El hermano de mi abuelo
Me hablaron del hermano de mi abuelo, este vivía en un pueblecito con su segunda mujer y allí podría esconderme de las fiestas, los amigos, mi novio y demás cosas.
Os voy a contar una historia que espero os guste, me llamo Luna y tengo veinte años, la historia paso el año pasado cuando tenía diecinueve y acaba de terminar los estudios, con la idea en mi mente de escribir una novela, me plantee cogerme un verano sabático, quería huir de la ciudad, del ruido y de sus gentes.
Llevaba dos años viviendo en un piso con dos chicas, estudiaban conmigo. Cuando llegue a casa al final del curso, les comente a mis padres mis intenciones, en invierno retomaría los estudios, pero ese verano quería irme lejos.
Ambos me hablaron del hermano de mi abuelo, este vivía en un pueblecito con su segunda mujer y allí podría esconderme de las fiestas, los amigos, mi novio y demás cosas.
Ellos se encargaron de llamar a Arturo y pedirle si podía ir, yo apenas le recordaba, íbamos allí de pequeña con el abuelo, antes de que este muriera. Recordaba que era un hombre huraño y serio, de pequeña no me gustaba, pero ahora no importaba. Quería estar sola y pensar para poder escribir.
La semana siguiente, cogí el tren y en dos horas estaba ante las puertas de una casa enorme de campo. Me abrió la puerta una señora de mediana edad, con una bata.
-hola, soy Luna, creo que me están esperando.
-sí, pasa me llamo María y me encargo de hacer la limpieza un día a la semana.
Me llevo a un comedor muy acogedor y luminoso, al momento por otra puerta apareció el abuelo Arturo (de pequeñas le llamábamos también abuelo, este no tenía nietos)
-hola abuelo, me recuerdas? Soy Luna
-si me acuerdo Luna aunque no queda apenas nada de esa chiquilla sin dientes que vi la última vez.
-es cierto -comento la mujer entrando por la puerta-
Fuimos a la cocina y preparo café, ante una taza hablamos un rato, recordamos los lejanos días en los que íbamos a pasar unos días allí con el abuelo y hablamos de lo que había cambiado.
-te has convertido en una chica preciosa, que edad tienes ahora? –Me pidió la mujer-
-veinte
-el tiempo no se detiene muchachita, yo ya tengo casi los sesenta. –Contesto el abuelo-
-estas muy bien para esa edad, verdad chiquilla? –Dijo su mujer-
Era cierto, era un hombre grande de campo, corpulento, de anchas espaldas, aunque más arrugas surcaban su rostro, la vida sana del campo había conservado su cuerpo y vitalidad.
Esa noche me llamo mi novio, hablamos casi una hora. Quedamos en que a lo mejor le diría donde estaba para vernos algún día de ese mes, pero que de momento quería libertad para escribir.
Pusimos unos horarios y repartimos las tareas de la casa, me gustaba la mujer del abuelo, era muy cariñosa, chocaba con la rigidez del abuelo, que pasaba el tiempo en una especie de despacho leyendo y haciendo cosas.
A los dos días de estar ahí, encontré a la mujer del abuelo en la cocina, esta me dijo que tenía que irse unas semanas a cuidar de una hermana soltera que vivía en otro pueblo.
Al día siguiente se fue y yo me quede junto con el abuelo al cargo de la casa, nos repartimos las tareas y lo llevábamos bien, cada uno a lo suyo.
Una mañana me despertaron unas risas en la cocina, baje despacio y me quede impresionada al ver al abuelo con la mano bajo la falda de la señora que venía a limpiar, esta reía y se dejaba tocar, el abuela se acercaba a ella y vi un bulto en su pantalón, lo frotaba con el culo de la mujer.
Yo que llevaba ya una semana sin sexo me puse a cien por el morbo de la escena, en ese momento ella se agacho, saco la polla del abuelo y la vi por primera vez, tenía una polla enorme, gruesa y durísima desapareció en la glotona boca de esa mujer que devoraba gustosa, sin apenas darme cuenta me lleve la mano a mi braga y empecé a frotarme mientras miraba como mi abuelo, con lo estirado y serio que era agarraba el pelo de esa mujer y se corría en su boca, ella se apartó y el semen del abuelo salió a chorros cayéndole en la cara y en el escote.
Mientras se limpiaba la polla con un trapo le decía
-me gusta cómo me la chupas, menudo descubrimiento hice contigo. Ahora estamos más libres que cuando esta mi mujer, solo tenemos que controlar a mi nieta, pero ella duerme hasta más tarde. Me la chuparas prontito por las mañanas cuando vengas.
Yo desaparezco y me voy a mi cuarto, me tumbo en la cama y me masturbo pensando en la mamada que le hicieron a mi abuelo. Yo creía que a esa edad ya no lo hacían. Pues menudo error y menuda polla. En ese momento echaba de menos a mi novio, iba a ser un verano largo sin sexo, a no ser que me lo montara y de repente pensé en el abuelo. A partir de ese día lo veía con otros ojos y empecé a disfrutar excitándolo, para terminar masturbándome a su salud, así estuvimos más de una semana, cada día me paseaba con menos ropa, me ponía en posturas para dejar ver más de lo normal. Al principio el nada, pero después empezó a mirar, a disfrutar mirándome. De reojo veía crecer su paquete cuando me pasaba de la raya enseñando.
De nuevo volvió la señora de la limpieza y de nuevo baje temprano y me escondí para verles, ese día fue más brusco y se corrió enseguida, seguro que iba recalentado pensé sonriendo.
-hoy me echabas de menos muchachote
-si tenía unas ganas locas de correrme
Le metió la mono y la toco hasta que ella también se corrió y se limpiaron y colocaron las ropas, al rato baje a desayunar como si nada.
Me senté frente a él y empecé a beber mi tazón de leche, me manchaba los labios y sacaba la punta para lamerlos, bajo su atenta mirada.
Esa noche viendo la tele, fingí tener dolor de cabeza, le comente que me tomaba una pastilla para el dolor, le dije que no me la tomaba hasta que no quedaba otro remedio porque me daba sueño.
-no te preocupes si te quedas dormida te echare la manta y te dejare dormir en el sofá, recuéstate e intenta relajarte veras que se te pasa.
Al ratito fingí dormir, él está en su sillón, donde veía todo mi cuerpo, llevaba solo un pantaloncito de pijama corto, sin braguitas y al abrir un poco las piernas se veía mi chochito rasurado por las perneras, él se dio cuenta enseguida y me devoraba con la mirada, vi cómo se llevaba la mano al paquete y se tocaba sobre la ropa mientras me miraba, me moví un poco y me abrí mas, el ya suspiraba, se acerca a mí y me toco la cara para comprobar si dormía, no hice nada, solo ronronee un poco y entonces se arrodillo a mi lado y empezó a acercar su cara a mi sexo, me olía y note un dedo suyo despacito lo paso por mi rajita, puso otro y abrió los labios dejando mi vulvita a la vista, bajo más la cabeza y paso la lengua, la tenía gorda y algo rasposilla, me excite al momento, empezó a lamer lentamente, mientras con una mano se tocaba, vi que se había sacado la gran polla y se estaba masturbando mientras me lamia con empeño, no dejo de lamer hasta que note su respiración y jadeos en mi coñito y vi como dos grandes chorros de semen espeso salpicaban el sofá, me lamio de nuevo y se levantó a limpiar su semen, luego me tapo y se fue.
Yo me quede de lo más caliente y me masturbe dos veces seguidas, estaba empezando a necesitar seriamente polla. Tenía que convencerlo para que me follara y me hiciera su putita, estaba deseándolo.
La siguiente noche decidida a todo, después de acostarnos, fui a su habitación, toque a la puerta y el salió, enseguida note que había interrumpido algo.
-he visto algo moverse en mi cuarto, me dan pánico los bichos
-vamos a ver seguro que no es nada
Y nada encontramos, cuando se iba le dije
-por favor déjame dormir en tu cuarto me da pánico y no me dormiré, por favor no te molestare, me acostare en un lado y no me moveré por favor
Después de sopesarlo accedió y nos metimos en la cama, él lo hizo sobre la ropa de cama
-abuelo tapate o cogerás frio, no te preocupes hay confianza eres mi abuelito
Sonreía en la oscuridad cuando note que se metía debajo de las sabanas, espere unos minutos y acerque mi culito a él, fingí dormir y empecé a notar como él se acercaba, pegaba su pelvis a mi culo y enseguida note la dureza de su polla crecer. Me moví y él se incomodo
-estas despierta?
-si no sé qué me ha despertado
Me gire y note su bulto, él supo que lo había cazado y me dijo:
-lo siento, no sé cómo ha pasado
-no te preocupes, no pasa nada
Le toque sobre el pantalón y el lanzo un suspiro de asombro
-que haces Luna?
-tocarte, no te gusta?
-si me gusta, pero no debería gustarme
-quieres que pare?
-no
Eso me basto, empecé a sobarle la polla sobre el pantalón y el jadeaba, la saque del pantalón y lo masturbe, casi no la podía coger de lo gorda que era.
-no deberíamos hacer esto
-quiero hacerlo, quiero agradecerte lo bien que te portas conmigo abuelo
-no es necesario
-lo sé pero me gusta
-a mí también chiquilla, me gusta mucho
-entonces deja simplemente que pase
Él se lanza y mete su mano en el pantalón de mi pijama, frota mi rajita y agarra mi clítoris con dos dedos, lo masturba como si fuera una pollita y consigue que crezca, que se ponga duro y se moje toda mi rajita.
-chúpame como la otra noche
Él se queda parado, tras mis palabras
-te diste cuenta?
-si
-porque no dijiste nada, ni me apartaste?
-porque me gustaba mucho
Se pone entre mis piernas y mama mi rajita, absorbe con fuerza mi carne encendida y me arranca un orgasmo, mis fluidos se derraman en su boca que relame con devoción.
-que buena estas chiquilla, ya no recordaba lo bueno que esta un chochito tan tierno
Lleva un dedo a mi vagina y lo mete un par de veces, lo saca y junta otro y me penetra de nuevo un par de veces, luego un tercero y lo mismo, pero no para, ahora entra y sale de mi hasta hacerme gritar de nuevo y otra vez baja a lamerlo todo.
Cuando consigo volver a la tierra tras ese orgasmo me incorporo y él se tumba, me pongo de pie en la cama y agarrando su polla la pongo en la entrada y bajo despacio, esa polla taladra mi coñito, se abre paso rozando las paredes de mi vagina que lo aprieta, suspira y jadea
-chiquilla que estrechita estas, como me gusta esto putita
-y a mí, tu polla me llena más que ninguna otra
-eso quiero chiquilla llenarte bien y hacerte correr como la putita que eres, seguro que estas harta de follar, no imagine que quisieras follar con este viejo. Muévete zorrita
Muevo mis caderas como sé que enloquece a mi novio y noto que también a él le gusta, le ap0ieto la polla con mi vagina y noto la humedad que crea en mi interior. De nuevo llego al orgasmo.
-eres insaciable pequeña puta, vamos a pasarlo muy bien juntos
Me empuja a un lado y se baja de la cama, tira de mí y me pone a cuatro patas en la cama, se agarra la polla, se pone detrás de mí y me la clava de un puntazo, me folla tan fuerte que cada vez caigo sobre la cama y tira de mis caderas para volver a empujar, una, dos, tres… diez, me enciende, me enloquece, hace que grite de nuevo cuando me mete un dedo en el culito.
Su polla está a punto de reventar y sigue, sigue, sigue, su dedo en mi culo, su polla taladra mi vagina
-voy a correrme nena salgo?
-no pares, estoy protegida
Un empujón más, otro, otro y noto los chorros dentro de mí, lo estrujo mientras de nuevo me corro.
Y caemos ambos en la cama, el aun dentro.
-chiquilla que buen polvo. Vas a ser mi putita?
-sí, pero tu polla es solo mía y tu semen también, mientras me folles a mí no vuelvas a dársela a la señora de la limpieza.
Él se queda alucinado, al notar que también se eso
-piénsalo, si soy tu puta es solo mía
-no tengo nada que pensar, mi semen, mi polla y todo lo que quieras es tuyo mientras lo quieras.
Nos dormimos y al día siguiente amanecí desnuda en su cama, él estaba desnudo a mi lado y baje a lamer sus huevos, su polla descansaba a un lado y me dedique a ellos, succione, lamí y los metí en mi boca, su polla creció al momento y él se despertó enseguida.
-chiquilla si sigue chupándome así, que gusto me das zorrita, que placer.
Lamí sus huevos mientras meneaba su polla, deje la tarea de chuparle los huevos para mordisquear la punta de su gorda polla, estaba roja, brillante por unas gotas de semen, que relamí y me trague glotona.
-ponte encima quiero chuparte chiquilla
Le puse mi coñito en la boca y se puso en faena, solo se separó para decirme
-cuida pequeña que estoy a punto
Me avisaba para que me retirara, pero me la metí aún más en la garganta y chupe, lamí y sobe ahora sus huevos hasta que su semen me lleno la garganta, el jadeaba en mi sexo y yo también me corrí mientras trague hasta la última gota, el me limpio completamente y me levante aun relamiendo las comisuras de mis labios.
-vaya despertar me has dado chiquilla
Esa noche mientras de nuevo me follaba, me dijo mientras se corría
-mañana me correré en tu culo
Y esa mañana cuando vino la señora mi abuelito fingió estar mal y mientras ella se ponía con la faena, mi abuelito subió a follarse el culito de su nieta.