por lo que acaba de hacer pero por otro lado hacia mucho que no estaba tan cerca de un orgasmo. Tras adecentarse un poco se fue del cine.