El hechicero
Relato que sigue al "el mejor halloween" de rosameler venganza de uno de los chicos deshuevado
Juan Ramón era una de las víctimas del extraño suceso acontecido en el último Halloween, yacía tumbado en su cama acariciando el pellejo de su escroto. Donde antes habían dos grandes pelotas ahora solo había un testículo reconstruido lo justo para que pudiera funcionar.
Tres meses habían pasado y la chica que lo cabalgaba aquella noche todavía le llamaba porque se sentía culpable por lo que había pasado aunque ella era inocente, pero no lo sabía pues la obra de Carmina era mágica y nadie podía explicar lo que había ocurrido.
Juanra siempre colgaba el teléfono pues en realidad quería venganza pues el si le echaba la culpa a ella de lo ocurrido.
Frente al ordenador con los ojos hundidos y el pelo enmarañado terminaba de traducir unos extraños textos que había obtenido en un foro de Internet que prometían venganza y su pronta recuperación.
Dibujo un círculo protector y escribió las runas, recitó las palabras y espero espectante, pero nada ocurrió.
Su frustración fue grande y se hundió en la cama desesperado y maldiciendo su suerte. Entonces ocurrió, escucho un trueno y la habitación se tornó oscura, opresivamente oscura, comenzó a escuchar sonidos guturales que le ponían la piel de gallina. Cuando regreso la luz observó atemorizado al hombre que había en el centro del círculo de ceremonias.
Era alto, fuerte y musculoso, su larga melena negra como la noche caía por sus hombros desnudos, vestía unos simples pantalones de cuero que auguruba una gran polla bajo ellos.
-quien osa interrumpir mi descanso- su voz rugía con estruendo.
El chico se levantó de un salto tragando saliva, se le veía el miedo en los ojos y no pudo sostener la mirada de ojos rojizos del imponente hombre ese.
-yo te comvocado! Debes obedecer-dijo Juanra sacando fuerzas
-porque- la voz del hombre sonaba burlona.
-porque si no mencionaré tu nombre y caerás en el infierno por 1000 años- el hombre sonrió con sarna
-esta bien hechicero tú lo has querido- el joven intento sonar imponente -tu nombre es Gabriel!-
Dijo gritando a todo pulmón
El hechicero Gabriel reia, su risa era burlona y sonaba como si alguien arrastrase las uñas por una pizarra, salió del círculo y con un rápido movimiento agarró al chico del cuello levantándolo en volandas.
-estupifo chico! No tienes poder...- soltó al chico mientras hablaba.
El chico dio de bruces contra el suelo y se incorporó de un salto.
-yo te convocado! No puedes...-
-calla inútil!!- rugió el demonio -has sido tocado por la magia! Una magia poderosa, la magia de Carmina- el hechicero miraba al frente sin hacer caso al chico -cuentame lo que ha pasado y que quieres-
Juanra contó lo ocurrido la noche de Halloween y su teoría de lo que esa zorra que se estaba follando le había hecho, Gabriel escucho divertido y burlón.
-esta bien, recuperarás tu hombria- Gabriel lo miraba pensativo -tendras la polla más grande que puedas imaginar, pero deberás empalar con ella a esa chica que te hizo eso, deberás matarla a pollazos-
El chico asintió sin saber que Gabriel le ocultaba lo que realmente había pasado.
Este pronunció unas palabras y Juanra noto como sus huevos crecían de nuevo en su bolsa escrotal, más grandes que antes y más duros, su polla recuperaba su vigor, antes era grande para la media pero ahora la podía agarrar con sus dos manos le cabía todavía para otra mano.
El sonreía de oreja a oreja mientras el hechicero decidía hacer una visita a su antigua y odiada enemiga Carmina.
- debes completar tu venganza antes del amanecer si no lo perderás todo- dicho esto simplemente desaparecio dejando al chico acariciando su gran falo.
Carmina llegó a su casa con ganas de relajarse usando su bola de cristal, si como toda bruja tenía una y funcionaba, mejor que internet pensó sonriente, no se cuelga no pagas... Todo ventajas.
Cuando llegó a mitad del salón de su casa chasqueó los dedos pronunció una palabra y la ropa que llevaba puesta se convirtió en un cómodo camisón ceñidito que apenas tapaba sus nalgas y oprimia sus tetas formando un bonito escote.
Si alguien la hubiera observado hubiera pensado que iba a chocar con la pared del fondo pero un gesto circular con la mano y otra palabra y una puerta dimensional se abrió frente a ella.
Entró en su habitación mágica confiada donde tenía su bola de cristal y ando hacia ella, fue entonces cuando noto que algo andaba mal, pero ya era tarde.
Noto como su cuerpo se paralizaba justo en el momento que apoyaba sus manos contra la mesa donde reposaba la bola oculta con un pañuelo de seda negro.
Conocía el hechizo que la liberaría, pero quién y cómo había burlado sus defensas mágicas?
Fue a pronunciar las palabras que la liberarían pero de su boca no salió ningún sonido.
De repente noto como unas manos acariciaban sus nalgas e impotente sintió escalofríos cuando escuchó una voz estridente, familiar.
-vaya vaya Carmina, has relajado tus defensas, como una bruja como tú a podido relajarse tanto?-
Su mente corría a toda velocidad, pero sin voz y sin poder gesticular no podía lanzar ningún hechizo.
-ni te esfuerces Carmina, puedo leer tus pensamientos, se que no tengo mucho tiempo pero te debo un favor, como el que tú me hiciste al encerrarme en ese maldito plano hace casi... Doscientos años?-
El hechicero subió el camisón de Carmina e inclino más el cuerpo de ella apoyando su cabeza contra la mesa.
-parece que en Halloween hiciste de las tuyas y enfadaste a muchas personas-
Dicho esto retiro el pañuelo de la bola y una imagen apareció en ella. Lo que vio la horrizo, había una chica tumbada sobre el césped del parque y un muchacho la follaba con una polla enorme, la chica gritaba con cada envestida pues ella sentía como si le golpeasen el coño con el puño cada vez que la penetraba esa gran polla, estaba sufriendo.
-si Carmina esto es culpa tuya, ese muchacho me libero sin querer de tu emcierro-
Noto la gran polla de Gabriel sobre sus nalgas y sintió un horrible calor.
Entonces Gabriel la penetró con fuerza metiendo su gran polla en su coño.
La polla del hechicero ardía como su fuera una antorcha y le quemaba las entrañas. Gabriel apretó con fuerza sus nalgas clavando sus uñas afiladas como garras en la suave carne sacando pequeños hilos de sangre.
Envistio con fuerza su polla entraba y salía como si fuera un ariete intentando derribar la puerta de un castillo. No podía gritar, no podía defenderse y la ira la consumía. Los envites eran cada vez más fuerte y notaba como sus tetas frotaban la mesa con cada golpe mientras era obligada a ver cómo la chica sufría una violación horrible.
Luego saco su gran polla de un tirón y usando la magia Gabriel volteó a carmín dejándola boca arriba sobre la mesa.
Se colocó entre sus piernas y apoyo sus enormes huevos en su coño, noto como estos se empequeñecian entrando en su vagina para luego recuperar su forma dentro de ella, el sonreía ante el placer que esto le produjo.
Luego vio con horror como la polla del malvado hechicero crecía hasta casi rozar sus labios.
Otra palabra mágica salió de la boca de este y ella noto impotente como sus manos agarraban sus tetas y las apretaba contra el glande de este y comenzaba a hacerle una paja con sus tetas.
El reía y gemía emitiendo sonidos imposibles, mientras ella movía sus tetas sobre la polla del mago que movía sus huevos dentro del coño de Carmina. El gozaba mientras ella notaba el su ardor en sus entrañas. Sus manos aceleraron el movimiento de sus tetas y noto como la polla del hechicero palpitaba ante la inminente corrida.
El semen salió a chorros de esa enorme polla, era negro y quemaba como el alquitrán, los chorros caían sobre su cara y cuello y notaba como se le iba quemando la piel mientras el reía y gemía.
No podía gritar, la angustia era total, mágicamente aquella polla recuperó su normalidad y los huevos salieron de su coño.
-vaya mira, tu piel a sufrido alguna quemaduras- dijo él mientras estendia con un dedo el semen demoníaco por su cara
-pero seguro que sabes cómo arreglarlo- su sonrisa mostró sus dientes afilados como pequeñas dagas -pero tu pobre amiga- señaló con la mirada a la bola.
Vio a la muchacha tendida en el suelo, el coño abierto como si acabara de parir y la mirada perdida en un punto en el cielo nocturno. Estaba inerte, no se movía y la mala conciencia de lo que había pasado peso sobre ella.
Mientras Gabriel la levantó y sin mediar palabra subió su rodilla clavandola en su coño con fuerza sobre humana, se hubiera abrazado la entrepierna pero seguía paralizada. Golpeó de nuevo esta vez con el puño cerrado y luego la dejó caer al suelo a plomo, ella vio como los negros pantalones de cuero aparecían mágicamente para cubrir a Gabriel y luego este comenzó a reír con ese sonido estridente mientras desaparecí de la vista de Carmina dejándola tirada en el suelo, ella sabía que pronto podría moverse y hablar pero su pelo ardía como si le hubieran tirado alquitrán.
Quedó imponente en el suelo con lágrimas en los ojos y sus entrañas ardiendo por el tacto infernal de los genitales de Gabriel.
Luego todo fue oscuridad.
Espero que os guste este pequeño relato entremezclado con el de rosa. Habrá venganza?
Gracias por perder vuestro tiempo.
Un saludo.