EL HAREM IV: el sufrimiento de una puta nueva
Relato real, una chica travestí, sumisa y pasiva, a la que su novio le hace vivir un fin de semana inolvidable
Cuando Said empezó a subir las escaleras, Hadifa aviso con la voz “esclavas vuestro amo”, saque enseguida el plug a Esther y me lo coloqué yo. Abrí la puerta y ambas nos pusimos de rodillas. Nos preguntó nuestros nombres y se lo dijimos las dos, dirigiéndose a mí y diciéndome: “tu cerda Tatiana, comienza a lamer el coño a este putón y pónmela cachonda”. Así lo hice, Esther se puso a cuatro en la cama y comencé a lamer su precioso coño, limpiamente depilado y sabroso, oliendo a rosas.
El amo Said, salió del baño, me dio un manotazo en el culo y me dijo “quita cerda ahora va a ver le puta ésta lo que es un pollon”. Empezó a quererla meter, pero Esther no estaba lo suficientemente dilatada para recibir aquel torpedo. Él empujaba fuertemente y empujaba más, y Esther daba alaridos de dolor. Dirigiéndose a mí, cogió la fusta y me dio dos fustazos en mi culito y me dijo “esto es lo que me has dilatado a la burra ésta…dilátala bien he dicho”, volvió a darme otra vez con la fusta en mi espalda.
Con el permiso de mi amo, baje a pedir a Hadifa un plug grueso que ayudara a dilatar a Esther. Por el camino me encontré al joven amo Hadil, que dándome un manotazo en el culo, donde llevaba mi rabito de zorra, me dijo: “Ven zorrona, que voy al wáter, me la sacas y te meo dentro como ha hecho antes Said”, le contesté que por favor me dejara ir que mi amo me había mandado a por un plug y me estaba esperando urgente y enfadado. El joven amo me dejó ir.
Cuando volví, el amo Said, tenía a Esther totalmente desnuda en el baño, solo con sus medias y zapatos puestos, tirada en el suelo, intentando obligarla a que tragara su meada. Ella no podía, intentaba incorporarse y quería ponerse el pollón del amo en su boca para beber sus meos, pero le daba asco y daba arcadas y el amo, cada vez que daba una arcada, la apaleaba fuertemente con la fusta, dándole dos o tres golpes, dejándole la señal.
Esther, intentaba de nuevo y volvía a ser fustigada porque no era capaz. El amo me vio entrar y me dijo “ven aquí tu cerda…demuéstrale a esta guarra…como se traga una esclava la meada de su amo”. Enseguida me agaché, abrí mi boca y poniendo el amo su verga como a tres centímetros, comenzó a mear y yo a tragar su bendito líquido que me sabía estupendamente, hasta que metió su polla en mi boca y escurrió la última gota.
Volvió a fustigar cuatro veces a Esther diciéndole “esto es una puta completa no tu…esclava barata, ponte a cuatro en la cama ya, que te voy a reventar tu culo maricona”. Esther solo con sus zapatos de tacón y sus medias, salió corriendo y obedeció al amo. A mí me indicó que me quitara toda la ropa, menos las medias y los zapatos, cosa que hice al instante. “Métele el plug a esa zorra y dilátala ya, que deseo usarla cuanto antes, metiendo en su coñito mi pollón…”, me dijo el amo, me apresuré a metérselo, no sin alguna complicación. Esther, era muy nueva y aún estaba muy estrecha. La pobre temblaba como una cervatilla, tras la situación anterior.
El amo me ordenó que me pusiera al lado de Esther en la misma postura. Allí nos tuvo a las dos un buen rato, con nuestros coñitos esperando y a cuatro patas sobre la cama. De repente se acercó y comenzó a darnos palmadas en nuestros indefensos culitos y de vez en cuando, nos empujaba los plug que llevábamos puestos cada una, y sentíamos que nos reventaba cada vez que presionaba muy fuertemente, dando ambas quejidos de dolor y gusto a la vez, mientras que él disfrutaba y se reía a carcajadas y nos decía “disfrutáis furcias cuando os llega este chisme a la garganta…pues veréis si vais a disfrutar cuando os meta mi pepino….”.
Así estuvo sodomizándonos un buen rato, hasta que dándome un fuerte manotazo en mi culo, me dijo “quítate el tuyo…vas a ser la primera en caer…”. Respondí con un sumiso “sí mi amo” y procedí a quitarme el plug de rabo de zorra. Cuando adopte de nuevo, mi servil postura de perrita a cuatro patas, el amo comenzó a barrenar mi coño, con aquel enorme cabezón de su polla descomunal. Costo trabajo. Pero entre lo fuerte que empujaba su dura cabeza totalmente circuncidada, yo que intentaba colaborar abriendo mi chocho y haciendo movimientos apropiados, como debe hacer una buena puta que anhela tener dentro aquel tesoro propiedad de su amo, de improviso, note que aquel pollón se abría paso a través de mi agujerito, llenado de un fuerte calor mi vagina, teniendo la sensación de sentir gusto y resquemor.
Empecé a gemir como una gata y se me escapó un chillido de puta de saldo en una de aquellas embestidas, dándome mi amo un fuerte manotazo en el culo diciéndome “calla zorrón y aguanta polla, que vas a ver como la notas pronto casi llegar a tu garganta….puta callejera maricona de mierda”, empezando a hacer entrar y salir con mucha fuerza y rapidez, aquel gran trozo de carne duro como un palo y erecto.
Yo me moría del gusto, al oír aquellas fuertes expresiones que pronunciaba mí amo y al notar que aquella polla con venas anudadas, me estaba proporcionando un gran placer. Mis sollozos y chillidos de perra caliente, se escucharon seguro en toda la casa. Es cuando te das cuenta de lo puta y maricona que eres, cuando tienes una polla enorme y consistente dentro, cuando sientes un vástago febril presionándote en tus entrañas, haciéndote sentirte como una cosa usada por un buen macho, que hace que tu coño arda en sofocante calor y te demuestre que es para lo que sirves, para ser solo la putita de un hombre, para ser un coño duramente follado por un macho alfa.
El amo, cada vez que me daba el empujó a mí, empujaba fuertemente el plug que aún tenía puesto Esther y la pobre chillaba como una ratita. Tras estar follándome durante diez minutos, dijo “ahora a cambiar”. Dirigiéndose a mí, me ordenó que ayudara como mamporrera a taladrar el coño de Esther, la que seguía temblando de miedo por el volumen de polla que iba a recibir.
Le quite el plug y le abrí bien su coño, recostando su cabeza sobre la cama, estando así bien abierta y mostrado su culo totalmente en pompa a disposición de su dueño, le dije al amo “Mi amo creo que puede ser…”. Se vino con su estaca totalmente dura y erecta, ayudando con mis manos a que cogiera el camino adecuado. Esther chillaba de dolor como chilla una cerda cuando es taladrada por su cerdo, al sentir las embestidas de aquel toro empujando para reventar el coño de su esclava.
A los cuatro fuertes empujones, el coñito de la perra cedió y aquel torpedo empezó a taladrar el conejo de su puta, la que comenzó a corrérsele lágrimas de alegría y del dolor por la quemazón, al notar martirizado su coño, por aquel martillo pilón que era el pollón de nuestro amo.
“Te voy a partir en dos tu coño, delicada señorita y te voy a dejar preñada zorra, por lo mal que me lo has hecho pasar…toma, toma,…más fuerte” y apretaba todavía con más fuerza, mientras la pobre esclava daba fuertes alaridos. “Te voy a reventar tu coñazo…puta maricona…., como disfruto follando el chochete de estas dos putas españolas…, jamás pensé que una putita española como vosotras, iba a darme tanto gusto…mmmmm”.
Mientras yo desde el suelo y por debajo intentaba, lamer lo cojones del amo Said, que los notaba que abrazaban por la calentura que desprendían. Más de 20 minutos estuvo dándole envestidas aquel torazo a la pobre Esther, hasta que comenzó a bramar y a derramar leche en el coño de la esclava, la que se retorcía de gusto, gimiendo y gritando. Una vez que notó que había depositado la última gota, sacó aquel vergón y nos ordenó a las dos que lamiéramos su rabo hasta dejarlo limpio. Las dos como dos perras ansiosas, nos lanzamos a limpiar con nuestras lenguas aquel preciado tesoro que tenía el amo Said, dejándolo limpio e impoluto, mientras que nos daba palmadas en nuestros traseros.
Después me ordenó a mí, que lamiera el coñito de Esther y que tratara de sacar la lefa que le había depositado dentro. Así lo hice, comencé a lamer aquel chochete, enrojecido y dolorido, succionando la poca leche que había quedado fuera y los jugos derramados por aquel coño. Riquísimo el manjar. Luego fui introduciendo los dedos en el coño de la esclava y sacando la lefa de mi amo, como así me había indicado, chupándome los dedos y saboreando aquella delicia. Cuando ya no recuperaba más lefa y manteniendo la recuperada en mi boca, el amo Said me hizo, darle un beso a Esther y compartir con ella la leche recogida. Nos dijo el amo “tragarla las dos”, ambas tragamos aquella leche que sabía rica, rica y dirigiéndose a Esther le dijo “ahora no vomitas…perra asquerosa…pon el culo” y le dio cuatro golpes de fusta con mucha fuerza y uno a mi diciendo “toma…. tu por cabrona…arreglaros y poneros guapas y en diez minutos os quiero abajo”. Ambas contestamos “sí mi amo”.
Esther se me abrazó y comenzó a llorar pidiéndome perdón, corriéndosele el poco rímel que le quedaba. La consolé diciéndole: “anda ya, no seas tonta… yo no tengo nada que perdonarte…hemos hecho lo que teníamos que hacer…dar gusto y complacer a nuestro amo…para eso nos tiene, para eso somos sus esclavas…vamos a ponernos guapas como nos ha ordenado, que tenemos que seguir sirviéndoles y atendiéndoles como buenas esclavas…”.
Empezamos a lavar bien nuestros chochitos utilizando la goma de la ducha con mucha presión, a corregir nuestro maquillaje, a pasar el lápiz labial para dar color rojo fuerte a nuestros labios, y poniéndonos en su sitio las medias, los taconazos y yo el sujetador y tanga rojo y Esther, lo mismo pero en verde, tomamos dirección a la planta baja.
En el trayecto Esther me dijo que su amo verdadero Abdel, nunca la utiliza como retrete y nunca le hace beber su orina, por eso no está acostumbra, que tan solo en una ocasión y porque estaba borracho, se meó sobre de ella. Yo le contesté que debería de probar y practicar, porque eso te lo piden mucho ahora los amos y hay que estar acostumbradas.
(continuará)