El harem de Fernando (8)

La sangre no llega al río y a Lorena le estrenan el culito

Miguel estaba en la puerta de la habitación de su hijo, mirando a su mujer acostada en la cama con Fernando, desnuda. La mano de su hijo estaba entre las piernas de su esposa. Ellos dos lo miraban, asustados. Lorena se levantó e intentó hablar, pero Miguel se dirigió hacia ella con mano levantada, listo para golpearla.

Como un rayo, Fernando se levantó y le paró la mano antes de que la tocara.

-Si tocas a mi madre, te mato

Miguel se quedó parado. En los ojos de Fernando vio que hablaba en serio. Miró a Lorena, que lo miraba con ojos de pánico. Entonces Miguel se dio cuenta de lo que estuvo a punto de hacer y se horrorizó de sí mismo. Jamás hubiese pegado a su esposa. A pesar de lo que había visto.

-¿Cómo habéis podido hacer esto?

-Miguel...yo....

-¿Qué te esperabas, papá? Te casaste con una mujer maravillosa a la que has abandonado. Necesitaba cariño, que tú no le dabas. Y yo se lo doy.

-Pero es tu madre, por el amor de dios.

-Y es mujer. En vez de irse con alguno, encontró en casa el amor que tú no le das.

Miguel no podía seguir allí y se marchó a su cuarto. Fernando abrazó a su madre.

-No te preocupes mamá. Todo se arreglará.

Lorena tenía ganas de llorar. Había hecho daño a su marido. Se vistió.

-Voy a hablar con él, Fernando.

-Voy contigo.

-No, no pasa nada.

Cuando salía por la puerta, entraba Marta.

-¿Qué pasa mami?

No le contestó. Se fue a su cuarto. Marta le preguntó a Fernando que había pasado y él se lo contó todo. Se quedó horrorizada.

Lorena entró en su habitación. Miguel estaba sentado en la cama, con las cabeza entre las manos.

-¿Podemos hablar?

-¿Hablar? No hay nada de qué hablar.

-Sí que lo hay, Miguel

-Te has acostado con tu hijo. ¿Cómo has podido?

-Mira, Miguel. Yo...te quiero

-Ja

-Cállate de una vez y escucha.

Miguel se sorprendió. Ella nunca la había hablado así.

-Te quiero, siempre te he querido, pero últimamente me he sentido muy sola. No me demuestras cariño. No hablamos como antes. Cuando me acerco a ti me rechazas. Su busco una caricia tuya me dices que tienes calor, como la otra noche. ¿Cuñando fue la última vez que hicimos el amor? No me acuerdo. Yo necesitaba sentirme amada, querida. Y Fernando me ha dado eso. Sí, es mi hijo, pero ha dado lo que tú ya me das. Y lo necesito. Necesito sentir amor en mi vida. Amor y... placer.

Él la miró. Iba a decir algo.

-Miguel..¿Me sigues queriendo?

Se miraron a los ojos

-Sí.

-¿Y entonces por que no me lo dices? ¿Por qué me rechazas? Sólo quería que las cosas fueran como antes. Reíamos juntos.

-No lo sé, Lorena. No lo sé. Hace tiempo que me siento mal. No sé si por el trabajo o porqué. Claro que te quiero, pero no he sabido demostrártelo, como antes.

Ella se sentó a su lado. Le cogió las manos. Los dos se miraron. En los ojos de Lorena había lágrimas que cayeron por sus mejillas. Los ojos de Miguel también estaban llorosos.

-Lo siento, Lorena. Todo ha sido por culpa mía.

-La culpa no es toda tuya. Yo debería haberte hablado antes. Lo siento

Él le secó las lágrimas.

-No llores mi amor. Todo se arreglará. Te prometo que cambiaré. Todo será como antes.

La besó en los labios. Lorena cerró los ojos. Llevaba mucho tiempo deseando un beso como ese, que la hizo estremecer. Le devolvió el beso y lo abrazó.

-Te he echado de menos, Miguel...acaríciame...hazme el amor.

Cayeron en la cama, abrazados y besándose. Miguel llevó sus manos a las tetas de se esposa ya las acarició, notando los pezones duros bajo el ligero camisón. Ahora la que tenía más experiencia era ella. La que sabía lo que quería era ella. Cogió una de las manos de Miguel y la llevó a su coñito, sin bragas bajo el camisón.

-Acaríciame aquí

Torpemente, Miguel acarició el coñito de su esposa. Estaba muy mojada. Ella lo guió y le mostró como acariciarla. Guió sus dedos a los largo de su rajita. Le mostró como acariciar su clítoris. Miguel siguió sus instrucciones y Lorena empezó a gemir. Estaba sintiendo mucho placer. Por primera vez en su vida, su marido la masturbaba. Cada vez lo fue haciendo mejor, y el placer de ella fue en aumento, hasta que se corrió entre los dedos de su esposo, llenándoselos de flujo.

-Ummmm Miguel...que rico mi amor...cuando deseaba este placer contigo.

-¿Lo he hecho bien?

-De maravilla. Miguel....yo ya no soy la mujer que era antes. Ahora lo deseo todo del sexo. Y quiero que tú también lo desees.

-¿Qué quieres decir?

-Nunca me pediste nada. Nunca me pediste, por ejemplo, que te la chupara.

-Es que.. Creí que me dirías que no, que era sucio.

-Fernando me ha enseñado que no hay nada sucio si se hace con amor y con cariño. Quiero que a partir de ahora me pidas lo que desees. Yo haré lo mismo.

Lorena llevó su mano a la entrepierna de Miguel. La polla estaba dura. La acarició sobre el pantalón de pijama y luego la sacó fuera, empezando a masturbarla. No era como la de Fernando, pero era la polla de su marido.

-Ahora lo que deseo es chuparte la polla. ¿Quieres que tu esposa te haga una buena mamada?

Sí que había cambiado su esposa. Ahora era más directa, más...caliente. Le gustaba la nueva Lorena. Quizás, después de todo, lo de Fernando no había sido tan malo.

-Sí, Lorena...chúpame la polla.

Se agachó y se la metió en la boca, comenzando una lenta mamada que hizo gemir a Miguel. Jamás se imaginó que Lorena le hiciese cosas como esa. Aunque lo deseaba, jamás se atrevió a pedirlo por temor a ser rechazado. Que tonto había sido. Se tumbó en la cama y miró como Lorena metía y sacaba su polla de la boca.

-Agggg que rico...he sido un estúpido todos estos años - le dijo, acariciando su cabeza que subía y bajaba la lo largo de su polla.

-¿Te gusta mi amo?

-Me encanta....pero ...agggg para o me harás correr.

-Te dije que te iba a hacer una buena mamada, y una buena mamada no está completa sin una buena corrida en la boca.

-Agggggg Lorena....

-Y además me voy a tragar toda tu leche

Volvió a meterse la polla en la boca y continuó la mamada. Miguel no se lo podía creer. Su esposa no sólo le estaba chupando la polla sino que quería que se corriese en su boca y bebérselo todo. No puedo resistir tanta excitación y estalló, lanzando sus chorros espesos y calientes en la boca de Lorena. Con el cuerpo tenso por el placer oía el sonido de la garganta de ella al tragar su semen. Fue el mayor orgasmo de su vida., y Lorena no dejó escapar ni una gota.

Después siguió chupando mas suave, lamiendo. Lo miró a los ojos

-¿Te ha gustado?

-Uf, no había sentido tanto placer en mi vida...

-Ahora tú.

¿Yo qué?

-Que me hagas correr con tu boca.

-¿Quieres decir..?

-Sí, que me comas el coñito.

-Nunca lo he hecho.

-Para todo hay una primera vez.

Se tumbó de espaldas y abrió sus piernas, mostrando a su marido su negro y mojado coñito. Se lo abrió con los dedos.

-Mira que mojadito está. Acuéstate entre mis piernas, y acerca tu boca.

Cuando estaba a escasos centímetros de aquel negro coño, hasta Miguel llegó su fuerte olor. Era un olor que sorprendentemente le encantó. Ella aún lo tenía abierto, así que el clítoris era claramente visible. No hizo falta que Lorena le dijese nada. Acercó la lengua y lo lamió. El sabor también le gustó. Pero que tonto había sido, se dijo otra vez.

-Agggggggggg, así mi amor..despacito.

En el cuarto de Fernando, Marta y él estaban asustados. No oían nada. Se temían lo peor.

-¿No la habrá matado, no?

-Pero no seas bruta, coño.

-Yo no puedo más. Voy a ver que pasa.

-No vayas...

No le hizo caso. Fernando esperó por si oía algo, pero nada. Al poco regresó Marta. Venía con la boca abierta.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?

-¿Qué qué pasa? Pues que papá le está comiendo el coño a mamá.

-¿Queeeeeeeeeeeeeeeeee?

-Pues eso. Nosotros aquí preocupados por si la había matado y esos dos follando.

-Jajajajaja.

-Y te ríes, encima.

-Mujer, es que estaba acojonado. Pero parece que todo va bien!

-Jajajaja, parece que sí, que muy bien. Si hasta me he puesto cachonda y todo, mirándolos

-¿Sí?

-Como una moto.

-Ven aquí...

-No podemos follar.

-¿Por qué no?

-Le prometí a Sonia que la próxima vez ella estaría presente.

-¿Y entonces?

-Entonces me voy a comer mi primera polla.

Miguel lamía los labios del coñito de su mujer. Los recorría con la lengua. Cada vez que llegaba cerca del clítoris Lorena gemía, así que enseguida Miguel comprendió que se debía concentrar allí, pero sin descuidar el resto. Con la punta de la lengua dio suaves golpecitos a la dura protuberancia, haciendo que su mujer se arquease en la cama. Ella puso sus manos en la cabeza de él y lo apretó contra ella.

-Aggggg mi amor....que rápido aprendes...

Él intentó decir algo, pero Lorena no lo entendió. Ya se sabe que no se puede hablar con la boca llena. Y la tenía llena de su coñito. Notó que el placer empezaba a subir, a subir...Sabía que se iba a correr. Algo que jamás pensó que pudiese pasar iba a ocurrir. Su marido, su esposo, la iba a hacer correr con su boca.

-Me...voy...a ...correr....agggg

Miguel se dedicó entonces por completo a la pepitilla, dando vueltas a su alrededor con la lengua. El cuerpo de Lorena se fue tensando, tensado, hasta quedar rígido. Estaba en la cúspide del orgasmo. Los ojos cerrados. El aire no entraba en sus pulmones. Sólo sentía. La boca de Miguel recibió los jugos que ella soltó. Se mojó la cara con ellos. Varios espasmos sacudieron el cuerpo de Lorena antes de quedar sobre la cama, agitada. Miguel siguió lamiendo y ella lo apartó.

-Espera...mi ...amor...ahora...está muy ...sensible....ummmmm...que placer me has dado

-¿Lo he hecho bien?

-De maravilla. Ven aquí.

Se besaron con amor.

-Ahora todo irá bien, verdad? - preguntó Lorena

-Sí. Ahora todo irá bien. Ya te he prometido que cambiaría. Trataré de ser el hombre que siempre debí ser.

-Te quiero.

-Te quiero.

-Ya no....lo haré más con Fernando.

-Bueno....si quieres.....puedes..seguir.

-¿No te importa?

-Es extraño, pero no. Antes, cuando casi...te golpeé, vi en sus ojos que iba en serio. Me habría hecho daño si llego a tocarte. Ahora me siento orgulloso de que defienda a su madre así. Gracias a él tenemos una segunda oportunidad

-A parte de un buen hijo, es un estupendo..amante. Lo deseo mucho. Pero ahora te deseo a ti. ¿Le haces el amor a tu esposa?

-Uf, espero poder...Ya no soy un chaval.

-No hay prisas.

Y sin prisas hicieron el amor. Como nunca lo habían hecho. Sin dejar de besarse, de acariciarse. Sintiéndose el uno al otro. Miguel muchas veces paraba sus movimientos. Se quedaba quieto, dentro de ella y la miraban a los ojos. Lorena le acariciaba el cabello, y cuando él volvía a moverse, ella cerraba los ojos, llena de placer, sintiéndolo dentro de ella,  sintiendo sus cálidos besos. Porque ahora los sentía así, cálidos, con amor. Ella se sentía nuevamente querida, amada por su marido. Le besaba la frente, los labios, el cuello, la orejita. Nunca había sido tan cariñoso con ella. Y todo se lo debían a su hijo, su querido hijo.

Lorena se aproximaba a un nuevo orgasmo.

-Ummmm mi amor....me voy a correr...córrete conmigo...

Miguel aceleró la penetración, intentando hacer coincidir los orgasmos de ambos. Cuando sintió las contracciones de la vagina de Lorena, explotó, vaciando su caliente semen en el fondo de ella.

-Ummm, sí mi amor...te siento en miiii

Quedó rendido sobre ella. Cuando recuperó el resuello, le dijo

-No está más para un madurito eh?

-Ummm, nada mal, mi amor, nada mal.

Al poco tiempo, dormían, abrazados.

Por la mañana, antes de irse a trabajar, Miguel fue al cuarto de Fernando. Tocó la puerta y entró. Fernando se desperezó.

-Fernando, hijo. He venido a ....pedirte perdón.

-¿Perdón? ¿Por qué, papá?

-Por lo de anoche. Si no es por ti, no sé que hubiese pasado. Hubiese golpeado a tu madre y...jamás me lo hubiese perdonado.

-Bueno, lo que...viste..ya sabes. Hubiese sacado de sus casillas a cualquiera. No pasa nada, papá.

-No existe ninguna excusa para golpear a otra persona, y menos a la persona a quien amas.

-Bueno, no llegó a pasar nada.

-Y también te tengo que dar las gracias, hijo. Tu madre y yo llevábamos mucho tiempo distanciados y debido a lo que ha pasado creo que ahora las cosas van a ir bien. Nuestra vida sexual nunca fue una maravilla. Pero anoche fue estupenda

-Bueno...yo. Me alegro de que hayáis arreglado lo vuestro.

-Y yo. Bueno, me voy a trabajar. Hasta luego.

-Hasta luego, papá.

Antes de cerrar la puerta, Miguel le dijo.

-Cuando se levante tu madre, échale un buen polvo. - y se marchó.

Si Fernando no hubiese tenido la mandíbula pegada al maxilar se le hubiese caído al suelo. Su padre no sólo no estaba enfadado por haberse acostado con su madre, sino que lo animaba a volver a hacerlo. ¿Quién era él para contradecir a su padre? Se levantó en pelotas, como estaba y se fue a buscar a su madre. El casquete de la noche había sido interrumpido. Ahora lo acabaría.

Lorena aún dormía. Estaba preciosa, con la cara relajada. Descansaba sobre las sábanas, desnuda. Fernando se acercó sin hacer ruido y con cuidado de no despertarla, se arrodilló a su lado. Acercó su dura polla a su linda cara y empezó a acariciarla con ella. Le gustaba mucho pasar su polla por la carita de su madre, que al sentir las caricias comenzó a despertar. Abrió los ojos, pero aún semidormida no sabía lo que pasaba. Entonces se dio cuenta. Su amado hijo le estaba pasando su preciosa polla por la cara. Sonrió. Abrió la boca para decir algo pero no pudo, porque Fernando se la metió en ella.

Entonces hizo lo único que podía hacer, empezó a chupársela. Aún medio adormilada empezó a lamerla, a pasarle la lengua por la suave cabecita.

-Buenos días, mami

-Ummm, Ummmmm

-Papá me ha dicho que te eche un buen polvo.

Lorena se despertó de golpe. Se sacó la polla de la boca.

-¿Eso te ha dicho?

-Sip.

-Siempre te hemos enseñado a hacer caso de tus padres

Se volvió a meter la polla en la boca mientras Fernando llevaba su mano a su coñito y empezaba a acariciarla. Aún no estaba mojado del todo, pero en pocos segundos ya era un lago. Lorena gemía con la boca llena de polla, sintiendo los dedos de su hijo pasar al lo largo de su rajita, meterse en su coñito, acariciar suavemente su clítoris.

Fernando sacó su estaca de su boca y acercó sus bolas. Lorena las acarició con su lengua. Se metió una en la boca, con delicadeza. Seguro que estaban bien cargaditas de rica leche. Con una mano acariciaba la polla. Pero Lorena ahora deseaba sentirse llena. Que esa polla preciosa llenara su coño de carne dura.

Se dio la vuelta, poniéndose a 4 patas sobre la cama, con las rodillas cerca del borde de la cama. Fernando, de pie, se colocó detrás. Cogió su polla y le dio golpecitos en las nalgas con ella. Su madre agachó su pecho, pegándolo a la cama, dejando así su coño bien ofrecido. Fernando veía claramente la rajita, desde el lindo ojete hasta la mojada entrada de la vagina, a donde dirigió la polla. No hizo falta que empujara. Lorena se echó hacia él y se clavó todo la polla.

-Agggggggggggg como me gusta tu polla, mi vida. Fóllate a mami como te ha pedido papá

Agarró sus caderas y empezó a meter y sacar su polla. La penetración hacía ruiditos debido a lo mojada que ella estaba. Lorena llevó una de sus manos a su coñito y se acarició el clítoris, sintiendo un doble placer. Doble placer que se transformó en triple cuando Fernando metió un dedo en su culito.

Ummmm, que rico...¿Te gusta el culito de mami?

-Es precioso.

-Me lo quieres follar, verdad?

-Me encantaría. Pero no quiero hacerte daño. Quizás si te pongo cremita como a María

-Vale...en el baño hay crema hidratante.

Cuando volvía del baño con la crema en las manos, Marta salía de su cuarto. Veía a su hermano, desnudo, con la polla tiesa y un bote de crema en la mano.

-¿No irás a...?

-Voy a follarle el culito a mamá

-¿Pero estás loco? Se lo vas a romper. Además, ¿No tuviste ya un buen susto anoche con papá?

-Es él el que me ha pedido esta mañana que me folle a mami

-¿QUEEEEEEEEEE? ¿Papá te ha pedido que le folles el culo a mamá?

-Jejeje, bueno, el culo, culo, no lo nombró. Pero sí que dijo que le echara un buen polvo.

-Pues yo no me lo pierdo.

Los dos entraron en la habitación. Lorena seguía a 4 patas en la cama y acariciándose el coñito.

-Hola Marta. Me van a follar el culito.

-¿Estás segura, mami?

-Sí, muy segura. Haz los honores, Marta.

-¿Eh?

-Que le pongas cremita a la polla de tu hermano y mi culete.

-Ah, vale

Fernando le dio la crema a Marta, que le echó directamente un buen chorro sobre la polla.

-Ay, coño, que está fría

-Jajajaja, quejica.

Le cogió la polla y con la mano espació la crema. A Fernando le encantó la cálida mano de su hermana, que repartía la crema por toda su polla. Luego Marta fue echar otro poco en el ojete de su madre, pero se acordó del respingo de Fernando por lo fría que estaba, así que se le echó en la mano y se las frotó, calentándola. Luego acercó sus dedos al culito y empezó a lubricar la zona. Lorena gemía.

-Ummmm que rico..ahora mete los dedos, sin miedo.

Marta lo hizo lentamente. Metió dos dedos hasta el fondo. Empezó a moverlos en círculos a la vez que los metía y sacaba. Lorena sentía un suave placer. Fernando miraba excitado como Marta le follaba a su madre el culito con dos dedos. Al poco tiempo los dedos entraban y salían con facilidad.

-Creo que ya estás lista, mami.

-Pues venga, que me la meta ya.

Marta guió la cabezota de la polla hasta el ojete de su madre. Fernando empezó a empujar. Gracias a la crema, la cabeza de la polla superó la resistencia del esfínter, entrando en el culito

-Mami! Te la ha metido. Que pasada

-¿Te duele mami? ¿Sigo?

-Sí...sigue...la quiero toda...dentro...

Marta miró asombrada como poco a poco la polla de su hermano fue desapareciendo dentro de su madre, hasta que la tuvo toda dentro.

-Agggggggg Fernando....¿No te da vergüenza darle por el culo a tu madre?

-Ummm..no..me encanta. Que culito más apretadito tienes.

Marta había metido su mano por dentro de su pijama y se acariciaba el coño mientras observaba como la polla de Fernando empezaba a entrar y salir de su madre, al principio despacito, pero cada vez un poco más rápido.

-Aggggggg como...te ...siento....

-¿Quieres que te folle a ti también el culito, Marta?

-Ni loca!

-No seas...tonta...hija...te va a encantar...ahhhh

-Que no. Que lo tengo mu' delicado! jajaja

-Como quieras..........agggggg Fernando..más...rápido.

Agarró sus caderas y se le folló con más fuerza, haciéndola estallar en un fuerte orgasmo, que estrujó aún mas su polla. El grito de placer de su madre también hizo correr a Marta, llenando su mano de sus propios jugos.

Lorena cayó hacia adelante, vencida por el placer. Pero esta vez Fernando estaba preparado, y la siguió, impidiendo que su polla abandonara su cálido culito. Lorena lo dejó un poco levantado. Aquella polla no dejaba de penetrarla. Durante otros 5 interminables minutos la estuvo follando, cambiando el ritmo. A veces iba despacito y otras rápido. Él notó que se acercaba a punto sin retorno.

-Agggg, mami...me voy a correr

-Dame la toda, mi amor...Llénale el culito a mami de tu leche caliento.

El primer chorro fue muy fuerte. Lorena lo sintió estallar dentro de ella. Caliente. Seguido por más. Cada chorro iba acompañado de la contracción de la polla, y luego de la contracción de su culito, atravesado por un nuevo orgasmo

Fernando quedó roto sobre la espalda de su madre. La respiración de los dos era agitada. Besó su mejilla.

-Que gusto, mami.

-Ummmm, me ha encantado, mi amor.

La polla fue perdiendo dureza hasta salirse.

-Ha sido súper morboso verte follarle el culo a mami.

-Tú también tienes un culo precioso, Marta - le dijo Fernando.

-Que no, pesado. Ese monstruito tuyo no entrará por mi puerta trasera.

-Umm, ya veremos

-Oye, este medio día podrías comer conmigo y con Sonia en su casa.

-¿Comer o comeros? - preguntó Lorena

-Ummm, bueno, las dos cosas! jajajaja

-Vale

-Estupendo. Te esperamos a las dos. Chao!

-Bueno, mami, yo también me voy, que llego tarde a clase.

Lorena se quedó un rato en la cama, pensando en el gran cambio que había dado su vida. No sólo estaba ahora llena de placer, sino que había recuperado a su marido. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Lágrimas de Felicidad. Después de duchó.

Marta llamó a Sonia desde el trabajo y le dijo que al medio día iría Fernando a comer con ellas. El chochete de Sonia se hizo agua.

Lorena se dedicó durante la mañana a preparar una estupenda comida para su marido. Iban a estar los dos solos. Cuando el llegó, ella estaba en la cocina, terminando de preparar las cosas. Se acercó a ella y la abrazó por detrás, pegando su cuerpo al de ella.

-¿Y los chicos?

-Hoy comen con Sonia, la amiga de Marta. Estamos solos.

-¿Hizo Fernando lo que le pedí?

-Ummm, ya lo creo - contestó Lorena restregando su culete contre el paquete de su marido.

CONTINUARÁ.