El harem de Fernando (1)

Esta es la historia de un chico normal que consigue un ramillete de mujeres.

María y Lorena, amigas de toda la vida, estaban en casa de ésta última hablando tranquilamente, en el salón. En ese momento, entró Fernando, hijo mayor de Lorena.

-Hola mami. Hola Lorena.

-Hola Fernando. Hacía tiempo que no te veía. ¿Cómo estás?

-Muy bien.

-Ya lo veo.

Fernando se ruborizó un poco. Era un poco tímido y aquella mujer no estaba nada mal. Siempre le había gustado. Más de una vez se había masturbado pensando en ella.

-Bu..bueno, me voy, que me esperan los de la panda. Chao mami. Adiós María.

-Adiós guapetón.

Cuando se iba, María le miró descaradamente el culete. Lorena se dio cuenta.

  • Lorena, tu hijo está cañón!! No me importaría que me diera un repaso.

  • María!!! Pero mira que eres salida! Deja a mi niñito es paz

  • ¿Niñito? Pero si está hecho todo un hombrecito. Tiene...¿Cuántos, 20?

  • 19

  • Uf!!! Lo que haría yo con un yogurín así. Y no me mires así. Seguro que a ti también te gustaría que un jovencito te sacudiera las telarañas del chichi.

  • Ey! Que no tengo telarañas en el chichi.

  • ¿A no? ¿Cuándo fue el último polvo que te echó tu marido?

  • No me acuerdo - dijo Lorena, tras una pausa.

-¿Ves? Seguro que le das al dedo. O con algún juguetito.

  • Oye. Que no todo gira en torno al sexo.

-JA! Eso lo dicen los que no se comen un rosco.

-Cambiemos de tema, vale?

-Como quieras.

A María se le había metido entre ceja y ceja tener algo con Fernando. Estaba muy bien. El conejito le 'aplaudía'.

-Uy, que tarde que es. Me tengo que ir, Lorena. Hasta luego.

-¿Pero a donde vas tan disparada?

-Es que...quedé con el técnico de la lavadora. Como no me la arregle me da algo - mintió.

Lo que María quería era ver si podía ver a Fernando antes de que se fuera. A lo mejor lo pillaba en la calle. A sus 45 años, María era un poco...ligera de cascos. Lo que su marido ya no le daba se lo buscaba por fuera. Y su próxima víctima sería Fernando. Nunca había estado con uno tan jovencito.

-Fernando, Fernando - le gritó cuando lo vio desaparecer por una esquina. El la oyó y se paró.

Corriendo, María se acercó.

-Menos mal que te pillo. Uf, que carrerita. Se me va a salir el corazón. Te quería pedir un favor.

-Eh? Oh, claro, claro.

-Eres un sol. Tengo que mover unas cajas en casa. Son pesadas. Seguro que un chico fuerte como tú me podría echar un buena...mano - le dijo, mirándole a los ojos.

Otra vez el rubor de sus mejillas. A María le pareció tiernísimo.

-Claro, María.

-Estupendo. ¿Te puedes pasar esta tarde?

-Sí.

-Gracias. Recuerdas donde vivo, ¿No?

-Ajá.

Se despidió de él dándole un beso en la mejilla, muy cerca de los labios. Fernando sintió aquella piel tan suave y caliente. Si fuese un hombre más lanzado, quizás....Pero no. No era muy lanzado. Lo único que hizo fue admirarla mientras se iba. Miraba aquel precioso culito enfundado en unos vaqueros ajustados. Pero que buena estaba la amiga de su madre.

María sabía que la estaría mirando. Sintió su mirada clavada en ella. Antes de doblar la esquina miró hacia atrás. Sí, la miraba. Ella le sonrió. La primera fase de su plan estaba trazada. Se notó excitada.

Por supuesto no había ninguna caja que mover. Se preparó a conciencia. De dio un buen baño, se perfumó y se puso ropa ajustada. Unos pantaloncitos cortos y una camisa con un buen escote, mostrando bien sus generosos pechos.

A las cinco de la tarde, la hora del te, la hora de los toros, el timbre de su casa sonó. Fue a abrir. Estaba nerviosa. Pero muy excitada. Lo hizo pasar, dándole otros dos besos. Lo llevó al salón.

Fernando no se lo podía creer. Que guapa estaba María. Que bien olía. Y...uf..que tetas tenía. Se excitó un poco. Luchó porque no se le pusiera dura. Se moriría de vergüenza si ella lo notaba.

Se sentaron en el salón. El un poco tenso. María relajada. Se atusó su bonito cabello.

-Muchas gracias otra vez, Fernando. Eres un sol.

-No hay de qué, mujer.

-Hacía tiempo que no te veía. Has crecido mucho. ¿Quieres tomas algo?

-Un refresco.

Necesitaba algo. Tenía la boca seca. Cuando ella se fue a buscarlo, su mirada volvió a clavarse en aquel precioso culito.... Mierda..se le estaba poniendo dura. Tuvo que colocársela mejor porque le dolía por la postura.

-Toma guapo - le dijo dándole una lata de refresco de cola ( digo refresco de cola porque si dijese Coca-Cola o Pepsi-Cola podría entenderse como publicidad encubierta :)

Fernando alargó la mano para coger la lata. Sintió el contraste del frío metal y los cálidos y suaves dedos de ella.

-Y bueno. ¿Qué es de tu vida, Fernando?

-Bueno...pues normal. Este año empiezo la universidad.

-Que bien. ¿Qué vas a estudiar?

-Informática.

-Siempre te gustaron esos cacharros....¿Y como estás de novias?

-No...no tengo - y otra vez aquella mujer lo ponía colorado.

-¿No? ¿Y cómo es que un chico tan guapo como tú no tiene novia? Si yo tuviese unos años menos no te dejaría escapar.

Lo miró fijamente a los ojos. Fernando aguantó la mirada.

-Antes siempre me mirabas. Me daba cuenta. Pero eras un niño. Ahora eres un hombre. ¿Por qué me mirabas?

-Porque me parecías muy guapa.

-¿Te parecía? ¿Es que ya no te lo parezco?

-Sí, aún me pareces muy guapa.

Ahora ya no pudo aguantar la mirada. Bajó los ojos no sólo sus mejillas enrojecieron. Toda su cara. María se acercó a él. Sus muslos se tocaron. Le levantó la barbilla. Sus miradas volvieron a encontrarse. Acercó sus labios y lo besó. Fernando temblaba. Su corazón latía a mil por hora. También el de ella. Entreabrió los labios y él también lo hizo. Sus lenguas se saludaron.

Las manos de Fernando estaban quietas. No se atrevía a moverse. Ella cogió una de sus manos y la llevó a sus pechos. La apretó contra ellos. Cuando sintió que Fernando la acariciaba, gimió.  Sus pezones se endurecieron. Su coñito era ya un lago. Ese jovenzuelo la ponía a mil. Tan tímido...tan guapo. Bajo su mano y lentamente la llevó a la entrepierna de él. Acarició el duro bulto. Notó la polla. La recorrió con la mano. Parecía grande. A ella le gustaban grandes.

Cuando Fernando sintió como la mano de María le acariciaba la polla sobre el pantalón casi se corre. Apretó más el pecho que tenía en su mano. Metió más la lengua en la boca de aquella mujer que llevaba años deseando. Gimió en la boca de ella cuando oyó el ruido que hizo la cremallera de su pantalón al ser bajada. Volvió a gemir cuando la mano de ella se metió y liberó su polla de su encierro.

María estaba encantada. Tenía en la mano una dura y palpitante polla. Caliente...y de un tamaño respetable. La miró.

-Ummm, Fernandito...Si hubiese sabido que escondías esta maravilla antes....

Como en cámara lenta, Fernando vio como la cabeza de María bajaba hacia su polla. Sintió su boca caliente y húmeda..y se corrió. Fue demasiada excitación. El primer chorro salió a presión y golpeó la garganta de María, que tenía bastante experiencia. Cerró los labios alrededor de la polla y fue tragando el rico y virginal semen.

El sonido que hacía María al tragarse su leche, hacía que Fernando se corriera con más fuerza. Nunca en su vida había tenido un orgasmo tan fuerte. Gemía de placer. Cada espasmo de su cuerpo era un chorro espeso que salía de su polla y caía dentro de la acogedora boca de María, que se lo bebía todo con placer.

Cuando él acabó de correrse, María siguió un rato chupando, limpiando la polla de todo rastro de semen. Y al contrario que pasaba con sus otros amantes, Fernando siguió con la polla dura como el acero después de su espectacular corrida. Lo miró con sus labios brillantes.

-Ummmm, estabas bien cargadito.

-Yo...lo siento.

-¿El qué sientes?

-Haberme corrido tan rápido.

María le sonrió mientras con la mano lo masturbaba lentamente.

-No te preocupes. Es normal...¿Eres virgen, verdad?

-Sí.

-Me lo imaginaba. Además. Me ha encantado. Me gusta mucho beberme la lechita de hombres guapos. Es bueno para la piel, dicen.

Se volvieron a besar. Esta vez no hizo falta que ella llevara sus manos a sus tetas. El solito se las acarició.

-Estoy muy cachonda...Uf...¿Me quieres comer el coño?

-No sé hacerlo.

-Claro que sabes. Sólo usa el instinto.

-Vale.

Con rapidez, María se desnudó.

-Eres preciosa.

-Gracias. Desnúdate tú también.

Mientras Fernando se desnudaba, María se tumbó en el sofá y abrió sus piernas. Tenía el coño depilado a excepción de un pequeño triangulito de vello en el pubis. Con sus manos se abrió los labios del coñito.

-Mira como lo tengo. Todo mojadito por ti. Dale un besito.

Fernando estaba maravillado. Aquel coñito le pareció hermoso. Acercó su cara y lo besó. Su olor lo embriagó. Sacó su lengua y lo lamió. El sabor saladito le pareció riquísimo.

-Agggggggg, así....pásale la lengua por toda la rajita...Y chúpame el clítoris.

Fernando, aunque virgen, sabía como era un coño y las cosas que les gustan a las mujeres. Internet es un gran invento, se dijo cuando atrapó el clítoris entre sus labios y María gimió de placer. Estuvo un buen rato lamiendo y chupando aquel sabroso coñito. María cada vez gemía más. Cada vez se movía más, restregándose contra la cara de él.

-Ummm, Fernando...umm..para ser tu primera comida...aggggggg

No terminó la frase. Un orgasmo le atravesó el cuerpo. Su espalda se arqueó sobre el sofá. Se quedó sin respiración e inundó la boca de Fernando con una gran cantidad de jugos. Cuando María se corría fuerte, como esta vez, parecía casi como si se hiciera pis. A muchos hombres no les gustaba, pero Fernando no se retiró. Siguió lamiéndola y chupándola, y se bebió con gusto todo lo que cayó en su boca.

María tuvo que separarlo. Él seguía y seguía, pero estaba muy sensible tras el orgasmo.

-Espera, cariño..Déjame descansar un poco.

-¿Lo he hecho bien?

-De maravilla. Lo comes mejor que muchos que se dicen buenos amantes.

Fernando se levantó y la abrazó. La besó con pasión. En su pecho sentía las tetas de ella clavar sus duros pezones en él.

-María...¿Te puedo follar?

-Si no me follas ahora mismo te la corto.

Volvió a abrir sus piernas.

-Venga..que no puedo más. Méteme esa enorme polla y fóllame bien follada.

El primer polvo de su vida Fernando lo iba a echar con una de las mujeres que más deseaba. Se arrodilló entre las piernas de María, acercó su polla a al entrada y....falló. Jeje, mucho internet, mucho internet, pero no hay nada como la experiencia real. María cogió la polla y la puso en la entrada.

-Fóllame

Empezó a meterla. Lo que sintió no lo podía describir con palabras. Aquel acogedor coñito lo acogió, recibiéndolo con calor. Miró y vio como la polla era poco a poco tragada. Cuando hizo tope, se quedó un momento quieto.

-Agggggg, 'peazo polla que tienes. Me has llenado el coño, cabrito.

-Ummm, que rico, María..esto..es...maravilloso.

-Calla y dame fuerte...fóllame de una vez..

Y vaya si se la folló. Empezó un fuerte bombeo. La metía hasta el fondo y la sacaba hasta la punta. María se retorcía de placer. Aquel jovencito estaba resultando un amante de primera.

-Agggg, que bien me follas....como te siento....¿Te gusta follarme?

-Ummm, encanta...Si supieras como he deseado este momento. La de veces que me la he meneado pensando en ti.

La confesión de Fernando hizo estremecer a María en un fabuloso orgasmo. Su coño se apretó más alrededor de la polla que la perforaba. Fernando sintió las contracciones en su polla

-Agggg, María...me voy a correr...

-Dámelo todo...Córrete dentrooooooo

La corrida de Fernando fue casi tan abundante como la primera. María sintió como la caliente leche era disparada una y otra vez dentro de ella. Era tanta y él la follaba tan fuerte que se rebosó por fuera y manchó el sofá con la mezcla de semen y jugos vaginales.

Fernando quedó sobre María, que lo abrazó.

-Ummm, Fernando, para haber sido tu primera vez no has estado nada mal. Pero que nada mal.

-Gracias, María...Ha sido....maravilloso.

La besó, con ternura. Habían echado un polvo salvaje, pero ahora se besaban con dulzura. Él besó toda su cara. Ella, con los ojos cerrados, se dejaba besar. Aquel chico que se la había follado tan bien ahora la besaba y la acariciaba con dulzura...con amor. Se sintió bien. No se había sentido así con ninguno de sus amantes.

Se vistieron. Lo acompañó a la puerta y se despidieron con un beso.

-Hasta...pronto, Fernando.

-Hasta pronto, María.

María no lo había pasado tan bien con un hombre desde hacía años. Sintió deseos de contarse lo a Lorena, así que la llamó por teléfono.

-¿Sí?

-Hola Lorena, soy María.

-Ah, Hola María. ¿Cómo estás?

-Ummmmmmmmm

-Ummmm?

-Me acaban de echar el mejor polvo en años.

-Pero mira que eres!!

-Uf, tenías que haberlo visto. Un chico muy guapo...y con una polla estupenda.

-Guarra.

-Era. Digo era, virgen

-Joder. Así que te has tirado a un jovencito. ¿Lo conozco?

-Sí.

-Vaya, vaya.....¿Cómo se llama?

-Fernando.

Se hizo el silencio en la línea. tras unos segundos, Lorena habló.

-¿Te has acostado con mi hijo?

-Sí.

-Eres una hija de puta.

-No lo obligué. Ya es mayorcito. Además, quedó encantado.

-Eres..

-Soy una mujer a la que un guapo chico se la ha follado de maravilla. Sólo de recordarlo me pongo cachonda otra vez.

-No me puedo creer que me cuentes esto.

Era verdad que María estaba otra vez excitada. Llevó la mano libre a su coño y se empezó a tocar, recordando.

-Tuve que cogerle una mano y ponerla en mis tetas. Al principio era muy tímido.

-Calla.

-Si no lo quieres oír...cuelga.

Lorena no colgó. La idea de que su hijo se hubiese acostado con María, al contrario de lo que le decía a ella, le producía un gran morbo.

-Le toqué la polla por encima del pantalón. Uf, cuando se la saqué quedé sorprendida. Tu hijo tiene una bonita polla. Bonita y....grande.....¿Sigues ahí?

-Sí.

-Me estoy tocando el coño. Recordar la polla de Fernando me pone cachonda.

Lorena también estaba muy excitada. Su propio coñito era ya un lago. Tenía que tocarse. Metió una mano por dentro de sus bragas y se acarició. Gimió de placer.

-Lorena..

-Uh?

-¿Te estás tocando tu también?

-.....Sí.

-¿Te excita saber como me folló Fernando?

-Oh..sí..cuéntame más...

-Tenía aquella enorme polla en la mano. Tenía que probarla. Así que me la metí en la boca. El pobre no pudo más y se corrió.

-¿Se corrió en tu boca?

-Y de que Manera, Lorena. Creo que nunca había tragado tanta leche.

-Te...te tragaste su..semen?

-Hasta la última gota. Estaba riquísimo. ¿Tu nunca...?

-No.

-Pues no sabes lo que te pierdes...

Lorena cerró los ojos. Se imaginaba una polla. La polla de Fernando, corriéndose en su boca. Gimió de placer. En el otro lado de la línea, María también gemía.

-Ummm, y luego...me comió el coño...

-Agggggggg

-Y que bien me lo comió. Enseguida aprendió como hacerlo...¿A ti te lo han comido, verdad?

-..No.

-Pero Lorena, ¿Qué clase de vida sexual te ha dado tu marido?

-La normal, creo.

-De normal nada. No sabrás lo que es el placer hasta que un hombre....o una mujer...te coman el coño bien comido y te corras en su boca....Y Fernando lo hace..ummmm...muy bien.

-¿Te corriste en su boca?

-Ya lo creo.

-¿Y no le dio asco?

-¿Asco? Tuve que quitarlo o si no me deja el coño en carne viva.

-Aggggggg

Lorena empezó a meterse los dedos en el coño y a acariciarse el clítoris. Era la única forma de placer sexual que últimamente conocía.

-¿Te...te folló?

-Claro..ummm..que me folló. Me llenó con su enorme polla, Lorena. Me la estuvo metiendo y sacando a toda velocidad hasta que me corrí. Y entonces..ummmm, me llenó el coño a tope de leche. Luego tuve que limpiar el sofá......Aggg..Lo...re..na...

-Aggg, ¿Qué?

-Me voy..a correr...

-Oh, y yo.

Las dos amigas se corrieron a la vez, escuchándose gemir la una a la otra. Lorena, con los ojos cerrados, se imaginaba que todo lo que María le había contado Fernando se lo hacía a ella. El orgasmo que atravesó su cuerpo fue de los más intensos de su vida.

Cuando oyó la puerta de la entrada, colgó el teléfono y se recompuso un poco la ropa. Cuando Fernando entré por la puerta, Lorena aún respiraba agitadamente.

-Hola mami. ¿Estás bien?

-Oh..si, si, muy bien.

Fernando le dio un beso en la mejilla. Ese beso le quemó la piel.

CONTINUARÁ