El harem de Fernando (2)

Aumenta el harem con una nueva miembra ( lo de miembra es en honor a la mimistra de igualdad)

Lorena estaba hecha un lío. ¿Cómo podía ser que se hubiese excitado tanto oyendo a su amiga contándole como se había acostado con su hijo? ¿Contándole todo lo que habían hecho? Cosas que ella nunca había hecho. Cosas que pensaba que eran de..de putas!! Y se había corrido imaginando que era a ella a quien se lo hacían, quien las hacía.

¿Y por qué ese beso que le dio no lo sintió como los otros tantos que le había dado? Ella no podía desear a su hijo. Eso no era posible. Inimaginable. Además, como a él le iba a gustar a él una mujer como ella? La vería como a una vieja...

Pero se había acostado con María. Y María era de su misma edad.

Intentó quitarse esas ideas de la cabeza. Pensar en otra cosa. Pero durante la cena Fernando se sentó enfrente de ella, como siempre. Y Lorena lo miró. No como hijo, sino como hombre. Se sintió avergonzada. Casi no habló durante la cena.

-¿Te pasa algo, mami? - preguntó Marta, la hija mayor.

-No..nada. Es que estoy cansada.

No estaba cansada. Lo que le pasaba es que estaba excitada. Su sexo estaba mojado. Juntó los muslos temiendo que su olor escapara.

Más tarde, acostada en la cama, seguía excitada. Quizás Miguel, su marido, quisiera..hacerle el amor. Se pegó a él, que estaba de lado, dándole la espalda. Con desdén, Miguel le dijo:

-No te pegues tanto, Lorena, que hace calor, coño.

Se separó de él, se dio la vuelta y se fue a su lado de la cama. La excitación se le fue de golpe. Fue sustituida con una profunda tristeza. Cuando se casó, lo hizo enamorada. Y las cosas fueron bien, pero poco a poco se habían ido enfriando. Al rato se durmió.

Al día siguiente, a media mañana, Fernando hablaba con alguien por teléfono. Hablaba bajito, para que nadie lo oyera. Al colgar, habló con su madre.

-Mami, voy a salir un rato. Quedé con un compañero. Chao.

-Adiós tesoro

A los pocos minutos de irse, sonó el teléfono.

-Dígame

-Hola guapa. Soy María. ¿Cómo estás?

-Bien, y tú?

-Muy bien. A que no sabes quien me acaba de llamar.

-No.

-Tu hijo.

-¿Y qué quería?

-Pareces tonta. Tú que crees. Follarme. Me dijo que no podía sacarme de su cabeza.

-¿Lo vas a hacer?

-Por supuesto. Ya viene para mi casa. Con sólo oír su voz y recordar su polla me he puesto cachonda. Estoy deseando que llegue.

-Eres una cochina.

-Jajaja. Sip. Oye....

-¿Sí?

-¿Te gustaría oír como me folla?

-Tú estás loca.

-Dejaré el teléfono escondido para que no lo vea.

-No lo haré.

-Eso dijiste ayer y no colgaste.

Lorena oyó el timbre de la casa de María por el teléfono.

-Ummm, ya está aquí. Tú haz lo que quieras. Yo me voy a follar a tu hijo.

Estuvo a punto de colgar. Pero...no pudo. Deseaba al mismo tiempo colgar y escuchar. Oyó como los pasos de María se alejaban. A lo lejos oyó como la puerta se abría y como María saludaba a alguien. Esa persona la saludó. Reconoció la voz de Fernando. Su cuerpo se estremeció.

Pasos que se acercaban. Ahora las voces están cerca.

-Fernando, me alegro mucho de que hayas venido.

-Tenía que volver a verte.

-Ummm..¿Sólo verme?

-No

-¿Qué más?

María sabía que Lorena estaba escuchado. Sabía que no había cortado. Por eso quería hacer hablar a Fernando.

-Besarte.

-Ummmm, y?

-Y acariciarte

-Que rico..¿Algo más?

-Comerte.

-Ummmm, ¿Quieres comerme el coño otra vez?

-Sí..

-¿Y follarme? ¿Me quieres follar?

-María, no pienso en otra cosa desde ayer.

-Sácate la polla. Déjame ver esa maravilla.

Cuando Lorena oyó el ruido del cinturón y la bragueta de Fernando, no pudo resistir más y llevó su mano a su coño. Se empezó a masturbar furiosamente. Alejó la parte del micrófono de su boca para que no se la oyera en el otro lado de línea.

-Fernando, vaya polla más bonita que tienes. ¿Sabes lo que quiero?

-Dime, María. Haré lo que quieras.

-Quiero que me folles la boca. Me voy a poner de rodillas delante de ti para que me puedas meter la polla hasta el fondo.

Lorena cerró los ojos. La que se arrodillaba era ella. Enterró dos dedos en su vagina. Gimió de placer.

-Ummm, así. Primero acaríciame la cara con la polla.....Ummmm que dura está.

-María....Esto es....ummm, no sé si podré aguantar mucho.

Lorena no pudo ver como María abría su boca y como Fernando metía su polla dentro. Como tenía que levantar la cabeza para llegar, su garganta estaba casi recta con respecto a la boca. La polla entró hasta el fondo. El vello púbico de Fernando hizo cosquillas en la nariz de María.

-Agggg, María, te has tragado toda mi polla.

María no podía hablar. Sólo chupó fuerte y movió su lengua.

-Ummmm, Ummmmmm

-Que placer...María...

Lorena oía como su amiga le chupaba la polla a Fernando. Oía los gemidos de Fernando.

María puso sus manos en sus propios muslos. Miró a Fernando a los ojos. Fernando casi se corre. El tener a aquella preciosa mujer, arrodillada delante de él, con todo su polla en su boca era algo tan caliente. Recordó que María quería que la follara por la boca. Así que empezó a moverse, adelante y atrás. Sacaba su polla hasta más de la mitad y la volvía a clavar hasta el fondo. María sólo lo miraba. Gemía y lo miraba. Le encantaba sentir aquella enorme polla en su garganta. Y sobre todo, la cara de placer de Fernando. Y además, el saber que Lorena escuchaba la ponía aún más cachonda.

-Ahhhhh María....me voy...a correr.....

Dios mío, pensó Lorena. Se va a correr en su boca. Mi hijo se va a corren en la boca de María.

Y María no se quitó. Se quedó quieta, sin dejar de mirar a Fernando a los ojos. Sintió como la polla se ponía aún más dura y como temblaba antes de que el primer chorro de semen saliera disparado directamente a su garganta. Quería saborear la lechita, así que sacó un poco la polla de la boca para que no bajara directamente por su garganta sino que llenara su boca. Y cuando la tuvo llena, tragó, haciendo más ruido del normal. Para que Lorena lo oyera.

Lorena lo escuchó. Oyó el sonido de la garganta al tragar. Al tragar el semen de su hijo. Y se corrió sin remedio. Su cuerpo fue atravesado por una corriente que hizo tensar todos sus músculos. Casi pierde el teléfono. Quiso gritar por se tapó la boca.

Cuando por fin pudo volver a escuchar, oyó como María se relamía.

-Ummm, Fernando, cuanta y que rica leche.

-Wow, te lo has tragado todo.

-Hasta la última gota.

Fernando la hizo levantar y la besó. Los besos llegaron a los oídos de Lorena. Cuando su marido se corría nunca la besaba. Se daba la vuelta y se dormía. Antes, ahora ni eso.

-Desnúdame, precioso.

La desnudó en un periquete.

-Pero que buena que estás. Que tetas más bonitas.

-¿Por qué no me las besas?

Los pezones estaba duros. Los mordió suavemente, los lamió. Le dio sonoros chupetones. Lorena se volvió a tocar.

-Quiero comerte el coño, María.

-Ummm, creí que te habías olvidado.

Lorena se mordió el labio. Su mano estaba por dentro de sus bragas. Su coño era una fuente. Hasta su nariz llegó su olor a sexo. No podía creer que Fernando fuese a chupar el coño de María. Seguro que estaba tan mojado como el de ella. ¿Cómo le podía gustar meter su cara allí? Chuparlo!! Pero lo que oyó por el teléfono no le dejó lugar a dudas.

-Ummmm, María..que coño más bonito tienes...Ummmm

-Aggggggggggg

-Y que bien sabe. Está saladito.

Lorena llevó sus dedos a su boca y se lamió. También estaba saladita. A Fernando seguro que el suyo también le gustaría...Se estremeció sólo de pensarlo.

María tenía sus manos en la cabeza de Fernando, apretándola contra ella. Movía sus caderas, restregando su coñito contra la cara de él.

-Fernando...ummm, que bien me lo comes...Cómo siento tu lengua en mi coñito..

-Me encanta comértelo...

María se incorporó un poco, mirando a Fernando. Se puso de manera de que podía verlo bien entre sus piernas. Sus miradas se encontraron. Quería que Fernando viera su cara cuando se corriera.

-Aggggg, me vas a hacer correr con tu boca.....que lengua tienes..ummm

Fernando redobló sus esfuerzos. Su lengua subía y bajaba a lo largo de la rajita. Chupaba el clítoris. Lo atrapaba entre sus labios. El orgasmo de María llegó despacito. La tensión de su cuerpo fue subiendo, subiendo, subiendo hasta que no pudo más y estalló. Ella si pudo gritar

-Aggggggggggg Fernando....Me corrooooooooo.

Una vez más, Fernando se tragó los abundantes jugos que María expulsó con su arrebatador orgasmo. Los que no pudo beberse son los que Lorena soltó también, oyéndolos.

-Oh..mi niño...que me has hecho...Si parece que lleves toda la vida haciéndolo.

Fernando sin decir una palabra, se subió sobre María y la penetró hasta el fondo.

-AGGGGGGGGGGGGGGG... Me ..la....has...metido

Ella seguía narrando lo que pasaba para su secrete escuchante. Lorena se había tumbado en el sofá. Estaba como María, sólo que eran sus dedos y no la polla de Fernando la que le daba placer.

-Me llenas toda, cariño...Ummmm como te siento dentro de mí..¿Te gusta follarme?

-Me encanta follarte....Tienes el coñito tan caliente y mojado...Te la meto hasta el fondo.

-Ummm, lo sé. La siento hacer tope en el fondo....

Lorena escuchaba como los dos amantes se besaban. Hasta ella llegaban los sonidos del acto que se desarrollaba al otro lado de la línea. Con los ojos cerrados, se imaginaba que era ella.

Oyó un aumento de gemidos. Oyó ruidos como de chapoteos. Y oyó dos gritos. Fernando y María se estaban corriendo.

-Me estás llenando....Agggggg que placer

Luego, silencio. Sólo jadeos...Al poco tiempo, besos

-Fernando, eres maravilloso. Me llenas de placer...

-Tú si que eres maravillosa. Me excitas tanto...

Más besos

Fernando se salió de María y quedaron los dos abrazados en el sofá. Lorena seguía escuchando.

-¿Sabes? Siempre había querido estar con un jovencito, y gracias a ti he podido cumplir mi deseo, mi fantasía.

-Pues para mí ha sido un placer.

-¿Tienes tú alguna fantasía? ¿Algo secreto que nadie sepa?

Fernando quedó en silencio. Sí que había algo. Pero le daba vergüenza reconocerlo.

-Venga, dímelo. Será nuestro secreto

-Bueno..sí que hay algo..pero....No...nada.

-¿No confías en mi?

-Sí

-Pues dímelo.

Más silencio. Lorena también estaba expectante por saber que era ese deseo de Fernando.

-¿Me prometes que jamás se lo dirás a nadie?

-Te lo prometo

En ese momento María se arrepintió de que Lorena estuviese escuchando. No sabía lo que le iba a contar Fernando, pero parecía algo íntimo y lo estaba engañando. Pero era demasiado tarde.

-Me...me gusta mi madre.

María no se lo esperaba. Y al otro lado de la línea, a Lorena casi se le para el corazón.

-¿Quieres decir que te gusta como mujer?

-Sí. Que la deseo. ¿Te parezco un pervertido?

Fernando lo dijo con pesar. Ese sentimiento que tenía hacia su madre lo avergonzaba desde hace tiempo.

-No, claro que no, Fernando. No eres nada de eso. Muchos hijos sienten atracción hacia sus padres. ¿Se lo has dicho?

-¿Estás local? Claro que no. Me moriría de vergüenza.

Lorena no se podía creer lo que oía. Su hijo la deseaba. Todo lo que ella se estaba imaginando. Toda la excitación y el deseo que ella estaba sintiendo por su hijo era correspondido.

-¿Quieres que hable yo con ella?

-No, no! Me has prometido que no se lo dirás nadie.

No se lo diría a nadie. Pero Lorena lo había oído de sus propios labios.

-Está bien. Pero tú no te atormentes. Eres un buen chico. Si yo fuese tu madre me gustaría saber que me deseas.

-Pero ella es primero mi madre. Y la quiero. Y esto que siento por ella no quiero que llegue a enturbiar nuestra relación. Jamás me lo perdonaría.

María le acarició el cabello. Le besó en la frente.

Lorena siguió escuchando. Oyó como se despedían. Oyó el sonido de la puerta al cerrarse. Pasos...María cogió el teléfono.

-¿Estás ahí, Lorena?

-Sí.

-¿Lo has escuchado todo?

-Sí, todo. No me lo puedo creer.

-No te enfades con él. Es un buen chico. Te quiere mucho.

-Lo sé. No estoy enfadada. Sólo confundida.

-Tú también lo deseas a él, no?

-No lo sé...

-Sí lo sabes.

-Tienes razón. Jamás había estado tan excitada como hoy mientras os oía hacer el amor. Deseaba que fuera a mí a quien se lo hiciera.

-Bueno, pues ahora sabes que él también lo desea.

-¿Qué hago, María? ¿Qué hago?

-No te voy a decir que te acuestes o no con tu hijo. Eso es cosa tuya y de él. Sólo te digo que sólo se vive una vez. Que sois dos personas que se quieren, y que además se desean. En otras circunstancias quizás te diría que no, pero el cariño, el amor y el placer que él te puede dar no te lo está dando quien debería.

-Bueno, ya se verá.

-Claro bonita.

-Te lo has pasado bien, eh?

-Uf!!!!! Ese chico es una fiera. Cuando tenga más experiencia no habrá mujer que se le resista.

-Te dejo.

-Adiós.

Lorena se quedó en el sofá, pensativa. Deseaba como nunca había deseado a nadie a Fernando. Y ahora sabía que él la deseaba también a ella. Pero no podía ser. Era su hijo. Eso era algo contranatura. Se convenció a sí misma de que tenía que olvidarse. Decidió que todo seguiría igual. Que Fernando sólo sería su hijo. Nada más.

Pero todo cambió esa noche. Necesitaba cariño, mucho cariño. Y cuando abrazó a su marido en la cama, buscando sólo una simple caricia, un simple beso, y sólo recibió un nuevo rechazo, internamente mandó al carajo, a la mierda, a la porra, a su marido. Si él no la trataba con respeto, si no le daba ni una simple muestra de cariño, sabía quién sí se lo daría. Durmió estupendamente.

Pero se levantó muy nerviosa. Sabía lo que quería, pero no sabía como pedirlo. Se duchó, para estar limpita. Se perfumó un poco. Era casi como si fuese a tener una cita. Una cita de la que sabía que final quería tener, pero que no sabía como empezarla. Su marido se fue a trabajar, al rato se fue Marta. Ya sólo quedaban en la casa ella y Fernando, que estaba durmiendo en su habitación.

Con las piernas temblándole, se dirigió al cuarta de Fernando. Tocó la puerta.

-Ummmm

-Fernando, soy mamá. ¿Puedo pasar?

-Claro mami.

Pasó a la habitación. Fernando estaba medio incorporado en la cama. Su pecho, desnudo. El corazón de Lorena quería salirse de su pecho. Gracias a la poca luz que había su rubor no era evidente. Pero ella sí sentía el calor en su cara. Se sentó en la cama. Fernando estaba un poco extrañado. Hacía mucho tiempo que su madre no se sentaba en su cama.

-¿Pasa algo, mami?

-No.. no pasa nada, mi amor.

-Estás temblando.

No podía ser. O se lanzaba o salía corriendo. Se lanzó. Le miró a los ojos.

-¿Es verdad que...que me deseas?

Fernando sintió que el mundo se le venía encima. Deseó que la tierra se lo tragara. Había confiado en María y se lo había contado.

-Me prometió que no se lo diría a nadie.

-No me lo contó.

-¿Entonces cómo lo sabes?

-Eso no importa ahora. ¿Es verdad?

Fernando estaba a punto de llorar. Se sentía avergonzado. Bajó su mirada.

-Sí...es verdad. Lo siento. Perdóname.

-No tengo nada que perdonarte. Me..me siento halagada de que sientes eso por mí..Yo....también...te deseo.

Fernando, con la boca abierta, la miró. Ella le sonrió. Se acercó despacio y le besó en la boca. Ese beso la volvió a quemar, sintió como mariposas en  todo su cuerpo. Y ese beso también quemó los labios de Fernando.

Con los ojos cerrados se besaban. Fernando olía su delicado perfume.

-Hazme el amor, mi vida..lo necesito..

Fernando la atrajo hacia él. Cayeron los dos en la cama. Lorena quedó boca arriba. Fernando la miraba. No se podía creer la suerte que tenía. Sus preciosos ojos lo miraban con amor. Estaban brillantes. Le acarició la cara. Su piel era suave y caliente. Lo volvió a besar. Ahora sus lenguas se encontraron por primera vez.

No pidió permiso. No espero a que su madre cogiera su mano y la guiara. La llevó a sus generosos pechos y los acarició sobre la blusa. Lorena gimió en su boca. Ella tampoco pidió permiso. Llevó su mano entre las piernas de él. Lo que encontró la dejó maravillada. El slip no podía contener la tremenda erección. Agarró el pene de su hijo...No! la polla de su hijo. María no le había mentido. Aquella polla era enorme. Su mano casi no cerraba a su alrededor. Metió la mano por dentro del slip y la sacó toda. No la veía. Sólo la sentía en su mano. Caliente, dura, palpitante. La sentía latir en su mano.

Cuando Fernando empezó a desabrochar sus botones, ella empezó una lenta masturbación, una lenta paja a la maravillas que tenía en su mano. Le quitó la blusa y el sujetador. La admiró

-Eres preciosa, mami.

Tuvo que cerrar los ojos de placer cuando la boca de él atrapó uno de sus duros pezones y lo lamió, lo chupó, lo mordió con dulzura. Y se corrió sin remedio cuando una mano de Fernando atrapó su coñito sobre las bragas.

-Aggggggggg mi vida.......agggggg

Hacía mucho, mucho tiempo que Lorena no tenía un orgasmo tan fuerte como el que estaba sintiendo. Su cuerpo estaba tenso, sin respiración, atravesado por con corrientes de placer. Su pezón lamido, chupado. Su coño acariciado, y en su mano aquella cosa dura.

-Ummm, Fernando....que..placer me has dado..

-Esto es sólo el principio, mami.

La desnudó por complete. Lorena se dejaba hacer. El orgasmo la había dejado sin fuerzas. Luego Fernando se quitó el slip y por primera vez Lorena vio su polla. Se quedó mirándola, fascinada.

-Es..es enorme.

Se acercó más a ella para que la tuviera al alcance de las manos. Enseguida la atrapó con ellas. Quería sentirla dentro de ella. La necesitaba. Abrió sus piernas. Su mojado coñito quedó a la vista de Fernando. Tenía mucho vello negro. Le pareció precioso. De allí había salido hace años y ahora iba a volver a entrar.

-No puedo más...te necesito dentro de mí. Lléname de ti. Hazle el amor a tu mami.

No se hizo de rogar. Se puso entre sus piernas. Se apoyó en las palmas de sus manos, para poder mirar bien la cara de su madre. La polla empezó a rozar la raja del coñito. Lorena gimió de placer cuando frotó sobre su hinchado y sensible clítoris.

Empujó un poco. La polla recorrió la raja hasta llegar a la entrada de la vagina. Centímetro a centímetro la fue penetrando. Sus miradas estaban fijas el uno en el otro. Las paredes de la vagina se abrían dejando paso al duro mástil que la invadía. Cuando la penetración se completó, Fernando se dejó caer suavemente sobre Lorena, que lo acogió con un abrazo.

-Agggggggggg mi amor..cómo te siendo dentro de mi. Nunca había estado tan llena como ahora.

-Si supieras como había deseado este momento. Cuántas veces lo imaginé. Y ahora es real.

La besó al mismo tiempo que empezaba un lento bombeo. Metía y sacaba su dura polla en la mujer que le dio el ser.

El ritmo fue aumentando. La penetración se hizo más profunda. Los dos amantes gemían

-Ummm Fernando...vas a hacer correr a mami otra vez...con tu...tu...polla dentro de mi...

-Yo...también...me correré...es demasiado placer...¿Puedo hacerlo dentro de ti?

-Sí, sí, siiiiiiiiiiiiiiiii lléname de tiiiiiiiiiii

Su coño se contrajo con fuertes espasmos al correrse. Y esas contracciones hicieron que Fernando no pudiese más y empezara a llenar a su madre de su abundante, caliente y espeso semen. Lorena lo sentía. Cada chorro caliente iba acompañado por un espasmo de su coño!

Perdió la cuenta, pero fueron al menos 8 largos chorros de semen los que llenaron su vagina hasta el punto de rebosar por los labios de su coñito. Lo abrazó con fuerza. No quería que se fuese nunca.

Muchos minutos estuvieron así. Fernando sobre ella. Acariciando sus brazos. Mirándola. Besándola. Y todavía dentro de ella.

Dos lágrimas cayeron por las mejillas de Lorena.

¿Por qué lloras, mami?

-Porque soy feliz.

CONTINUARÁ