El harem de Fernando (6)

Entra el cuarto miembro al harem, Marta.

Sonia supo que había ganado. Ya Marta no decía que no a la posibilidad de estar con un hombre, con su hermano. Hasta ahora siempre se había negado. Ese cambio seguramente se debía al hecho de que su madre y él fueran amantes. Quizás curiosidad o quizás por ese beso que su madre le dio.

-Sonia, hay más.

-¿Más? Cuenta, cuenta.

-¿Conoces a María, la amiga de mi madre?

-Umm, creo que sí, que la he visto un par de veces.

-Pues se acuesta con mi madre.

-Coño, coño, coño, cooooooño! Entonces el beso que te dio tu madre no fue casualidad....Ummmmmm

-¿Ummmmm qué?

-Que te madre también está buena.

-¿No pensarás acostarte con ella, no?

-Nunca he estado con una madurita.

-Eres una cochina, Sonia.

-Uf, y un trío con ella y contigo.....me estoy poniendo cachonda sólo de pensarlo.

-Claro! ¿Y por qué no un cuarteto con Fernando también?

-Mejor!!!! Y si invitamos a esa María, un quinteto.

-Jajajaja. Como eres Sonia. Sólo nos falta una persona y montamos un equipo de futbol sala.

-Las cachondas futbol club!

Las dos rieron con ganas.

-Bueno, cuéntame que tal con mi hermano.

-Cómo te dije, nunca lo había pasado tan bien con un hombre. Tienes que ver el peazo polla que tiene.

-Coño, para mi estreno podrías haber buscado uno normalito, no?

-Nah!! Hay que empezar a lo grande.

-¿Y qué te hizo?

-Me folló.

-Joder, eso ya me lo imagino, Sonia. Me refiero a que me des detalles.

Sonia la miró a los ojos.

-¿Me comerás el coñito mientras te lo cuento? Estoy cachonda.

-Yo también.

-Después te lo como yo a ti.

-Vale.

Sonia se quitó las bragas y abrió sus piernas, dejando su precioso coñito al alcance de la boca de Marta, que se arrodilló entre sus piernas.

-Sí que estas mojada, mi amor...Cuéntame.

-Cuando lo traía para casa en el coche...agggggggggggg

Con el primer lengüetazo de Marta se estremeció de la cabeza a los pies. No sabría si podría hablar a la vez que Marta le daba placer.

-Nos besamos..ummmm y me acarició. Era tan dulce...aggggg Luego en casa nos vinimos corriendo al cuarto. Me quitó la blusa y....Aggggg Marta, que rico...sigue.

-Sigue tú.

-Me dijo que le gustaban mis tetas cuando me quitó el sujetador. Menos..aggggg ..mal que era de los fáciles de quitar...Los pantalones me lo quité yo. Después se desnudó él y...aummmmm...pude verle esa enorme polla que tiene.

-¿Es muy grande?

-Bueno, tampoco es un bate de beisbol. Agggggggggggggg Pero...está...por encima de la media...

Marta comenzó a follarle el coñito con dos dedos a la vez que le chupaba el clítoris. Eso a Sonia la volvía loca. Empezó a mover las caderas y a gemir más fuerte.

-Yo ..no podía...aggg...más...así que le pedí ...que me follara...Agggggg cuando me la metió casi me corro, Marta...de hecho me corrí enseguida. Creo que tuve cinco orgasmos antes de que él se corriera. Ummmmm

-¿Se corrió dentro?

-Aggggg, no no, claro que no. Cuando se fue a correr la sacó.....Nunca había visto tanto semen, Marta. Me dejó toda pringosa desde las tetas al coño.

-¿No te dio asco?

-¿Asco? ¿Te da asco cuándo me corro en tu boca?

-No.

-Pues eso. No me dio asco. Me encantó que se corriera sobre mí. Lo hubiese preferido dentro, pero no pudo ser...O en la....aggggggggggg boca, o en mi carita...

Sonia no pudo más y se corrió en la cara y en la boca de Marta, que se bebió todos los jugos de su amada, con gusto.

-Ummm Martita...que rico...Ahora te toca a ti.

-Si. Estoy hirviendo.

Mientras Sonia le comía ahora el coñito a Marta, ésta pensaba en que sentiría si esa enorme polla que decía Sonia entraba en ella. Nunca se había sentido atraída por los hombres, pero ahora, con su hermano, era distinto. Había un morbo especial. No era sólo un hombre. Era su hermano pequeño. Se corrió pensando en su hermanito.

Mientras esto ocurría, Lorena esperaba a Fernando. Estaba desnuda en la cama de él. Se acariciaba suavemente, manteniéndose en la cima de la excitación. En esos momentos, su querido hijo de dirigía a casa a comérsela toda. Lo que vería al entrar en la habitación sería a ella bien abierta de piernas y con su peludo coñito a la espera.

No pudo esperar. Se empezó a tocar. Pasó sus dedos por su mojado coño, gimiendo de placer. Empezó a recordar en cómo había pasado todo.  En como oyó a Fernando follarse a María por teléfono. En lo que sintió cuando se la folló a ella por primera vez. En como le gustaba que la llenara con ese abundante leche caliente. Y en lo que le gustó tragársela cuando se la chupó.

También pensó en María. Le había encantado hacer el amor con ella, comerle el coño, que se lo comiera. Y finalmente pensó en Marta. En el beso que le dio. En como la miró, sin rechazarla. Le hubiese gustado volver a besarla, acariciarla..hacer el amor con su niñita querida.

Estaba a punto de correrse cuando oyó la puerta. Al fin había llegado Fernando. La imagen de su madre acostada en su cama, desnuda y abierta de piuranas le pareció hermosa. No se dijeron ni una palabra. Fernando directamente se acostó entre sus piernas y empezó a lamer.

Aquel lengüetazo Lorena no lo pudo soportar. Había sido demasiada excitación esperándolo, pensando, tocándose. Se corrió sin remedio. Se arqueó sobre la cama, pegando su coño contra la boca de su hijo, que le metió lengua todo lo que pudo en la vagina. Su nariz frotaba el clítoris, aumentando el placer del orgasmo.

Cuando se quedó relajada, Fernando besó sus muslos antes de tumbarse a su lado, abrazarla y besarla con amor.

-Te has corrido en seguida.

-Ummmm, es que estaba muy excitada, mi amor..Ya no podía más....Sabes a coño.

-Sip, el tuyo y el de María.

-¿Quiere mi niño que mami le haga algo? Una buena mamada, por ejemplo.

-Uf mami...Hoy ya no puedo más. Entre tú y María me habéis dejado sequito.

No le contó lo de Sonia.

-Bueno, pues recupera fuerzas para mañana. Te debo una.

Estuvieron acostados y abrazados hasta poco antes de que llegara el marido de Lorena. Durante la cena había miraditas a tres. Fernando miraba a su madre y amante. Y miraba a su hermana. Ahora se fijaba en ella como mujer. Como una preciosa mujer. Marta lo miraba a él. Lorena miraba también a Marta.

Fernando de verdad estaba agotado. Así que se fue a dormir temprano. Necesitaba el sueño reparador. Más tarde se despidió Marta. Antes de irse, le dio un beso de buenas noches a su madre. La besó en los labios, lo que hizo que el corazón de Lorena empezara a latir con fuerza. Antes de salir del salón, las miradas de las dos mujeres se encontraron.

Después, en la cama, con los ronquidos del 'bendito' de su marido, Lorena no lograba conciliar el sueño. Pero no era por los ronquidos. Era por Marta. La había besado. Tenía que verla. Tenía que volver a besarla. Se levantó sin hacer ruido, y como hiciera la noche en que Marta la descubrió, salió de la habitación. Pero esta vez no se dirigía a ver a Fernando. Ahora iba a ver a su hija. Tocó la puerta.

-Pasa

Lorena entró, cerrando la puerta tras de sí. La habitación estaba iluminada tan sólo por la luz de la mesilla de noche. Marta estaba en la cama.

-Ya creí que no vendrías.

-¿Me esperabas?

-Sí.

Marta apartó la sábana para que Lorena pudiese entrar en la cama.

-Ven mami.

Lorena se acostó a su lado y Marta la tapó. Las dos mujeres se miraban a los ojos. Lentamente, sus caras se acercaron la una a la otra hasta que sus labios se encontraron. Con los ojos cerrados se besaron con dulzura. Las dos temblaban ligeramente. Se acercaron más la una a la otra, haciendo que sus pechos se aplastaron el uno con el otro.

Marta acarició el rostro de su madre. Casi al mismo tiempo cada una llevó una mano a los pechos de la otra, empezando a acariciarlos. Los cuatro pezones estaban duros, y los dos coñitos mojaditos y deseosos de caricias. Caricias que no tardaron en llegar.

Con la bocas unidas en un beso, abiertas, y las lenguas lamiéndose entre sí, cada una recorrió con sus dedos la rajita de la otra. Gemían de placer boca contra boca. Se acariciaban con amor y sobre todo, se miraban. Tenían sus ojos fijos la una en  la otra. En ellos se reflejaba el gran placer que se estaban dando.

-Mami, desde que me diste ese beso no he dejado de pensar en ti.

-Y yo en ti. Pensaba en besarte, en acariciarte... en amarte.

Entre besos y caricias madre e hija alcanzaron un suave orgasmo. Los gemidos se ahogaron en sus bocas. Después, abrazadas, descansaron un poco.

-Te quiero, Marta.

-Y yo a ti, mami.

-Al final me he acostado con mis dos hijos.

-De eso quería hablarte.

-Dime mi vida.

-Ya sabes que nunca he estado con un hombre.

-Sí.

-¿Qué te parecería que lo hiciera con...Fernando?

-Ummmm me parece perfecto. El te tratará con mucho cariño.

-¿Es verdad que la tiene grande?

-Bueno, no la tiene pequeña. no. ¿Y tú como lo sabes?

-Me lo dijo Sonia. Se acostó con él esta mañana. Le tenía ganas desde hace tiempo.

-Vaya vaya. No me dijo nada el muy pillo. Entonces hoy se ha acostado con tres mujeres.

-¿Tres?

-Sí. Conmigo por la mañana, con Sonia y con María. Con razón estaba tan cansado, el pobre.

-Coño, el muy cabrito se está montando su propio harem

-jajajaja. Espero que resista. Le daremos vitaminas. Y...cuando lo harás?

-Mañana libro por la mañana.

-Te va a gustar mucho.

-Eso espero

-Estoy segura...Marta...

-¿Sí?

-¿Le comes el coñito a mami?

-Ummmm...¿Mami, le comes el coñito a tu hija?

El último orgasmo de la noche fue una gran orgasmo compartido por las dos mujeres tras un largo y placentero 69. Se despidieron con un gran beso.

Marta estaba nerviosa. En poco tiempo sabría si lo que decían Sonia y su madre del sexo con hombres era cierto.

Por la mañana, Fernando se levantó fresco como una rosa. Y con la polla dura, como siempre. Esperó a que Marta y su padre se fueran. Sabía que entonces su madre vendría a buscarlo y echarían un buen polvete. Se sorprendió cuando la que entró fue su hermana y no su madre. Venía con camisón y estaba preciosa.

-Buenos días, hermanito.

-Buenos días, Marta.

-¿No te da vergüenza?

-¿El qué?

-El haberte follado a mi novia.

Fernando se puso serio

-No lo sabía..Lo siento.

-Jajaja tonto. Que cara has puesto. No me importa, de verdad

-Coño, que susto.

Marta se sentó a su lado en la cama. Se notaba un gran bulto bajo la sábana. Lo miró de reojo.

-Me dijo Sonia que le diste mucho placer. ¿Yo te gusto? Como mujer, digo.

-Eres preciosa, Marta.

-¿Te acostarías conmigo si no fuese tu hermana?

-Me acostaría contigo aunque lo seas.

-¿Me la enseñas?

Fernando se quitó la sábana que lo cubría. Estaba desnudo. Sobre su barriga estaba su polla, dura como una roca. Marta la miró.

-Sí que es grande..

-La puedes tocar, si quieres.

Marta alargó la mano. Tocó la polla. Era caliente y suave. Y palpitaba. Le gustó tocarla.

-Cógela.

La agarró con la mano. La apretó un poco.

-Es la primera polla que toco.

-¿Te gusta?

-Sí. Es dura y suave al mismo tiempo. La siento latir en mi mano.

Marta empezó a masturbarlo. Su manita subía y bajaba a los largo que la polla de su hermano. Se sintió húmeda entre las piernas. Se estaba excitando con un hombre

El placer que su hermana le daba con la suave paja que le estaba haciendo lo hizo gemir,

-Ummmmm

-¿te gusta?

-Mucho...me gusta sentir tu mano en mi polla.

-¿Si sigo así te correrás?

-Agggg, sí.

-Quiero ver cómo te corres.

Empezó a mover la mano más deprisa. Los gemidos de Fernando aumentaron.

-¿Te gusta que tu hermanita mayor te haga una paja?

-Agggggg mucho..me gusta mucho.

Durante los siguientes minutos Marta alterno con sus ojos entre la polla y los ojos de Fernando. La cabeza de la polla se empezó a mojar del transparente líquido preseminal. Fernando notó que los pezones de su hermana se marcaban contra su camisón.

-¿Estás...ahhhhh excitada?

-Mucho.

-Quítate el camisón. Déjame verte.

El cuerpo de Marta era precioso. Era como el de su madre, pero más joven, más prieto.

-Eres preciosa Marta...ummmm, no voy a aguantar mucho.

La polla se empezó a contraer en su mano. Notó que el cuerpo de su hermano también se empezaba a contraer. Estaba a punto de correrse. Iba a hacer correr a su hermano con su manita. Su coñito era un lago.

Lo siguiente que pasó lo recordaría toda su vida. Fue como a cámara lenta. Fernando cerró los ojos y su cuerpo se tensó. De su polla salió un chorro blanco, poderoso, espeso, que describió un amplio arco y cayó sobre la barriga de su hermano. Casi pudo oír el sonido del semen al golpear la piel. Estaba maravillada. Ese primer y abundante chorro fue seguido por otro, y por otro. Cada lanzamiento iba seguido de una contracción de la polla. Marta miraba como la lechita de su hermano salía de la punta de su polla. No paraba. Seguía saliendo y saliendo. Le cayó en la mano, en su brazo, hasta en sus muslos. Los últimos chorros, menos potentes, caían por su mano y resbalaban por la polla.

Cuando la polla dejó de lanzar su carga, Marta la apretó y sacó lo que quedaba en la uretra. Miró a Fernando, que tenía el placer reflejado en su cara. Los ojos cerrados, la respiración agitada. Abrió los ojos. Sonrió.

-Ummm Marta...que..rico.

Ella miró otra vez la polla, que seguía en su mano, llena de semen. Miró su propio cuerpo, con varios regueros de leche. No le dio ningún asco. Le gustó la sensación caliente que dejaba en su piel.

-Fernando, vaya corrida que has tenido. Nos has puesto perdidos.

-Es que estaba muy cachondo, hermanita.

-Espera un momento.

Marta fue al baño a buscar una toalla para limpiar todo aquello. Cuando su madre la vio salir desnuda, le preguntó.

-¿Todo bien?

-Muy bien

Entonces Lorena se fijó. Vio el semen la mano, en el brazo, en los muslos de Marta.

-Sí, ya veo. ¿Dónde vas?

-A buscar una toalla para limpiarnos.

-Ummm, déjame a mí

Se acercó a su hija. Cogió su brazo y lamió el semen. Marta la miraba.

-Ummm, que rico

Se arrodilló y lamió el que tenía en los muslos. Hasta ella llegó el olor del coñito de su hija. Le dio un beso en el pubis. Sólo quedaba el semen de la mano. Se levantó y la cogió. Mirando fijamente a Marta a los ojos recogió con su lengua todo lo que pudo. Abrió la boca y le enseño a ella su lengua cubierta de semen, y entonces la besó. Marta cerró los ojos y abrió la boca, dejando pasar la lengua de su madre y probando, por primera vez, el sabor de la esencia del hombre.

-Y ahora vuelve con él.

Antes de volver, cogió una toalla del baño para limpiarlo a él. Cuando iba a entrar en el cuarto, miró a su madre.

-Mami, si quieres puedes venir

-¿No te importa?

-Claro que no.

Las dos mujeres entraron en la habitación, encontrado a Fernando tumbado en la cama, cubierto de semen. Lorena se sentó en una silla mientras Marta lo limpiaba. Cuando lo dejó limpito, tiró la toalla y se acostó a su lado. Se miraron. Acercaron su bocas y se besaron por primera vez. Un beso suave, tierno. Fernando puso sus manos en las caderas de su hermana. Su piel cálida y suave le gustó mucho. Llevó la mano a sus pechos y los acarició. Abrió su boca y metió su lengua en la boca se Marta, que la recibió con la suya.

Lorena miraba a sus hijos besarse y acariciarse, Era un visión preciosa y muy excitante. Subió una pierna por el posa brazos de la silla, abriendo sus piernas y dejando a la vista su encharcado coño. Llevó sus dedos a su rajita y se empezó a acariciar. Oyó a su hija gemir y la vio cerrar los ojos cuando la mano de Fernando la acarició entre las piernas. Veía la mano de el moverse, Le estaba tocando el coñito a su hermana.

-Ummmmm Fernando...que rico...

-Estas mojadita, hermanita . ¿Es por mí?

-Claro que es por ti.

Metió dos dedos dentro de aquella caliente y húmeda vagina. Marta gimió contra su hombro.

-Házmelo ya.

-¿El qué Marta?

-Hazme el amor. Enséñame el amor con un hombre...con...mi hermano.

Marta abrió sus piernas, poniéndose boca arriba. Fernando aceptó la invitación. Esta vez no necesitó que le indicaran el camino. Esta vez sabía exactamente en donde entrar.

Marta no era virgen físicamente, ya que Sonia la desvirgó con un vibrador. Pero psíquicamente sí lo era. Y la profunda penetración que su hermano le regaló la dejó sin aire. Sintió un gran placer al sentir como la polla fue entrando lentamente en ella, separando las paredes de la vagina a medida que entraba. Cuando la tuvo toda dentro se sintió llena, plena.

-Agggg Hermanito...como te siento dentro de mí.

-Qué apretadita eres....

-Es la primera polla que tengo dentro...y.....me gusta.

Miró a su madre, que le sonreía  mientras se masturbaba mirándolos.

-Mami....Fernando...me está....follando...y me gusta...mami..me gusta.´

-Me alegro mi vida...ahora..disfruta.

Fernando empezó a moverse cada vez más deprisa. Los dos hermanos se besaban y se acariciaban. Lorena vía como el culete de su hijo subía y bajaba entre las piernas de Marta. Notó como su niña se tensaba y cerraba los ojos. Su querida niña se estaba corriendo. Por primera vez en su vida un hombre, su hermano, le daba el placer supremo.

-Agggggggggg Fernando...me he corrido..me he corrido con tu polla dentro de mí....Gracias.  gracias...agggggggggg

-No tienes que agradecerme nada, Marta...ummmm estoy haciendo el amor con una mujer preciosa...con mi hermanita.

La penetración era profunda. Le metía hasta el fondo y la sacaba casi todo, frotando todas las paredes de coñito de su hermana.. Fernando notó que su orgasmo se aproximaba como un camión si frenos. Era ya imparable. Recordó que Sonia le había pedido que no se corriera dentro de ella. Imaginó que al no tener relaciones habitualmente con hombres no tomaba nada. Y su hermana tampoco.

-Marta, no puedo más....me voy a correr...me saldré de ti.

-No...no....hazlo dentro de mí....lléname de ti....ahhhh

-¿Estás segura?

-Siiiiiiiiiii

Unas pocas sacudidas más y él estalló. Miró a los ojos de su hermana mientras su polla empezaba a llenar su coñito de su caliente semen. Marta sintió con claridad los chorros calientes que la llenaban por dentro. En los ojos de su hermano veía el placer que él sentía al vaciarse dentro de ella. Y Fernando vio en los ojos de ella el placer que sentía Marta, hasta que ella cerró los ojos al ser atravesada por un nuevo orgasmo. Fuerte, potente, devastador, que la hizo gritar y arquear toda su espalda sobre la cama.

El grito de placer de su hija y las contracciones del culito de Fernando, señal inequívoca de que se estaba corriendo dentro de Marta, también hicieron que Lorena se corriera.

Cuando los tres se recuperaron del inmenso placer sentido, Fernando besó a Marta con ternura. Ella lo abrazó

-Sonio y mamá tenían razón. Eres maravilloso.

Fernando seguía encima de ella, dentro de ella. Lorena se acercó a los dos amantes. Besó a Fernando en la boca. Luego a Marta.

-Ha sido precioso, mis niños. ¿Te ha gustado, Marta?

-Uf..mami.....Mucho, Lo que me he estado perdiendo. Ahora me gusta la carne y el pescado.

Las dos mujeres rieron. Fernando se salió de Marta y se tumbó a su lado

-Hermanito, me has dejado el coñito lleno de leche. La siento salirse

Lorena no lo podía permitir. Esa rica leche no se podía desperdiciar. Además, a ella le debían un pastelito de crema. Y se comió todo el pastel.

CONTINUARA.

Nota final: Aunque Fernando se haya corrido dentro de su hermana, no la ha dejado embarazada. Ni la dejará.