El hombre más afortunado del mundo (capítulo I)
Una pareja, una fiesta vip de sexo y un juego
Me acicalaba nerviosa frente al espejo del tocador. Ya llegábamos tarde...
Dani terminaba de abrocharse los zapatos sentado en la cama.
- Ya estoy cachondo... -musitaba.
Paré un segundo y le dirigí una mirada de picardía.
Me levanté y me arrodille ante él. Le desabroché el pantalón comprobando que ya se le había plantado una erección. La cogí con mi mano, abrí la boca y empecé a metérmela muy lentamente mientras dejaba salir su glande poco a poco del abrigo de piel que lo envolvía.
Se la comí tres o cuatro veces más exactamente igual.
- Tienes que estar así el resto del juego- le dije.
Nos habían invitado a una fiesta muy fetén en una mansión y como siempre, salíamos con retraso.
- Vámonos ya- le dije mientras le soltaba el miembro y me ponía en pié.
Metió una mano por debajo de mi vestido rojo y me rozó el clítoris por encima de la ropa interior.
Pero si estás empapada! - exclamó con una sonrisa.
Quieres follar ahora o nos vamos a "la fiesta"?
Vámonos- dijo mientras se ponía en pié y se abotonada el pantalón de nuevo.
Estaba muy sexy. Se había puesto una camiseta de una tela que tenia caída ,con cuello de pico y que con el movimiento le marcaba los músculos del pecho y hasta los abdominales.
De espaldas ocurría lo mismo con sus hombros. Me ponía hasta de espaldas...
Me acerqué al espejo y me pinté los labios a juego con el vestido. Hoy no podría besar pero era una moneda para todo lo demás.
En el coche conversábamos de cosas del día a día y en cada semáforo Dani ponía su mano entre mis muslos relajadamente.
Llegamos a la casa.
En la entrada de la urbanización el chico de seguridad nos había pedido la autorización con una sonrisa bastante cómplice. No era la primera fiesta que hacían... Me resultó algo complicado conseguir la invitación, pero allí estábamos.
La casa era maravillosamente elegante y decorada con mucho gusto.
Al entrar un camarero sin camiseta nos ofreció una copa de champagne. Era un delicioso Moët rosé con una fresa en su interior y unas gotas de licor de menta.
Cogimos una copa cada uno y entramos.
Un salón enorme lleno de gente guapa y sexy conversando, riendo, flirteando...
Al fondo del salón unos ventanales y portones daban a un tremendo jardín con piscina, barbacoa y zona decorada a lo chillout.
Prácticamente nadie se conocía, pero todos nos saludábamos y nos remirabamos para elegir quien más te calentaba.
A la derecha del salón, un dj pinchaba música House y dance y mi cuerpo se movía automáticamente con el ritmo.
Cogí de la mano a Dani y camine hacia la escalera para visitar el piso de arriba.
que gente más guapa! - comentó mientras me seguía- estás en toda tu salsa.
vamos! Me han dicho que hay una barra en una habitación- le apresuré.
Abrí una puerta y... Bingo!
Una barra de baile con podium en medio de una habitación enorme de color negro con taburetes delante y juegos de luces.
En la máquina de música que había, puse un r&b que me encantaba y sin darme cuenta, arrastrando a Dani de la mano me subí a bailar.
- baila para mí nena! -me dijo al puro estilo de peli americana mientras me daba un beso suave en los labios para lo estropearme el carmín.
La puerta estaba abierta y al oír música no tardaron en aparecer caras bonitas asomándose.
Yo me contoneaba en la barra al ritmo de "Ne-yo" y de vez en cuando me recorría el cuerpo con las manos, enredaba con mi pelo...
Dani permanecía sentado a un lado, empalmado, esperando a que se sentasen a su lado.
Entro una pareja, se besaron tocándose mucho y salieron.
Luego entraron 5 chicos con copas en la mano y se sentaron a disfrutar de mi espectáculo.
Empecé por dejar entrever mi tanga negro por delante mientras subía las manos por mis caderas. Daba una vuelta en la barra, ponía cara de cachonda, bajaba, subía...
Ya tenía 8 chicos delante de mí con una polla dura en sus pantalones.
Dani me miraba con cara de orgullo y excitación mientras se tocaba la polla por encima del pantalón.
Decidí quitarme las mangas del vestido poco a poco, de espaldas y dándome la vuelta lo dejé caer al suelo entre mis piernas, apartandola a un lado con los tacones.
Sus caras eran de deleite. Mi elección con el caro encaje negro de victoria secret había sido aprobada por aquellas caritas.
En casa, Dani me había dicho:
- Quiero que mandes hasta que estén todos cachondos a tus pies locos por follarte. No puedes borrar ni un poco de tu pintalabios, hoy tus labios son míos. Con lo demás, haz lo que quieras.
Mientras bailaba allí arriba observaba los cuerpos que tenía delante intentando encontrar al que se le marcase más el pene, pero no lo conseguía. Estaba muy cachonda y ya me tocaba y me masturbaba por encima del tanga.
- Sacaos la polla!- les ordené.
Se miraban unos a otros entre atónitos y excitados.
Tres de ellos obedecieron, dos dudaban, otros dos se resguardaban y Dani flipaba.
-Tu también- dije señalando a Dani- quiero ver cómo se os ha puesto de dura.
Dani se la sacó también. Se le había puesto enorme e incluso le palpitaba.
Me baje del podium y camine un poco entre ellos para verlas mejor.
Mientras caminaba, arrastraba mi mano sutilmente por ellos para comprobar pectorales, espalda, brazos... Me contoneaba al caminar moviendo el culo y seguía bailando en plan sexy.
Llegue a uno de los que se había resguardado y se apresuró a sacársela, pero ya era tarde...
- sal de la sala, no me sirves si no estás tan cachondo como para obedecer.
Miré al resto y todos sonreían.
Aquel chico sonrió, se guardo el miembro y se dispuso a salir, pero se quedó de pie al lado de la puerta, donde ya se arremolinaban otros 4 chicos más.
Volví a subirme al pódium a bailar un poco más...
Me desabroché el sujetador quitándomelo y dándole un par de vueltas se lo tiré al que tenía delante.
Parecía brasileño de unos 35 y la tenía enorme.
Tenía 7 chicos delante, con 7 pollas duras por mi actuación y eso me mantenía super excitada.
Me senté en el borde frente a ellos, coloque una pierna flexionada arriba apoyando mi codo en la rodilla, dejé la otra colgando del escalón y comencé a toquetearme con las piernas abiertas, mordiéndome los labios y comenzando a gemir.
Todas las pollas se movieron en un espasmo , espectantes de contacto.
-Tocaos un poco- volví a ordenar. Y todos se empezaron a masturbar.
Me quite el tanga mojado y se lo tiré a Dani, que primero olió y luego lamió.
Empecé a meterme un par de dedos allí sentada, delante de aquellos hombres que se tocaban mirándome con la cara desencajada.
Dani se la agarraba fuerte y movía su mano despacio con una sonrisa de gloria en la cara. Le estaba gustando y lo estaba disfrutando casi más que yo.
Pasó una chica por el lateral de la habitación y abrio una puerta en la pared que había tras de mi e indico que podíamos pasar.
Dani se levantó y miró, se acercó a mí y me susurró al oído:
-Te voy a follar ahí dentro.
Un fuego corría por mi interior frito de sus palabras. Mis mejillas se sonrojaron del todo y el flujo comenzó a emanar de mi coño.
Me levanté mirando a todos y decidí dedicarle algo a alguno antes de dirigirme a la otra sala.
Me acerqué al mulato de polla grande, me escupí en la mano mientras me agachaba delante de él y se la cogí meneandosela un poco.
El chico que había al lado, un rubio de pelo perfecto, piel blanca y rosada y abdominales marcados, se levantó y se puso a mi lado mientras seguía tocándose, así que con la otra mano que me quedaba empecé a masturbarle también.
Tenía ganas de comerme una polla como esas...
Dani me rozó la espalda con su dedo, le miré y me hizo un gesto con la cabeza mientras decía muy flojo:
- Vamos
Deje a los dos chicos, Dani me cogió de la mano y se situó detrás de mí mientras nos dirigíamos a la puerta.
Antes de entrar se dio la vuelta y les indico que entrasen y esperasen.
Había una cama enorme redonda en medio. Una única sábana de seda violeta cubría el colchón y un foco iluminaba el centro en plan escenario de peli porno.
Llegué hasta ella con Dani pegado a mí.
Se había quitado la ropa mientras caminábamos.
Me senté en el borde y le implore:
Cómeme la boca y quitame el pintalabios que no puedo más! Dame tu polla ya.
Aún no.- replicó dándome un beso en la frente mientras yo alcanzaba a penas con los dedos su pene erecto.
Se agachó delante de mi y mientras besaba mi cuerpo, bajaba.
Se detuvo un momento para frotarme los pezones con su lengua mientras los apretaba con los dedos y siguió el camino hacia mi sexo.
Lamió con toda la lengua el flujo que había y se quedó mirando mi vagina:
- Que coño más bonito tienes tía...
Solté una carcajada y al segundo Dani se amorró a ella.
Los chicos estaban a un lado mirandonos y masturbándose pendientes de que les diésemos paso.
Dani seguía comiéndome insistentemente mientras yo yacía en medio de la cama retorciéndome de placer.
Le indique al mulato que se acercara. Me había puesto desde el principio con ese pollón y lo necesitaba para entretener mis manos en una polla mientras tanto. Se puso de rodillas cerca de mi cabeza. Me lamí la mano dejando bastante saliva y comencé a pajeársela. Al poco me di cuenta que podía hacérselo con las dos manos y me puse a ello presa de la locura de lo excitada que estaba. Iba a tener un orgasmo en breve y estaba desatada.
Movía mis manos a ritmos diferentes. Una subía y bajaba por el tronco venoso y la otra masajeaba el glande bien lubricada.
El chico tenía una cara tremenda de placer y parecía estar disfrutando mucho con ello.
Dani seguía chupándome como loco y masajeándome por dentro con sus dedos y mientras,de tanto en tanto, miraba lo que pasaba por aquí arriba. Veía sus ojos entre mis piernas cual cocodrilo en el agua. Fijos, serios... Estaba concentrado en el disfrute de su hembra, yo.
De repente no pude más y sentí como todo mi cuerpo se colapsaba en una tremenda ola de placer. Gemía gritando y me convulsionaba porque Dani no dejaba de lamerme. La polla del mulato se puso más dura, él empezó a respirar muy rápido y también sucumbió al orgasmo corriendose en mis manos, por mi cara, mi pecho y la cama.
Se apartó un segundo y me ofreció papel limpiando también lo que había en las sábanas.
Dani seguía y yo me limpiaba entre gemidos mientras seguía gozando.
- Fóllame ya! -le volví a implorar
Soltó mi coño empapado y se abalanzó a besarme cogiéndome por la nuca con fuerza.
Es segundos ya no quedaba una pizca de pintalabios en mi boca y era libre de usarla.
Le agarré la polla con fuerza y comencé a comérsela con unas ganas locas.
Había estado todo el rato con la ansia de metérmela en la boca.
Me tocaba el fondo de la garganta y me producía arcadas, pero seguía igual.
Le daba lametazos desde los huevos hasta arriba, se la chupaba de lado, me la volvía a meter entera...
Dos de los chicos que miraban se corrían viendo la escena. Primero uno y después el otro.
Había 5 más, pero yo quería que me follase Dani. Era mi dueño. Era él quien podía metérmela sin condón, quien podía llenarme de su calor, quien conocía mi interior a la perfección.
Me saque la polla con un sonoro chupetón, le miré a los ojos y no hicieron falta palabras.
Con la sutileza que le caracterizaba me dio la vuelta y me puso a 4 patas.
Me la metió de golpe y comenzó a darme muy fuerte.
Las palmadas que producían nuestros sexos al chocar animaban a los espectadores que seguían masturbándose mientras alguno se corría de nuevo.
Dani se mantenía aferrado a mi culo mientras empujaba fuerte con cara de psicópata.
Miraba a la multitud, miraba mi culo, mi cara, se agarraba a una teta, volvía a clavar sus dedos en mis nalgas... Yo sabía que tanto morbo iba a hacer que culminase de un momento a otro.
Yo gritaba con los ojos en blanco y apretando la cara a ratos por la mezcla de dolor y placer que me producía una penetración tan profunda y fuerte. Dani tenía una polla tremenda con un glande rosado y grande. A mí me parecía preciosa y perfecta para mi coño.
Apoye la palma de mi mano en mi clítoris hinchado y extendí los dedos. Podía acariciar los huevos de Dani en el vaivén de su movimiento. Noté que empezó a gemir al mismo tiempo que le tocaba así que seguí con ello.
Me excitó tanto que viniese así que de repente me vi envuelta en el subidón hacia mi orgasmo.
- Dani, córrete conmigo!
Dani asintió con la cabeza y siguiendo el ritmo frenético comenzamos a gemir corriendonos a la par.
Nuestros flujos se unían en mi interior y caían en cascada sobre la suave sábana.
Yo me di la vuelta, él seguía de rodillas ahora frente a mí, le agarré la polla y se la chupé, limpiándosela de nuestro jugo. Una vez más, me besó con amor saboreando así también lo que nos unía, miro a los demás y dijo:
- Ésta es mi chica y yo, soy el hombre más afortunado del mundo.