El guardabarros
Una noche de pasión contigo, muchas gracias Baby, tu sabes por qué...
Pues allí estaba yo, esa calurosa mañana de domingo me había decidido a lavar el coche, aun con una resaca de caballo... Y nada más empezar, la vi, esa marca en la aleta del guardabarros delantero, inconfundible... Me hizo sonreír, al recordar como se había hecho, un par de noches antes, y lo bien que lo pasamos mientras...
Esa noche, después de pasar todo el día de playa, en vez de irnos de bar en bar a disfrutar de la última noche que pasábamos juntos en la isla, decidimos irnos de paseo por el monte, hacía una noche maravillosa... Calor, sin nubes, podíamos disfrutar del cielo estrellado, de la luna...
Nada más subirnos al coche, me di cuenta de que iba a ser muy difícil mantenerme concentrado en la carretera, ibas preciosa, con ese pantalón cortito que dejaba ver casi completamente, tus piernas, esas interminables piernas que me volvían loco cuando me abrazaban... Por eso lo primero que hice fue comerte a besos sin siquiera arrancar el motor.
Cuando conseguiste que me separase de tus labios, decidí que esa noche disfrutariamos como nunca.
Era imposible mantener mis manos alejadas de tus piernas, me faltaban manos para acariciarte, girar el volante, darle a la palanca de cambios... Perdí la cuenta de las veces que detuve el coche para abalanzarme sobre ti... Esa mirada de deseo que tenías, los ojos brillantes... Cuando quisimos darnos cuenta nos metíamos mano directamente sin tapujos, me encantó descubrir que debajo del pantalón no llevabas nada... El tacto de tu sexo depilado, húmedo... Y tu mano buscando mi polla, a estas alturas ya no podía disimular la tremenda erección que tenía, y tu mano masturbandome no ayudaba. Necesitábamos parar y follar...
Como pude, llevé el coche a un famoso sitio del monte de la isla, lugar al que suelen ir las familias durante el día a comer y pasar el día... Nosotros fuimos desesperados, a comer, pero comernos nosotros mutuamente.
Nada más aparcar en medio del acceso, nos dedicamos a comernos a besos, a caricias... Arrancandonos la ropa, sin importar que alguien por casualidad pasase por allí, no importaba, solo estábamos tu y yo.
Recuerdo tus tetas, grandes y duras, con esos pezones grandes y rosados, brillando por el sudor, pidiendo a gritos que las chupase, mientras me acercaba, besando, lamiendo todo lo que encontraba a mi paso, tu boca, cuello, los hombros... Hasta que llegué a tus tetas, y me pasé un buen rato comiendo esos pezones que pedían guerra a gritos, mientras sentía cada vez apretabas más fuerte mi polla, síntoma de que te gustaba...
Decidimos pasarnos a la parte trasera, allí había más espacio para disfrutarnos... Me cogiste la polla y empezaste a chupar como un auténtica profesional, te la tragabas entera, la sacabas y lamias todo el tronco, y los huevos, y otra vez toda para adentro... Me tenías en la gloria, si seguias así no aguantaría mucho sin correrme... Cuando notabas que estaba a punto, la sacabas de tu boca y jugabas con la punta, eso me enloquecia.
Hasta que no aguante más y te tumbé en el sillón, bien abierto, para devolverte la excelente mamada que me estabas haciendo un rato antes. En la oscuridad brillaba como nunca el pircing que tienes en el clitoris, señalando el camino. Y me lancé a por el, aunque por el camino me entretuve besando tus tetas, me enloquecen, no podía dejar de comerte una mientras con una mano sobada el pezon de la otra, sintiendo como cada vez estabas más exitada, como aumentaban tus gemidos.
Continúe bajando, sin dejar de acariciar tus tetas, a la vez que iba lamiendote toda... Hasta llegar al coñito, ese jugoso manjar que estaba chorreando de lo exitada que estabas, pringando hasta el sillón con tus jugos. Con la lengua recogí lo que iba escurriendo, bajando por el culo... Delicioso... Acercandome lentamente hasta tu coñito, mientras tu no parabas de gemir. Y llegué hasta el clitoris, con ese pircing que tantas ganas dan de jugar con el. La mía, cupé, comí, bebí... Me puse morado comiendote toda, follandote con mi lengua, con mis dedos, con ambos a la vez... Sintiendo como cada vez estás más cerca del orgasmo... Sintiendo como cada vez que te meto tres dedos, tu vagina tiembla, los aprieta... Y el chop chop cada vez que meto los dedos hasta el fondo es más fuerte... No puedo remediarlo, me encanta tu sabor, no paro de recoger tus jugos con la lengua. Hasta que estallas en un orgasmo bestial, gritas, te retuerces, mientras no dejo de follarte con los dedos y chupar todo lo que sale de tu coñito...
Entonces, mientras sigues corriendote, me pongo entre tus piernas, y apoyo la punta de mi polla en tu 3ntrada, y sin esperar más, te la clavo hasta el fondo, hasta que siento golpear mis huevos con tu culo, y empiezo a follarte sin piedad, te doy con todo, y tu empiezas a pedir más y más, se acerca otro orgasmo... Y no paro hasta que siento que te corres otra vez, que aprietas mi polla con tu coño como si quisieras exprimirme, mientras siento tus jugos escurriendo por todos lados.
Te dejo descansar un poco, sin salir de ti, sintiendo como vibras, como jadeas suavemente... Te saco del coche, y te apoyo en la aleta del guardabarros, ahí es donde se hizo la marca, tus nalgas desnudas quedaron grabadas como un tatuaje en el guardabarros... Ahí mismo te vuelvo a penetrar, sin delicadeza, hasta el fondo, necesito correrme ya, empiezo a bombear tan fuerte como puedo, mientras me pides más, y más... Siento que mis huevos no resisten más, y sigofollandote a tope, quiero correrme lo más adentro de ti que pueda... Siento como llega, como exploto dentro de ti, mientras oigo tus gemidos, llenandote sin dejar de bombear... Rebosa leche por todas partes.... Tu has vuelto a correrte, nos sentamos en el suelo para no caer nos... Y así, abrazados, sentados en el suelo, sudados... Nos besamos mientras vemos la luna aparecer entre los árboles...