El hijo del zapatero (7)

Sigue el cachondeo de la bella y ardiente Alondra con su fiel sirviente. Las hijas descubren a su madre, pidiendo en recompensa: conocer el garrote del mozo y ser penetradas por su rosadito culito.

EL HIJO DEL ZAPATERO

CAPÍTULO VII

Sigue el cachondeo de la bella y ardiente Alondra con su fiel sirviente. Las hijas descubren a su madre, pidiendo en recompensa: conocer el garrote del mozo y ser penetradas por su rosadito culito

Reclinados en el sofá siguen ama y sirviente, éste en pelotas, aquélla sin calzones enseñando su afelpada panocha; el costeño acariciando el cabello y el rostro de su patrona, la dama, agarrada del gran pito negro, que parecía estar durmiendo. Era imposible que, con un par de orgasmos por parte de Alondra y con una eyaculación por parte del sirviente, todo quedara ahí. Cuestión de tiempo para retomar energías, cuestión de calenturas, el deseo sexual en las alturas, sólo un leve descanso de la pareja. De nuevo las miradas ansiosas de sexo, de nuevo la lujuria, de nuevo la acción:

¿Listo mi amor? ¿Deseas que te haga otra mamada? ¿Quieres que chupe tu garrote, te lama tus huevotes y le de una pasada a tu agujerito negrito?

Señora, usted manda, yo obedezco. Si usted quiere mamar mi verga, mámela. Mame mis huevos, mi culo, lo que usted quiera, pero ya déjeme cogerla, aunque sea por la panocha, ahora soy yo el que le implora, el que le pide coger.

Alondra como que no escucha la suplica del sirviente, con sus delicadas y finas manos toma la verga y los huevos y con su lengua los recorre palmo a palmo. Incluso se da habilidad para besar los pelos que cubren la verga, besa el tórax, las negras nalgas y con su lengua, por primera vez invade la hendidura que presagia la existencia del hoyo negro. Alondra avienta un escupitajo sobre el orificio anal del veracruzano, avienta otro salivazo al hoyito y con su lengua lo recorre, con su boca lo chupa; el ojete masculino no está acostumbrado a estas faenas, se siente confundido, por una parte la invasión le desagrada, por otra, la sensación de placer es exquisita, sensual, cachonda, enervante. ¿Qué hacer?:

¿Te gusta lo que te hago, cariño? ¡Sssloooopp! ¿Te gusta que te mame tu culito virgen? ¡Sssllllooooppp! ¡Lo tienes bien cerrado! ¡Ssslllooooop! Mi amor. ¡Slllllooooooop! ¡Ahhhhhhhhh! Ahora no te asustes, ¡Sslloooppp! te voy a meter sólo un dedito.

¡Noooooo! ¡Por favor! ¡Nooooo!

¿No qué mi amor?

Yo soy muy macho, no quiero nada por ahí. Sólo los jotos o maricones se dejan.

¡Qué jotos ni que la chingada! Ahora te aguantas. ¿Ya vez? ¿Verdad que no es igual meter a que se lo metan? Pero te acostumbras al placer; cómplaceme mi amor. Sólo un dedito en tu culo y luego tú me metes tu cosota en el mío. ¿De acuerdo? Te lo voy a introducir lento, despacio, para que lo goces, para que lo sientas, para que lo disfrutes, para que lo implores, no sabes de lo que te pierdes; es más, con el tiempo hasta me vas a buscar para que te meta no uno, sino dos ó tres.

¡Bueno! Sólo un dedito.

Esta escena revela la mentalidad machista del mexicano, chingar pero que no lo chinguen, desflorar pero no ser desflorado, gozar a costa del otro, pero no ser víctima; aquí se aplica un versito mexicano que dice:

En este mundo matraca

Tres cosas hay que saber:

La persona que se trata,

La ventaja que se saca y

¡NO DEJARSE JODER!

Entre más chingo más macho soy; entre más me chinguen, dejo de serlo, corro el riesgo de convertirme en homosexual, gay, joto, maricón y otras linduras. Dejemos la filosofía barata para otros momentos y lugares, continuemos

¡Hummmmm! Señora mía. ¡Se siente bien! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Qué agradable dedito! ¡Ahhhhhhhh, su lenguita! ¡Mmmmmhhhhh! ¡Qué bien lo hace! ¡Su lengua, su dedo! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Me corroooo! ¡SEÑORA! Me vengo. ¡Me vengooooooooo! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Qué placer! ¡Qué dedito! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Qué bonito se siente! ¡Ahhhhhhhhh!

Por increíble que parezca, el joven eyacula prematuramente, a un nuevo placer una nueva reacción; mientras Alondra mamaba y succionaba el ojete del mozo, éste se masturbaba al máximo, y más rápido lo hacía cuando el dedo de la dama entraba y salía del agujero negro. El mozo no pudo contenerse ante tales sensaciones; apenas dio tiempo para que Alondra se abalanzara sobre el garrote de Ernesto y tragarse el semen caliente que brotaba hacia cualquier dirección. Ernesto ha perdido dulcemente su virginidad anal, si es que así se le pueda llamar, a manos de su ama. El sirviente está atolondrado, por el momento, pero como es joven y fuerte, su macana no olvida un pendiente por cobrarse con la panocha y el culo de Alondra. Su verga va retomando energías, la sangre caliente llena sus venas y las ganas de coger se incrementan:

Sigue usted señora, prepárese para meterle mi verga, desde hace rato se lo estoy pidiendo, ya no me haga sufrir más, ¡Por favor! ¡Quiero su panocha! ¡Su rajita! ¡Su culito! ¡Démelos!

¿Qué? ¿No te gustó mi dedito? ¡Te lo di con todo mi amor! ¡Mal agradecido!

Lo del dedito estuvo fabuloso señora, pero ….

Está bien, está bien. Vamos de nuevo. Déjame lubricar tu tolete. Slooooppppp! ¡Sloooooooopppp! Oye corazón, ya se te paró. ¡Qué pronto! ¡Slloooooop! ¡Hummmmmm! ¡Slllloopp! ¡Que verga tan cabezona! ¡Ahhhhhhhhhh! En verdad que esta negra macana está deliciosa. ¡Huuuuuuummmmm! ¡Ssssllloooop! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Ya te la lubriqué, ahora me voy a sentar en ti, me voy a levantar de nuevo el vestido para que me la ensartes en el coño.

Alondra se incorpora, ya que se encontraba arrodillada mamando y tragando el garrote de su empleado, y espera que Ernesto se siente en el sofá, una vez hecho esto, la encendida y caliente mujer toma el miembro enhiesto y se lo clava, lenta y suavemente, en su muy mojada rajita:

--- ¡Agggghhhhhhh! ¡Aghhhhhhhh! ¡Qué placer! ¡Me matas cabrón! ¡Aghhhhhh! ¡No te muevas! ¡Aggggghhhhhhhh! ¡Qué vergon! ¡Hummmmmm! Déjame cabalgarte, una y otra vez, … ¡Aghhhhhhhh! ¡Mmmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhh! ¡Qué rico! ¡Agggjhhhhh! ¡Aggghhhhhhh! Siento tu verga como fierro candente, ¡Mmmmhhhhhhh! ¡oughhhh! ¡Ahhhhh! La siento toda adentro. ¡Mhhhhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Rica tu verga! ¡Agggggghhhhhhh! ¿Te gusta coger a tu patrona, pendejo? ¡Ahhhhhhhhhh! ¿Te gusta clavarle la espada a tu dueña, ANIMAL? ¡Aggggggghhhhhhh! ¡Nada como un garrote! ¡Hummmmm! ¡Pinche costeño! ¡Ahhhhhh!

En eso estaban los dos cogedores, Alondra con el pelo desparpajado, jadeando en un constante sube y baja, como una hembra en celo, Ernesto, sudoroso, tomando la cintura de avispa y los redondos senos de su ama cuando entran intempestivamente Sara y Gema ….

Sara.- ¡Mamá! Oímos unos fuertes gritos que llegaron hasta nuestra recamara. ¿Por qué tienes esa cara? ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás sentada en las piernas de Ernesto, nuestro empleado? ¿Por qué te ves tan agitada? ¿Por qué te mueves así?

Gema.- ¿No nos digas que estás ?

S. y G.-- ¡Nooooo! ¡Mamaaaaa!

Si hijitas, estooy cogiendo, estoy disfrutando de una rica y caliente verga de nuestro sirviente… ¡Aghhhhhhhhhh! ¡Hummmmmm! ¡Ahhhhhhhh! ¡Que ricura! …. ¡Ohhhhhh! ¡Papasito! ¡Asiiiiiii! ¡Ahhhhhhhh!

S.- ¡Mamá! ¡Qué espectáculo!¡Jamás te había visto así! ¡Ni siquiera cuando mi papá te la ensarta hasta el corazón! ¿Acaso el miembro de Ernesto es mejor que el de papá?

G.- Si, madre, no hemos conocido mejor garrote que el de mi papá, grandote, carnoso, caliente, duro, no creo que exista otro como ese y eso que en la escuela nos han enseñado muchos, de diversas formas, calibres y colores.

Hijas, la de Ernesto es diferente, más caliente, más joven, más carnosa, más dura, más jugosa, más llena de vida … más

Sara.- Y todo eso que dices mamá, ¿Cómo podemos saberlo? Ni siquiera lo vemos, lo único que se ve es que cabalgas y que tu vestido que cubre las piernas de Ernesto.

Gema.- Es cierto, ¿Serás capaz de dejarnos con la duda? ¿Le negarás a tus hijas el gusto de conocer el miembro de Ernesto? Recuerda que nuestro padre nos ha dicho que escojamos bien a quien ha de ser nuestro esposo, que probemos con diferentes hombres, con diferentes vergas, con distintos palos ...

.-- ¡Cabronas! ¡Pinches convenencieras! ¡Hijas de su puta madre! Eso no es lo que ha dicho su padre, el quiere que lleguen virgencitas al matrimonio, para que se casen con un hombre rico que las mantenga toda su vida, que vivan como la gente de la alta sociedad, que no sufran, que no pasen una vida de muertas de hambre. Su padre sólo permite que las penetren por el culo y él piensa que es el único que lo hace, aunque yo tengo mis sospechas, casi aseguro que ustedes ya le han dado su culito a otros cabrones.

Sara y Gema: ¡Mamá! ¡Callate! ¡Mentiras! ¡Somos incapaces de traicionar a nuestro padre!

Sara: Entonces, Nada más por eso, ¿Nos vas a privar de conocer la verga de Ernesto? No seas malita. ¡Por favor! ¿Sí? No seas egoísta.

No hijas, solo les aclaro que no traten de confundir a su madre y que sean honestas conmigo. ¿En verdad quieren conocer la macana de este veracruzano? El problema es que es tan atractiva para las hembras que una vez que la tienes a la mano parece como un imán, la quieres, la deseas… ¿En verdad? ¿Quieren conocerla?

S. y G. ¡Si!

Bueno voy a bajarme de este mástil, qué más le voy hacer, yo caliente a más no poder, su padre cojelon; a mi me encantan las vergas, a su papá coger a cuanta mujer se le para enfrente, qué se podía esperar: un par de niñas putitas, calientes y deseosas de conocer el mundo de las vergotas, no puedo evitarlo, total

Alondra levanta su vestido, se incorpora, saliendo poco a poco del tronco que la invade, se hace a un lado y ahí está… grandota, enhiesta, bien parada, húmeda, jugosa mojada, brillante, negra, cabezona, en todo su esplendor

Sara: ¡Guauuuu!¡Mamá! ¡Qué vergota se carga este negro! Se ve muy carnosa, enorme, ¡Parece la de un burro en primavera!

Gema: ¡Tienes razón! ¡Esta bien parada! Y ¡Qué huevotes! Mamá, ¿Todo eso cabía en tu conchita?

Sara: Mamá, ¿Nos das permiso de tocarla con nuestras manos? Queremos comprobar que lo que estamos viendo es de verdad.

--¡Claro! Pero con mucho cuidado, no vayan a querer arrancársela; tómenla con precaución, con cariño. ¿No les dije que era atractiva? Tómenla despacio, con ternura, con afecto

Las nenas se arriman con aquella curiosidad, con ganas de ver de cerca aquel miembro que las ha cautivado. Sara extiende la palma de su mano y toma la macana como si fuera un pajarito, mientras, Gema agarra suavemente los huevos, el mozo siente un estremecimiento; no es para menos, una cosa es que su miembro lo masajee y lo chupe Alondra y otra muy diferente que lo tomen dos jovencitas, casi adolescentes, con esas manos tan tiernas, tan sedosas, tan frágiles…. Tan nerviosas. En realidad, el empleado no puede creerlo. Dos caras ingenuas, con sus bellos ojitos que miran con asombro tremenda macana

S.- ¡Mamá! Siento que le tiembla, que le palpita, que vibra, parece como si fuera un viboron, ¡Se mueve mamá! ¿No le faltará atención? ¿Quizá está pidiendo ayuda?

G.- ¡Tienes razón mamá! Esta verga está tentadora, yo quisiera darle unos besitos para consolarla y que sienta la compañía de nosotras, para que no se sienta solita… ¿Nos autorizas a saludarla con un besito?

¡HIJAS DE SU PUTA MADRE! Van muy de prisa, qué atrevidas, primero piden verla, luego suplican tocarla y ahora quieren mamarla. Bueno, ustedes sólo querían ver un buen garrote, ya lo vieron, ya lo tocaron, las voy a complacer para que lo mamen, pero con la condición de que se retiren y me dejen terminar mi obra con el jarocho este. ¿De acuerdo?

Sara y Gema: ¡Sí, mamá!

Empieza Gema, la hermana menor, lamiendo la cabezota, rodeando con sus labios el resto del miembro; hay que recordar que la boquita de Gema tiene una forma sensual que invita a la mamada, como si su abertura estuviera acondicionada para que la verga encuentre acomodo.

¡Hummmmm! ¡Ahhhhhhh! No me cabe en la boca mamá, es muy grande, y eso que he aprendido a mamar la de papá, pero está sabe rica… ¡Huy, a la puntita, le sale algo viscoso! ¡Sloop! ¡Sloooop! ¡Slooop! ¡Ahhhh! ¡Qué bombon! ¡Guauuuuuuuuu! ¡Esta si es verga! ¡Slloooop! ¡Sllloopppp! ¡Hummmmmm! ¡Ahhhhhh! Mamá, ¿Por qué nos habías guardado este secreto tan maravilloso? ¡Hummmmmmm! ¡Ahhhhhhhh!

¡Epale hermanita! ¡Te lo vas a acabar! ¡No seas golosa! ¡Hazte a un lado!

Gema: Bueno, una mamada tú y una mamada yo, mientras le mamas la cabezota y el tronco, yo le mamo los huevos y luego sigues tú.

Mira nada más que par de cabronas, ¡Estas son mis hijas! No serán buenas para estudiar pero si para ponerse de acuerdo en mamar reatas y bolas!

Las muchachas, de rodillas, dan tremendas succiones a la verga y a los huevos que a veces se pierden en sus bocas, la saliva resbala por el miembro, por los testículos, por las piernas de Ernesto, por las comisuras de sus boquitas, por las blusas, hasta que:

Niñas, van a manchar su uniforme del colegio, lo mejor es que se quiten la blusa, porque después la que tiene que lavar la ropa soy yo, y mañana tienen que ir al colegio.

Gema: Que nos ayude el mozo, mamá, todavía le pagamos, le mamamos su garrote y le vamos a dar espectáculo, ¡Que haga algo! ¿No crees?

Sara: ¡Sí! Que nos desabroche y cuelgue la ropa en un sillón.

Ni modo, Ernesto, eres nuestro sirviente y debes obedecer. Desabrocha las blusas de mis hijitas y sin arrugar cuélgalas en el sillón de los caballeros.

Como usted diga señora.

Ernesto, con manos temblorosas, a tan gentil petición no se puede negar. Sorprendido por la audacia de las nenas va tirando de cada botón hasta quitar la blusa blanca de Gema y luego la de Sara. Las niñas quedan en brassiere, color de rosa el de Gema, azul el de Sara. Ellas han heredado los senos de su madre, grandes, firmes, redondos, jugosos … atractivos. Sin blusas de por medio, las hermanitas vuelven a la carga, tumban en el sofá a Ernesto y continúan con sus mamadas. Se nota que están disfrutando ya que no se despegan, y poco a poco surgen los gemidos y jadeos de ellas entrelazados con los gemidos del sirviente; el ambiente va tomando un tono caluroso, cachondo, sensual donde se presiente que tal cosa no puede quedar ahí. Alondra, que es por el momento espectadora, se contagia de tal ambiente, le hierve la sangre, se cachondea, masajea su rajita, su clítoris, sus senos, ella también quiere verga y eso que un rato antes ya había mamado el miembro del morenazo:

¡Hijas de su chingada madre! ¡Háganse a la verga! ¡Son bien oportunistas! Me quitan la vergota de Alfredo, me quitan el palo de Ernesto. ¡Ustedes sí que chingaron a su madre! Si yo estaba montada en el vergón de mi Ernesto y me vine una o dos veces, no sé de dónde salieron ustedes y me quitaron la inspiración y ahora me provocan con sus mamadas, el garrote que tienen en sus bocas ¡es mío! ¡Sólo mío! Yaaa, ¡Váyanse a la verga! Ahora la que lo va a mamar soy yo, la cabezota, el tronco, los huevos, ¡Lo que sea! ¿Estamos? La que lo va coger soy yo, ¡Faltaba más! Arrímate chiquito, dame tu palote, déjame chuparlo, dame tu garrote papasito ….

Alondra aparta a sus hijas, les quita el tolete que tenían en sus boquitas, lo toma en sus manos, le avienta un escupitajo, luego otro, los soba con sus dedos, con sus labios y se lo mete entero a su boca, iniciando un mete y saca espectacular. Sus hijas se quedan perplejas, sorprendidas de la maestría con la que su madre maneja la macana, ya sea con sus manos, ya sea con sus labios, ya sea con su lengua. Sara, la mayor, es la primera en reaccionar y ….

¿Nos vas a dejar picadas mamá? Apenas empezábamos a disfrutar la maravillosa vergota del costeño. ¡Su enorme cabezota es como un bombón de chocolate de FERRERO ROCHE. En serio que nunca habíamos mamado una como esa: grande, carnosa, fuerte, caliente, tan palpitante, ¡TAN VIVA!. Ya sabemos que es tuya, que tu eres su dueña, que tú la descubriste, pero al menos por hoy compártela con nosotras.

Gema: Sí mamá, sólo por hoy, no seas egoísta. Si tú quieres te ayudamos a que termines de coger, te ayudamos para que te incrusten esa macana en tu conchita, en tu culito, y de paso nos ayudas a que nos coja este veracruzano que parece un mango.

La dama voltea hacia donde se encuentran sus hijas, su instinto maternal puede más que su cachondeo y cariñosamente aprueba las peticiones, a final de cuentas ellas han creado ese ambiente lleno de sexo. Las nenas se ponen tan contentas que se abrazan y abrazan a su madre, se besan, amorosamente. El clima se calienta y de los besos pasan al masajeo, al agasaje: boca con boca, lengua con lengua, manos con nalgas, manos con pechos, senos con senos. Alondra instintivamente levanta las falditas rojas de sus hijas y hace que Ernesto se le suba la emoción al ver que los calzoncitos, color de rosa el de Gema y azul el de Sara, se descubren a cada momento mostrando parte de sus glúteos, unas nalguitas blancas como las de su madre, lo mismo sucede cuando las niñas sacuden el vestido de Alondra y sus nalgas grandes, redondas, pelonas y blancas también se exponen. Ernesto no puede dar crédito a tan grande espectáculo. Su libido sube y en momentos, aprovecha para levantar las falditas de Gema o de Sara para ver mejor las nalguitas o los pelitos que asoman por entre los calzoncitos. Hay que recordar que el padre de las nenas, Don Alfredo, no permite que su esposa y sus hijas se depilen la panocha. ¡Los pelos, sobre todas las cosas!

Bueno hijitas. Vamos a compartir. Pero recuerden, si les van a meter la verga, será por el culo y tu Ernesto, ten cuidado, porque si te equivocas, te despido con todo y tu garrote.

Descuide señora, la aventura vale el esfuerzo. Además ¡PRONTO! Que ya me duelen la verga y los huevos de tanto que estoy viendo

Vaya, vaya, hasta que hablaste cabrón. Por lo pronto vamos a desnudarnos, la haremos en cadena, uno desnuda al otro. Suavemente, para que la ropa no se arrugue. Yo me encargo de mi negro. Mi negro se encarga de los calzoncitos de Gema, Gema de Sara y Sara me quitará el vestido, ya que abajo no traigo nada.

En cuestión de segundos todos se encuentran encuerados, en pelotas. La ropa en el suelo y las bellísimas anatomías dispuestas al abordaje.

Hijitas, no vamos a batallar. Ahora el mozo será el que nos atienda. Nos sentamos en el sofá y el mamará nuestras rajitas, hasta que nos complazca, luego nos pondremos en cuatro patas para que nos coja por el culo.

El sirviente chupa, mama, lenguetea y con sus manos acaricia los cuerpazos que se cargan las mujeres. Besa los pezones de cada dama, los succiona, los lame con delicadeza, con sus manos toma los otros pezones y juega con ello. El mozo se siente en el paraíso, el panorama es fabuloso, tres rajitas a su alcance, tres mujeres cachondas, madre e hijas, unas conchitas rosaditas, peluditas, las piernas y las nalgas blancas, carnosas, redondas, firmes, tersas, todo un manjar

G: ¡Hummmm! ¡Ahhhhhhhhh! Que bien lame mi rajita este negrazo! ¡Ahhhhhhhh!

S: ¡Ohhhhhhh! ¡Siiiiiiii! ¡Mi culito! ¡Ahhhhhhhhhh! Su lengua me provoca. ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Hummmmmm!

A: ¡Chúpale más cabrón! ¡ahhhhhhhhh! ¡Hummmmmm!

Las tres damas gimen, las tres sienten las caricias orales y manuales del costeño, el cual, con su lengua prácticamente barre ojetes y rajas al mismo tiempo; mientras con su lengua hace que se derritan las damas, con sus manos no deja de acariciar senos, nalgas o agujeros disponibles. De repente,

Gema: ¿Mamá tendremos que esperar mucho tiempo al hombre rico de Poza Rica para que nos meta su garrote y nos desvirgue nuestra conchita? ¿Por qué mejor no lo hace Ernesto de una vez?

Sara: Sí mamá, es mucho esperar; mejor disfrutar de esta macana y que de una vez por todas perfore nuestras rajitas para siempre.

¡Silencio Cabronas! Aquí se hace lo que su padre manda, Alfredo dice que por el ojete y por el ojete será. Ernesto se las cogerá sólo por el agujerito que su padre desvirgó, y se acabó. Así que ahora vamos a empinarnos las tres y que nos meta su tolete por el culo. Adelante, ¡PINCHE GATO!, ¡danos por el culo!

La primera en ser atacada por la verga del veracruzano es la menor, Gema, cuyas nalguitas redondas apuntan al cielo y son las que más provocativas están; su mamá y su hermana ayudan en la tarea abriendo las combadas nalgas de la chiquilla, dando con sus dedos un masaje al ya dilatado ano, Sara le da suaves golpes a cada nalga. Alondra toma el garrote del mozo le avienta un salivazo, un lenguetazo y lo apunta al agujerito rosadito de Gema, entra muy apenas el glande, Gema se arquea, el miembro lentamente resbala y se va perdiendo, paulatinamente, poco a poco

¡Hummmmm! ¡Mamá siento tremenda carne que me invade! ¡Agggggghhhhh! ¡Me duele! ¡ahhhhhhh! ¡Ya la siento más adentro! ¡aggggggghhhhhhhhh! ¡Mejor saquéenmela! ¡Ooohhhhh! No aguanto! ¡Hummmmmm! ¡Es mucha carne! ¡Agggghhhhh!

Aguanta hijita, esto es momentáneo, además, ya la tienes a tres cuartos, sólo falta un empujoncito. ¡Hummmmmm! ¡Ahí va el resto!

¡Aggghhhhhh! ¡Aggggjhhhhhh!¡Pero duele! ¡Agggghhhhhhhh! ¡Ya entro! Siento que los huevos me chocan en mis pompas. ¡ahhhhhhhhh! Ya empiezo a sentir rico. ¡Aghhhhhhhh! ¡duele, pero es maravilloso tenerla adentro! ¡Hummmmmmm! ¡Ahhhhhhhh! ¡Sigue, pinche Ernesto, sigue! ¡Aggghhhhhhh!

Contrastan las blancas nalgas de Gema con la negra verga del costeño, el cual inicia un suave mete y saca que hace que Gema pida más y más verga. Su esfínter se ha acondicionado al tamaño del tolete, sólo se observa que toda la verga se pierde en el canalito rosadito. Gema gime, y gime de placer

--- G: Dónde estabas cabrón, ¡Aggghhhhhhh! ¡Qué lindo! ¡Aggggghhhhhhh! ¡Qué emoción! ¡Hummmmmmm! ¡Guauuuuu! Nosotras sólo conocíamos la vergota de nuestro padre, pero la tuya es fabulosa, maravillosa ¡Aghhhhhhhh! Papasito, métemela más, más ¡Agggghhhhhhh! ¡Métemela más! ¡No tengas compasión! ¡Agggggghhhhhh! Me corro, ¡Me vengo! ¡Me vengoooooo! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Hummmmmmmm! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Mi culito! ¡Qué placer!

S: ¡Ya estuvo sigo yo! ¡Pinche Gema, como se nota que lo está disfrutando ¿No te gustan mis nalgas y mi culo, papasito? ¡Tómalas, son tuyos! ¡Pequeño Bebé! toma mis nalguitas, mi culito, mi panochita, mis tetas, ¡TODO!

El morenazo, no se hace del rogar saca su enorme, negro, mojado y enhiesto miembro del ojete de Gema y lo dirige al agujero de Sara, la cual ya gime de placer, aún antes de ser penetrada.

S: ¡Aghhhhhhhhh! ¡Qué rico garrote! ¡Hummmmmmmm! A mi no me lo metas tan suave. ¡De un chingazo! ¡Pónle! ¡Aghhhhhhhh! ¡Agggghhhhhhh! ¡CABRON, SI DUELE! Yo pensaba resistir más. ¡Aggghhhhhh! Ya lo siento adentro, deja empinarme más para que no quede nada afuera y si es posible méteme hasta tus huevos, mi negrazo. ¡Aghhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhh! ¡Qué vergota nos tenías reservada mamá! ¡Por eso no corres a este animal! ¡Agggghhhhh! ¡Qué placer! ¡Métemela sin miedo!¡Agggggghhhhhh! ¡Es una tremenda estaca! Yo también me corrooooo! ¡Nooooooo! ¡Aggghhhhhhhhh! ¡Qué hermosa vergaaaaa! ¡Ahhhhhhhhh! Me vengooooooo! ¡Hummmmmm! ¡Ahhhhhhhhh!

El veracruzano no da abasto porque de pronto interfiere Alondra exigiendo su ración de carne.

¡Hijas de su puta madre! Quieren acabar con el negro. ¡Háganse, a chingar su madre! A ver, ustedes, Gema y Sara, Ábranme las nalgas para que me meta el chilote este pendejete por el ojete.

Las niñas tienen que obedecer y cada quien toma una nalgota de su madre, le dan un suave masaje, un ligero golpe, la apartan, dejando ver una extensa mata de pelos que cubren el hoyo y la vagina de la mujer, entre las hermanitas se ayudan para despejar el camino, dejan caer un poco de saliva sobre el agujerito de su madre y hacen otro tanto sobre el mástil del jovenazo. Toman con sus manitas el garrote, lo levantan, lo apuntan y ¡FUEGO! La bala entra suave y lentamente en el culote de su madre. La cual al sentir la metralla exclama:

¡Agghhhhhhhhh! ¡Cabrón! ¡Aggggggghhhhhh! ¡La tienes enorme! ¡Ahhhhhhhhhhh! Por eso mis hijas se quejaban, no me acordaba de tus dimensiones. ¡Aggggghhhhhhhhhh! ¡Hijo de la chingada! ¡Me matas! ¡Agggggggggghhhhhhh! ¡PINCHE ESCLAVO! ¡Hummmmmm! ¡Agggghhhhhh! ¡Qué dolor! Pero sigue, no pares infeliz, ¡Hummmmm! Sigue. ¡Mátame con tu garrote! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Cabrón! Me corrooooo. ¡Me vengo cabronas! Masajeen mi clítoris. ¡Ohhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Mi culo! ¡Me duele! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Gracias papito! ¡Gracias mi amor! ¡Ahhhhhhhhh!

Alondra queda de rodillas, sobre el sofá, rendida, llena de placer. Ella ha satisfecho sus ansias sexuales, ha mamado la verga de Ernesto, se la ha metido en su rajita, en su culito y ha compartido con sus hijitas tales placeres. No tarda en reaccionar y ordena a sus nenas que mamen la vergota del morenazo hasta que la expriman, mientras ella vuelve a mamar el agujerito de su empleado.

¡Ahhhhhhhhh! ¡CABRONAS, TRES CONTRA UNO! Aghhhhhhhhh! Gema toma mis huevos, ¡Mmmmmmhhhhhh! Sara chupa mi verga, ¡SEÑORA! ¡Ya le gusto mi culo! ¡Pues tómelo! ¡Aghhhhhhhhhh! ¡Ahora métame dos deditos! ¡Aaaaggggggghhhhhh!¡Qué rico! ¡Ohhhhhhhhh! ¡Aggghhhhhh! ¡Me vengooooo! ¡PUTAS! ¡CABRONAS! ¡MAMONAS! ¡CULERAS! ¡Me corroooooo! ¡Aggghhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡CHINGUEN A SU MADREEEEE! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!

Continuará

victorcostill@att.net.mx