El Güero Francisco

Me sonrió mostrandome sus blancos dientes me encantó, sin saber que esa noche perdería mi virginidad con él.

Mi vida sexual y como homosexual empezó cuando contaba con apenas 14 años, en ese entonces yo era así; media 1.65, delgado, moreno claro, y siempre he sido nalgoncito a pesar de ser delgado, siempre me han gustado los niños de mi edad, pero si son más grandes mejor, yo era muy tímido y me daba pena que supieran de mis preferencias aunque siempre he sido, creo, discreto y me he comportado como hombre hetero, pero lógicamente algunos si se daban cuenta de mis preferencias reales, había chicos que me proponían cosas pero con morbosidad y lo que yo siempre he querido, es tener a alguien a quien querer y que me quiera como soy y que también tenga mis mismas preferencias, nunca me ha gustado que me usen como para satisfacerse sus instintos sexuales, me gusta disfrutar y que disfruten conmigo, entonces yo no hacía caso de ese tipo de proposiciones.

Un día en las fiestas de mi lugar de nacimiento, por las noches había ferias, bailes, y otras cosas donde divertirse, yo fui con unos primos y de pronto me quedé solo porque cada quien tomó su camino con sus diferentes amistades y los más mayorcitos con sus novias, estaba yo viendo a unos danzantes cuando de pronto en una de las situaciones chuscas de la danza todos reímos y al otro lado de la pista vi reirse y reirse conmigo a un chavo como de 25 ó 27 años, que yo conocía de vista pero que nunca había tenido ningún acercamiento de ningún tipo con él, era realmente guapo, alto, blanco, medio fornido, de ojos color miel, dientes muy blancos y parejos, nariz recta y boca mediana de labios sensuales, con bigote rubio y me guiñó un ojo, no le di importancia y después de un rato busqué otra cosa en que distraerme y estando parado viendo a los tiraban al blanco, alguien me hablo por la espalda, volví la cabeza y era Francisco que así se llama ese cuate y me decía;

¿Sabes tirar al blanco?

No creo que no, nunca lo he intentado, él tomó un rifle y pago varias fichas y me dio el rifle y me dijo;

Anda toma inténtalo, veras que es muy divertido y te picas, luego no quieres dejar de hacerlo, sobre todo cuando vas ganando,

Yo no sabía si aceptar o no, dude, y él insistió y entonces tomé el rifle, intenté tirar, pero como estaba nervioso, no sabía porque él me estaba dando la oportunidad de jugar si nunca habíamos hablado siquiera, además tenerlo tan cerca, se me hizo mucho más guapo, y me ponía nervioso y además tan cerca de mí, sentía su aliento, su aroma de hombre, traía unos vaqueros muy ajustado, se le veía unas bonitas nalgas de hombre muy ajustadas al pantalón y su entrepierna aunque no se notaba nada en especial, si se notaba que el pantalón era llenado en su totalidad, traía una camisa a cuadros manga corta y abrochada a medio pecho y dejaba ver su pecho con vello casi rubio al igual que su bigote, yo intenté tirar pero por ni nerviosismo no atiné ni siquiera pegar cerca de ninguno de los pájaros que pasaban por la manta del fondo, él rió sonoramente y a mi medio mucho coraje, entonces me abrazo por la espalda, acomodándose para indicarme como tirar, con su mano izquierda tomó la mía apoyando el fusil y con la derecha mi mano derecha indicándome como debería de controlar el gatillo y bajo el brazo la culata del rifle, sentí su cara en mi hombro derecho y me indicaba que debería de sostener el fusil de manera que la punta con mi ojo izquierdo abierto la ubicara a la altura de alguna de las hileras de pájaros y el ojo derecho debería de cerrarlo para ubicarme bien y cuando ya tuviera controlado el fusil en ese momento debería de tirar del gatillo, y así estuvimos un rato al principio no atinábamos a nada y reíamos con ganas, cuando se acabaron las fichas me dijo que si quería seguir o buscábamos otra cosa, le dije que mejor buscáramos otra cosa, empezamos a caminar a ningún lado y él me preguntaba, que porque andaba solo, yo le dije lo de mis primos, y que si yo no tenía novia, le dije que no, me preguntó si la había tenido alguna vez, yo le dije que no, luego me propuso tomarnos un refresco, lo compramos y me dijo que nos sentáramos en una de las bancas, él busco una que estaba un poco alejada de los puestos, desde ahí podíamos ver como la gente se divertía en los juegos mecánicos, los que bailaban en los lugares donde había música para ello, como corrían los chiquillos correteándose, me preguntaba que a qué escuela iba, cuantos amigos tenía y volvió a preguntarme por mi novia, yo le dije que ya le había dicho que no la tenía, entonces él me preguntó;

¿Qué no te gustan las chicas?

No sé – le dije –

¿Cómo es que no sabes? ¿ Qué, acaso eres marica? Yo me puse muy colorado y bajé la cabeza avergonzado, y él muy apenado me pidió disculpas y me dijo que le perdonara que no lo volvería ha hacer.

Nos quedamos callados un rato, la banca no tenía respaldo, entonces él cruzó una de sus piernas y quedó montado sobre la banca frente a mí, y me dijo que quería de verdad ser mi amigo y que se sentía muy apenado por lo que acababa de decirme, yo le dije que no tenía importancia, pero que ni yo mismo sabía lo que quería, entonces él me dijo que si me podía hacer una pregunta sin que me sintiera mal, y que si no quería no le contestara y que hiciera de cuenta que había hecho tal pregunta, pero que realmente le dijera si podía preguntarme, yo dudé, pero luego le dije que sí que preguntara lo que quisiera, que de alguna manera quería yo desde hace mucho platicar de mis cosas con alguien, Él se quedó mirándome a los ojos, y me puso nervioso, esa mirada me derretía y muy serio me dijo;

¿ Acaso te gustan los chicos? Me quedé callados por unos momentos, sabía que esa sería la pregunta pero no sabía si contestar o no

Sí...

Desde cuando sientes esa atracción, por los chicos.

Creo que desde siempre, y eso es lo que me hace sentir mal

¿Mal porqué? Si esa es tu preferencia, no tienes porqué sentirte mal, simplemente tú eres así, nada más trata de ser como tú eres.

Sí, pero no es tan fácil, si mis padres lo supieran, o me matan a golpes, sobre todo mi papá o me corren de la casa y además la gente es muy cruel.

En eso tienes razón, me imagino que no debe ser tan fácil vivir así, pero bueno dejemos de ver las cosas de manera negativa y démosle un giro. ¿Algún chico en especial que te guste?

Yo sin pensarlo y viéndolo a su entrepierna que aunque no tenía erección así como estaba sentado a horcajadas en la banca me lo presentaba, sin malicia estoy seguro, le dije;

Sí, tú.

Él abrió más grande los ojos y se me quedó viendo sin saber que decir.

Perdón, - le dije – pero me traicionó el subconsciente, pero no me había fijado en ti de esta manera y como haz dado confianza y me siento a gusto platicando contigo, quiero ser franco contigo, y espero no te ofendas, pero tú me gustas mucho como hombre... aunque no quiero que pienses nada malo, simplemente tú me preguntaste y yo te contesto con mi verdad en este momento.

Pero es que yo soy mucho mayor que tú, por lo menos te llevo 10 años, y además yo nunca he tenido, ni siquiera me ha pasado por la mente, tener que ver con otro hombre, me caes bien, pero no creo que podamos tener otro tipo de relación más que amistad de hombre a hombre.

Yo lo sé y no pretendo nada, pero si alguna vez tuviera que ver con otro hombre, me gustaría que si no eres tú, fuera alguien muy similar a ti.

Francisco pasó nuevamente la pierna hacia delante y nos quedamos callados un buen rato, sólo de rato en rato cada quien le daba un sorbo a su refresco, luego dijo que si ya quería irme que él me acompañaba cerca de mi casa. Empezamos a caminar y nadie decía nada, mi casa quedaba como a unas diez cuadras de ahí, y las calles aunque iluminadas estaban casi desiertas, parecía que toda la gente estaba concentrada en la feria, a unas cuantas cuadras se detuvo y me dijo;

Y si yo fuera esa persona que buscas, ¿cómo sería nuestra relación? ¿Qué idea tienes tú de cómo sería esa relación?

¿ Cómo? No entiendo que preguntas exactamente.

Sí, como sería, yo que sería para ti, y tú que serías para mí.

Pues no sé, me supongo que alguien a quien contarle mis cosas, a alguien a quien querer y que quiera y me respete como yo lo haría con él.

¿Crees que llegarías a quererme así como dices?

Claro, creo que ya estoy empezando a quererte.

Pero además de todo eso que dices, creo que debe de haber algo más... más carnal, después de los buenos y bonitos sentimientos, ¿no crees?

Si claro, es como una pareja de hombre y mujer, como novios entre una chica y un chico, con abrazos, caricias, besos...

Después de unos instantes de silencio, él agregó:

¿Sexo?

No lo sé, yo nunca lo he hecho, y me daría miedo hacerlo.

Porqué no lo sabes, y porque te daría miedo.

Pues por eso porque nunca lo he hecho, aunque tengo la idea de cómo se hace, nunca lo he intentado siquiera.

Me tomó de un brazo y me hizo hacia el hueco de una puerta cerrada que estaba junto a nosotros, y me abrazó de la cintura y me miró muy fijamente a los ojos, yo no sabía que hacer, pero tampoco podía apartar la mirada de sus ojos, era como si me hipnotizado y no pudiera moverme, como si no fuera dueño de mis impulsos, lentamente fue acercando su rostro al mío, entreabrió sus labios y me beso ligeramente en los míos, yo me quedé frío y no reaccioné, se separó un poco de mí y me dijo muy quedo, casi un susurro;

¿No quieres besarme? Yo únicamente moví la cabeza aceptando.

Él volvió a acercar sus labios a los míos y yo sin abrirlos traté de besarlos, Francisco se separó un poco y me dijo que así no se besaba, que abriera ligeramente los labios, todo esto como un susurro, hice lo que me decía y empezó a besarme con pasión, yo correspondía como pensé que tenía que hacerlo, de pronto su lengua empezó a entrar en mi boca y buscaba la mía, me mordisqueaba los labios y me los chupaba ligeramente, yo también hacía lo mismo, empecé a sentir mucho calor en todo mi cuerpo, un cosquilleo en mi columna vertebral, mis piernas se me aflojaban y Francisco cada vez me apretaba más contra su cuerpo y pude sentir su calor, su aroma, y de pronto la dureza de su virilidad, terminó el beso y sin separar casi nada su cara de la mía, me dijo muy quedo;

  • Me gustas mucho

Tú más, y siempre me habías gustado, pero nunca pensé, ni me imaginé siquiera que alguna vez estaría así contigo, simplemente no me paso por la mente.

Vamos a mi casa para estar en más confianza aquí alguien nos puede ver.

Me tomó de una mano y me hizo seguirlo sin darme tiempo a decir nada, luego me pasó un brazo por mis hombros y nos encaminamos a su casa sin intercambiar palabras, yo iba muy nervioso, no sabía que iba a pasar pero a la vez iba feliz por haber descubierto lo hermoso era que un hombre como él me besara y me hiciera sentir eso que yo acababa de experimentar, ahora recordaba que él era solo en el lugar, él era contratista en una obra en la cual hacía una presa, cuando llegamos a donde vivía buscó sus llaves y abrió dándome el paso para que yo pasara primero, estaba oscuro él tanteo el apagador y cerró la puerta me dijo que me pusiera cómodo que me sentará, me senté en el único sillón que había, él se quitó la camisa dejándome ver su lindo torso, semi velludo formando una especie de cruz, la vellosidad iba una tetilla a la otra y bajaba un poco esparcido hacia el ombligo y luego en un tupido caminito se perdía en la cintura de su pantalón, fue a lo que tenía como cocina y trajo dos vasos y sacó de refrigerador un refresco, sirvió los vasos, me dio uno, y se sentó junto a mí tomando del suyo, yo estaba nervioso y tomé ligeramente de mi vaso y me quedé callado, él se me quedó viendo y me preguntó que qué pensaba, yo le dije que no sabía, él me rodeo con su brazo mis hombros y me dijo;

¿Por qué tiemblas?

No lo sé

Tú nunca sabes nada, ¿qué no tienes otra respuesta? No estés nervioso, veras que aquí estaremos mejor, no haremos nada de lo que no estés seguro hacer, si quieres nada más platicamos. Cuéntame más de ti.

No, no, hagamos lo que tu quieras, tu dime que quieres que hagamos, yo estoy aquí porque así lo quiero y no me arrepentiré te lo aseguro, lo que pasa es que estoy nervioso, nunca había estado así con nadie y además tu sonrisa, tu boca, su mirada, tu, tu...

Mi qué

Tu cuerpo así, sin camisa me pone nervioso, pero me gusta.

Me quitó el vaso de la mano y lo puso en una mesita donde ya había puesto el de él y me volvió a abrazar y nuevamente me empezó a besar, yo me dejé llevar, me entregué totalmente y deje que todo siguiera su curso, me desabrochó la camisa y me la quitó, luego sin dejar de mirarme me volvió besar, y luego se desabrochó el pantalón y dijo que le lastimaba la panza por la posición en que estabamos, me empezó a acariciar el pecho, jugueteando con mis tetillas y pasando su mano por mi vientre. Yo lo miraba sintiendo admiración por él, era realmente bello, o por lo menos yo así lo veía, me miraba con ternura.

¿Estas seguro de querer estar así conmigo?

Si muy seguro y estoy dispuesto a lo que tu digas,

Quiero hacerte el amor... ¿sabes que es eso, verdad?

Creo que sí, y si quiero que me lo hagas,

¿No te da miedo? ¿No te arrepentirás luego?

No, quiero que tú seas el primero

¿Qué edad tienes?

18, le mentí, él se sonrió y me dijo;

No mientas, tú no andarás entre los 13 ó 14 años,

Acabo de cumplir 15 el mes pasado,

Estás muy chico, creo que mejor lo dejamos para otra ocasión.

No, no, por favor Francisco, no hagas que me lleve una decepción, por favor te lo ruego...

Pero es que eres menor de edad y lo que es peor demasiado chico, te aseguro que apenas estás emplumando ( refiriéndose a que apenas empezaba a salirme el vello público)

No, mira

Y me desabroché el pantalón y me bajé un poco la trusa para enseñarle mis incipientes vellos de la pelvis. Él se sonrió y me dijo;

Es que eso no es todo...

Entonces yo agarré y me pendí de su boca para no dejarlo seguir ablando y lo besé con pasión o por lo menos eso creía yo, tratando de convencerlo y mi mano busco su bragueta y metí la mano buscando su sexo, pero su trusa me estaba dando problemas. Me tomó la mano que hurgaba entre sus genitales y me la quitó y dijo, no quiero problemas ni para ti, ni para mí.

Por favor Francisco, por favor mi amor, no me hagas esto, ya me había ilusionado

Es que... le pude una mano sobre sus labios para no dejarlo hablar.

Por favor, por lo que más quieras, te prometo que no quejaré, que aguantaré todo lo que me tenga que aguantar... sí... verdad que sí... sí...

Hubo un silencio y luego tomándome de la mano me hizo seguirlo a su cuarto, entrando me quedé parado viéndolo mientras se quitaba los zapatos y se sacó el pantalón quedándose sólo con su trusa y vi la erección de pene, luego se acercó a mí, me bajó el pantalón, entonces yo me quité los zapatos uno con un pié y el otro con el otro pie y luego me bajo la trusa que también yo aventé con mis pies y quedé totalmente desnudo frente a él, yo también ya tenía una erección total, me abrazó muy fuerte y me besó con mucha pasión y empezó a besarme las orejas y a resoplar delante de ellas, y me fue guiando hacia la cama y me tiró sobre ella, sentí a mis espaldas la suavidad de la colcha, él poco a poco se fue recostando casi sobre mí, su verga ahora creo había crecido más, yo deseaba tocarla pero no me atrevía, él me mordisqueaba las orejas, luego fue bajando por mi pecho y me lamía los pechos, y yo me sentí mujer en ese momento, me imaginé tener busto grande y que Francisco se estaba agasajando con ellos, me acariciaba mis nalgas y con grande manos me las apretaba que llegaba a hacerme daño, yo ahogue un pequeño quejido y él dijo,

Perdón, trataré de no ser brusco, me olvidaba que es tu primera vez, además eres tan frágil,

No amor, hazlo como a ti te guste, que yo lo disfrutaré, de hecho me gustó mucho que lo hicieras así y fue un quejido de placer.

Sentí como fue metiendo su mano dentro de la raja de mis nalgas y rozaba con sus grandes y duros dedos el centro de mi ano, y yo sentía mucho placer y empecé a gemir y a retorcerme, me sentía muy cachondo, no me di cuenta cuando se quitó la trusa, de pronto sentí junto a mi pierna su verga caliente y dura volví la cara y vi esa tremenda verga totalmente parada, venosa y con la cabeza descubierta por la erección y rosada, brillante, le salía como saliva de su glande, su bolas estaban contraídas y llenas de pelos, de hecho toda su pelvis era una maraña de vellos, agarró una de mis piernas y la subió sobre la de él, la que le quedaba arriba, porque ahora estaba acostado junto a mí de lado, entonces su verga quedó entre mis piernas, yo me tuve que agarrar la mía junto con mis bolas para poder ver como su verga se perdía en mi entrepierna y ya la sentía cerca de mi ano, yo pensé que en eso momento la iba a recibir y me estremecí, pero no fue así, Francisco depositó bastante saliva de su boca en su mano derecha y me la unto en mi ansioso ano y me empezó a sobar, tratando de meter su índice y cuando pudo meter la punta me dolió un poco y me dolí y él me dijo que me calmara que tratara de relajarme, luego sentí que entraba ya el primer nudillo y de pronto lo tenía yo todo dentro, y aunque me dolió sentí yo mucho placer, lo estuvo moviendo durante un rato como tratando de abrirme más y más, yo únicamente atinaba a retorcerme de placer en la cama, mientras me dedeaba me miraba con ternura, a mí me estaba dando tanto placer y le decía;

Ya por favor, hazme lo que sigue, me siento tan caliente, que ya no aguanto más.

Con calma, con calma, si no te hago esto no podrás recibirme, y así te molestaré menos al entrar en ti,

Ya, por favor, ya, - sólo atinaba a decir yo – ya amorcito, ya hazme tuyo por favor.

Me dio la vuelta ya que estabamos de frente, y quedé dándole la espalda, me levantó una pierna se acomodó justo atrás de mí de manera que mis nalgas quedaron justo a la altura de su pelvis, me puso más saliva y puso su glande justo en la entrada de mi año, me dijo;

Quiero que te relajes y que sueltes el cuerpo, te va a doler necesariamente un poco, pero te tendrás que aguantar un poco, pero me dices si te duele mucho y yo me detengo el tiempo que sea necesario. Cuando haya entrado mi glande no podré hecharme para atrás ya que el dolor al salir va a ser el mismo que de entrada por lo tanto si ya te dolió al entrar no tiene caso sacarla, mejor te aguantas y poco y luego sigo.

Empujó y no entró, volvió hacerlo y nada, yo no sentía dolor alguno, pensé que había exagerado, se reacomodó y volvió a empujar y yo sentí un tremendo dolor que no pude evitar gritar y salirme lágrimas de ambos ojos. Cálmate, me decía, relájate por favor, se quedó quieto y me besaba con ternura, pero sin dar marcha atrás, yo sollozaba bajo, para no molestarlo, ya que me lo había advertido, me sentía poseído, pero lastimado, y sentía mi ano muy caliente y parecía que me iba a reventar, Francisco se reacomodó nuevamente tratando de no seguir lastimándome, yo dejé después de unos momentos de gemir, y sentí como empujó otro poco, me volvió a doler, me quejé menos, se detuvo, y me acariciaba las nalgas y me besaba tiernamente en mis hombros, yo volví la cara buscando la suya, me dio un beso casi rozando mis labios, le dije que siguiera, empujó otro poco, me seguía doliendo cada vez menos, entonces yo le dije que no parara, que el dolor había cedido, no era cierto, lo cierto era que era mucho menor, pero me estaba gustando mucho sentirme con algo de él dentro de mí, qué digo algo, mucho de él, ya que yo sentía algo tremendo que me estaba partiendo el culo, pero que a la vez lo disfrutaba, empezó a meter y meter poco a poco, suavemente, me apretaba por la cintura para poder penetrarme más, el dolor cedía para dar paso a un placer enorme, sentía como se deslizaba hacia dentro esa dureza de su verga, cada vez me sentía más apretado, de pronto sentí como empujó con más fuerza aún y pude sentir su pelambrera pegada a mis nalgas, y dijo;

Por fin...

Ay qué rico amorcito, ahora si soy todo tuyo, te tengo totalmente dentro de mí, cógeme amor, hazme tuyo, hasta saciarte, te juro que lo estoy disfrutando.

Empezó a sacármela y a metérmela, primero poquito y cada vez sacaba más para meter más y más, hasta que sólo dejaba la cabeza dentro y volvía a meterla hasta el fondo, primero suavemente y luego empezó a subir el ritmo y empezó a jadear ahora él.

Toda, toda por favor... más, más, soy tuyo, soy tuyo, haaaagggg, hay amor que rico te siento, que rica y dura la tienes, no importa ahora tu tamaño, no importa ya la aguanté toda, dámela toda, soy tuyo, hazme lo que quieras, pero cógeme, cógeme más por favor, haaaaagggggggg

Francisco pronunciaba palabra sólo gemía y me mordía los hombros y las orejas y me resoplaba en ellas y me apretaba por la cintura muy fuerte, que yo sentí que me iba a sacar el aire. Luego sus cogidas eran cada vez más fuertes, yo pujaba y gemía sonoramente y la cama rechinaba con las arremetidas de Francisco, él gemía y gemía cada vez más fuerte, de pronto fue bajando el ritmo y yo sentí que algo me quemaba por dentro, y francisco, me apretó más aún y dio un prolongado gemido, fue bajando el ritmo hasta que cesó, yo entonces me di cuenta que también había eyaculado, sin sacármela, dejo de abrazarme y se dejo caer sobre su espalda y resoplaba descansando, sudando totalmente, yo no podía verlo totalmente ya que en mi posición y porque no se me saliera su verga no me podía mover del todo, aún la tenía dura y grande, yo le pregunté si lo había disfrutado, él me dijo;

Cabrón que culito tienes, no cabe duda que eres nuevo, aprietas de lo lindo, lo disfruté plenamente, valió la pena el riesgo y me atengo a las consecuencias.

No las habrá ya verás, por mi parte nadie lo sabrá y si alguien sospecha y pregunta yo lo negaré,

Que rico culito, cabrón, es la primera vez que me cojo a un hombre y la verdad fue fabuloso.

Luego con mucho cuidado me la fue sacando, de pronto, se sentó y asustado me dijo;

En la madre, estás sangrando cabrón, y ahora que hacemos.

Yo me espanté y me incorporé también, abrí las piernas para verme y si, un hilo de sangre salía de mí y había una pequeña mancha en la colcha, también había manchas de semen mezclado con sangre y me espanté, él se preocupó pero me dijo que no me preocupara que era natural pues como yo era virgen, y muy pequeño, que por eso no se quería arriesgar, corrió al baño y trajo una toalla mojada, no pude evitar ver como cuando regresaba corriendo sus pelotas rebotaban junto con su verga contra sus piernas, me limpió muy tiernamente, y me decía que no me preocupara que ya iba a pasar, efectivamente después de estarme limpiando un rato dejó de salirme sangre y como yo no sentía ningún dolor, a no ser porque me sentía adolorido y abierto por la tremenda tranca que había recibido, luego me empezó a besar y acariciar, y después dijo que nos vistiéramos que me acompañaría hasta mi casa, era la una de la mañana y yo pensé en mi casa me van a matar, seguramente me andarían buscando, llegamos a mi casa y nadie había llegado, como a la medía hora, yo me había bañado y medito a la cama cuando llegaron y me preguntaron que a donde me había metido que ellos se habían quedado en el baile, yo les dije que me aburrí y que luego me regresé a la casa y me puse a ver una película, todos se fueron a dormir y ahí quedó todo. Con Francisco me seguí viendo algunas veces más, pero eso será parte de otra narración.

Cualquier comentario lo recibiré con gusto carlosvic@latinmail.com.mx