El hijo del zapatero (5)

El hijo del zapatero prueba el culito de Doña Ana… y de Eugenia, la joven empleada domestica; mientras que Don Alfredo da cuenta del hermoso cuerpo de la adolescente Karina

A mis lectores les pido una disculpa… por error de dedo le puse CAPÍTULO 5 al que debería ser 4… ahora sí… aquí tienen justamente el 5. Aprovecho para agradecer los comentarios que me han enviado de diferentes lugares y el interés que han puesto en esta historia

EL HIJO DEL ZAPATERO

CAPÍTULO 5

¿Así que tú eres Carlos, el hijo del zapatero?

Así es señora.

¿Tú eres quien se asoma por un agujero viendo los calzones, las bragas, los hilitos y las tangas de las mujeres cuando se miden los zapatos? ¿El que nos ve las nalgas, la rajita y las tetas? ¿El que se divierte viendo como tu padre nos clava su herramienta? ¿El que se coge a su puta madre atrás de los espejos, mientras los clientes son observados?

Mmmmm… no sé a qué se refiere….

No te hagas pendejo, ya los descubrí… a ti y a tu mamá… pero no te preocupes… tu madre está en estos momentos pagando el precio

¿Cuál precio? ¿En qué forma?

Pues dándole las nalgas a mi muchacho, enseñándole su panocha, mamándole la vergota y recibiendo una cogida por los tres agujeros.

Usted es muy vengativa

¡Nooooo! De ninguna manera, son favores que nos hacemos las mujeres... Oye, me he fijado que por más que hago a un lado mi vestido, que te muestro mis piernas y que te enseño mis calzones, no te impresionas

Esos calzones ya los conozco señora

¿Cómo?

Sí, a usted se los he visto un par de veces… son rojos, pequeños porque sólo le cubren media nalga y se le sale uno que otro pelillo de la panocha, son transparentes y tienen corazoncitos negros bordados al frente, para cubrir su monte peludo y atrás, para tapar su culo… se los vi cuando compró unas botas para el tiempo de invierno y en su última visita a la tienda

¡Ahhhhhh! Fisgón condenado, ¡Qué bien conoces mi ropa interior! De seguro que los conoces todos… Y por supuesto… ¿Has de conocer mi cuerpo desnudo, Cabrón? Bien que te has de ver dado gusto viendo mis nalgas, mi culo, mi rajita peluda, mis tetas y la vergota que me metía tu padre

Y sus gemidos

¡Hijo de tu puta madre! ¡Cabrón!

No se enoje… usted empezó primero.

Está bien… lo mejor es llevar la fiesta en paz, lo mejor es que tú y yo seamos amigos… o algo más

¿Qué insinúa?

Que en vez de estar discutiendo aprovechemos el tiempo. He pensado que si tienes experiencia cogiendo a tu madre, que si la estás haciendo feliz… me enseñes la forma en que la cachondeas… el modo en que la calientas… y cómo le haces para meterle tu joven verga… No creo que rechaces mi oferta… porque si te atreves a fisgonearme por un agujero… quiere decir que te gusto, que disfrutas de mi cuerpo y que te excitas a tal grado que invitas a tu madre para que me vean y cojan al mismo tiempo… ¿Aceptas chiquillo?

Señora, estoy en su casa, puede venir su esposo… o Karina

Por mi esposo no te preocupes, el inútil viene hasta las 2 de la mañana… por Karina tampoco… en estos momentos le está comprando un par de zapatos a tu padre… la única que se puede aparecer es Eugenia, pero la puse a lavar y a planchar la ropa… Así que tú y yo estamos solitos… Ahora, dime ¿Qué parte de mi cuerpo te gusta más? o ¿Por qué te gusta espiarme en la zapatería?

Pues usted tiene muchas cualidades… es muy alta, tiene unas nalgas paraditas, tiene muchos pelos en la panocha, su cabellera negra a media espalda, su estatura, sus labios delgados y su mirada con esos ojos color miel… uno se derrite

¡Ohhhhhh! Qué romántico.

Pero creo que lo que más me gusta de usted es la forma en que agarra la verga de papá y la mira, como la lame, la forma de mamar y cómo se mueve cuando se la meten, ya sea por la rajita o por su culito… yo pienso que con dos o tres sacudidas exprime a cualquiera… ¡Ahhhhhh!... Se me olvidaba… Sus gemidos doña Ana… sus gemidos

¡Chamaco cabrón! Realmente te pareces a tu padre… sólo de oírte, ya estoy cachonda y mojada… dices que soy buena mamadora… pues arrímate para conocer tu verga

Carlos se levanta del sillón va hasta donde está sentada Doña Ana, a quien se le ven una piernas lisitas y bien formadas… y su calzón rojo

Permíteme desabrochar tu cinto… tu pantalón… tu cierre… a ver… a ver… ¿Qué tenemos aquí? Déjame sacarla…¡Ahhhhhhhhh! ¡Guauuuu! ¡Miraaaaaaa! ¡Hijo! Pero si tienes una verga grande y hermosa… que se va creciendo más y más… cabezona como a mi me gustan… gorda para sentirla… larga para que llegue hasta el fondo… ¡Ohhhhhh! Tú madre ha de ser feliz cuando la toca, la mama o se la metes. ¡Sllllloooooooop! ¡Sllooooooop! ¡Sllloppp! ¡Qué cabeza tienes chamaco! ¡Este glande es un bocadillo! ¡Mmmmmmhhhhhh! Quisiera comérmelo. ¡Slllloooooooooop! ¡Sllloooooop! Voy a resbalar mi lengua en tu tronco ¡Slllllooooooooooooooooop! ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Qué rico! ¡Mmmhhhhhh! ¡Tus huevitos! ¡Sllllooooooop! ¡Slllllooooooooop! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Qué suavecitos! ¿Te gusta lo que te hago papito?

Siga… ¡Aghhhhhhhh!... siga… siento calientito… ¡Ahhhhhhh!... Siga… esto es mejor que estarla viendo por el agujero de la zapatería… ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Siga!

Lo que tú mandes chiquito, ¡Sllooooooop! ¡Slooooooop! Nunca me imaginé probar la vergota de un polluelo… ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Es riquisma! ¡Slllloooopppp! ¡Cabrona Alondra, ahora te entiendo! ¡Sllloooop! ¡Mhhhhhhhhh, ¡Ahhhhhhhhh! ¡No! No aguanto más… me voy a empinar… y métemela por donde quieras… por mi rajita o por mi culito… me vale

Alondra se levanta, se quita los calzones los avienta al suelo, se arrodilla, se pone en cuatro patas… con ambas manos se levanta el vestido… se le ven las nalgas paraditas, grandes y gordas… ella voltea para decirle al hijo del zapatero que el horno está listo… el adolescente se arrima con la macana en la mano y….

¡Agghhhhhhhhhhhh! Despacio cabrón… despacio, se metió por la rajita… pero me dolió… mejor sácala… ¡Ahhhhhhhhhhh! Así…. Así…. ¡Ahhhhhhhhh! Siento que entre mis nalgas se resbala tu vergota…. ¡Tu pedazo de carne! ¡Mmmmhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhhhh! Tú cabeza resbala… ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Qué belleza! ¡Mmmmmmhhhhhhh! ¡Coño! ¡ufffhhhhh! ¡Ya entró toda… ¡Ahhhhhhhhhhh!

¡Qué bonito se mueve usted! ¡Mhhhhhhhhhh!¡Ahhhhhhhhh! ¡Cómo siento lo caliente de su rajita y lo redondo de sus nalgas… ¡Ahhhhhhhh! ¿Le gusta cómo se la meto? ¡Ahhhhhhh!

¡Síiiii! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Me encanta! Tú síguele cabrón… ¡Mmmmmmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Síguele! No cabe duda, tu eres EL HIJO DEL ZAPATERO… ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Me vengo! ¡Qué vergota tan caliente! ¡Mmmmmmmmmmhhhhhhh! Me vengo,… ¡Qué felicidad! ¡Ahhhhhhhhhhhhh!¡Cabrón! ¡Cómo me haces gozar con tu vergota! ¡Mmmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh! .....Espera… espera

Doña Ana se desprende intempestivamente de la vergota del hijo del zapatero, se levanta y corre hacia la puerta que da al comedor

¡Cabrona! ¡Puta! ¡Eugenia! ¿Nos estabas espiando verdad?

¡No, señora! Por aquí iba pasando y

¡Ni madre! ¡No seas mamona! Desde hace rato que escucho unos pequeños gemidos que vienen desde donde tú estás ¿Crees que soy tu pendeja? ¿Quieres que te despida? ¡Pinche gata!

No, señora. Snifff, snnniff, sniiifff

¡Ya! Deja de lloriquear… y ahora en castigo… Carlitos… ayúdame a desnudar a esta cabrona para que se le quite

¡Nooooooo! ¡Señora! ¡Noooooo!

Ya te llevó la chingada… o te largas o haces lo que yo diga

¡Snnnnfiiiiiiiiffff! ¡Snnnfiiiffffi! Lo que usted mande… ¡Snnniffff!

Efectivamente… Eugenia se encontraba desde hacía buen rato escuchando y viendo gozar a su patrona y a Carlos (los lectores que deseen conocer los rasgos de Eugenia, pueden ver el capítulo 4); el hijo del zapatero también está sorprendido, pero luego reacciona y ayuda a Doña Ana a quitar cada una de las prendas que cubren a la potosina… le quitan primero el delantal o mandil (prenda que por lo general se amarra del cuello y de la cintura, que se usa en México para cocinar, hacer el aseo de la casa, lavar la ropa; cuando un hombre se la pone, el vulgo o populacho dice que es "un mandilón"), prosigamos… no queriendo, Carlos se va excitando por el cuerpo tan juvenil y fresco que tiene ante sus ojos… con sus manos baja el cierre del vestido… al hacerlo aprovecha para tocar espalda, tetas, nalgas y piernas de la joven… ella queda sólo con su corpiño y sus calzoncitos

Estos me tocan a mí, yo se los quito… mientras tú, ponle la verga en su boca

¡De acuerdo señora!

Y tú Eugenia… lame…mama… chupa… ¡Pinche criada!

¡Mhhhhhhh! ¡Mhhhhhhh! ¡Está muy grandota! ¡Shhhoooooooop! ¡Shhhhhoooopp! ¡No me cabe en la boca!¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Qué rica!

¡Oye! Puta… ¡Sí que sabes mamar! ¿Dónde aprendiste?

¡Mmmhhhhhhhh! Allá en mi rancho. ¡Shhhhhhooooppp! ¡Shhhooooop!

¿Quién te enseño cabrona? ¿tu novio?

No ¡Shhoooooop! ¡shhooooooppp! Mi tío Pablo… él me ponía su vergota en mi boca desde que tenía 9 años, ¡Shhhooooooop! ¡Shhhoooooopppp!

¡Mira nada más! Y ¿Te gustaba?

De primero no… ¡Shhhooooppppp! ¡Shhhoooopppp! Pero con el tiempo era yo la que iba a buscarlo al corral para chuparle su pito… ¡Shhhoooop! ¡Shhhooooppp! ¡Shhooooppppp!

Oye mamona… no seas golosa… pásame la mitad de la verga que te estás comiendo

Tómela señora… es toda suya… ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Está bien rica! ¡Mmmmmmmhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhhh! Huele a perfume… la de mi tío Pablo olía a chivas y vacas

Es cierto, la verga de este joven está perfumada… de seguro te pones loción, talco o alguna otra chingadera… ¡Mmmhhhhhhh! ¡Shhhooooooppppp! ¡Shhhhoooooop! Ahora métele la verga a esta pinche india… a ver… Eugenia empinate… ¿Te lavaste bien la panocha y el culo?

Si señora, me bañé en la mañana y me puse ropa limpia.

Eugenia, ya sin ropa alguna, se tira al piso, se arrodilla, se pone en cuatro patas y levanta su trasero. Doña Ana toma las nalgas y las lame… con la puntita de la lengua recorre la línea que divide una nalga y otra… con sus manos las abre lentamente y queda a la vista un culo virgen, rosadito, peludito y una rajita negrita y también cubierta de pelos, se nota que nunca se ha depilado. Doña Ana toma la macana del hijo del zapatero y la chupa unos instantes, la moja y luego la dirige a la conchita de Eugenia

Aghhhhhhhhh… me duele… señora…. Me duele… ¡MMMhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Está muy dura! ¡Mmmmmhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhhhh! ¡Qué bonito! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! Su pedazo de carne lo siento bien adentro, ¡Ahhhhhhhhhhhh!

Se ve que eres bien caliente. Hasta sudas cabrona gata.

¡Aghhhhhhhhhhhh! Sí, Señora… ¡Cómo la disfruto! ¡Mmmmmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhh!... Está es la segunda verga que pruebo en mi vida… ¡Ahhhhhhhhh!.... La primera fue la de mi tío Pablo… él me hacía gozar todas las tardes… ¡Mmmmmmhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Señora, siento que me vengo! ¡Mmmmmhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡Me vengo! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Siento rosquillitas en mi rajita! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Estoy ardiendo! ¡Métanmela más! ¡Ahhhhhhhhhhh!

¡Quítate a la chingada! Ya me dieron celos… ¡Pinche Carlos… ¡Métemela a mi! Pero por el culo… quiero saber si se siente igual que cuando me la mete tu padre… rápido… y tú, morena fisgona, desgraciada… chúpame las tetas

El instinto sexual de Eugenia hace que cumpla satisfactoriamente los mandatos de su patrona, ya que le chupa cada uno de los pezones, pero también dirige sus labios a los labios de Doña Ana… ésta corresponde y las dos damas se funden en un beso apasionado

-¡Qué bien besas pinche india! ¡Mmmmmmmhhhhhhh! ¡Agggghhhhhhhhhhhh! Esperate Carlitos… ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Avisa! ¡cabrón! ¡Siento que me arde el culo!

Y es que mientras, Doña Ana disfrutaba de los besos y caricias de la joven… Carlos la iba ensartando por el ojete

¡Mmmmmhhhhhhhh! ¡Aggggggghhhhhh! ¡Me duele! ¡Ahhhhhhhhhhh! Pero no la saques, ¡Hijo de tu puta madre! Métemela toda… ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Qué rico! ¡Hasta el fondo cabrón! ¡Mmmhhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh!

Usted manda Doña Ana, ¡Tome!

¡Aghhhhhhhhhhhhh! ¡Infeliz! Me partes en dos… ¡Mmmmmmmhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Eugenia! Ven para lamerte tu culito… ¡Empinate!

Obediente, Eugenia se pone, en cuatro patas, por delante de Doña Ana y le enseña las nalguitas; la patrona mete su nariz por entre la raja y busca el agujerito de Eugenia, una vez que lo encuentra saca su lengua y empieza a lamerlo… Ambas mujeres gimen porque están gozando por el culo, a una le meten la macana y a otra la lengüita.

Ahora ponte a mi lado para que Carlos te perfore tu anito.

¡No! Señora… a mí nunca me han metido una verga por mi culito

Pues Ahora te chingaste… ¡Carlos! Dale por el culo a esta cabrona para que aprenda a no espiar detrás de las puertas.

Señora, tenga compasión de mí, ¡Soy virgen del culo!

Serás virgen de lo que quieras pero vas a sentir una verga caliente, dura y bien parada en tu culo.

El hijo del zapatero dirige su vergota a las nalgas de la potosina y la resbala entre el canal, desliza su miembro hasta topar en un pequeño agujerito apenas visible, Doña Ana aparta una nalga y otra, le pone saliva al agujero con sus dedos y le dice a Carlos

¡Venga! Quiero ver la verga metida en el culito de mi criada, ¡Venga!

¡Aggggggggggggg! ¡Nooooooooooooo! ¡Por favor! ¡Aggghhhhhhhhhhhhh! Siento que me quema el pedazote de carne… ¡Noooooooooo! ¡Snnniiiffff! ¡Sniiiiiiffffff! Señora, que la saque… ¡Por favor! ¡Snnnfffiiiiiii! ¡Snnniiiiifffff!

¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Que la saque!

Saca la verga, Carlos, sácala despacito, lentamente…. Vuélvesela a meter… suave… con dulzura… así… sí… así… ¡Muy bien!

Un hilillo de sangre empieza a caer entre las piernas de Eugenia, ella soporta, parece que el dolor inicial ha pasado… se siente confundida porque por un lado el dolor es intenso y por el otro, empieza a gozar con el garrote que le taladra el recto.

¡Ahhhhhhhhhhhh! Creo que me está gustando señora, también por el ojete se siente bonito… ¡Ahhhhhhhh!

¡Pinche Eugenia, no cabe duda que eres bien caliente, y yo también… ¡Carlos! ¡Cógenos a las dos! Te vamos a poner los dos culitos al mismo tiempo

El hijo del zapatero ve a dos mujeres enseñándole sus nalgas; unas muy blancas y las otras muy morenas… se alterna… clava su estaca en la dueña de la casa, entierra su herramienta en la criada… mientras, ellas se dan tremendos besos de lengüita… hasta que

¡Pinches viejas! Me vengo…. ¡Mmmmmmmmhhhhhhh!¡Aggghhhhhhhhhhhh! ¡Me vengo… ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡Qué culitos tan ricos! ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Putaaaaaaaaaas!

Vamos a voltearnos para comernos tu verga… tu leche… venga… ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Eugenia! ¡Ayúdame a exprimir a este cabrón! ¡Shhhooooooopppp! ¡Shhoooooooooppppp1 ¡Qué sabroso! ¡Ahhhhhhhhhhh!

El hijo del zapatero se siente en la gloria, las lenguas de las dos mujeres arrodilladas le recorren verga y huevos… dejándole bien limpio… las mujeres se besan y comparten el semen del muchacho… se dan un fuerte abrazo… juntan sus cuerpos desnudos y….

De aquí en adelante, pediré solamente vergotas jóvenes… son más ricas… más sabrosas y tú, Eugenia, serás mi cómplice… la siguiente víctima será mi hijo, ¿Qué te parece?

Lo que usted mande… usted es mi patrona

Y tú pinche Carlos, toma nuestros calzones en señal de trofeo, no creas que está es la última vez que nos encontramos…cuando vaya a tu tienda… en vez de buscar a tu padre, te buscaré a ti

Mientras tanto… en otro lugar

Pásale hijita… dime que se te ofrece

Me manda mi mamá, dice que si puedo sacar a crédito un par de zapatos, de ésos puntiagudos que andan de moda

Con todo gusto Karina… siéntate y espera unos segundos, te mostraré varios modelos, a ver cuál te gusta.

Karina, la hija de Doña Ana, tiene 17 años, viene del colegio donde estudia psicología, trae el clásico uniforme de faldita roja a cuadros y blusa blanca, calcetones a la rodilla, una diadema roja y carga su mochila; ella es alta como su madre, nalguitas paraditas, vientre plano, tetitas en crecimiento, mirada casi infantil, piernas bien formadas y con aires de cierta ingenuidad. Se sienta a esperar a Don Alfredo y

Mira, hijita, traje estos modelos: unos blancos con tirantitos, estos rojos cerrados, hay unos de tacón alto… a ver… vamos a probar… Voy a quitarte los tenis… ¿Me permites?

Sí, por supuesto

Don Alfredo con sus hábiles manos desabrocha las agujetas de los tenis, quita el calzado y suavemente da masaje a los pies de la joven, quien emite un leve gemido

¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Qué rico masaje! ¡Qué bien se siente!

¿Te gusta hijita? ¿Te sigo masajeando?

Sí Don Alfredo, vengo un poco cansada de caminar y su masaje me relaja.

Si gustas, para que el masaje sea completo, puedo quitarte los calcetones y untarte en los pies un poco de aceite para bebé… te sentirás mejor

No sé si deba… Mmmmmhhhh… ¡Bueno! Sí… mi madre me dijo que atendiera sus indicaciones.

Al momento en que Don Alfredo se dispone a quitar el primer calcetón, Karina mueve su pierna y queda a la vista su calzoncito de color rosa, la adolescente parece notar la mirada del zapatero e instintivamente intenta cerrar sus piernas, pero

No te preocupes Karina… soy muy discreto… nadie sabrá que son rosas y además, se te ven muy bonitos.

¡Ayyyyy, Don Alfredo! ¡Qué pena! Ya vio mis calzones, bueno… al fin y al cabo que mi mamá dijo que confiara en usted… ¿Le gustan mis calzones!

Pues desde aquí se te ven muy bonitos

El hombre termina por quitar el segundo calcetón y sin problemas puede distinguir la rajita de Karina, ya que el calzoncito es transparente y le aprieta; soba el pie, con sus yemas da masaje y la joven se retuerce en el sillón

¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Qué rico! Siga…. ¡Ahhhhhhhhhhhhh!

Don Alfredo se dirige a los chamorritos y Karina abre los ojos más de la cuenta y

¡Don Alfredo! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¿Qué hace?

Le doy masaje a tus chamorritos porque ya te voy a probar el primer par de zapatos

¡Ahhhhhhhh!

Al acomodar el calzado, intencionalmente Don Alfredo provoca que Karina abra las piernas más de la cuenta para verle todo… hasta la cocina, hace que la dama se levante, que camine, mientras lo hace la toma de la cintura y le sugiere estar en varias posturas y él le ayuda… de repente le levanta la falda

-¡Don Alfredo!

  • Tú mama dijo que hicieras lo que yo te indicara. Quiero que luzcas tu calzado y que te veas preciosa

  • Sí, pero….

  • No temas no te va a pasar nada, ¿Qué te parece si te quito la falda para ver cómo te quedan los zapatos?

  • Bueno…¡De acuerdo! Si mamá dijo que le obedeciera… quíteme la falda

Don Alfredo, rápido de manos, quita la minifalda de la joven, situación que aprovecha para tocar sus nalguitas, para ver su tanguita rosita

¡Ahhhhhhhhh! Don Alfredo.

Tienes un cuerpo hermoso hija

¿Usted cree?

¿Sí? Mejor que el de tu madre

Don Alfredo realmente está emocionado, algo nervioso, porque tiene ante sus ojos un cuerpo casi adolescente, tierno, suave, fresco, de buenas carnes, terso, nuevo; recorre, lentamente con sus manos, desde el nacimiento de las nalguitas hasta los pies; a Karina se le sube la temperatura y al zapatero también, el ambiente huele a sexo, como una bomba de tiempo a punto de explotar;

Camina Karina y mírate en el espejo… ¿Te gusta ese modelo?

¡Ohhhhhh! Sí se ven muy bien

Realmente a Karina poco le importan en ese momento los zapatos, ella está excitada al verse en el espejo casi desnuda y se da cuenta de la mirada de fuego que le lanza Don Alfredo

Acércate para quitarte esos zapatos y ponerte otro modelo… siguen los cerrados de color rojo… a ver… a ver… ¡Ohhhhhhhh! ¡Qué bien te quedan! Oye, ¿Y si te quito tu tanguita y tu sostén! ¡Se te pueden ver mejor!.

¡Ayyyyyy! Don Alfredo, eso ya fue mucho… Me da pena con usted, me va a ver desnuda y

No te preocupes… sólo es para ver cómo te queda el calzado

A don Alfredo le tiemblan las manos, pero toma suavemente el sostén, lo quita… quedando un par de tetas puntiagudas que chupa deliciosamente

  • ¡Mmmmhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh!Usted dijo que sólo quería ver como me quedaban los zapatos… ¡Ahhhhhhhhhh! Pero qué bien se siente su boca en mis tetas… ¡Ahhhhhhhhh! Siga… no se despegue… ¡Ahhhhhhhhh!

Cae la tanguita de la joven y Don Alfredo la desliza hacia abajo… al hacerlo descubre una incipiente mata de pelos, el señor no se aguanta y tira un lengüetazo

¡Slurpppp! ¡Sluuurpp! ¡Slurrrppp! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Hueles rico hijita!

¡Ahhhhhhhhhh! Don Alfredo… ¿Qué me hace? Siento cosquillitas… ¡Ahhhhhhh! ¡Siga! Siento rica su lengua…¡Ahhhhhhhhhh! ¿No se enojará mamá por lo que estoy haciendo?

¡Tu mamá lo sabe! No te apures. Te la voy meter en tu rajita… ¡Sluuurp! ¡Sluuurpppp! ¡Slurpppp! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Carne joven! Ahora te voy a meter uno de mis dedos

¡Mmmmmmmmhhhhhh!¡Ahhhhhhhhhhhh! Me calienta don Alfredo… ¡Ahhhhhhhhhhh! Meta otro dedo… ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Qué rico! ¡Me vengo! ¡Mmmhhhhhhhhh!¡Ahhhhhhhhhh! ¡Qué placer! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Mi conchita!

¿Quieres probar con tu boca mi garrote?

¡Don Alfredo! Si se entera mi madre que le mamé la verga me va a matar

Descuida… tu mamá me la mama… y lo hace magistralmente… tú eres su hija y debes haber heredado esa cualidad… Deja sacarla al aire… ¡Mírala!

¡Ahhhhhhh! Señor. La tiene enorme… en el colegio se las he visto a los chicos, pero no se compara, ¿La puedo tocar?

¡Sí hijita! Tócala todo lo que quieras.

Karina la toma con ambas manos, la mira tiernamente, con curiosidad, toca el glande, lo revisa, agarra el tronco, llega a los huevos peludos, juega con ellos; Don Alfredo toma la cabeza de la jovencita la dirige a su vergota y

¡Slllooooooooop! ¡Sloooppppp! ¡Slllooooooooop! ¡Ahhhhhhhhh! Su cabeza está hinchada, no me cabe en la boca… ¡Mmmmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! Le voy a lamer la puntita, el tronco y los huevos… siéntese en el sillón Don Alfredo

Lo que tú digas hijita

Karina esta gustosa, probando tremenda herramienta, mama cuanto encuentra, chupa y traga, hasta donde puede, la macana del zapatero; una vez que la vergota está en todo su esplendor se sienta arriba de ella, intenta metérsela en su rajita y

¡Aghhhhhhhhhhhhh! ¡No me cabe! ¡Mmmmhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Está muy grande! Voy a intentarlo de nuevo… ¡Aghhhhhhhhhh! Ya entró la cabecita… ¡Mmmmmmhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Rico! Ya resbaló lo demás… Esto lo debería probar mi madre… ¡Ahhhhhhhhhhhhh!

¡Ya lo probó!

¡Agggggghhhhhhh! ¡Qué verga tan rica! ¡Ahhhhhhhhhhhh!¡Puta! ¡Puta madre! Por eso me mandó a comprar los zapatos con usted. Pero que bueno… ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Me vengo! ¡Me vengo de nuevo! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh! Me orino, me orino… ¡Ahhhhhhhhhhhhh!

Efectivamente, Karina no aguanta el tremendo placer que está sintiendo y descarga sus líquidos manchando la alfombra de la tienda

¡Hijita! ¡Ya manchaste mi alfombra! En castigo te voy a romper tu culito

¿Mi qué?

Tu agujerito

¡Ahhhhh! No… eso si que no… mi novio lo ha intentado y no lo he dejado porque me arde

Tu novio ha de estar bien pendejo… no sabe coger… Conmigo vas a aprender… empinate puta… para qué mojaste la alfombra

Karina no sabe cómo reaccionar ante el cúmulo de emociones que siente… sabe que está a merced del zapatero, que su mamá le dio una consigna, que se ha venido en dos ocasiones y que no está dispuesta a desperdiciar una tercera

Don Alfredo… ¿Seguro que no me va a doler?

Te lo prometo. Arrodíllate y empínate para lamerte tu culito, ponerle saliva y meterte un dedo primero y otro después, para darle pase a mi garrote

Karina se pone de rodillas, se inclina y enseña sus nalguitas, ella misma las abre y las ofrece… Don Alfredo las toma con sus manos y su lengua juega en el pequeño orficio, introduce un dedo, lo mete y lo saca, luego junta dos dedos y hace lo mismo

¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Qué rico! ¡Mmmhhhhhhhh! ¡Maravilloso! ¡Siga! ¡Me está gustando! Si usted quiere métame su garrote… ¡Ahhhhhhhhhhh!

Aquí te va mi putita… tómalo

¡Aghhhhhhhhhhhh! ¡Agggggghhhhhhhhhhhhh! ¡Duele con madre! ¡Mmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Snnnifffffff! Saquéelo… ¡Snniifffff!... Por favor saquéelo… ¡Mmmmhhhhhhhh! ¡Sssnnnnnniiiiifff! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Pinche zapatero! ¡Ahhhhhhhhhhh!

¡Saco pura chingada! ¡Ahora te aguantas puta! ¡Yo sé que te gusta el chile! ¡Toma!

Don Alfredo hunde toda su verga en el culito de Karina… lo saca suavemente… pero luego lo vuelve a incrustar… Al señor se le va la respiración… se agita… resuella como un burro en primavera y

¡Ahhhhhhhhhhh¡ ¡Putita mía! ¡Viene mi leche! ¡Mmmmmmmmmm!¡Ahhhhhhhhhhh!

¡Mmmmmmmmmhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh! Pues ahora no lo saque pinche viejo, ¡Mmmhhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhhhhh! ¡Qué felicidad! Me duele pero me gusta… ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Me vengo también! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh! ¡No la saque por favor… ¡Ahhhhhhhhhhhhhh!

Karina se encuentra ensartada por el culo lleno de semen, a Don Alfredo se le van las fuerzas, producto del tremendo placer que siente… un rato después se separan… se abrazan, se funden en un fuerte y apasionado beso y Karina le dice al viejo

Desde ahora quiero que seas mi hombre, mi amante, mi novio, mi todo… Mamá bien sabía a lo que me mandaba… ¿Zapatos?... ¡Sí!... Pero llenos de verga… Gracias mamí… pero gracias a ti… ¡Alfredo! ¡Quédate con mi tanguita rosita como un sello de mi amor hacia ti!

Don Alfredo sonríe trinfalmente… sabedor de que… no será la última vez que se tope con Karina… con su madre… o con las dos

Continuará

victorcostill@att.net.mx