El hijo consentidor, el masajista

- a ver cabroncito, se que te gusta ver como otros hombres manosean a tu madre, pues bien, invite a un amigo que es masajista y me va a dar una terapia, si te quieres quedar, vas a quedarte arriba y callado o te vas a visitar a tus amigos,

Habían pasado varios días desde que había dejado que dos taxistas se cogieran a la señora Ayala y ella no me había dicho gran cosa de ese encuentro, ella sabia bien lo que había pasado, pero solo me preguntaba de vez en cuando algunos detalles de los dos tipos, pero yo siempre le decía que cuando llegue, ella ya estaba en plena charla con ellos y que ella misma había propiciado ese encuentro, hasta que después de algunas semanas, para ser mas preciso un viernes, me dice,

  • a ver cabroncito, se que te gusta ver como otros hombres manosean a tu madre, pues bien, invite a un amigo que es masajista y me va a dar una terapia, si te quieres quedar, vas a quedarte arriba y callado o te vas a visitar a tus amigos,

  • me quedo arriba, pero lo que paso tu lo provocaste, yo solo fui por ti,

  • pero te quedaste viendo, ¿no es así? como sea, eres igual de cabron que tu padre, ahora súbete y no molestes,

Decidí no discutirle mas y subí las escaleras y entre a mi cuarto y me acosté, esperando a que alguien tocara a la puerta, los minutos se me hacían eternos, y me ponía cada vez mas y mas cachondo y es que algo me decía que eso no era un simple masaje, la señora Ayala se iba a coger a su amigo y yo iba a estar presente, en esas estaba cuando escuche como sonaba el timbre, rápidamente me levante y sin hacer ruido me pare en la entrada de mi recamara y comencé a escuchar la voz de la señora Ayala,

  • Sergio, como estas, pensé que no venias,

  • como crees Ayala, y desperdiciar la oportunidad de darte un masajito,

  • eres un pícaro, siéntate, ¿te traigo una cerveza?

  • claro,

Por como la señora Ayala estaba tratando a su amigo, me di cuenta que en verdad estaba entusiasmada, la señora Ayala le trajo su cerveza y después le dijo,

  • me dejas irme a poner algo mas cómodo, no tardo,

  • claro Ayala,

La señora Ayala subió rápidamente las escaleras y yo me fui hacia su recamara, y una vez los dos adentro le comencé a decir,

  • ¿quien es el?

  • es un amigo,

  • ¿un amigo?, parece mas que eso, hablan como si se conocieran de años,

  • ya no hables tan fuerte, ahora salte y déjame poner mi bata,

Salí de su cuarto, y me fui al mío, entrecerré la puerta y me quede de pie esperando a que saliera, quería ver que se había puesto para recibirlo y a los pocos minutos lo supe, la muy puta solo se había puesto una pequeña bata color blanca, no era transparente, pero si bastante corta, al grado que dejaba casi al descubierto sus piernas, bajo rápidamente las escaleras y comenzó a charlar con el tal Sergio, así que espere unos minutos mas y después salí de mi cuarto sin hacer ruido y me recosté en el principio de la escalera, desde ese lugar podía ver casi perfectamente la sala y para ese entonces, ella ya estaba acostada boca abajo, mientras que Sergio sacaba algunas cosas de su maleta,

  • voy a comenzar por tus piernas, pero voy a usar un poco de aceite,

  • claro Sergio,

Aquel hombre saco una botella de plástico, la destapo y vertió un poco sobre la palma de su mano y después la puso directo en la pantorrilla de la señora Ayala, ella al sentir la caricia gimió un poco,

  • hayy...Sergio

Pero aquel tipo comenzó a frotar lentamente las piernas de la señora Ayala, primero se centro sobre sus pantorrillas, sus manos subían y bajaban recorriéndolas completamente, las acariciaba y se las apretaba, pero me di cuenta que lo hacia de una forma bastante morbosa, el cabrón se estaba dando un buen agasajo, después de unos minutos de estarle dando ese tratamiento, sus manos comenzaron a subir hasta que llegaron a sus muslos y claro, ahora el masaje paso a ser manoseo, sus manos comenzaron a subir y bajar pero ya de una forma lenta, apretando y sobando, de vez en cuando metía su manos entre las piernas de la señora Ayala, tratando de alcanzar su vagina, ella claro, solo se quedaba quieta, la muy puta también estaba disfrutado de las caricias de su “amigo” así que yo también continué viendo aquel morboso espectáculo, después de algunos minutos, el tal Sergio le dijo,

  • voy a levantarte un poco la bata,

La señora Ayala solo contesto con un

-mmhh...mmhh

Aquel tipo al ver la disposición de ella, sujeto la pequeña bata por la parte de abajo y comenzó a subírsela lentamente, hasta que las nalgas de la señora Ayala, quedaron al descubierto, la verdad se le veían bastante sabrosas, la tanga que se había puesto se le enterraba bastante bien entre sus nalgas, provocando que le resaltaran aun mas, Sergio al ver semejante espectáculo, de inmediato comenzó a acariciarlas, mientras le decía

  • relájate Ayala, viene lo mejor del masaje,

  • lo se Sergio, solo hazlo despacio

Sergio sujeto la tanga de la señora Ayala y comenzó a bajársela lentamente, ella claro, solo levanto un poco sus caderas para dejar que la delicada prenda se deslizara entre sus piernas, en ese momento pensé que Sergio se la iba a coger , pero lo que paso a continuación, me puso aun mas cachondo,

  • cual quieres Ayala, ¿el grande o el chico?

  • el grande de una vez Sergio, solo metemelo despacio,

Sergio tomo su maletín y saco un consolador bastante grande, le aplico algo de lubricante, lo acciono y lo puso justo entre las nalgas de la señora Ayala, pude ver como ella tensaba sus piernas al sentir aquel aparato entre sus nalgas

  • relájate,

  • si..si...si..Pero despacio

Sergio comenzó a hundir aquel consolador entre las nalgas de ella, provocando que levantara sus caderas casi al instante, Sergio aprovecho eso para acomodarlo en la entrada de su vagina y comenzó a empujarlo lentamente, ella solo se agarro fuertemente de la codera del sillón y vi como sus ojos se abrieron como platos, aquello era demasiado para ella, pero Sergio no se detuvo y continuo empujando el consolador, metiéndoselo casi hasta la mitad y después se quedo quieto unos instantes, ella al sentirse invadida comenzó a gemir y a mover sus caderas de un lado hacia otro,

  • ya Sergio...despacioo...Sacalo...Sacalo

pero lejos de hacerle caso, continuo metiendo y sacando aquel consolador, al grado que después de algunos minutos así, tuvo que sujetarla por la cintura y apoyar su cuerpo sobre el de ella y fue entonces cuando Sergio acelero sus movimientos y aquel aparato comenzó a entrar y salir de la vagina de la señora Ayala de una forma rápida y brusca, Ayala ya no podía contenerse, a pesar de que Sergio estaba prácticamente encima de ella, no dejaba de moverse, y Sergio parecía disfrutar mas que ella, había momentos en que metía el consolador casi por completo, se lo dejaba adentro unos instantes y después comenzaba a sacarlo lentamente, haciendo que ella lanzara unos gemidos tremendos,

  • yaaaa...Sergio....yaaaa....

  • tranquila Ayala, todavía tiene otra velocidad, además se que te esta gustando,

Sergio la sujeto fuertemente por las caderas y movió algo abajo del consolador y de inmediato el cuerpo de ella se tenso al máximo y Sergio aprovecho para introducirle hasta el fondo aquel aparato, el muy cabron le había puesto la máxima velocidad, provocando grandes espasmos en el cuerpo de la señora Ayala, lo que provoco que después de algunos minutos, ella comenzara a venirse, mientras gritaba como desesperada,

  • haaayyyyy…yaaa…yaaaa….siiii…así…

  • ya viste, como si lo estabas disfrutando,

Sergio soltó el cuerpo de la señora Ayala, dejándole dentro de la vagina el consolador, mientras que ella se dejo caer boca abajo, completamente rendida, too su cerveza y se la tomo de tres tragos, y comenzó a guardar sus cosas, la señora Ayala, lentamente se fue parando, se saco aquel aparato de la vagina y le dijo a Sergio,

  • lo limpio y mañana vienes por el,

  • claro, si quieres puedes usarlo,

Ambos rieron y después de unos minutos, Sergio salio de casa, dejando a la señora Ayala recostada en el sillón, pensé en bajar, pero la verdad, preferí dejarla descansar,

Continuara….