El hijo del zapatero (3)

Continua la serie… Carlos, El hijo del zapatero, se coge a su madre Alondra en el recibidor de su casa, mientras Don Alfredo se aprovecha del culito de sus hijas, Sara y Gema, en la recamara matrimonial, Alondra los descubre pero termina por unirse a la fiesta. Una noche llena de sexo, de incesto y de lujuria...

EL HIJO DEL ZAPATERO

CAPÍTULO 3

A la luz tenue de una pequeña lámpara, cerca de la medianoche, se encuentran conversando Don Alfredo y Alondra. La mujer le tiene agarrada la verga al hombre y éste juega con los grandes y redondos senos de la dama. Con la mano derecha Alondra estimula a su marido, con un sube y baja en una verga que cada vez se va hinchando más. Al mismo tiempo, Don Alfredo, con sus privilegiados dedos le acaricia los pezones, ya crecidos por la excitación; con otra mano juguetea con la panocha de su mujer En momentos unen sus bocas y se dan apasionados besos de lengüita:

Fíjate, Alfredo, que hoy por la tarde vino tu querida amiga Ana a quejarse por la existencia de una rendija por donde son observados los clientes de la zapatería y amenazó con denunciarnos.

¿Hay agujeros en mi tienda?

Sí.

¿Quién chingados los hizo?

Pues tus hijos. El primero que tuvo la idea fue Carlos, con una navaja fue haciendo un orificio en la pared de madera justo donde están los espejos, ese orificio se disimula con un pedazo de cartón semejante al color de la madera, desde ahí se pueden ver a las mujeres cuando llegan y se sientan a probarse los zapatos; no importa el vestido, ellas tienen que hacer un movimiento de piernas al probarse un zapato y luego el otro, y ahí es donde se les ven los calzones… o los pelos; a veces no es fácil que de inmediato se les vean las piernas y los calzones, pero conforme se van probando un modelo u otro, la falda va bajando hasta que ellas mismas la hacen a un lado y ahí queda todo al descubierto, piernas, calzones vagina y en ocasiones hasta el culito se les ve; muchas de ellas tienden a masturbarse cuando tú vas al almacén a traer otro modelo; te diré que es emocionante porque tienen que mirarse al espejo y pareciera que ven directo hacia mi o hacia el que las está observando; ahora, las que traen minifalda son más fáciles de observar porque en la primer sentada ofrecen todo, calzones de todos colores: rojos, azules, cremitas, negros, amarillos y sobre todo blancos; tanguitas, minitanguitas y una que otra atrevida se pone un hilito que se le mete en su vagina y en el ojete. Bueno… el otro agujero lo hicieron Sara y Gema, a petición de Carlos, está frente al sofá donde se sientan a esperar su turno y donde… tú las atiendes muy bien; ahí también se masturban, aprovechando tu ausencia… a Carlos le gusta cuando las mujeres se levantan su vestido… dice que es lo máximo… porque puede verles las piernas recién bañadas, brillantes… y piensa que su sexo debe oler bonito… ¡Pobre de mi hijo! Se emociona tanto… que debo atenderlo después de lo que ve, para que no sufra… ¡bien que me acuerdo de la primera vez que lo descubrí fisgoneando por el agujero!... Se masturbaba ansiosamente, que hubo necesidad de ayudarlo… para eso soy su madre

Mi hijo no me apura, pero…¿Mis hijas también están en este pedo? Bueno… ¿Y tú que le dijiste a Ana?

Le pregunté sobre sus pretensiones.

¿Y?

Pues me comentó, además, que tenía sospechas bien fundadas de que yo cometía incesto con mi hijo, que no lo negara porque tenía muchos elementos como para divulgarlo y que la gente le creyera; al descubrir que yo lo hacía con el mío, me propuso que le diera una lección de sexo a su hijo; pensé que con lo de la rendija y con lo de mi hijo es suficiente para perderlo todo y no tuve más remedio que aceptar, haré el sacrificio.

¡Eres tan puta! Hoy por la tarde mi empleado, Ernesto, llegó todo sofocado y medio desforzado a descargar la mercancía y le pregunté que de donde venía tan apurado, me contestó que te estaba atendiendo junto con la otra puta de Ana. Ya me imagino que tipo de atenciones les ha de haber brindado. ¡Par de putas! Pero en fin, que le vamos hacer. No debemos arriesgarnos, negocios son negocios y tenemos que comer, en su momento te encargas del mocoso.

Lo que tú quieras papi, ahora dame verga, ya la extraño… me siento cachonda…me da envidia porque mejor la disfruta la cabrona de Ana. ¡Cógeme papito! ¡Cógeme ya!

En esos momentos se oye el timbre:

Alondra, parece que están tocando allá abajo… asómate, debe ser nuestro hijo que acaba de llegar de la parranda.

Déjame ver… no te vayas a dormir… ¡Cabrón! Está pendiente una cogida

Alondra, totalmente desnuda se pone una bata o negligé que le llega a media nalga y que muy a penas le cubre su conchita, al caminar con sus pies desnudos se dibujan las formas redondas y carnosas de sus nalgas, de sus grandes pechos y de una cintura envidiable, baja y se dirige al recibidor, enciende las luces, se asoma por la mirilla y efectivamente, es Carlos, el hijo del zapatero, el cual viene con algunas bebidas entre pecho y espalda. Su mamá le abre la puerta y lo recibe con un abrazo y un beso muy sensual en la boca, repegan sus cuerpos y ambos sienten el calor propio del sexo:

Hola hijo, creo que vienes un poco tarde y algo tomado, ¡Cuídate!, No tomes, todavía eres menor de edad.

Hola mamí, así es, me tomé sólo cuatro cervezas… pero cúbrete que te puede dar un aire colado y además te transparentas toda: esa tela sedosa no deja nada a la imaginación: se te ven las tetas completas y la mata de pelos te negrea y si te volteas, aseguro que se te ven las nalgas muy jugosas y en peligro hasta tu rico culo. Te ves muy atractiva y sensual. Hasta me dan ganas de darte un llegue, pero sé que arriba está mi padre esperándote.

¡Ayyy hijo! Sé más discreto con tu madre. ¿En realidad crees que me veo sexy? ¿Me transparento toda? A ver dime, ¿Qué es lo que alcanzas a ver?

Pues sí mami, te veo todo. Con ese cuerpo de tentación que tienes, con esos labios carnosos y con esa mirada de fuego, con ese cabello largo y despeinado, te ves muy salvaje… para que quieres más… cualquiera se derrite.

¡Hijito! ¡Ya me calentaste! ¡Mmmmhhhhh! Hace rato le pedía a tu padre que me cogiera, se me hace tarde… ¡Ahhhhhhh! mejor hazlo tú.

Pero mamí, ya te dije que en la recamara está mi padre esperándote.

¡Al diablo tu padre! ¡Qué espere el hijo de la chingada! Yo no aguanto más. Arrímate para desabrocharte el cinto y bajarte los pantalones, quiero sacarte tu vergón, es momento de mamar, tragar camote y que me lo metas.

Efectivamente, con los pantalones abajo, Alondra se "cuelga" de la verga de su hijo e inmediatamente empieza la succión;

¡Slooooop, sloooooop, slopppppp! ¡Mmmmmmmhhhhh! ¡Qué rica verga! ¡Jugosa!¡Qué gusto al paladar! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Pero que hinchado tienes el glande hijito! Déjame acariciarlo con mi lengua, mhhhhh, qué lisito y carnoso. Ahora el tronco ¡Sloop, slooop, ssslooooop! ¡Ohhhh, qué maravilla mamar una verga cabezona, grande y caliente! ¡Ahhhhhhhh! Ahora te voy a masajear los huevos con mi lengua, no te muevas ¡Slooooop, sloooooop, slopp! Estoy ardiendo, ¡Ahhhhhh! ¡Mhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Tu verga! ¡Hijito! ¡Ahhhhhhhhh!

¡Mamá ya no hables! Haces mucho ruido y papá puede bajar.

¡Me vale madre! Esto apenas empieza, me voy a arrodillar frente al sillón para enseñarte mis nalgas y que me metas la verga hasta el corazón, pero antes quiero que con tus manos y tu lengua me recorras todo el cuerpo. Voy a quitarme el negligé para estar más cómoda.

Alondra, completamente desnuda, se arrodilla en la alfombra y se apoya en el filo del sillón, mientras el hijo del zapatero aprovecha para quitarse el resto de la ropa y quedar igual que su madre. Una vez que los dos están desnudos, el hijo lleva sus manos derecho a las nalgas de su madre, las acaricia, las palpa, las toca, las ve y dice:

Madre, ¡Que nalgas tan blancas tienes! Debes sentirte orgullosa de tener unas nalgas tan grandes, firmes y redondas, por algo mi padre se fijó en ti; y tu cinturita, ¡qué cinturita! ¡No se diga de tus tetas! Parecen dos melones. Yo que soy tu hijo y te veo todos los días, me quedo embelesado de tu cuerpo, ¡Cómo te mirarán los demás! ¡Aseguro que más de veinte te traen ganas! Yo por lo pronto aprovecho.

Carlos se inclina y su boca va a dar directo a la vagina de su madre, saca su lengua y le da una repasada a las carnosidades, a la mata de pelos y a al clítoris… vuelve a lamer, luego dirige su lengua al ano y repite la operación. Después, el hijo del zapatero recorre, con sus manos, las redondas nalgas de su madre, a veces de lleno, en otras empieza en la cinturita y va dejando caer el brazo hasta las caderas, luego pone sus manos en la espalda, la masajea y desliza hasta poner una mano en una nalga y la otra mano en la nalga que queda; como dicen los que saben, "el chavo se está agasajando"… y ¡Con su madre!

-Hijito, Heredaste las manos de tu padre. Ya no pierdas tiempo, méteme tu garrote, que ya estoy bien empapada.

  • Sí mamá, lo que tu quieras. Ahí te va.

  • ¡Agghhhhhhhh! ¡Qué chilote! Lo siento bien grande en mi vagina. ¡Mhhhhhh! Qué delicia. ¡Aghhhhhhhh! Mételo más, ¡Ahhhhhhhhh! Cabrón, Qué feliz me haces. Espera quiero sentirlo de nuevo, pero despacio… Sácalo… Sácalo… Ahora sí… Primero la cabeza… ¡Ahhhhhhh! ¡Qué emoción! ¡Aghhhhhhhhh!¡Qué hermoso! ¡Y qué cabezón! ¡Aggghhhhh! ¡Ahora el tronco! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhh! Sigue lo demás… ¡Aghhhhhhhh! ¡Qué duro! ¡Mhhhhhhh! ¡Encájamelo todo! ¡Me vengo! ¡Me vengo! ¡Aghhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Qué felicidad! ¡Ahhhhhhhhhh!

  • Oye mamá, pero si apenas vamos empezando el mete y saca y no he terminado.

  • Ya lo sé hijo, pero recuerda que ya venía cachonda y que sólo era cuestión de un momento

  • Y ahora mamá, ¿Cómo voy a acabar?

  • No te apures hijo, para esas ocasiones esta el culo… ¿Lo quieres?

  • Mamá, tú si que sabes negociar.

  • Bueno hijo, no por nada soy la esposa de tu padre. Pero primero lubrica el camino con tu lengüita, voy a ponerme en cuatro patas, me voy a empinar más, me abres las nalgas y luego me pones saliva en mi hoyito, ¿De acuerdo?

  • ¡Sí mama!

El hijo del zapatero obedece su madre, dirige su boca al ojete de su progenitora, saca la lengua y empieza a lamerlo, la saliva brota en forma natural y cae en el mero hoyito, con su lengua desparrama la saliva, a veces se ayuda con sus dedos

¡Ahhhhhhhhh, cabrón! ¡Qué rico se siente! ¡Mhhhhh! Sigue, hijo, sigue… Si quieres introduce uno de tus dedos primero, ¡Aghhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhh! Así, así, ¡Qué bien! Ahora otro dedo, ve abriendo camino, ¡Aghhhhhhhhhh! Duele un poco, pero se siente bien, ¡Mhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhh! ¡Ya está! ¡Mhhhhhhhh! ¡Venga tu verga! ¡Aghhhhhhhhhh!

Espera, mamá, deja acomodártela. Creo que ya apunte bien. Ahhhhhhhhh, qué apretadito lo tienes; ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhh! Siento el calor de tu culito mamá, me aprieta y me lo agarra, ¡Mhhhhhhh! ¡Madre mía! ¡Ahhhhhhhh! ¡Qué delicia cogerte! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Te quiero mamá!

Yo también te quiero hijito! ¡Siempre te he querido! ¡Ahhhhhhhh! Ya me calentaste de nuevo con lo que me dices. ¡Mhhhhhhhhh! Nada mejor que tener una estaca en el ojete… ¡Aghhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Me duele! Pero es un dolor placentero… ¡Aghhhhhhhhh! ¡Mételo hasta el fondo! ¡Aghhhhhhhh! ¡Clávalo!, ¡Mmmmmmhhhhhh!

Mamá, ahora sí, ahí viene la leche, ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhhhh! ¡Me vengo! ¡Aghhhhhhhhhhh! ¡Puta madre! ¡Me vengo! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Cabrona! ¡Ahhhhhhhhh! ¡Putaaaaahhhh!

¿Puta? ¡Putísima! ¡Aghhhhhhhhhh! ¡Qué placer! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhh! ¡Todo! ¡Por favor todo! Rómpeme el culo, vente hijo, vente, ¡Hijo de tu puta madre! ¡Vente! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Qué placer!

Y ahí, fundidos en un mete y saca, donde la verga como una flecha apunta al ojete de Alondra y se introduce, y las nalgas se mueven acompasadas, el hijo del zapatero descarga su poder y su leche en las entrañas de su madre, la cual tiene el segundo orgasmo de la noche, mientras su hijo cae desfallecido en el sillón. Su madre, rápidamente se arrima a mamarle el garrote que todavía está soltando lechita, la toma toda, limpia el miembro hasta dejarlo brilloso y acaricia con sus manos la cara de su hijo.

  • Hijo, disculpa mis palabras, pero es que ya caliente no sé lo que digo.

  • No te preocupes mamá, a mi también se me va la boca. Aunque debo reconocer que cuando me dices vulgaridades me calientas más; recuerda que somos madre e hijo, y algo debemos tener en común.

  • Ve a bañarte hijo, para que duermas fresco y descanses. ¡Hasta mañana!

Mientras Alondra se encontraba disfrutando a diestra y siniestra de la verga de su hijo, Don Alfredo no perdía el tiempo… desnudo, se agarraba la verga esperando que su esposa regresara en cualquier momento para calmar sus deseos, la verga se había quedado hinchada, no dejaba que perdiera su grosor, en ese momento se oyen pasos de la recamara contigua, Don Alfredo intuye que son sus hijas y quiere taparse instintivamente… no lo logra porque las sábanas están bajo la cama… es inevitable, vienen Sara y Gema en pijamas (para los lectores que deseen conocer los rasgos y cualidades de ellas pueden leer EL HIJO DEL ZAPATERO, primer capítulo).

Sara – Papi, nos pareció escuchar el timbre y pensamos que debe ser Carlos, y que tú y mamá se encontraban dormidos.

Gema – Así es… veníamos a abrirle a Carlos.

No se preocupen hijas, ya su madre fue a abrir… vayan a descansar que ya es tarde y tienen que ir a la escuela mañana.

S – No papá, no queremos que estés solo, ¿Nos dejas acompañarte y aprovechar que bajo mamá?

La situación es embarazosa, ya que Don Alfredo trata de cubrirse con ambas manos; una agarrando la verga bien parada y la otra agarrando los huevos. Su mirada es de preocupación ya que sus hijas dirigen su mirada hacia el sexo de su padre. Y no es que las hijas desconozcan lo que es una verga, pero es que don Alfredo no esperaba la presencia de ellas, tan repentina.

Si ustedes quieren. Pero es que estoy desnudo y no tengo a la mano con que cubrirme.

G - ¿Y para qué quieres cubrirte? Ya te conocemos desnudo. Así te queremos ver: fuerte, sin ropa y con tu miembro bien parado. Nos gusta ver tu gran verga.

¡Hijitas! Más respeto para su padre. Mejor levanten la sábana y cúbranme.

S- Es cierto papí. Nosotras disfrutamos viendo tu garrote bien parado.

G – No seas egoísta papí, estábamos oyendo el chisme de mamá acerca de Doña Ana y los agujeros de la tienda; nosotras también te hemos visto por los agujeros; vemos cuando te coges a la esposa del juez, a la de la farmacia, a la del panadero, a la que vende ropa, a la secretaria del banco; ¿Quieres más información?

De ninguna manera, dejen las intimidades… ¿Qué desean?

S- La verga, papá… tu gran verga.

Hijitas, salieron peor que su puta madre… pero que le vamos hacer… puta la madre, puto el padre, ¡qué se podía esperar! Estoy de acuerdo, les daré mi verga,

pero con una condición… hagamos lo que hagamos, no me las voy a coger por la vagina, esa es para un esposo rico que un día muy cercano la disfrutará, mientras tanto yo les daré por el culo, ¿Esta bien?

S y G- ¡Síiiiii!

Arrímense para quitarle a cada una su pijama. Ven tú primero Sara, eres la mayor, te corresponde por derecho ser atendida primero. ¡Ohhh! Corazón, ¡Heredaste la cinturita de tu madre! Deja bajarte la pijama, ¡mira nada más! Que bellas piernas tienes. ¿Me permites tocarlas? ¡Ohhh! ¡qué maravilla!

S – Claro papí, tócame lo que quieras… hazlo ya… siento que me quemo, agarra mis nalguitas, mis tetas, mi conchita peluda… ¡pero yaaa! Aprovecha que no traigo calzones ni sostén.

¡Que piel tan suave tienes Sara! Muy sedosa, con bellos claros y finos. Voy a revisar tu panocha, recuerda que no debes rasurarte… ¡Muy bien! Aquí están todos los pelos, parece que me has obedecido. Envidio al que se case contigo… pero no… no creo que te deje de ver… ¿Vendrás a verme seguido?

S- Naturalmente, papito… tú verga es única… y tus manos también. Aunque este casada yo vendré a darte mi culito… mi panocha… y si tengo una hija… la prepararé para que te mame la verga y también te regale su hoyito tiernito.

G- Oigan… ¡falto yo! Ustedes plática y plática… ¿Yo qué? Aquí están mis tetas, mi conchita y mis nalgas.

No comas ansias Gema… ven y agachate para disfrutar de tus nalguitas paraditas, mientras pongo en tu boca mi verga… ¡Ahhhhhhhhh! ¡Qué placer! Nada como tus labios carnosos y tu boca sensual, ¡Ahhhhhhhhh! Voy a besar estas nalgas de ensueño, son un primor ¡shhhhoooooop, shhhoooop, ssshhhhooop! ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Cabrona! Bien sabes lo que tienes. ¡Qué culito rosadito! ¡Sabe a leche! ¡Virgencito! ¡Shhoooop, shoooop, shoooooop!... ¡Tu panochita peludita! ¡Mmmmmhhhhhhhhhhh! y tus nalguitas… ¡Ahhhhhhhhhhhh! No me canso de tocarlas.

G- Papí, no me cabe tu pedazote en mi boca… mejor voy a darle unas mamaditas en la puntita, en el agujerito, creo que le está saliendo un poco de líquido, ya está llorando…¡Shhhooooop, ssshhhoopp, shhhopppp! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ya está! Ahora trataré de cubrir tu glande ¡Shoooop, shhhhoooop, shoooop! ¡Qué rico sabe! Lo siento… sólo puedo tragarme la mitad de tu garrote…. ¡Ahhhhhhhh! Papi, ¡qué me haces! ¡Ahhhhhhhhh! Siento que me cosquillea mi panochita y mi hoyito… ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Qué rico! Ahora entiendo porque vienen tantas señoras y señoritas a verte. Con esas manos, con esa lengua y con esa vergota…. ¡Aghhhhhhhhhh! ¡Mmhhhhhhhh! ¡Me pones en el paraíso! ¡Papiiiiiiiiii! ¡Ahhhhhhhhhh! Siento tu dedo… ¡Cuidado que me duele! ¡Aghhhhhhh! No importa sigue… ¡Ahhhhhhhhhh!

S- Oye Gema, no mames… sigo yo… solo de verte ya siento celos… dame oportunidad de sentir lo mismo… a ver papi… no me dejes a medias… aquí están mi panocha, mis nalgas… y también mis tetas

Tranquilas hijas… tranquilas… ¿Qué les parece si se ponen de rodillas y cada una se pone una almohada en el vientre se acuesta boca bajo para que sus nalguitas apunten al cielo y así pueda lamer a cada una su culito! ¿Qué les parece?

S y G- ¡De acuerdo! Vamos a empinarnos… te pondremos nuestras nalguitas pelonas frente a ti, pero antes queremos que nos beses en la boca como si fueras nuestro novio. ¿Síii?

Don Alfredo no puede negarse, con sus labios carnosos da tremendos besos a cada una de sus hijas, las lenguas se entrelazan… los instantes se eternizan y parece que el beso es para siempre, primero a Sara, luego a Gema…cuando una besa a su padre la otra aprovecha para mamarle la verga, los gemidos taladran las paredes de la habitación y el ambiente huele a sexo. Don Alfredo sabe muy bien que se encuentra con unos monumentos de mujer, son jóvenes pero con un cuerpazo… sensuales, llenas de vida, de juventud, de energía; sus nalguitas dan tentación, frescas, carnosas, redonditas, firmes, apetitosas, llamando al sexo… sus panochas peluditas exigen la verga… pero deben esperar al príncipe azul. Don Alfredo lo sabe… tiene unas hijas que no puede desperdiciar y las aprovecha al máximo… sabe que si no puede taladrar su vagina al menos la puede lamer, succionar… ya mete su lengua en un culito, ya lo mete en otro, de repente introduce un dedo lentamente en un hoyito, mientras con su boca acaricia el otro agujerito.

S y G- ¡Papá! ¡Aghhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhhhhh! ¡Papito!

Parece un concierto de gemidos y de placer.

Bueno hijitas, es momento de que tengan en su culito mi gran verga.

S- ¿Nos cabrá esa cosota que te cuelga en nuestro agujerito?

Naturalmente… ya lo hemos hecho otras veces.

G- Lo que pasa es que cada día lo vemos más grande, más grueso, más cabezón.

No se apuren le pondremos aceitito, salivita y juguito de su vagina. Ahora verán.

Don Alfredo se dispone a untar cuanto encuentra a su alcance… sus hijas ofrecen su culito paradito y en eso

¡Qué están haciendo hijas de puta!

Aparece Alondra y se sorprende al ver la escena en la que intervienen sus hijas y su Esposo.

Apenas me retiro un momento y ustedes aprovechan la situación. ¡A un lado! ¡Dejen la vergota de mi marido! ¡Fuera! Váyanse a dormir. ¡Cabronas!

Tranquilízate… Alondra… no hagas tanto escándalo… vienes de gozar la verga de tu hijo… y todavía la haces de pedo… mejor… colabora y únete a la causa.

¿Y qué chingados quieres que haga? No me tienes muy contenta

Pues que me ayudes abriendo las nalguitas de cada una de mis hijas para meterles la verga en sus hoyitos.

¡Cabrón! ¿No quieres las perlas de la virgen?

¡No te enojes Alondra! Tus hijas te lo agradecerán. ¿Verdad que sí?

S y G- ¡Siiiiiiii! Mamí… hazlo por nosotras

Esta bien… luego me las cobro a mi manera… ¡Cabronas! ¡Levanten sus nalgas y su culo! Voy a ponerles crema suavizante para que no les duela tanto la vergota de su padre.

Eso es, Alondra… mientras les pones crema… ¿Qué te parece si me la mamas?

Está bien papacito… voy a lubricarte tu miembro… ¡Shhhooooppp, shooooop, shoooop! ¡Qué verga tan grande tienes! Con razón mis hijas la desean. ¡Shoooopppp, shhopppp! ¡Ahhhhhhh! Mejor métemela a mí.

S y G- ¡Noooooooooooo!

¡Cabronas! Sólo porque son mis hijas, que si no…. ¡Listo! Ya puedes empezar a acomodar tu garrote, ¿Quién es la primera?

Don Alfredo introduce lentamente su miembro en el culito de Sara; Alondra, con sus manos abre las nalguitas de su hija para dar paso al intruso:

S- Agggghhhhhhh…. ¡Me duele papi! ¡Me duele! ¡Aghhhhhhhhh!

  • Deja sacarlo un poco… lo voy a resbalar más despacito… ¡no te muevas!

El glande parece no querer entrar… está muy grande y cabezón… pero en un pequeño empujón

S- ¡Mhhhhhhhh! ¡Aghhhhhhhhhh! Creo que ya entró papí… ¡Aggghhhhhhh! Hazlo despacito para que no me duela tanto… ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Estoy sintiendo bonito! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Sigue papito, sigue! ¡Aghhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhh! Al principio duele, pero luego vale la penaaaaaa… ¡Aghhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhhhh! ¡Qué placer! No lo saques, déjalo ahí… un ratito… mi culito lo desea… ¡Me orino papi! ¡Me orino! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Qué pena papiiiiiiiahhhhhhh!

Efectivamente… el orgasmo provocado por el placer de tener la vergota de su padre en su ojete, hace que Sara no pueda controlar el placer que siente y deja escapar sus chorros de orina que caen en la almohada y mojan la cama de sus padres.

Ya la chingaste Sara… ahora dónde vamos a dormir.

Ya mujer… tú también te orinas cuando no aguantas las embestidas de mi verga… mejor ayúdame a atender a Gema.

G- Si papí… falto yo… no te garantizo controlar mi orina… Méteme tu vergota… ándale… ¡Ya!

Bueno hijita… ponte blandita… no te pongas tensa… afloja tu cuerpo para que no te duela tanto

G- De acuerdo papí… me voy a empinar un poco más… Aquí están mis nalgas que tanto te gustan… y mi agujerito.

En esta ocasión la visión que tiene Don Alfredo de las nalgas tan paraditas y de su culito rosadito, tan atrayentes de Gema, lo ponen como campeón… se excita demás y su verga alcanza el máximo de su grosor

Alfredo creo que tu cosota se puso a mil… pobre de mi hija… no le va a caber

G- No te apures papi… mis nalgas y mi culo para eso son… para ser cogidos… ¡No tengas compasión! ¡Méteme tu garrote! ¡Total qué más da!

¡Hijita! Me calientas…. ¡Ahhhhhhhhh! ¡Ahí voy! ¡Mhhhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh! Siento tu culito muy apretadito… ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Mhhhhhhhhhhhh! Gemmmmmaaaaaaaahhhhhhhhh

Don Alfredo gesticula, babea, resopla y siente que no puede más… ahora el que no puede controlarse es él:

Hijita… me vengo… ¡Ahí te va mi leche! Ahhhhhhhhhhhhh, Mmmmmhhhhhhhhh, Ahhhhhhhhh…. ¡qué bella eres Gema! ¡Ahhhhhhhhhhh! ¡Tus nalgas!.... ¡Tú culo! ¡Ahhhhhhhhhhhh!

G- Métemela más papí… no la saques… quiero más… ¡ahhhhhhhhh! ¡Mmmmhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhh! Siento tu pedazo de carne hasta los intestinos… ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Papito!

Y en esa noche de lujuria, de incesto, de placer… jadeantes quedan los parientes del hijo del zapatero… dos hermanas calientes, ardientes, cachondas… y muy bellas; una madre sedienta de sexo que no dudamos que más noche le pida a Don Alfredo su ración de verga o que vaya a la recamara de su hijo para calmar su calentura… el propio don Alfredo, que debe sacar fuerzas para atender a clientes, mujer e hijas

Continuará