El hermano de mi amiga
Ahora el amigo gay de mi hermana cuenta la historia desde su punto de vista. Como lo siente y lo que hicimos juntos esa tarde de verano, sudados y muy muy calientes
Soy una maricona, con muchísima pluma. Se me nota mucho que me gustan los hombres, los chicos guapos. Que me traten como la damita que llevo dentro. Y además no soy pasivo. Nada me gusta más que la polla de estos chicos abriéndome el culo, pero también me gusta follarme un culo duro. Tampoco me disgusta hacerles un beso negro largo y lascivo, me encanta.
Mis amigos tanto los heterosexuales como los gay saben de mis gustos, la familia asumió mi salida del armario y cualquiera que me conoce se da cuenta enseguida por mis ademanes y gestos, no me escondo, lo luzco con"orgullo".
Había que estar ciego para no saberlo mucho antes. Cualquiera que me conoce se da cuenta enseguida.
Así que no me importa entrarles a los chicos. También me gusta que me seduzcan que se comporten como caballeros conmigo.
Todo eso antes de follar como locos, antes de que me abran el culo con sus poderosos rabos.
Como me gusta que me desnuden. Así que en cuanto alguien me conoce se da cuenta de mis preferencias.
Hay quien se echa atrás, desde luego quedan muchos prejuicios. Hay quien no le importa lo mas mínimo y me trata de una forma natural como a cualquier otra persona.
Pero queda un tercer grupo, a los que les doy morbo. Algunos chicos y también algunas chicas, bueno hombres y mujeres, de todo tipo de edades y personalidades. Claro que me doy cuenta de ello. Me miran de una forma especial. Con deseo, como si fuera un trozo de carne a la que echar el diente. Es evidente que son los mas interesantes. Que me encanta descubrir esa mirada en los ojos de alguien que me gusta.
A ver si nos entendemos, no es que me disgusten las chicas. Todo lo contrario, me caen muy bien. Disfruto pasar ratos con ellas, bailando, hablando de ropa, de cotilleos, de lo que sea. Pero no las miro como a trozos de carne, como miro a sus hermanos o a sus padres.
Lo mejor con ellas cuando es una mujer o una chica y piensan que pueden volverme un hombre, conseguir que vuelva a cambiar de acera. Me divierto más aún cuando les dejo intentarlo. Al poco las tengo comiendo de mi mano, haciéndome mimos, acariciándome, tocándome con confianza. Las acompaño de compras, incluso de lencería, o en su habitación cuando se cambian desnudas del todo ante mi sin cortarse en absoluto. La mayoría piensa en mí como en una mas de sus amigas. Como alguien en quien confiar, como en una mujer mas.
El que me guste que me folle un rabo duro en un cuerpo masculino bonito no quiere decir que no aprecie la belleza de un cuerpo femenino.
Lo hago mucho, tanto que a veces hasta me la ponen dura, no muchas pero el cuerpo humano es algo precioso. Sobre todo si tienen un culo bonito. Estar en el dormitorio de alguna de mis amigas, de las que mas me gustan y sentir como empieza a crecer algo entre mis muslos me pone incomodo. Ella delante de mí en bragas y sujetador o desnudas del todo enseñándome sus nalgas. Pensando que eso a mi no me afectaría y yo en que en realidad un culo es un culo. Y en mis pantalones mi polla creciendo. Puede que sea mas pervertido de lo que pensaba. Pero no solía pasar mucho, por lo menos no lo suficiente como para hacerme dudar de mi sexualidad.
Incluso en esos momentos pensaba en un cuerpo concreto de chico con el que terminar follando. Que me arranque los vaqueros y me coma la polla bien dura. Así que en realidad con toda mi pluma y los rabos en mi culo también me gusta meter el mío entre un buen par de nalgas duras o una boca juguetona y no ser solo pasivo.
Busco la belleza en una mujer, pero solo para contemplarla y admirarla, y una personalidad agradable para pasar ratos divertidos. En un hombre cariño y buen sexo, caricias, besos y lamidas por todo mi cuerpo. Pero con mi experiencia en ese campo entregarme a los brazos fuertes y masculinos. Con cariño paciencia y mucho lubricante que me hagan disfrutar y desde luego hacerles disfrutar yo.
Creo que lo estoy haciendo demasiado largo. Habría que entrar en materia.
Mi mejor amiga es Natalia una chica preciosa, inteligente, simpática, sexi y muy dulce. Formamos una pareja, de amigos, de cliché, la tía buena y el marica. Y eso a los dos nos importaba una mierda mientras juntos nos lo pasáramos bien. La he visto infinidad de veces desnuda cuando se cambia delante de mí como su fuera una más de sus amigas. Bueno en realidad en una actitud mas asexuada que con sus amigas pues ella misma me cuenta sus aventuras con algunas de ellas. Bastante más que besos amistosos. Puede que ella no sea bisexual pero no le hace distinciones a la hora de divertirse.
Y un día me presentó a su hermano, un chico guapo delgado y hermoso de los que a mi me gustan. Un auténtico twink. Creo que me enamoré en ese mismo instante. ¿Estoy exagerando? Puede, pero sí que me quedé muy pillado.
Cada vez que lo veía no podía contenerme y le echaba piropos, me era difícil aguantar las manos quietas sin ponérselas encima y procuraba insinuarme, cada vez con menos discreción.
Él se lo tomaba a broma. Por algo me parecía muy heterosexual aunque por su juventud quizá solo fuera virgen. Podían ser imaginaciones o mas bien ilusiones mías pero cada vez que nos encontrábamos lo veía con menos ropa o mas ajustada, mas receptivo a mis avances, a mis toqueteos y caricias.
Sus ropas cada día mas escasas marcaban su precioso cuerpo y una polla que parecía de un tamaño respetable.
No sé si me estaba provocando a posta pero desde luego lo conseguía. Aquel chico me ponía caliente, caliente hasta el punto de rechazar otros ligues con la esperanza de hacerle el amor a él.
Natalia que me conoce mucho se sorprendía de mi actitud hasta que tuve que confesarle que lo que deseaba era que su hermano me empotrara contra el colchón. Que me clavara esa hermosa polla, que se insinuaba en sus pantalones ajustados, hasta el estomago.
Natalia ¿sabía? ¿Suponía? que él era heterosexual pero para haceme el favor empezó a sondearlo descubriendo alguna tendencia bisex y por lo menos descubrió que yo le provocaba, puede que incluso me tuviera cariño. O solo fueran ilusiones y simplemente estuviera caliente.
Fue ella la que lo tramó todo, tampoco es que le fuera muy complicado, solo con pedirle a su querido padre que la llevara a la excursión que tenía preparada con su madre bastaba. Conociéndola es probable que tuviera sus propios planes con ellos y no podía descartar que esos planes incluyeran una sola cama. Hasta yo me hubiera dejado follar por su padre si no estuviera pillado hasta las trancas por su hermano. Incluso su madre una versión apenas veinte años mayor que ella estaba mas que buena. Puedo decirlo con conocimiento de causa pues pude acompañarlas una tarde a comprarse lencería y bikinis a las dos y verlas probándose algunas prendas.
Me dio la hora a la que tenia que llamar a su umbral. La perfección que me abrió la puerta apenas cubierto por el pantalón de deporte mas pequeño que había visto nunca casi hace que me cayera de culo. Me invitó a entrar y tomar un refresco con él, ya teníamos esa confianza. A pesar de que no estaba su hermana.
Se me caía la baba y ya sé que hacía calor pero faltó poco para que me derritiera cuando me invitó a pasar un rato con él. Era lo que estaba deseando, no podía dejar de mirarlo. Tan simpático conmigo como siempre charlábamos mientras nos bebíamos juntos un refresco.
A pesar de todo mi deseo, me contenía para no asustarlo pero tenía claro que era entonces o nunca. Si no surgía la oportunidad entonces puede que lo perdiera para siempre. Así que me dejé llevar, al principio. No era el único que estaba caliente, su rabo se notaba semi duro en en la fina tela. Pero casi no lo vi perdido como estaba en sus ojos azules.
Cuando estaba a punto de inclinarme a besarlo o a poner una mano en su muslo desnudo o a cualquier otra cosa desesperado, fue él quien se lanzó. Su beso como el roce de las alas de una mariposa quemó mis labios. Joder que gay me ha quedado eso, pero es verdad, en ese momento yo ardía. Una vez rota la barrera psicológica creo que no habría podido pararlo ni aunque hubiera querido que no era el caso. ¡Como lo deseaba!
Se me abrazó como un naufrago a un salvavidas y yo le correspondí con toda mi fuerza. Creo que yo conseguí meter la legua primero en su boca pero la suya salió a mi encuentro con prisa. Sacamos las dos y las estuvimos lamiendo un rato fuera de las bocas, cruzándolas, luego pasé a chupar la suya y él la mía. Y todo sin dejar de acariciarnos. Por fin pude dejar resbalar mis dedos por su suave piel tomándonoslo con algo mas de calma. Recorrer ese cuerpo por fin era un sueño cumplido.
Creo que nunca había dado un beso tan lascivo, ni había recibido una respuesta tan caliente a un beso así. Pero con él me era muy fácil dejarme llevar. Se notaba su inexperiencia pero también sus ganas de complacer y de recibir placer.
-no tenemos prisa.
Como si yo pensara comérmelo de un bocado. Ese bombón había que disfrutarlo sin prisa. Desenvolverlo poco a poco, admirar su perfección. Contemplarlo y ver todos sus detalles antes siquiera de tocarlo. Sacar la lengua y pasearla por toda su superficie, lamerlo despacito, apreciar su sabor, todos sus sabores, por todas partes. Besarlo para notar su calidez y textura en los labios. Y por fin meterlo en la boca, apretar su firmeza contra el paladar, hacerlo con los huevos jugando con ellos con la lengua. Pero todo eso no era mas que mi intención.
Lo miraba con vicio, con deseo, me tenia que ver en la cara la expresión de puro morbo. Puso una mano sobre mi muslo, diciéndome:
- quizá podríamos divertirnos juntos.
En ese momento pudo más la lujuria que la prudencia en la balanza de la prudencia. Creo que solo pretendía que le sacara a tomar una copa por ahí aprovechándose de que yo era en mas mayor y probablemente también manejara mas pasta que él. Pero las cosas se estaban animando rápidamente. Todavía no sé si era jugar a provocarme o si de verdad él pretendía llegar a más.
Su gesto de sorpresa y de lujuria me impresionó y calentó más. Me excitó pero no llegó a darme la opción de tomar la iniciativa, se inclinó hacia mí y depositó un suave beso en mis labios. Apenas fue un leve roce casi sin carga de lascivia. En ese momento no sabia hasta donde quería llegar él. Pensaba que solo era una muestra de cariño de ese cariño que nos demostrábamos cada vez que nos veíamos. Pero ya no había marcha atrás.
Un segundo mas tarde nos estábamos besando sentados en el sofá. Dejé que su lengua hambrienta pero inexperta entrara en mi boca todo lo adentro que podía. Yo le correspondía de igual manera llegando a sus dientes, al paladar, por debajo de la lengua y la intención era llegar a mis amígdalas si mi lengua hubiera tenido suficiente longitud.
Le acariciaba el pecho desnudo, las yemas de mis dedos recogiendo su piel y pellizcando sus pezones con suavidad. Notando lo duros que se le habían puesto, excitándolo todo lo que mi experiencia me permitía.
No podía estarme callado Le decía una y otra vez:
-me gustas, siempre me has puesto muy caliente, quiero que me folles.
Me llevó a su habitación con la clara intención de perder la virginidad esa tarde. Tenía ganas de buen sexo y tenia ganas de él, de hacerle disfrutar su primera vez. De pie junto a su cama volvimos a besarnos con pasión, con mucha lengua y saliva.
Me dijo:
-Tranquilo, hoy no te me escapas.
Escaparme era en lo último en lo que podía pensar en ese momento. No me hubieran sacado de allí ni tirando de mí con un tractor agrícola.
Con la seguridad que me daba mi experiencia me separé un poco y fui besando y lamiendo su cuello, bajando por el pecho lampiño y mordisqueando sus durísimos pezones mientras le dejaba el tórax húmedo de saliva. Pasé a lamer sus axilas levantando sus brazos por detrás de la cabeza. Olían a limpio, a gel de baño suaves y depiladas, lo que no me esperaba.
Continué hacia su vientre, deslizando la lengua por su ombligo, hasta llegar al elástico de los pantalones cortos, lo único que yo tenía puesto. Mirándole a los ojos con cara de vicio pedí permiso para continuar y me respondió con una sonrisa y la frase que esperaba:
-como te eches atrás ahora te mato.
Sin más dudas lo bajé, sólo lo bajé, y me quedé admirando su polla bien dura y el vello rubio y suave que cubría solo su pubis tan fino que resultaba casi invisible. Besé suave sobre el glande haciendo que se pusiera más duro si eso era posible. Lamí el escroto metiéndome los huevos en la boca. Saboreando su piel. Me contenía a duras penas, pero el protagonista era él y su virginidad.
Él se limitaba a revolver mi cabello disfrutando de lo que le estaba haciendo sentir. Lo que por otra parte me agradaba, nunca me han gustado esos tíos que te agarran de las orejas y quieren llevar ellos la mamada. Que te obligan a tragarla hasta el fondo aunque te den arcadas, más de uno se ha llevado un mordisco en la polla por intentar eso conmigo. Me gusta que mis amantes disfruten de mis mamadas pero en eso mando yo.
Por fin me la metí en la boca acariciando con mis manos sus testículos. Aún no me atrevía a acariciarle el culo, no se fuera a asustar. Tenía ganas de su sexo, de su rabo, de su semen, en realidad de todo su cuerpo.
Estaba tan excitado que a los pocos segundos me dijo que se venía y sin darle importancia seguí mamando. Apretando la polla contra el paladar aún mas fuerte, recorriéndola y jugando con la lengua hasta que eyaculó en mi boca. Sobre mi lengua.
Entonces me levanté y lo besé. El semen aun en mi boca batiéndolo y jugando con el líquido entre las lenguas. A veces me separaba un poco y un hilo de lefa y saliva unía nuestras lenguas juguetonas. Que de inmediato se volvían a juntar.
A todo esto lo tenia casi desnudo por completo y yo vestido del todo. Fue él quien me desnudaba liberando mi cuerpo de la ajustada camiseta, de las playeras, y bajando los estrechos vaqueros.
Mientras lo hacía besaba mi piel, como ya me había confirmado la primera que tocaba así de otra persona. Me lamía disfrutando de tener un cuerpo como el mío así entregado.
Lamió mi cuello, bajando por el pecho depilado sin dejar que yo le tocara. Sujetando mis muñecas sobre su cabeza como había hecho yo antes cuando me comí su torso. Le dejé lamer mis sobacos suaves depilados y puesto que me había duchado justo antes de ir a verle con aroma a desodorante.
Mordió mis pezones pequeños y oscuros que se pusieron durísimos. Volvió a lamer las axilas. Jugaba conmigo, con mi piel. Y yo me dejaba, quería que me explorara que descubriera todo mi cuerpo. Bajó por mi vientre mientras abría mis pantalones que aun conservaba puestos y liberaba mi polla del pequeño, ajustado y sexi slip que la contenía dándole una lamida larga y lasciva mirándome a los ojos.
Mi pubis suave sin vello fue una agradable sorpresa para él, pensaba que solo los actores porno se depilaban ahí. Así que aprovechó para lamer mis huevos, para chuparlos como caramelos dentro de la boca.
Estaríamos mas cómodos en una cama. No podía separar sus labios de mi cuerpo ni yo mis manos del suyo. Los sentía por todas partes despacio lamiendo mi cuello y hombros bajando hasta mi pecho y mis axilas, mordisqueando suave mis pezones duros oscuros en mi piel morena.
Seguía por su vientre plano haciéndole cosquillas con la lengua, mis manos tiraban de sus pantalones de deporte cortos y ajustados que aun tenía mal puestos justo bajo su durísimo culito. Los bajé despacio por los muslos liberando por fin del todo la dura polla. No tenía prisa por tomarla en la boca, me la quedé mirando y acariciándola suavemente. Me encantaba ese pene del que hasta ese día solo había adivinado la silueta por sus pantalones asustados. Le dije:
-no sabes las ganas que tenía de tenerla entre mis manos.
-creo que nos hacíamos una idea.
-¿Quienes?
-Natalia y yo claro.
-¿así que vosotros también habéis hablado de mis deseos?
Incorporándose sobre los codos y mirándome a los ojos me dijo:
-¿No pensarías que lo estabas ocultando bien?
Y llamándome con un dedo para que subiera me besó en los labios. A la vez tiraba de mi camiseta para sacármela.
Metiéndome la lengua en la oreja me dijo:
-venga, termina de desnudarte, quiero ver ese culito que me has prometido.
Dejándome caer de espaldas a su lado me arranqué en un segundo los vaqueros y el slip ajustado llevándomelos juntos. Desnudándome por fin del todo.
-tendrás que guiarme es la primera vez que follo un culito. Es la primera vez que follo.
Amorrado a su polla que no podía ponerse ya mas dura le dije:
-sin prisa ¿No has dicho que tenemos tiempo? Primero quiero probar tu leche con tranquilidad.
-Tenemos toda la noche pero quiero ver todo tu cuerpo. Quiero verte desnudo.
Para exhibirme ante él me puse un momento de pie girándome ante el. Luciendo mi cuidado cuerpo.
También era la primera mamada seria que alguien le hacía y la verdad es que la estaba disfrutando a juzgar por su cadera de vicio. Antes se había limitado a correrse apenas me la había metido en la boca. Me esmeraba lamiendo de arriba abajo, metiéndome los huevos en la boca y chupándolos como caramelos. Haciéndolo largo sensual para hacerle disfrutar todo lo que podía.
En un esfuerzo intentaba tragarla hasta el fondo de la garganta, lo que no era muy de mi gusto... Pero con él lo intentaba pero lo mejor era cuando le apretaba el glande con la lengua contra mi paladar mientras acariciaba los testículos o el tronco, la lengua frotando justo en el frenillo.
En ningún momento mi lengua y las manos pararon. No dejaron de estar sobre su piel hasta que inevitablemente se corrió en mi boca de nuevo esa tarde. Suspirando y gimiendo descargó el semen en un orgasmo que parecía un ataque de epilepsia por como se movía.
Me tragué casi todo pero cuando enseguida volví a besarlo en los labios y a juguetear con su lengua con el sabor de su semen en la boca.
Haciéndole arrumacos y caricias desnudos los dos sobre su cama le dejé descansar para que se recuperara. Davis que no iba a tardar mucho. Fui a buscar la vaselina al tocador de su hermana. Sabía perfectamente donde la guardaba y entonces le permití explorar mi cuerpo. Que siguiera conociendo con el tacto de sus dedos otro cuerpo que no era el suyo.
Ahora era él quien me acariciaba, besaba, lamía y excitaba a tope para poder follarme. Me daba un morbazo enorme sentir sus manos, la yema de sus dedos, sus labios y lengua por toda mi piel.
Tenía mi polla dura en la mano y me masturbaba como yo había hecho antes con él, suavemente. Me di la vuelta. Boca abajo en la cama me ofrecí a su merced y pensaba hacerle disfrutar con mi culito. Sujetando mis brazos a la cama por encima de mi cabeza con una de sus manos me besó en la nuca. Pasando la lengua por mi cuello y hombros.
Continuó por la columna y los riñones usando suave los dientes hasta que los clavó un poco más fuerte en mi nalga para dejar una ligera marca. Nalgas duras respingonas que él me abría con las manos. Contempló con tiempo aquello que se iba a follar. Ni un pelo se lo ocultaba, suave y limpio siempre lo tenía bien preparado y dispuesto. Pero ese día le había prestado un cuidado especial pensando en que mi ano iba a ser el primer agujero en él que metiera su polla.
Después de mordisquear las nalgas me pasó la lengua por la raja de arriba abajo pasando por el ano pero sin detenerse. No al principio, levantaba el culo siguiendo el ritmo que marcaba para facilitarle las cosas. Cuando estaba bien caliente me clavó la lengua en el culo lo más profundo que pudo. Solté un gemido que me salio de lo más profundo.
Le pasé la vaselina dispuesto a hacérselo pasar lo mejor posible, a notar por fin su polla en mi interior. Dos dedos bien untados, casi ni hacia falta que me los metiera, mi ano estaba bien dilatado, se deslizaban dentro de mi cuerpo sin ningún esfuerzo, clavados en mi culo. Con ellos me extendió por el ano una buena cantidad de lubricante y con esa misma mano puso bastante en su polla para que nada quedara sin cubrir y me hiciera daño. Limpiándose la mano en los pantalones cortos. Por fin agarró mi cadera, levantándola del colchón y pudo enfilar su duro glande a tan pequeña diana.
De tan dura que la tenía no necesitaba sujetarla, una vez bien apoyada en la entrada empujó con suavidad para que fuera entrando sin que nos doliera. El glande se abría paso como cuchillo caliente por maquilla y una vez que entró bastó un empujón para que todo el tronco fuera detrás. Cuando quise darme cuenta sus testículos rozaban los míos.
Se retiraba un poco y conseguía que lo sintiéramos mas tiempo y mejor y al momento volvía a hacer fuerza. No creía lo fácil que le estaba resultando, por su poca experiencia, a cada empujón entraba más, hasta el fondo. El glande había pasado en un golpe y el resto fue dentro solo y pude apreciarlo cuando le apretaba la polla con mi culo. Con mis gemidos le indicaba que no lo estaba haciendo mal del todo ademas de lo que yo lo estaba disfrutando.
Le entraba hasta que sus huevos hicieron tope en los míos. No podía dejar de notar como mi ano se tragaba su rabo, como se distendía ante la presión. Me estaba follando de maravilla y era su primera vez. Y yo cumplía mi sueño de que me empotrara contra el colchón.
Sus manos recorrían mi suave piel, me acariciaba todo lo que alcanzaba de los hombros a los muslos. O me agarraba las nalgas como si se le fueran a escapar, que no era el caso. Mientras bombeaba sin descanso y cada vez mas fuerte. Con la cabeza apoyada en su almohada su mano entre mis muslos alcanzaba sus testículos, los de los dos y mi polla que pajeaba con suavidad para mantenerla dura.
-¡córrete dentro!. Le decía. ¡follame fuerte mi macho!.
-¡Como me aprietas!. Respondía él.
-Como he deseado esa dura polla donde está y que la dejes ahí durante horas.
No lo estaba cronometrando aquella primera vez, me limitaba a disfrutarlo pero probablemente no aguantó mucho, y eso que ya se había corrido dos veces en mi boca, con lo caliente que iba. Así que descargó todo el semen en mi culo. A la vez que yo también me corría sobre su sabana, habría que cambiarla antes de que volviese su madre.
Derrengado se dejó caer sobre mi espalda aún sin sacarla besando y lamiendo mi cuello y hombros. Giré la cara sonriéndole buscando su lengua con la mía. Volví a besarlo mientras se separaba despacio dejándose caer a mi lado boca arriba. Agotado no tanto por el esfuerzo físico sino por el emocional.
me acomodé en el hueco de su brazo con el pecho, lamiendo su axila o alzando la cabeza hacia sus labios para darnos suaves besos. Rozándonos relajados y dejando que se hiciera a la idea de haberme hecho el amor. A otro chico.
Entonces fue cuando por fin le conté que todo había sido una encerrona de su hermana para que los dos pudiéramos pasar un buen rato juntos y que él dejara de ser virgen. Se lo tomó bien, no sólo deseaba follar, ese chico me gustaba de verdad y no quería hacerle daño, pretendía disfrutar con él, estaba muy pillado. Aunque también le gustaran las chicas, yo no quería que se perdiera nada, ni a su edad tenerlo en exclusiva para mí.