El hechizo del Colgante: Mundo al revés

Una joven enamorada decide cambiar el mundo con tal de conseguir el amor y el cuerpo de James Potter... ¿Qué más da si ese colgante lo que hace es convertir a los merodeadores en cuatro jóvenes calientes, malos y peligrosos?

El mundo al revés

Ada sonrió abiertamente cuándo regresó a su casa. Iba contenta y excitada porque había logrado su objetivo. Tenía por fin el colgante de los deseos entre sus manos. Al iba a tener la posibilidad de conseguir a su adorado merodeador después de todo lo que se había esforzado por tenerle. ¡Había llegado el momento de que sus sueños se hiciesen realidad al fin!

Por eso no esperó ni un minuto más. Ni siquiera llamó a Lidia para decirle que pronto todo iba a cambiar. Le daba igual si ella caía afectada o no por su hechizo, a fin de cuentas, ella sólo era su aliada, no su amiga. Le importaba un pimiento lo que le pudiese suceder a ella.

Sólo importo yo, señaló contenta mientras se ponía el colgante en su cuello. Sabía que su poder era cumplir los deseos de aquél que lo llevase, y ella ya sabía cuál iba a ser su deseo.

- Deseo que el mundo cambie y que James Potter deje de amar a Lily Evans. Deseo que vuelva a ser el merodeador de siempre, mujeriego sin fin y caliente hasta la médula. Deseo ser yo una de sus muchas hembras. Deseo con toda mi alma a James Potter y me importa un comino si el mundo tal y como lo conozco tenga que ser modificado radicalmente.

Horas después.........

James Potter se encontraba tranquilamente sentado en uno de los bares muggles que tanto le gustaban últimamente. Había llegado a él tras un día duro de trabajo. Aquél día había logrado matar a una buena parte de los aurores que aún quedaban sueltos por la ciudad. No podía creerse que aún siguieran arriesgando su pellejo intentando luchar contra él y sus compañeros. ¿Es que no tenían ojos en la cara para ver que ellos ya no tenían el poder de antaño?

- Son patéticos - susurró bebiendo el poco trago que le quedaba mientras observaba con deseo el cuerpo de una muchacha bailando en la pista de baile.

Hacía dos días que no follaba con nadie y se sentía sobreexcitado.

-Es casi una niña, Cornamenta- susurró su mejor amigo sentándose a su lado

Sirius Black olía a alcohol y a sexo.

- No me digas.

-Aunque debo decirte que tienes un buen gusto- comentó Black sonriente - Yo me acabo de tirar a una muchachita en el baño y puedo decirte que he visto el cielo. Las nenas de hoy en día son ángeles follando, amigo mío.

-¿Nenas de hoy en día? Tienes 22 años, Canuto

-Ellas 17- sonrió él viendo a su siguiente presa - así que si me disculpas... voy a ver si perfecciono mi teoría

Potter brindó por él mientras se decidía a hacer lo mismo. Caminó hasta la nena que había llamado su atención y se pegó a ella aprovechando la música que estaba sonando en aquél momento.

Como era de esperar, la chica no se alejó de él al sentir como le punteaba en su redondo traserito. Mmmm, sin duda, valía la pena perder una noche con ella.

Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés.

Black lamía y lamía sin control ese coñito que le estaba volviendo loco. Sin lugar a dudas, las chicas jóvenes sí que sabían pasárselo bien. Callie era un buen ejemplo. ¿O era Dayana?

Ni le importaba, decidió mientras le metía un par de deditos en su coñito y en su culo. Su polla estaba a reventar. Lo único que deseaba era meterla en ese sitio cálido que le estaba pidiendo a gritos una buena follada. Pero primero quería volver loca a esa niñita.

- Dios Sirius...- gemía ella una y otra vez - termina de una vez con esto

-Ni hablar, nenita

Empezó a lamer su clítoris con más intensidad mientras aumentaba la velocidad con la que le metía sus deditos. mmm sí que era un coñito fantástico.

-Córrete nena... vamos regálame tu dulce nectar... sabes que este perro lo esta deseando...

-Oh, Black...

-vamos...- instó él con fiereza - dámelo putita... haz feliz a Canuto

La sintió tensarse ante sus palabras. Buena señal. Estaba a punto de terminar él mismo sin a penas haberla penetrado. Y eso no estaba bien. Abby lo estaba calentando demasiado... ¿O era Callie?

- ahhh Black... nunca... me lo comen tan...

-Calla putita... sólo correte... no hables...

-Yo quiero... deseo... ah... quiero que tú...

-Dije que no hablases, zorrita

Se levantó y de un sólo golpe le metió la polla en su dulce coñito.

-Ahhhhhhhh

-¿Te gusta más esto, zorrita?- instó él metiéndosela hasta los huevos- Esto es lo que deseabas nenita... que te follase así.

-Sí... ohhh sí... fóllame así Black...

-Lo quieres fuerte, ¿verdad?- le gritó sin importarle el hecho de estar dentro del baño de los chicos dónde todos podían oírles- Quieres que destroce tu coñito...

Ella sólo gimió mientras le sentía moverse.

Dentro y fuera.

Una y otra vez.

Cada más fuerte.

Más rápido.

-RESPÓNDEME

-Sí... quiero que me folles con fuerza...

-Eres una perrita... una nenita muy caliente, ¿verdad?

-mmm

-¿Cuántos años tiene mi nenita caliente?- preguntó Sirius sin disminuir el ritmo con el que se la estaba clavando. Ella susurró algo en voz baja- Dilo más alto, putita.

-17

-Más alto, perrita

-¡17!

Satisfecho Sirius se salió de ella y dándola la vuelta con brusquedad se la incrustó en su culito. Ella gritó desesperada al sentir cómo desgarraba su ano, pero a él no le importó. Comenzó un mete saca furioso resoplando como un loco. Acaba de dejar al Sirius racional a un lado para convertirse en el Sirius animal que tanto le gustaba. Lo único que quería era correrse en el interior de aquella tierna jovencita y no iba a parar hasta conseguirlo.

-Disfruta, nenita caliente. Canuto te va a hacer disfrutar...

Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés.

Canuto tenía toda la razón.

James no podía más que pensar así al sentir como su chica del bar le hacía la mejor mamada de la noche.

Tras un par de bailes, donde no habían hecho más que restregarse sin parar, Potter había decidido salir con ella afuera para disfrutarla. Se merecía un descanso por lo bien que le había ido el día, y que mejor que aquella lindura para darle su premio.

-Chúpamela

Dicho y hecho. La joven se había arrodillado ante él y tras bajarle los pantalones y sacar su polla había empezado a mamársela de una forma extasiante. Y luego decían que las jóvenes eran inexpertas...

-Metétela hasta el fondo...- gimió cuando ya llevaban así unos minutos con la faena- y no olvides mis huevos, cariño. Me relaja que me los chupen bien.

Cerró los ojos dejándose llevar. Hacía tanto tiempo que nadie se la chupaba así de bien. Más bien años, desde su época en Hogwarts, con una pelirroja muy impresionante.

Su pelirroja.

Furioso consigo y con sus pensamientos, regresó al presente y agarró por los pelos a su acompañante dispuesto a terminar dentro de su boca de una vez. No tenía porque pensar así en una chica que ni siquiera recordaba. A su memoria sólo llegaba el hecho de que era pelirroja, nada más. Y así se iba a quedar.

-Voy a follarte esa boca, nena. Más te vale que lo trages todo.

Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés.

Sirius salió del baño de los chicos dejando tirada en el suelo a la nenita de 17 años que le había hecho disfrutar de uno de los mejores polvos de la noche.

Sonrió ante las caras ansiosas de los muchachos que se encontraban allí mirándole con incredulidad.

Sí, sin lugar a dudas habían oído el jaleo que habían armado.

Estupendo

-Es toda vuestra- anunció sin más silbando mientras se marchaba.

La noche era joven, tenía que buscar su diversión en otros lugares.

Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés-Mundo al revés.

Ada estaba que se comía las uñas de los dedos mientras esperaba en la puerta de la casa de Potter. Llevaba un buen rato esperando por él.

El colgante le brillaba en el cuello. Sabía que tenía una semana para lograr que Potter se enamorase de ella. Una semana era el efecto que esa magia tenía. Cuanto antes empezase mejor.

Por eso se había decidido por visitar a James a su casa antes que nada.

Había sido una buena señal que Evans no estuviese por allí cuándo había llamado al timbre. Eso quería decir que una parte de su hechizo había salido bien.

- James Potter tiene que ser mío, sólo mío.

Nerviosa se había decidido por sentarse en las escaleras de entrada esperándole. No le importaba esperar.

Sabía que si cuando le veía, él la mirase con odio su plan había fracaso.

El verdadero James Potter la odiaba por haber intentando dañar a su linda esposita.

Maldita fuera la pelirroja esa.

Pero tenía que tener esperanza.

Cerró los ojos soñando con su príncipe azul.

-¿Qué haces aquí, Ada?

Aquella voz ronca la sorprendió. Se levantó de un salto al reconocer a Remus Lupin ante ella. ¿Qué hacía aquél lobito allí?

-Creí que me esperarías en casa, cielo

¿En casa? pensó ella confundida. Fue a abrir la boca para preguntarle por aquella tontería, cuándo él la atrajó a sus brazos besándola con pasión.

-Has venido a por más, encanto- le susurró lamiendo su oreja- Este lobito huele tus ganas de sexo desde la esquina.

-Yo no...

-Tranquila... sé que tu deseo es por James Potter... pero él aún no está aquí...- musitó metiéndole la lengua hasta la garganta- y yo sí... podrías entretenerte conmigo un rato hasta que él vuelva. Ha habido caza... y tiene que calmar su excitación de alguna manera.

-¿quieres decir que él estará...?

-Sí, follando por ahí en compañía de Sirius

Aquello la sorprendió.

En efecto su hechizo había funcionado.

Demasiado bien.

James Potter volvía a ser un juerguista y mujeriego nato.

-Me vas a decir que no te apetece relajarte conmigo- le increpó Remus apoyándola contra la puerta de entrada mientras le hacía sentir el abultamiento de su polla- Esta noche mi lobo me pide a gritos guerra... podrías ayudarme, nena.

¿Por qué no? pensó ella recuperándose de la inicial sorpresa.

Podría pasar el tiempo con Lupin hasta que llegase Potter.

A fin de cuentas aún le quedaba una semana para lograr cumplir su objetivo.

¿Por qué no pasárselo bien en el proceso?