El guarda de seguridad (1)

De como el director gerente de una empresa gubernamental se convierte en esclavo del nuevo guarda de seguridad.

EL GUARDA DE SEGURIDAD

Me llamo Juan y aunque sólo tengo 27 años soy el Director-Gerente de una empresa gubernamental. Nunca he hecho gimnasia pero tengo un tipo bastante bien formado sin llegar a ser cachas, los jueves juego con unos amigos a fútbol sala y esto me conserva. Cuando nos duchamos después de los partidos mis ojos siempre se van a mirar las pollas y los culos de mis amigos y a veces nos gastamos bromas: "a ver quien la tiene mas grande", " a que te toco el culo", "ya te gustaría a ti que te la metiera", etc. Tengo una polla de 19 x 4 cm, es decir que no esta nada mal. Y aunque todos sospechan que soy gay nunca lo comentan delante de mi.

Hace un par de meses cambiaron un guardia de seguridad del trabajo, el nuevo era un chico de unos 25 años y rubio, muy guapo y cachas (mas tarde sabría que mide 1.88 cm y pesa 81 kg. de puro músculo). Se llama David.

Desde el principio me gusto y no sabia la manera de conquistarlo ni tampoco si le gustaban los hombres.. Así que empecé a saludarlo y a entablar conversación con el cada ves que me lo encontraba haciendo la ronda de vigilancia. Cuando lo veía venir salía al pasillo para invitarlo a tomar café y así un día y otro. Congeniamos y el cogió confianza a pesar de que sabía que yo era el jefe.

Un día tomábamos café los dos solos y le pregunte si había usado alguna vez las esposas que llevaba colgadas de la cintura, me contesto que no, yo se las acaricié y me dijo "quieres probarlas" a lo que yo le dije "más tarde". Y cada uno volvió a su puesto de trabajo.

Un poco antes de la hora de terminar el trabajo se presento en mi despacho y me preguntó si era buena hora para probar las esposas y yo le conteste que si, se las sacó de su estuche para llevarlas colgadas del cinto y cogiendome los brazos me esposo a la espalda. Sentí una sensación estaña al principio que por segundos iba en aumento y me gustaba, él me lo pregunto y al contestarle que sí me habrió la americana y me pellizco los pezones por encima de la camisa y yo lancé un supiro de agrado, a continuación me beso en la boca al mismo tiempo que con una mano me aguantaba detrás de la nuca , con la otra empezó a tocarme la polla por encima de los pantalones, esto duro un buen rato que a mi me pareció demasiado corto. Yo no se si él se dio cuenta pero me corrí sin poder gemir ya que su lengua ocupaba toda mi boca. Me quitó las esposas y sin decir ni media palabra salió del despacho.

Al día siguiente no lo vi por ningún lado a pesar que lo busqué, pero al segundo día por la mañana vino a mi despacho para decirme que a las tres cuando todo el mundo se fuera lo esperara allí y dejó una gran bolsa prohibiéndome abrirla.

Aquella mañana se hizo eterna y me moría de ganas de abrir la bolsa, pero me aguante.

Poco antes de las tres regreso al despacho y me dijo: si te gustó lo del otro día prepárate que hoy será mejor todavía, y vaya si lo fue.

Para empezar desnúdate y sólo déjate el slip, así lo hice, me esposó otra vez con las manos a la espalda y abrió la bolsa para enseñarme el contenido que no era otro que aparatos para la práctica del sadomasoquismo, mi polla cuando vió aquello se estiró y ya salía por encima del elástico del slip. Me separó las piernas y me las ató con una barra, después me puso un collar ancho de perro que unió con una cadena a las esposas tirandolas hacia arriba lo que forzó mis brazos y otra cadena que iba del collar a la barra de los pies forzando a que bajara la cabeza y doblara las piernas dejándome en una postura bastante incomoda y grotesca pero que me gustaba. Mi polla parecía que iba a reventar viéndome en aquella postura y pensando que en cualquier momento podía asomar alguien por la puerta, no sabía que él se había cuidado de cerrarla bien.

"Te gusta esto"?

"Si", un manotazo.

"Si, que"?

"Si mi amo", respondí.

"Eso esta mejor cerdo, que te parece si te hago unas fotos y las enseño a tus jefes o mejor todavía si las cuelgo en internet". No lo hizo.

Yo pensaba que no podía disfrutar más y vaya que sí.

Se sacó la porra del cinto y me dijo que la chupara y la ensalivara, por la pernera del slip me saco los huevos y los sobó un rato y después me fue metiendo la porra poco a poco, las piernas me temblaban de gusto y me fue follando con la porra hasta que me corrí sin que en ningún momento me hubiera tocado la polla que a pesar de la gran corrida estaba otra vez dura.

Me desató y con un dedo recogió la leche que había quedado en mi barriga y mis slips y me la hizo tragar cuando terminó me dijo : "ahora lame toda el semen del suelo hasta dejarlo bien limpio". Así lo hice y cuando termine me ordeno que me vistiera y me fuera a mi casa. Me vestí y cuando iba a salir del despacho me dijo: " el viernes volveremos a hablar cerdo maricon".

Peró esto será otra historia.