El hijo del zapatero (8)

La cachonda de Doña Ana le mama la vergota a su hijo Javier; también la bella Karina chupa y deja bien limpio el garrote de su hermano.

EL HIJO DEL ZAPATERO

CAPITULO VIII

Entran en escena Doña Ana, su hija Karina y su hijo Javier. Casualmente los tres han tenido ayuno de sexo durante un buen tiempo, de tal forma que sólo están a la espera de cualquier momento para dar rienda suelta a sus ímpetus cachondos. Ellos están que arden, están ansiosos de acción. Es el negocio de la zapatería donde se desarrollan los hechos. Por primera vez Ana le mamá la verga a su hijo. Karina resulta ser tan buena como la mamá para tragarse el garrote de su hermano. Javier disfruta de un doble placer: mientras observa un par de cuerpos hermosos (Emma y Carmela), con sus calzoncitos, con sus nalguitas, sus panochitas, sus rajitas y sus culitos, su madre y su madre le exprimen la verga hasta dejarlo sin aliento . Los tres viven una experiencia grata e inolvidable.

Se recomienda, a las bellas damas y a los respetables caballeros dar una revisada a anteriores capítulos para no perder el hilo de está historia. Sus comentarios, opiniones y observaciones siempre serán bienvenidos.

Lo ocurrido en el interior de la zapatería (capítulos VI y VII), en donde inicialmente Alondra se cachondea sola, en donde interviene Ernesto y donde finalmente, aparecen Sara y Gema para hacer un cuarteto orgiástico, no ha sido exclusivo, no ha sido único, no ha sido secreto, no ha sido sólo asunto de cuatro.

Resulta que una media hora antes de que cerrara Alondra la zapatería, habían estado de visita y de compras Doña Ana, su hija Karina y su hijo Javier. Hay que recordar que la bella Karina tiene 17 años y su hermano 15. Madre e hijos se probaron y compraron el calzado para usarlo en navidad y año nuevo. Aunque en realidad ese no era el motivo esencial de su visita al negocio. Doña Ana, al fin mujer y llena de curiosidad, mucha curiosidad (y quizá hasta de cachondeo), quería a toda costa descubrir el lugar donde está situado el agujerito por donde son observadas las damas cuando se prueban o miden cada par de zapatos, permitiendo ver en todo momento sus muslos, sus piernas, sus calzones, sus tangas, sus panochas, sus nalgas y el ojete, si es que se puede. Ana llevaba algunos días en que no tenía algún encuentro sexual ni con su esposo, el juez, ni con Don Alfredo, ni con nadie; ella ya estaba ansiosa de ser cogida por una buena verga, por un gran garrote; tenía días espiando a su hijo desnudo y masturbándose en el baño o en la recámara, estaba planeando la mejor forma de tener un primer encuentro con él para satisfacer sus ansias, Ana quería sentir lo que Alondra había experimentado con Javier; así que ideó un plan, el cual estaba llevando a cabo.

Ana ha aprovechado la confianza que le brinda la amistad que tienen ambas familias, así que, argumentando que habrán de salir por la calle trasera de la residencia ya que por ese lado dejaron su automóvil, y en vista de que don Alfredo y Carlos, no se encuentran en ese momento para despedirlas y que Alondra está demasiado ocupada en el negocio, se disponen a abandonar el lugar; Alondra sólo les pide que al salir pongan seguro a la puerta. Astutamente, Doña Ana ordena a Javier dar un portonazo que se escuche fuerte, para que se piense que ellos se han ido. Sin embargo no es así, caminando de puntitas se regresan y se esconden a un lado del almacén, buscan como si fueran detectives cuál es el acceso que lleva al escondite que tiene la mirilla, como la lógica indica que debe ser enfrente del probador de calzado (una serie de sillas acojinadas y confortables) de inmediato dan con tal lugar.

--Karina: ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Ya encontré el lugar! Y también el dichoso agujero. ¡Míralo, aquí está!

--Javier: Oye mamá, lo mejor es que nos retiremos, ya sabes dónde es, ya sabes dónde se halla el agujero que buscabas, ¿Qué más quieres? ¡Vámonos! ¿No ves que nos pueden descubrir? ¡Esto es muy peligroso!

Calla hijo, me costó demasiado este descubrimiento, en la compra del calzado se nos fue buena parte del aguinaldo de tu padre, así que debemos sacarle provecho a la inversión. Mejor ayúdame para que pueda ver por este agujero lo que hace la caliente de Alondra con la clientela.

Doña Ana, ayudada por Javier, quien mañosamente la toma por las nalgas y le pone su garrote en el mero culo, se coloca donde su hija le indica y empieza a ver lo que sucede al otro lado de la mirilla, cabe aclarar que esta rendija la hizo Carlos, el hijo del zapatero con su navaja, para observar desde esa posición los momentos en que las hermosas damas se prueban el calzado y desde donde se pueden ver las distintas prendas de las mujeres, sus torneadas piernas, sus carnosos muslos, sus redondas nalgas, sus grandes senos, sus rasuradas o peludas panochas. También, es necesario recordar que Sara y Gema hicieron un segundo agujero que va a dar directamente al sofá, lugar en el que las mujeres tienen que esperar a ser atendidas y donde las aventuras sexuales con Don Alfredo se suceden con frecuencia.

¡Hijitos! Ahí esta Emma la hijita del farmacéutico, ¡Ohhhh! ¡Es verdad! ¡Desde aquí se ve todo! ¡Sus piernas, sus calzones! ¡Se le ve hasta la cocina! ¡Ahhhhhhhh! ¡Trae unos calzoncitos rositas! La falda de mezclilla no le cubre nada. ¡Hummmmmm! ¡Qué piernas! Se nota que se puso crema porque le brillan. ¡Ahhhhhh! Cada que se pone un zapato deja ver todo. ¡Hijito! ¡Mi amor! ¡Ven Javier, esto te va a gustar! ¿Quieres ver panocha y rajita sin pagar y sin peligro? ¡Pues aquí la tienes!

No queriendo y ya en la escena, Javier se dispone a mirar y efectivamente, ahí están las hermosas piernas de Emma, una hermosa jovencita de escasos 17 años, de rasgos faciales finos y bellos, morenita, delgada, alta, con un busto regular, el cual, cada que se agacha para abrocharse los zapatos permiten ver un par de tetas con sus pezones negros; también se observan unas nalguitas redondas y bien marcadas; ojos negros, labios carnosos y grandes y mirada tierna, juvenil: Emma está por probarse el segundo calzado y muestra a Javier sin darse cuenta, todas su piernas, toda la panocha y su rajita, a pesar de traer su calzoncito color de rosa que se le transparenta

  • ¡Huuuuummmm! ¡Mamá! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ya se levantó su falda para ver mejor sus zapatos! ¡Uyyyy! ¡Qué espectáculo! ¡Mamá, ¡No lo puedo creer! Emma ya se volteó y se empinó para acomodarse mejor el calzado! ¡Ahhhhhhh! ¡Se agachó mamá! ¡Ooohhhh! ¡Que belleza! ¡Mmmmmhhhhh! ¡Qué nalguitas! Se le ven las rajitas de sus nalguitas y de su panocha al mismo tiempo. ¡Mama mía! ¡El calzón rosita se le mete entre sus nalgas! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Que culo! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ya se incorporó! ¡Mamá! ¡Emma es muy bonita! Se volvió a sentar y el calzón se le hizo a un lado de la panocha. ¡Mamá! ¡Casi se le ve toda la rajita! ¡Mammmaaaaaa! ¡Qué emoción!

Supuestamente, Javier, era hasta este momento el más sensato, sin embargo lo que está viendo y la situación en que se encuentra con su hermana Karina y su madre, Ana, no es para menos, la impresión es muy fuerte; la sangre se le agita, el calor le sube y se le forma inmediatamente un tremendo bulto en el pantalón que no pasa desapercibido para las damas; también Karina llevaba tiempo deseando estar de cerca con su hermano para agasajarse. Karina, en su casa y al igual que su madre, espía a Javier por la curiosidad de admirar la tremenda verga que su hermano se carga, ella ha llegado al orgasmo cuando ve que Javier se jala su miembro hasta que los chorros de leche salen disparados al aire. Por lo pronto, las dos mujeres se contagian del morbo, ambas están bien calientes, al igual que Javier: los tres están escondidos, juntos, en condiciones nada comunes, viendo libremente, a través del agujero, el sexo de la clientela; es normal que la calentura les vaya subiendo a la cabeza, al cuerpo… y a sus panochas… y ¡A la verga! … ¿Motivo? Es la primera vez que todos juntos se hallan en tal situación… ¡Y qué situación! A Javier se le sube la temperatura, él siente las respiraciones agitadas, el calor de los cuerpos repegados de su madre y su hermana, quienes también van entrando en un tremendo calor. Ana pone intencionalmente sus senos en la espalda de su hijo, el cual siente la erección de los pesones y Karina pone una mano en el cuello de su hermano para acariciarlo y con la otra levanta su faldita de colegiala hasta encontrar sus calzoncitos y empieza a masajearse su panocha, su rajita ya húmeda por la emoción… repentinamente Karina observa algo

¡Mamá! ¿Te fijas que a Javier se le hizo un tremendo bulto en su pantalón? ¿Te imaginas qué es? ¿Por qué crees que se le formó?

¡Ahhhh hijita! ¡Te haces la inocente! ¡Mmmmmhhhh! ¡Cómo si no supieras! Bien sabes que es su miembro, que se le esta parando y se le está haciendo grandote! ¡Se llama verga, hijita! En México así le dicen: ¡Verga! A veces la gente lo nombra: garrote, macana, tolete, mástil, estaca, chilote, palo, reata, herramienta, espada, taladro; la gente que es educada le dice PENE, la cuestión es que sirve para lo mismo: para que nos lo metan en la boca, en la vagina, en la cola y donde se pueda, nosotras las mujeres gozamos de lo lindo con esa belleza, la gozamos porque nos hace palpitar nuestra rajita, nuestro culito y cuando la probamos con nuestra boquita es un manjar, de repente le sale algo así como agüita saladita o algo blanco como si fuera lechita y la tomamos con gusto, según eso contiene muchas vitaminas; para una mujer no hay nada mejor que saborear una buena VERGA; ese miembro lo tienen los hombres, lo disfrutamos las mujeres. Bueno, ya basta de estarte dando explicaciones, ésas le corresponden a tu padre y a tus maestros, lo mejor es que cooperes, esta es la oportunidad que tú y yo estábamos esperando para conocer de cerca cómo es la verga de mi hijo. ¡Karina desabróchale el pantalón y sácale su herramienta! ¡Ya es hora!

¡Mamá! ¡Cómo te pones a pedirme eso! ¡Su bulto es enorme! ¡Me asusta! ¡Es muy grande! Además, ¡Es mi hermano! ¡Me da vergüenza! ¡Me pides un imposible! ¡Qué osoooo!

¡Shhhhhhh! ¡Calla y obedece! No seas cursi. Yo sé que también te gustan los garrotes grandes o chicos, yo sé que te agradan las vergas, prueba de ello es que venías feliz de haber sido cogida en tu rajita y en el culo por la vergota de Don Alfredo, y, además, te he visto espiando a Javier cuando se masturba en el baño y tú te calientas tanto, que hasta te metes el dedo por quién sabe qué lugares. A mi no me haces pendeja. De todos modos,, si ya conociste la macanota de Don Alfredo, qué mas da que conozcas la de tu hermano. Así que saca esa verga y ponla al aire ¡Pronto! ¡Yo te ayudo!

Bueno mamá, me da mucha vergüenza, pero si tú lo ordenas y me ayudas, así será. ¿Quieres que te desabroche el pantalón hermanito para poner en libertad lo que hay en ese bulto enorme? Solo te pido que no me asustes. ¿Quieres que te desabroche y te saque la VERGA?

¡Sí, hermanita! ¡Hummmmm! ¡Ahhhhhhhhh!, ¡Gracias mamá! ¡Mmmmhhhhhh! ¡Tanto tiempo deseando esto! ¡Ahhhhhhhhh! Karina, hermanita, yo también he soñado con este momento. ¡Mmmhhhhh! ¡Ahhhhhh! Yo sé que te va a gustar. ¡Ahhhhhhhh! No tengas miedo. ¡Adelante! ¡Saca mi verga para que la conozcan de cerca! ¡Qué maravilla! ¡Ahhhhhhhh!

Es cierto, Doña Ana y Karina no habían encontrado pretexto alguno para ver de cerca el miembro descomunal de su hijito. Ana deseaba tener la oportunidad que tuvo Alondra, quién no sólo conoció el tolete del muchacho sino que hasta lo disfrutó plenamente. Doña Ana pensaba: "Si la pinche Alondra tuvo el privilegio de cogerse a mi hijo, de mamarle la verga, de hacerlo que derramara su lechita, ¿Por qué no lo he de hacer yo, que soy su madre?, por lo pronto me conformo con ver de cerca lo que Javier trae entre piernas". Karina desabrocha en forma temblorosa el pantalón de su hermano, baja el cierre lentamente, mete su exquisita mano entre la abertura de los calzones, nota que agarra algo carnoso, algo duro, algo largo, algo caliente, lo toma firmemente y… saca el tolete, madre e hija quedan asombradas:

¡Hijito!

¡Hermanito!

¡Ahhhhhhh! ¡Qué grande! ¡Hummmmmm! ¡Enorme!

Instintivamente las dos mujeres dirigen sus manos para palpar la carne caliente y dura que directamente apunta hacia sus caras, ya que se habían arrodillado para contemplar de cerca la macana de Javier y también el par de huevos que alegremente le cuelgan. Javier se siente en las nubes, por un lado está emocionado contemplando el cuerpo, el rostro, la panocha y las nalgas de Emma y por otro siente que las manos de su hermana y su madre le recorren amorosamente los huevos, el tronco y la cabeza de su verga… una verga que parece crecerle cada vez más

-- ¡Mamá! ¡Esta verga es más grande de lo que pensé! ¡Es enorme! ¡Gorda! ¡Cabezona! ¡Yo la veo hermosa!¡Ya me calenté mami! ¿Me das permiso de tocarle y mamarle la verga a Javier? ¿De agarrarle los huevos? ¡Se ve riquísima! ¡Déjame probarla! ¡La quiero!

-- ¿Ya vez que no estaba equivocada? Sé que te encantan las vergas. El miembro de mi hijo, en verdad qué es hermoso. Tienes razón hijta. La verga de mi hijo se ve más grande de cerca, gruesa, bien paradita. ¡Claro que sí, hijta! Te doy permiso de que la toques, de que la acaricies, de que la mames, pero luego sigo yo, también tengo ganas de chuparla, de mamarla de probarla, de ponerla en mi boca. ¿Qué te parece? ¡Vamos a compartirla! ¿Verdad hijito? ¿Nos permites mamarte tu garrote? ¿Quieres que Karina y yo te mamemos la verga?

  • ¡Síiiiii mamá! ¡Mmmmhhhhhh!¡Lo estaba deseando desde hace mucho tiempo! ¡Ahhhhhhhhhhhh! Creo que se tardaron demasiado. Toquen, palpen, tomen y mamen lo que quieran, mí verga es toda de ustedes:

¡Hummmmm! ¡Qué buen pedazo de carne! ¡Ahhhhhhh! ¡Hermanito! ¡Ahhhhhhhh! Hasta que se me hizo probarte! ¡Sllopppp! ¡Mmmmmmhhhh! ¡Qué bombon! ¡Ahhhhhhhh! ¡Qué cabezota! No me cabe en mi boquita ¡Ssslllloooooop! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Qué delicioso! ¡Sssssllllooooppp! Así, una chupadita aquí en el glande, ¡Hummmmmmm! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Ahora una mamadita en el tronco! ¡Sssslllloooopppp! ¡SSSlllooooppp! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Huuuuuyyyyyy! ¡Tus huevos! ¡Mmmmmmmhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Qué suaves! ¡Sssllooop! ¡Ssssslloooppppp! Los tienes bien grandotes¡ ¡Ssssslllop! ¡Ssssloopppp! No te muevas! ¡Deja mamártelos bien!¡Ssssllloooppp! ¡Ahhhhhhhh! ¡Qué rico! ¡Qué rico todo! ¡Ahhhhhhh! ¡Tu verga! ¡Sssssllloooppppp!¡Ahhhhhhh!

.. Oye Karina, ¿Dónde aprendiste a mamar vergas? ¡Qué bien lo haces! A ver, trae aquí, yo también quiero mamarle el garrote a mi hijo! ¡Qué bonita verga tienes hijito! ¡Mmmmmmmhhhhh! ¡Slloooop!¡Hijito! ¡Ssslooooop! ¡Ahhhhhhhh! ¿Esto fue lo que se trago Alondra? ¡Puta! ¡Ssslooooopppppp! ¡Sssslllloooopppp! ¡Cabrona! ¡Ssslooopppppppp! ¡Ssssslllooooop! ¡Qué bien le fue! ¡Ahhhhhhhh! ¡SSllloooopppp! ¡Mamona! ¡Ssslloooopppppp! ¡Ssslllooopppp! ¡Sssssllooppppp! ¡Hummmmmmm! ¡Qué verga tan joven, tan fresca…. Tan dura, ¡Ahhhhhhhh! ¡Tu cabezota! ¡Hummmmm! ¡Ssssslllooopppp! ¡Tu troncote! ¡Sssslloppp! ¿Quieres que te mame tus huevotes hijito? ¡Sllooopppp! ¡Ssssllloooppp! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Chiquito!

--¡Mamá, no seas golosa, ahora sigo yo… ¡Quiero seguir mamando esa enorme verga!

¡Está bien! Karina ¡Está bien! Dijimos que íbamos a compartir esta vergota. Mientras tanto, hijito, ¿Que más ves?

¡Ahora va llegando la estilista y se va a sentar! ¡Ohhhhh, ¡Qué placer! ¡Hummmmmmm! ¡Ya sé sentó! ¡Sus calzones son de un color rojo brillante! ¿Cómo se llama la que las peina a ustedes para las fiestas?

¡Carmela! La que nos hace el peinado se llama Carmela, hijito. Además de hacer cortes y peinados de cabello ella tiene un gimnasio en el segundo piso de su casa. Por la mañana da clases de aeróbics y por la tarde corta el pelo. Ha de tener como unos 34 años, es divorciada y tiene una hija, Evelyn, de 16 años que estudia en el colegio con Karina.

¡Mamá parece una muñequita! ¡Se ve muy joven! ¡Hummmmmm! ¡Agggggghhhhhh ¡Una barbi! ¡Hummmmm! Yo la veo como si tuviera 20 años ¡Mmmmmmhhhh! ¡Qué cuerpazo! ¡Ahhhhhhhhh! Trae una faldita de likra que se le levanta hasta casi hasta la cintura cuando se acomoda cada zapatilla. ¡Qué par de piernas! ¡Qué monumento de piernas! ¡Jamás imagine estar viendo esto! ¡Cuantos pelos en la panocha! ¡Se quieren salir por los bordes de los calzones rojos! Lo negro de sus pelos contrasta con el rojo de sus calzones. ¡Que panocha! ¡Qué espectáculo mamita! ¡Mmmmmmhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Ya se levantó! Cuando camina Carmela se le notan un par de nalgas firmes, redondas y grandes y se le transparenta todo. Se nota que trae tanguita! ¡Uuuuuuyyyyyy! ¡Ahhhhhhhh! ¡Se agacha mamí! ¡Qué nalgas! ¡Oye, qué culote! ¡Hummmmmm! ¡Ahhhhhhh!

Oye hijito, hasta parece que estás viendo alguna película pornográfica; ¿En verdad es cierto eso que dices!

¡Sí, mamá! ¡Hummmmm! ¡No hallo si ver los calzoncitos rositas de Emma o los rojitos de Carmela! ¡Agggggghhhhhh! ¡Ya no aguanto las mamadas de ustedes! Desde aquí se ve perfectamente. ¡Aggghhhhhhh! ¡Carmelita! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Emmmmita!¡Mmmmmmhhhhhh! ¡Mamita! ¡Sigue mamando mi garrote! ¡Ahhhhhhhh! ¡Karina qué bien mamas! ¡sigue hermanita! ¡Ahhhhhhhh! No sé si ver a Emma o a Carmela, ¡Aggggggghhhhhhhh! Las dos están bien buenas. ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Qué bonitas las dos!

La respiración de Javier se acelera, su miembro crece cada vez más, su expresión de asombro contagia a su madre y a Karina; inconscientemente los tres se masajean, se acarician, se tocan, se besan, Javier no aguanta tanto placer, con sus manos se agarra su pito, se lo sacude, se lo mueve agitadamente en un sube y baja acelerado y empieza a aventar todo el fluido hacia la cara de las damas, el semen brota, y brota, En grandes cantidades, ¡A chorros!

¡Hummmmm!¡Agggggghhhhhhhhh! ¡Me vengo! ¡Mamita! ¡Aggggghhhhh! ¡Karina! ¡Agggggghhhhhhhhhhhh! ¡Me corrooooo! ¡Gracias! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Qué bonito! ¡Hummmmmm! ¡Hermanita! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Qué bien maman las dos! ¡Ahhhhhhhh! ¡Emmmaaa! ¡Carmelaaaa! ¡Qué lindas, las quiero a todas! ¡Mmmmmmmhhhhh! ¡Agggggghhhhhhhhh!

¡Siiii, hijito! Danos tu leche, ¡Ahhhhhhhh! ¡Qué bien sabe! ¡Hummmm! ¡Chúpale Karina! ¡Déjalo bien brilloso! ¡No dejes nada afuera! ¡Vamos a tragarnos toda la lechita! ¡Ssslooooppp! ¡SSSllloooopppp! ¡Ahhhhh!

¡Siiii, mamá! ¡Me voy a tragar la leche de mi hermanito! ¡Ssslooopppp! ¡Sssllloooppp!¡Ahhhhhhhh! ¡Qué rica! ¡Ssssloooppp! ¡Hummmmmmm! ¡Riquísima! ¡Ahhhhhhhhhh!

Javier necesita un respiro y permite que su madre tome el lugar de avistamiento:

--¡Hummmmm! ¡Hijito! ¡Ahhhhhhhh! Por eso te impresionaste. No es para menos, el panorama es excelente. Hasta yo me emociono de ver ese par de mujeres. ¡Qué cuerpazos! Carmela tiene un cuerpo bien delineado y Emma lo tiene muy sensual. Yo aseguro que el cabrón de Alfredo ya se las cogió por la boca, por su rajita y hasta por el ojete. Tal vez hasta Evelyn,la hijita de Carmela, ya pasó por las armas de don Alfredo ¡Cabrón de Alfredo, qué bien le va en este negocio! ¡Vende y coge! ¡Qué casualidad! ¡Pinches viejas! Las dos traen una ropita muy tentadora, muy ajustadita, sólo que ahora les falló el tiro, el dueño anda fuera de la ciudad. Bueno, parece que ya escogieron su calzado y se disponen a pagar. Hijitos, por hoy ya vimos suficiente. Hay que salir antes de que nos descubra Alondra. Hijita, Karina, límpiate esa boca, todavía traes lechita; Javier, ya guárdate ese instrumento que te cuelga como burro, ya sabemos que está fenomenal, mejor vamos a casa y allá terminamos lo que hoy hemos iniciado; entre mi hija y yo no sabes lo que te espera. ¡Vamos! ¡Que en nuestro hogar hoy habrá un orgía muy familiar!

Los tres, con todo y el cachondeo que han tenido y sintiendo que el cuerpo les pide más acción, no tienen más remedio que abandonar el lugar desde donde han visto a Emma y Carmela, casi en pelotas, Vuelven a caminar de puntitas para no hacer ruido, al pasar por la otra mirilla (la que va a dar directo al sofá), la curiosidad de mujer traiciona a Karina, la cual, instintivamente, echa un breve vistazo.

¡Esperen! ¡Esperen! ¡No se muevan! ¡Ahí está Alondra tendida en el sofá! Se ve como si estuviera descansando. Aunque yo la veo un poco agitada. ¡Parece que gime!

¿Qué dices hijita?

Continuará

victorcostill@att.net.mx