El heladero del amor

Cuando apenas tenia 17 años, y nunca habia conocido una relacion con otro hombre conoci a Horacio, y todo lo que hizo por mi durante ese verano caliente.

EL HELADERO DEL AMOR

Cuando tenia 17 años inicie casi accidentalmente mi vida amorosa. El iniciador de dicha vida amorosa fue un hombre nada atractivo aparentemente. Se llamaba Horacio y tenia una heladeria muy cerca de mi casa. Al principio yo iba a la heladeria solo para comprar helados, perp posteriormente comence a sentir algo especial al concurrir a comprar mi helado diario en los meses ardientes de verano porteño. Primero fue sentir la mirada de Horacio como deteniendose mas tiempo del necesario en mi cuerpo de pendejito lindo. Horacio tenia 42 años, no era alto ni bajo, un poco gordito, pelo rubio, ojos azules, ni lindo ni feo, en principio, sin embargo de a poco su mirada me fue cautivando. Primero como dije fue su mirada, después me resulto atractivo el espeso vello que aparecia por el cuello entreabierto de su uniforme blanco. Después me fije en sus manos, fuertes, grandes, y extremadamente limpias, como corresponde a su trabajo.

Muy pronto descubri que si iba bien temprano, a eso de las tres de la tarde, en plena siesta, no habia todavía clientes que molestasen para el afianzamiento de algo que yo todavía no podia definir..

A medida que comence a concurrir a la heladeria mas temprano, se intensificaron las miradas de Horacio, asi mismo su mano cada dia retenia un poco mas la mia tanto al darme el cucurucho cargado como al darle yo el dinero. Poco a poco se alargaron nuestras charlas, y Horacio dejaba caer alguna mala palabra, que a mi me exitaba teriblemente ayudando a definir el clima de nuestra amistad. Asi de a poco fuimos entrando en confianza y note que su camisa estaba un poco mas abierta que de costumbre, exitandome la vision de su pecho peludo.

Un dia Horacio me sugirió venir mas temprano, antes del horario de apertura del local para poder tomar los dos un helado mas tranquilos y charelar.

Ese dia fui apenas termine de almorzar. Me puse sin saber exactamente porque mis mejores shorts. Horacio me recibio en la fresca penumbra de la heladeria todavía cerrada. No tenia puesta la camisa del uniforma, y pude verle su hermoso y ancho pecho, bien peludo. Horacio me dijo si queria probar un nuevo gusto de helado, y tomando un poco con su dedo me ofrecio. Cuando senti en la boca el dedo de Horacio se definio claramente mi exitacion y no pude dejar de chuparle el dedo con gran placer. Dos veces mas volvio a repetir el acto, y cada vez fue mas el tiempo que dejo su dedo en mi boca, anticipando los gustos que vendrian.

Cuando finalmente me dio el cucurucho, este estaba tan lleno que se derramo sobre mi short nuevo. Horacio me indico de sacarmelo para limpiarlo bajo la canilla de la pileta. Yo sin titubear me lo quite gozando el hecho de quedar semidesnudoi ante el. Mientras limpiaba el short, en la pileta, sentia sus ojos clavados en mi culo, tan freso y blanco.

Horacio me dijo que hermoso culo tenia, y si nunca me lo habian besado, yo le conteste que no. El me dijo que le encantaria besarmelo y si podia, a lo que le respondi que si. En ese momente estallo mi placer. Al sentir primero su boca recorriendo mis cachetes hasta encontrar el agujero del orto, y alli con su lengua llenarmelo de su saliva, y presionando con la punta de la lenguas para abrir mi culito todavía muy cerrado.

Poco a poco fue subiendo por mi espalda besandome y lamiendome la espalda hasta llegar a mi cuello, el que beso muy fuerte, al mismo tiempo que presionaba sobre mi culo su pija ya completamente dura.

Después de un tiempo ocupados en estas cuestiones, Horacio me dio vuelta e introdujo en mi boca su verga para que se la chupe, cosa que hice, hasta sentir el terible chorro de su leche caliente llenandome la boca.

Ese verano Horacio hizo conmigo todo lo que un hombre hace con su joven enamorado.