El harem de Fernando (4)

Cae la tercera mujer, que le pide a Fernando un favor. El por supuesto, accederá. Lorena evoluciona.

Cuando Marta se fue de aquella manera, sin despedirse, Lorena sabía que algo le pasaba. La conocía muy bien. Era su madre. Ya hablaría con ella luego..Ahora estaba sola en casa con Fernando. Deseaba volver a estar con él. Se desnudó y se fue a buscarlo a su cuarto.

Cuando abrió la puerta se llevó una gran desilusión. Fernando no estaba. La cama estaba vacía. Se habría ido temprano.

De repente, alguien la agarró por detrás.

-Hola mami

-Ummm, Fernando, creí que no estabas.

-Te estaba esperando.

Él también estaba desnudo. Lorena sintió contra su culo la polla de Fernando. Dura, enorme. Se mojó más de lo que ya estaba, y empezó a restregarse con él. Fernando agarró sus tetas y las acarició al mismo tiempo que besaba su cuello.

-¿Por qué estás desnuda? ¿Qué es lo que quieres?

-Ummmm, tú que crees.

-No lo sé..Dímelo. Dime a que has venido.

-No seas malo.

-Dímelo.

-He venido..a...que me folles. He venido a que me metas esa enorme polla que tienes otra vez. ¿Es eso lo que querías oír?

-Sí.

Fernando llevó una de sus manos al coñito de su madre. Lo encontró muy mojado, babosito, caliente.

-Ummm, que mojadita estás...¿Es por mí?

-Claro que es por ti, mi amor...

En la habitación había un gran espejo con una mesa delante, en donde Fernando estudiaba. Acercó a su madre a la mesa y la hizo echarse hacia adelante, apoyándola en la mesa. Su precioso culito quedó hacia él. En el espejo la veía muy bien. Tenía cara de deseo.

-Que guapa estás!! Te voy a follar.

Lorena se mordió el labio y gimió. Estaba muy excitada. Necesitaba tenerlo dentro ya. Sintió como Fernando le daba golpecitos en las nalgas con su barra de carne. Después puso su polla entre sus piernas, frotando su rajita, pero sin penetrarla. Su clítoris quedó apretado contra aquella cosa dura. Si no se la metía pronto se correría así.

-Aggggggg....métemela ya....

De un sólo empujón de la metió hasta el fondo. Ya no pudo más y estalló. Gritó de placer. Su vagina se contrajo una y otra vez alrededor de la invasora polla. Fernando dejó la polla clavada hasta el fondo, sin moverse, esperando a que el orgasmo de su madre terminara. Las contracciones de su coñito le daban mucho placer. Miraba su cara en el espejo. Los ojos cerrados y apretados. La boca abierta. Luego, la paz. Lo único agitado era su respiración. Abrió los ojos y lo miró a través del espejo. Sonrió.

-Me he corrido.

-Lo sé.

-Contigo no aguanto nada.

-No tienes que aguantar nada. Sólo tienes que gozar.

Lorena apretó con fuerza los músculos de su pelvis, de sus ingles, de su vagina. Fernando sintió como le apretaba la polla.

-Aggggg, que rico, mami.

Era como si una mano le apretara y le soltara la polla. La tenía toda dentro de aquel caliente coñito que se la abrazaba. Sin moverse, sólo que esas contracciones alrededor de toda su polla sentía un inmenso placer. Esas mismas contracciones también la daban mucho placer a Lorena. Cuando apretaba se sentía llena. Podía sentir toda polla dentro de ella.

-Agggg mami....me harás correr así....

-No puedo seguir, mi amor...es...muy cansado.

Entonces Fernando empezó a moverse. Primero despacito, sacando la polla hasta la mitad y volviéndola a meter hasta el fondo. Aumentó poco a poco la velocidad. Lorena seguía con aquellas contracciones tan placenteras, pero no tan seguidas como antes. Él puso sus manos en las caderas de su madre y empezó entonces una rápida follada.

-Aggggg mi amor...que me matas.....tu polla me llega al fondo...ahhhhhhhhhh

Fernando miraba como su polla entraba y salía del coñito de su madre. También la miraba a ella, que tenía los ojos otra vez cerrados y una expresión de inmenso placer en la cara. Ese chico..ese hombre maravilloso la iba a hacer correr otra vez...Nunca pensó que pudiese existir tanto placer en el sexo. El sexo con su amado hijo.

Fernando también llegaba al límite. El estar haciéndolo otra vez con su preciosa madre, en tenerla en sus manos, el ver su linda carita, y aquellas placenteras contracciones de su coño hicieron que no pudiese más y empezara a correrse en el fondo de la materna vagina. Largos, potentes y calientes chorros se estrellaban y llenaban la cavidad.

Lorena no lo pudo resistir. Aquella manguera que la llenaba por dentro de caliente lava la mandó al séptimo cielo. Una última contracción de su coño la hizo estallar y dio un nuevo grito de placer que retumbó en la cabeza de Fernando, que dejó marcas blancas en las caderas de Lorena, en donde sus dedos apretaban con fuerza al estar todo su cuerpo contraído por el orgasmo.

Fernando cayó hacia adelante, sobre la espalda de su madre. Sus respiraciones entrecortadas.

-Mi niño...en serio que me vas a matar de gusto.

La hizo levantar y la besó desde atrás, sus manos en su pechos, su polla, dura, aún dentro de ella.

-De esto no te vas a morir, mami.

-Se te va a hacer tarde. Vete a clase, mi amor.

-¿No quieres que me quede contigo?

-Claro que sí. Pero tenemos todo el tiempo del mundo. Tienes que estudiar.

Lorena se quedó acostada en la cama de Fernando. Él la despidió con uno de aquellos besos que la derretían. Seguía excitada. Si él hubiese tenido más tiempo lo habrían vuelto a hacer. Pero su carrera era más importante. Ya habría más tiempo para el placer. Mucho más tiempo. Se dio la vuelta y vio en teléfono en la mesilla de noche. Se le ocurrió una idea. Una idea que ni loca se le hubiese ocurrido hace dos días, pero que ahora...

Llamó a María.

-Hola María.

-Hola preciosa. ¿Cómo estás?

-Ummmmmmmm, de maravilla.

-Zorra! Mira que tienes suerte de tener a ese mozo en casa.

-¿No decías que te daba mucho morbo pensar en comerse un coñito lleno de semen?

-Sí.

-El mío está rebosando.

-'JAPUTA!

-jajajaja

-Que no se te salga nada. Voy para allá. Joder, me he mojado de golpe.

-¿Aún tienes la llave que te di de mi casa?

-Sí.

-No tardes....estoy...muy caliente.

-Lorena..

-¿Sí?

-Estás desconocida.

-¿Y no te gusta la nueva Lorena?

-Me encanta. Hasta ahora.

Lorena pensó que era verdad que estaba desconocida. Acababa de llamar a su amiga para que le comiera el coño lleno del semen de su hijo. Se empezó a acariciar suavemente. Con una manos los pezones, duros como piedras. Con la otra el coño. Si María no llegaba pronto, de correría ella sola.

María sí que se dio prisa. Salió corriendo para la casa de Lorena. Solía tardar 10 minutos en llegar. Esta vez lo hizo en siete. Cuando abrió la puerta con la llave que le habían dejado para que cuidara la casa durante las vacaciones, gritó.

-Lorena, ¿Dónde estás?

-En el cuarto de Fernando

Cuando María abrió la puerta del cuarto, encontró a Lorena acostada sobre la cama, desnuda, con las piernas abiertas. Sin dejar de mirarla, también se desnudó.

-María, no puedo más...cómemelo ya..

Se acomodó entre las piernas de Lorena. María nunca había visto un coño tan mojado. La mezcla de semen y jugos vaginales salía lentamente de la vagina. Se le hizo la boca agua. Aquel coñito casi palpitaba. Los labios vaginales estaban abiertos, hinchados. Acercó su boca y le dio un lametón, y Lorena, que llevaba al borde del orgasmo desde que la llamó, no pudo más y se corrió, gritando, gimiendo...

María puso su boca en la entrada de la vagina. Las contracciones del orgasmo de Lorena hacía que aquella rica mezcla saliese y entrase en su boca. Quedó impresionada de la cantidad. Llevó una de sus manos a su propio coñito, que echaba chispas. Se masturbó con fuerza mientras su amiga se corría en su boca y se la llenaba de aquel líquido. Lo saboreaba y se lo tragaba.

Cuando Lorena acabó de correrse, María la miró. Su cara estaba toda mojada.

-Joder Lorena. He chupado pollas que tenían menos semen que tu coño.

-Ummmm, es que Fernando iba cargadito. ¿Estaba rico?

-Ummmmmmmmm, riquísimo

A María le gustaba mucho comerse un rico coñito, y el de Lorena apenas lo había probado. Se había corrido con un solo lametón.

-Ahora te lo voy a comer en serio, Lorena.

-Agggg. sí....joder..sigo cachonda.

María empezó una lenta comidita. Lamía la raja todo a lo largo, metiendo la lengua en la vagina, de donde aún salía un poco de semen. Luego la sacaba y chupaba el clítoris. Cuando lo atrapaba entre sus labios y le daba golpecitos con la punta de la lengua, Lorena se estremecía y se restregaba contra su cara, gimiendo de placer.

-Agggg...María....que bien...me comes...Tienes que ..enseñar a Fernando...agggggg tu técnica....

-Es sólo práctica...

Cuando Lorena sintió la lengua de María lamiéndole el culito, dio un respingo. No se lo esperaba. Le gustó. María le comió el culito un poco y luego volvió al coñito.

Lorena dio otro respingo cuando María, sin dejar de lamerla, le metió un dedo en el culito. Le encantó

-Aggggggggg, que rico....

-¿Te gusta?

-Uf...sí...

-¿Te gusta que te coma el coñito y te folle el culito?

-Siiiiiii

Empezó a meter y sacar el dedo a la vez que movía la lengua con rápidos golpes sobre la pepitilla. Lentamente, la espalda de Lorena se fue arqueando, separándose de la cama, hasta que su cuerpo se tensó y volvió a llenar la boca de María de jugos. María sintió como el esfínter de Lorena se contraía alrededor de su dedo. Fue un orgasmo largo, fuerte, demoledor. Ahora sí que Lorena quedó desmadejada sobre la cama, respirando fatigosamente.

María se acostó a su lado y la besó. Sus pechos se juntaron. Se restregaron la una contra la otra. Sintió que la mano de Lorena acariciaba su coño.

-Tú también estás muy mojada.

-Agggg, sí....pero el mío no tiene leche.

-Va a ser el primer coñito que me coma. Al natural, sin ingredientes..jajaja

-jajaja

-Dime como hacerlo.

-Uf, con lo cachonda que estoy seguro que me corro al primer lametón.

Se acostó en la cama, como estaba antes Lorena. Ésta se puso entre las piernas de María. Le miró el coñito. Le gustó tan limpito y depilado. El suyo era una mata de pelo. Se lo depilaría como María. Bueno, lo que quisiese Fernando. Ahora era suyo.

Dio un primer lametón exploratorio. El sabor era muy parecido al suyo. Despacito empezó a lamer, a chupar. María gemía de placer. Y como le había hecho ella, le lamió también el culito.

-Agggg Lorena....fóllamelo

-¿El culito o el coñito?

-Ummmmmm los dos...

El dedo índice lo enterró en el culito, y el pulgar en la vagina. Los movió los dos mientras chupaba y lamía la rajita..Arriba y abajo, arriba y abajo, una y otra vez hasta de su amiga se corrió. Y como pasara ayer cuando se hicieron la paja mutua, María expulsó mucho flujo, que Lorena recibió parte en la cara y luego en la boca...Se lo bebió.

Más tarde las dos amigas reposaban sobre la cama, abrazadas y besándose con ternura.

-Lorena, si hubiese sabido antes que ibas a resultar una mujer tan caliente, te hubiese entrado antes.

-Jooo, cuanto tiempo desperdiciado. Nos tenemos que poner al día!

-jajajaja

-La próxima vez quiero comerte el coño lleno de leche calentita.

-¿De Fernando?

-¿Qué? ¿Es que tienes más amantes?

-Claro, alguno más.

-La quiero de Fernando.

-Vale. Ah, es más rica bien fresca, recién ordeñada.

¿Sí?

-Sip. Así que tendrás que estar presente mientras me folla.

-Jajajaja. Creí que la viciosa era yo.

-Lorenita, a mí a viciosa no me gana nadie.

-Dame tiempo y verás.

-Jajajaja.

María se vistió y se marchó. Lorena se fue de compras. Antes no lo hacía, pero ahora notaba que los hombres la miraban. Y le encantaba.

En casa de Sonia, Marta se despidió. Tenía que ir a trabajar. Sonia se vistió, se perfumó. Iba a poner en marcha la primera parte de su plan. Se iba a follar a Fernando. Sabía que estudiaba Informática, así que cogió su coche y se dirigió a la facultad. No le costó encontrarlo a la salida de una de las clases.

-Hey, Fernando - Lo llamó.

Fernando la vio. Sonia, la amiga de su hermana. Era una morenaza preciosa, de ojos azules penetrantes. Sabía que estaba buena y era un poco cabrona. Siempre le decía cosas, se insinuaba hasta ponerlo colorado y luego ella y su hermana se reían. Pero eso era antes. Ahora era más seguro de sí mismo. Esa niñata no se volvería a reír de él.

-Hola guapetón.

-Hola Sonia. ¿Y mi hermana? ¿No está contigo?

-Nop. He venido a verte a ti.

-¿A sí? Pues te puedes ir a reírte de tu padre, guapa.

Sonia estaba sorprendida. Lo dijo sin ponerse ni pizca colorado. Ese chaval había madurado. Puso morritos.

-Ummmm, me lo merezco. He sido mala contigo. ¿Me perdonas?

Puso tal cara de niña buena ( buena y preciosa), que desarmó a Fernando.

-Cla..claro. Pero no te vuelvas a reír de mí.

-Nunca más. Prometido.

Sonia se acercó y le dio un beso en la mejilla. Fernando se estremeció. Que piel tan suave y calentita, que agradable perfume.

-¿Amigos?

-Amigos.

Si no fuera porque había sido tan borde con él siempre, aquella chica le habría hecho tilín.

-¿ Adónde ibas?

-A casa. Se han suspendido las dos últimas clases.

-¿Tienes coche?

-No. Cojo el bus.

-Si quieres te llevo.

-Vale.

Se subieron al coche y partieron. Fernando la miraba de reojo. De perfil veía sus estupendas tetas y su preciosa cara. Aquella chica era preciosa. Pararon en un semáforo.

-¿Por qué me miras así?

Hace unos días, que aquella preciosidad le preguntara eso lo hubiese puesto colorado como un tomate. Esta vez no se puso.

-Porque eres...preciosa.

-¿Te parezco guapa?

-Mucho. Siempre me has parecido muy guapa. Pero eras tan...cabrona.

-Lo sé. Lo siento. Tú también me pareces muy guapo. Siempre le digo a tu hermana que eres un pimpollo.

-Pues tenías una extraña forma de demostrarlo.

-¿ Y si te lo demuestro así?

Se acercó y lo besó en los labios. Enseguida abrieron sus labios y sus lenguas se entrelazaron. Sus respiraciones se agitaron.

El semáforo se puso en verde. No se dieron cuenta. El coche de atrás le pitó y Sonia arrancó.

El beso que se dieron le gustó mucho a Sonia. Más de lo que esperaba. Sintió su corazón latir con fuerza...y su coñito mojarse. Deseaba a aquel chico. Hacía mucho que no se acostaba con un hombre y Fernando, pese a las burlas, siempre le gustó.

A Fernando también le encantó el beso. Aquella chica le atraía mucho. Se dio cuenta de que no iba por el camino de su casa.

-Te has equivocado. Por aquí no se va a mi casa.

-Lo sé. No me he equivocado - lo miró a los ojos - Vamos a mi casa.

En el siguiente semáforo se volvieron a besar. Esta vez las manos de Fernando la acariciaron. Iba a tocarle los pechos pera la conductora del coche de al lado, una ancianita, lo miró con mala cara. No la tocó.

En el garaje sí que aprovecharon y se dieron un buen morreo, y ahora Fernando la acarició sin problemas. Sus pechos eran duros, turgentes.

-Subamos.

En el ascensor más besos. La apoyó contra la pared y le besó el cuello, pegándose a ella. Sonia notó la dureza de él restregarse contra su pubis. Estaba muy excitada, como no lo estaba en hacía mucho tiempo. Cuando entraron en la casa lo llevó directamente al dormitorio. Las sábanas aún estaban revueltas. Cayeron en la cama. Ahora los besos eran apasionados.

-Te deseo, Fernando.

-Y yo a ti, Sonia.

Él empezó a abrirle los botones de la blusa celeste que llevaba. Ella lo miraba con sus preciosos ojos azules. Abrió su blusa. Tenía un precioso sujetador blanco que contrastaba con su morena piel. Era de los que se abría por delante, así que le fue fácil quitarselo.

-Sonia, tienes las tetas más bonitas que he visto en mi vida.

En verdad eran preciosas. De forma perfecta. Nacían desde el mismo canalillo y eran grandes, sin ser exagerados. Fernando las acarició con sus dedos. Ella cerró los ojos, y cuando sintió la lengua de él lamiendo sus pezones, se estremeció.

-Ummmm, como me pones, Fernando.

Con los pantalones tuvo más problemas. Eran unos vaqueros ajustados, que le quedaban de miedo, pero que impedían el acceso de su mano al tesoro escondido entre sus piernas. Como Fernando no eran aún nada experto en desnudar a una mujer ( no se dan cursos en ningún sitio, sólo es cuestión de práctica), optó por la manera más fácil.

-Sonia, quítate los pantalones.

En un plis-plas los pantalones volaban por el aire entre las risas de los dos. Las braguitas también era blancas. La miró a los ojos y puso su mano en su barriguita. Aquellos ojos azules brillaban. Cuando la mano de Fernando acarició el coñito sobre la braga, los ojos se cerraron. La besó en la boca, y metió la mano por debajo de las braguitas. El vello púbico era suave y la rajita, acariciada por su dedo corazón, estaba caliente, mojada. Sonia gimió en su boca.

-Ahora quítate tú los pantalones, Fernando.

Cuando Sonio vio lo que Fernando tenía entre las piernas quedó encantada. La polla no podía ser retenida en los calzoncillos. Y cuando se los quitó y saltó libre, abrió los ojos.

-Coño Fernando. Si hubiese sabido antes que tenías esa maravilla entre las piernas no me habría metido contigo. UF!!!

Llevó sus manos a la herramienta y la atrapó. Palpitaba entre sus manos. Era caliente. Dura. Grande. Hacía mucho tiempo que no tenía una polla entre las manos, y nunca había tenido una como aquella. Se mojó aún más. La iba a llenar toda.

-¿Tienes condones, Fernando?

-Joder, no.

Sonia se mordió el labio. Ella no tomaba nada. No le hacía falta pues no tenía relaciones con hombres. Pero ahora estaba demasiado excitada. Necesitaba sentir esa gran polla dentro de ella.

-Mierda, mierda...Bueno, no importa. ¿Tendrás cuidado? ¿La sacarás cuando te vayas a correr?

-Claro.

Aunque Fernando la deseaba con locura, no se precipitó. Primero la besó mientras seguía acariciándole el coñito. Sonia gemía en su boca. Si seguía así la haría correr con sus dedos.

-Fóllame ya...no puedo más....fóllame

Cuando sintió como aquella dura barra de carne atravesó su carne, casi se corre. Arqueó su espalda y cerró los ojos con fuerza. Echaba de menos la sensación de tener una polla dentro. Aunque cuando hacía el amor con Marta a veces usaban consoladores, no era lo mismo. Lo que tenía dentro estaba vivo. Era caliente...

-Aggggggggg ...Fernandooo..como te siento...Ummmm me llena toda..

-Eres preciosa

Fernando notó que el cuerpo de Sonia se tensaba y que su coñito tenía espasmos alrededor de su polla.

-¿Te has corrido?

-Me....estoy...corriendo...no...pares...aggggggggg

Fernando siguió bombeando, metiendo y sacando su polla de aquel acogedor coñito. Miraba su linda carita, con el placer reflejado en ella. Los ojos cerrados. Los labios resecos a los que pasaba su lengua de vez en cuando.

Más o menos al minuto, el cuerpo de Sonia volvió a tensarse. Se estaba corriendo otra vez. Su cara en pleno orgasmo era aún más bella. Él no paró. Siguió moviéndose, entrando y saliendo de ella profundamente.

Dos orgasmos más tuvo Sonia antes de que Fernando notara que el suyo venía en camino. Aceleró sus embestidas.

-Aggg Sonia...me voy a correr

Las contracciones del quinto y ultimo orgasmo de Sonia fueron la gota que colmó el vaso. Con ella gimiendo y retorciéndose de placer, Fernando sacó su polla de aquel acogedor coñito justo a tiempo. Largos chorros fueron disparados, con tal fuerza que llegaron a los preciosos pechos de Sonia. El calor del semen que caía sobre su cuerpo redobló el orgasmo de la chica, que tuvo que gritar. Aquella catarata caliente parecía no terminar. Notaba con claridad como sus tetas estaban siendo cubiertas, su barriguita, su pubis.

Cuando por fin pudo mirar, quedó asombrada de la cantidad de semen que Fernando le había echado encima. Estaba cubierta desde los pechos hasta el pubis. Jamás había visto algo así. Lo miró. Él respiraba agitadamente. Sonreía.

-Wow!!! Fernando. Cuanta leche tenías!! Me has puesto perdidita

Él miró su obra. Sonia estaba preciosa, cubierta de semen. De su semen. Vio como ella llevaba sus manos a sus tetas y las acariciaba, esparciendo su semilla por su piel. Luego, mirándole a los ojos, cogió un poco con sus dedos y se los llevó a la boca. Los chupó.

-Ummmm, que rica

Fernando se tumbó sobre ella. Su pecho se llenó con su propio semen. La besó. Ella lo abrazó.

-Tendremos que darnos una duchita, Fernando.

-Creo que sí. ¿Juntos?

-Claro..pero antes, quiero hablarte de una cosa.

-Dime.

-Se trata de tu hermana, y de mí. No somos sólo amigas. Somos..amantes.

-¿Queeeee?

-Desde hace dos años.

-Nunca lo habría imaginado.

-Nadie lo sabe. Ella quiere llevarlo en secreto.

-Pues lo guardan muy bien. Bueno, hasta ahora.

-Hay más.

-¿Más? joder...¿Qué más?

-Marta sabe que te acuestas con tu madre.

Fernando dio un respingo. No podía saberlo. Habían sido muy discretos.

-El otro día vino a casa muy preocupada. Notó el cambio de tu madre y la vio entrar por la noche en tu cuarto.

-Joder.

-No te preocupes. La convencí de que no era nada malo. Al contrario. Al final hasta se alegró por vosotros.

-¿En serio?

-Sí. Es una gran mujer. Os quiere mucho a los dos.

-Bueno...y yo a ella.

-¿ La encuentras guapa?

-Claro. Es muy guapa.

-¿Te acostarías con ella?

-Sonia! Que es mi hermana.

-Pero te follas a tu madre, no?

-Sí..pero es distinto.

-¿En qué?

-Pues...no sé.....fue algo que los dos queríamos.

-Coño, no te estoy pidiendo que la violes. Sólo te pregunto si te acostarías con ella si ella quisiese.

-Si ella quiere....

-Bien. Eso es lo que quería oír. Ahora sólo hay que convencerla.

-¿Convencerla?

-Sí. Ella nunca a estado con un hombre. Sólo ha estado conmigo. Soy bisexual y desde que estoy con ella no había vuelto acostarme con un hombre, hasta hoy. Ummmm, y me ha encantado. La amo, sabes? Y deseo que sienta el placer que sólo un hombre puede darle. No conozco a nadie mejor que tú.

-¿Has hablado con ella?

-Más de una vez le he dicho que probara con un hombre. Siempre dice que no. Que conmigo tiene suficiente. Quizás si es contigo, acepte.

-Uf, no sé.

-¿Pero si acepta?

-Sí acepta lo haré.

-Gracias.

Lo besó. Había accedido. Ahora sólo faltaba convencer a Marta. La primera parte de su plan había salido perfecta. Más que perfecta. Jamás había gozado tanto con un hombre como con Fernando.

-Uf, estamos pegajosos. Vamos a la ducha.

CONTINUARÁ.