El hechizo de bannete-la noche más larga del mundo
Continuación de el hechizo de bannet la primera noche que compartirán May y Harley
La brillante luz de la luna llena caía sobre la apacible Ciudad Olivine, la cual parecía estar sumida en un confortable sensación de paz y tranquilidad, sin embargo en el interior de una de las suites del hotel más lujoso de la cuidad la historia era muy diferente...
Ya que en el cuarto de baño de la suite de Harley se respiraba un aire llenó de tensión y extrañeza, debido a que el orgulloso coordinador se estaba encargando en persona de limpiar cada centímetro del hermoso cuerpo desnudo de May Balance, haciéndolo con extrema delicadeza y en completo silencio.
Por su parte la hermosa castaña no tenía otra opción más que resignarse a su situación actual, al menos hasta encontrar la forma de liberarse de lo que fuera que Harley le hubiera hecho. Mientras tanto ella podía sentir con detalle como aquella delicada franela de baño recorría su piel, sin duda Harley estaba siendo muy cuidadoso con ella y eso le desgradaba, ya que ella hubiera preferido que su captor dejara de fingir, y fuera brusco y descuidado, tal y como el era en realidad.
—Y dime, cariño ¿Alguna vez has estado a solas con un hombre en el baño? —preguntó Harley con curiosidad mientras comenzaba a enjuagar el cuerpo de la chica.
—He estado con varios... Y todos muy guapos —respondió la chica, tratando de controlar su voz, y con la intención de molestar a su captor.
—Tu papá y tu hermano no cuentan, linda —le respondió Harley de forma burlona y con una sonrisa cínica, lo cual hizo enfurecer aun más a la chica.
— ¿Y como sabes que no estuve con Ash y con Brock? —exclamó ella con una mezcla de furia y desesperación, ya que el que su captor se burlar a de ella en situación era la gota que derramó el vaso, sin embargo su respuesta sólo hizo que el arrogante coordinador empezará a reírse.
—Ese fue un excelente chiste, cariño. Sin embargo tanto tú y yo sabemos que el chico del Pikachu nunca fue muy cercano a ti, él era un idiota adicto a las batallas que nunca se dió cuenta de la exquisita mujer que tenía junto a él... Pero dándole el beneficio de la duda, y suponiendo que lo hubiera notado, dudo que tu molesto chaperon le hubiera permitido hacer algún avance contigo —contestó Harley alegremente, burlándose tanto de Ash como de su hermano Max.
—Y con respecto al criador “ojos de rendija” estoy muy seguro de que te consideraba muy joven, así que no hay forma de que fanteaseara mucho contigo —continuó Harley, ahora burlándose de Brock — ¿Así que porque no admites de una vez que soy el primer hombre con el que tomas un baño, cariño?
— ¡Eres odioso Harley! ¡Un verdadero idiota! —respondió May, aún más molesta que antes mientras apartaba su rostro, ya que ella odiaba profundamente la perversa situación en la que se encontraba. Pero lo que más odiaba era que él tuviera razón, ya que realmente esa era la primera vez que ella tomaba un baño con alguien que no fuera de su familia.
—No te enojes, cariño. Sólo era una pregunta inocente —le dijo Harley mientras que la tibia agua de la regadera se encargaba de retirar los residuos de jabón de su cuerpo —Lo mejor será concentrarnos en disfrutar del resto de nuestro baño.
Y tras esas palabras, y sin ninguna prisa, Harley tomó la mano de May para guiarla hacia la enorme bañera de aquel elegante baño, la cual estaba llena de tibias y aromáticas aguas, en las que no tardaron en sumergirse.
— ¿No te parece relajante, linda? —preguntó el arrogante coordinador con una expresión de satisfacción en su rostro, tanto por el calor del agua en contacto con su piel, como por la persona que le acompañaba.
— ¿Por qué haces ésto, Harley? ¡Hasta alguien tan retorcido como tú debe saber que esto esta mal! —preguntó ella con un susurro de tristeza que él pudo oír perfectamente, tratando sinceramente de entender que es lo que pasaba por la mente de su más acerrimo rival.
—Ya te lo dije, linda. Estoy decidido a hacerte toda mía y de nadie más. Y no dudes en que lo lograré, ya que estoy decidido a que llegues de mi brazo al Gran Festival —respondió Harley con una seguridad que le helo la piel a la chica, ya que era como si le hubiera preguntado si Magikarp era un tipo Agua.
—Y yo ya te lo dije ¡Hechizada o no, jamás voy a amarte Harley! —respondió May con firmeza, sin duda tratando de herirlo, pero ella no se imaginaba de cuál sería el contraataque de su captor.
—Linda, al menos yo soy sincero contigo y no te miento. Yo no soy como ese medio hombre cabello de lechuga —respondió Harley con malicia, a la vez que una cruel sonrisa se formaba en sus labios.
— ¡No me lo menciones! ¡NUNCA VUELVAS A MENCIONARME A ESE IDIOTA, HARLEY! —exclamó una herida May tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos ante ese cruel comentario, a la vez que su cuerpo temblaba de la rabia y su rostro perdía todo el color.
Sin embargo la maldad del coordinador no parecía tener fin, ya que tras apreciar esa vista por unos momentos, el se acercó a ella para susurrarle al oído de la forma más maliciosa e hiriente posible: —Dime, querida. ¿Qué fue lo que te dolió más? ¿La traición? ¿O el que fuera con un hombre?
— ¡Te odio, Harley! ¡Eres un maldito bastardo! ¡Si pudiera te abofetearia! —exclamó May tratando de ejecutar aquella acción, sin embargo su cuerpo se negaba a obedecer, por lo que no le quedó más remedio que cerrar sus ojos y tragarse toda la rabia e impotencia que sentía.
—Ya, tranquila, linda —dijo Harley mientras empezaba a masajear los hombros de la chica —Te prometo que cuando termine contigo nunca volverás a acordarte de ese idiota.
— ¿Y qué piensas hacerme? —preguntó May con una mezcla de temor y furia, ya que aún no comprendía cuáles eran los siniestros planes de su captor.
—No me gustaría arruinarte la sorpresa, linda. Pero te aseguro que vas a disfrutarlo —respondió Harley con una sonrisa confiada antes de inclinarse un poco para besar los hombros de May, quien cerró sus ojos y no podía evitar temblar al sentir los labios del chico sobre su piel.
Una vez que terminaron de bañarse Harley se encargó personalmente de secar el húmedo cuerpo de May. De hecho cualquiera que los hubiera visto en ese momento hubiera pensado que solo se trataban de una pareja común y corriente, sin sospechar la realidad.
—Debo de reconocer que sin duda eres toda una diosa, cariño —dijo el chico con una sonrisa perversa mientras se hacía cargo de sus hermosos pechos con sumo cuidado —Y la mejor parte es que muy pronto serás toda mía, y solo mía.
Por su parte la indefensa May cerró sus ojos con fuerza mientras trataba de mantenerse impasible ante todas las acciones de su captor, odiando profundamente que él fuera tan cuidadoso con su cuerpo, hasta que el finalmente terminó.
—Hoy fue un día bastante agotador y ya es bastante tarde, así que vayamos a dormir, cariño —dijo Harley alegremente, lo cual por un breve instante hizo que May creyera que las humillaciones de su captor por fin se detendrian, sin embargo esas tenues esperanzas se quebraron al ver que el coordinador se dirigía hacia su maleta para sacar una caja de cartón, la cuál contenía una delicado e insinuante conjunto de lencería.
— ¿Y qué te parece tu nueva pijama, mi linda May? —preguntó el chico con una sonrisa lujuriosa, mientras que el rostro de May se teñía de un tono carmesí de auténtica furia.
— ¡Eres un maldito demente, Harley! ¡Ni loca me pondría algo así! ¡Y mucho menos para tí! —gritó la coordinadora al que ver que aquella “pijama” consistía de ajustado sostén y una diminuta tanga, ambos de encaje negro, los cuales insinuaban mucho más de lo que cubrían, junto con un par de medias a juego que llegaban a media pierna y eran sostenidas por un seductor liguero, y para rematar el conjunto una delicada y casi translúcida bata de seda negra.
—Es gracioso que tú digas eso, cariño. Ya que no entiendo el porque este sexy conjunto de lencería te parece obsceno. ¿Acaso debo recordarte que eres tú la que se viste como una ramera antigua para los Concursos? —replico Harley con ironía.
— ¡Mi traje de odalisca no es nada obsceno! —estalló la coordinadora aún más molesta, entendiendo a la perfección a lo que se refería su captor
—Para nada, linda. Solo se encarga de despertar pasiones y de robarle toda la atención del público y de los jueces a tus competidores, al hacer que nadie pueda quitarte los ojos de encima —dijo Harley con sarcasmo antes de suavizar su voz y decirle de forma mordaz —Sin embargo voy a concederte que incluso yo he caído en tu juego y te he devorado con la vista.
Al oír tal declaración la furiosa chica no pudo hacer nada más que hacer un adorable puchero de frustración, ya que la maldad de su captor era tanta que podía convertir cada parte de su vida en un arma para herirla y humillarla aún más.
— ¿Cariño, podrías dejar de hacerte del rogar y vestirte de una vez? No es que no disfrute de ver tu cuerpo desnudo, pero empiezo a perder la paciencia, además de que no quiero que mi nuevo juguete se enfermé —dijo el chico con un tono que sin duda pretendía ser seductor, pero que aún conservaba ese tono malicioso.
Y aunque la pobre May no deseaba nada más que negarse a cumplir los caprichos de Harley, una vez más su cuerpo comenzó a actuar por su propia cuenta, de forma que ella comenzó a ponerse aquel sensual conjunto de lencería sin poder hacer algo para evitarlo.
“Es tan divertido ver todo lo que puedo hacer contigo ahora que mi hechizo ha sometido a tu sensual cuerpo a mi control, mi preciosa May ¡Por eso ya no puedo esperar a ver lo que podré hacer contigo cuando tú mente y tu corazón me pertenezcan por completo!” pensó el orgulloso coordinador con lujuria mientras veía con lujo de detalle el como May se vestía con aquella insinuante lencería para él, tomando nota de como ella inútilmente trataba de resistirse a su orden
— ¿¡Ya esas satisfecho, maldito pervertido!? —le preguntó una furiosa May una vez que termino de vestirse, y sonrojadose bastante al notar la lujuriosa y depredadora mirada que le daba su captor, una mirada que helaba su piel, junto con esa sonrisa cinica que tanto odiaba.
—Creo que deberías mírate en el espejo, cariño. Así podrás ver lo satisfecho que estoy —respondió Harley con calma, al mismo tiempo que le señalaba el espejo que estaba a sus espaldas, y sin otra opción más que obedecer la indefensa chica tuvo que voltear en la dirección que su captor le indicó... Todo para ver algo que la sorprendió.
Ya que el reflejo que le devolvía el espejo la hizo sonrojar, e incluso mojarse un poco: Ya que aquella erotica indumentaria hacia que sus ya desarrollados pechos lucieran aun más grandes y apetitosos de lo que eran; y al darse una leve pero seductora vuelta ella pudo apreciar que su lindo trasero también destacaba de forma sensual, de la misma forma en que aquellas ajustadas medias negras hacían que sus bien formadas piernas se vieran aún más largas y seductoras.
“ Nos vemos tan sexys” susurró una voz dentro de la cabeza de May, haciendo que de forma inconsciente ella le sonriera a su reflejo.
— ¡Tan sexy! —aquellas palabras escaparon de los sensuales labios de May en forma de un susurro, a la vez que sus ojos azules se vidriaron por un breve instante, sin embargo ella rápidamente sacudió su cabeza, sin saber el porqué dijo eso o de donde había venido esa idea.
— ¿Y como fue que supiste mi talla de sostén? —preguntó una muy avergonzada May, y esperando que Harley no hubiera notado aquel susurro.
—Yo tengo mis fuentes, muñeca — respondió él con calma mientras se acercaba a ella por detrás, todo para sostener sus pechos entre sus manos y empezar a moverlos en suaves círculos.
— ¿¡Acaso no has tenido suficiente, maldito pervertido!? —preguntó la chica, muerta de la vergüenza y de la impotencia, al sentir cono las manos de Harley estaban excitando sus sensibles pechos una vez más.
— ¿Estas bromeando. Verdad, muñeca? ¡Nunca es suficiente de estas linduras! —exclamó el coordinador alegremente, todo mientras sus manos se encargaban de apretar suavemente los erectos pezones de la chica por encima de la suave seda y el encaje que los cubrían, mientras que May cerraba los ojos con frustración e impotencia, ya que ella ya sabía que no podía resistirse a las caricias de Harley, por lo que sólo le quedaba esperar a que él terminará pronto.
“¡Oh no! ¡No otra vez!” pensó May al sentir que una de las manos del coordinador abandonó su labor en sus pechos y comenzaba a descender por su abdomen, como si fuera un Ekans, con rumbo hacia su entrepierna y finalmente se coló por debajo de su prenda intima, lo cual la hizo apretar los dientes.
Aunque para su desgracia los dedos de Harley eran hábiles, más de lo que a ella le gustaría, ya que sin tardanza estos comenzaron a acariciar sus sensibles labios intimos, recorriendo suavemente su contorno para finalmente introducirse en el interior de su cada vez más excitado coño, y todo eso sin que los dedos que la hacían sentir el cielo y el infierno al mismo tiempo descuidaran su ya sensible clitoris. Por lo que no era de extrañar que intensas ráfagas de placer culposo abrumaran aún más el aturdido cerebro de la coordinadora
—Soy bueno ¿No es asi, cariño? —le susurró Harley al oído, disfrutando de ver el hermoso y sonrojado rostro de May, el cual reflejaba todo el placer que sentia, y sin poder evitarlo ella respondió afirmativamente al dejar que un suave y erótico gemido de placer saliera de sus labios.
Por lo que un eufórico Harley, encantado de tener a su presa justo en donde la quería, procedió a colocar su erecta y palpitante verga sobre el trasero de la chica, con la intención de que ella pudiera sentirla a través de su ropa interior, y de lo cual ella se percató de inmediato.
—Harley... Ahhh... ¡Pedazo de bastardo! —exclamó una asustada May al notar ese contacto, ya que ella aún trataba de contener su excitación para no darle a su captor el gusto de ver que muy en el fondo a ella le gustaba lo que le estaba haciendo, pero...
—Puedes llamarme como más te guste, linda. ¡Pero por ahora solo mueve ese sexy trasero para mí! —ordenó Harley entre risas de satisfacción, las cuales sólo se hicieron más grandes al ver que ella trataba sin éxito de resistirse a sus órdenes.
Pero una vez más el cuerpo de la coordinadora actuó por cuenta propia, de forma que su generoso trasero comenzó a moverse en suaves círculos para masajear la verga de Harley, la cual no tardó mucho en llegar a su tamaño máximo.
— ¿Dónde aprendiste a moverte así, cariño? —le preguntó Harley de forma burlona, conteniendo un gemido de placer e incrementando la intensidad de sus caricias sobre el cuerpo de la joven.
— ¡Es... Ahhh... éste... Ahhh... estúpido hechizo... Ahhh... tuyo el que... Ahhh... me obliga! —respondió la abrumada chica de forma entrecortada, aún tratando de controlar su voz para no comenzar a gemir, aunque cada vez le era más difícil resistirse a ese prohibido placer.
— ¡Oh, si! El hechizo... No se si... Ahhh... te lo comenté antes.... Ahhh... Pero el irá... Ahhh... mostrando tu verdadero yo... Ahhh... A la chica mala y sexy... Ahhh... que realmente eres —respondió Harley entre gemidos y con una sonrisa llena de lujuria.
— ¡Nunca! ¡Yo no soy así! —exclamó May, antes de que un imprevisto pero demoledor orgasmo, la obligará a guardar silencio.
— ¡Puedes decirme todas las mentiras que quieras, cariño! ¡Pero tú cuerpo siempre me dirá la verdad! ¡Y los húmedos y calientes líquidos que llenan mi mano, contradicen tus palabras! —respondió el coordinador mientras extraía su mano de la intimidad de May, la cual estaba cubierta por los fluidos íntimos de la chica, antes de mostrarsela.
—Seré paciente, mi querida May... Muy paciente... Ohhh... ¡Y te aseguro que al final serás toda mía! —le susurró el siniestro coordinador al oído mientras alcanzaba el orgasmo y llenaba la ropa de la chica con su semen.
— ¿¡Por qué no terminas con todo esto de una vez, maldito bastardo!? —preguntó una May llena de vergüenza e ira, sintiendo como cada parte de su cuerpo estaba siendo profanado, y odiandose así misma por el hecho de que muy en el fondo lo disfruto.
—Por qué eso le quitaría toda la diversión al juego, cariño —le susurró Harley al oído con una voz suave y calmada, que a May le pareció aún más peligrosa que nunca, antes de bajar su cabeza hacia su cuello.
—Además dentro de muy poco finalmente aceptarás lo que realmente quieres, querida... Y entonces... ¡Serás tu misma la que dará lo que me pertenece por derecho! —le respondió mientras besaba con ternura su cuello y sus hombros.
Por su parte una asustada May trataba de alejarlo de ella, sin embargo en cuanto ella dirigió su mirada hacia el espejo miró asombrada la imagen que este le devolvía: La visión de una hermosa chica que acababa de disfrutar de un placer indescriptible y que anhelaba más, mucho más.
—Ahora vamos a la cama, mi amor. La noche aún es joven y se que aún quieres más —le dijo Harley con aquel tono tranquilo y seductor que tanto la perturbarba, antes de cargarla en sus brazos para llevarla hacia una enorme cama King Size, mientras que May seguía mirando su imagen en el espejo... Una imagen que parecía sonreírle.
Continuará...