El grupo de Victor (3: El servicio de habitaciones

Como cada noche pedía lo mismo al servicio de habitaciones ... ¿le gustaría la propina al camarero?

EL GRUPO DE VICTOR (3)

(EL SERVICIO DE HABITACIONES)

Antes de nada me gustaría recordar, que todo esto que os cuento del viaje a Venecia, ocurre en el año 2006 y es cuando Jaime entra a formar parte de mi grupo de amigos. Dicho esto, os cuento la experiencia del servicio de habitaciones.

Llamé como cada noche al servicio de habitaciones, y pedí lo de siempre. Unas tostadas de pan de molde, un cuenco de mantequilla y otro de mermelada de fresa. Sabía que, como cada noche, subiría a traerme la comanda Mario el camarero del turno de noche. Mario era español afincado en Venecia, se vino para trabajar un par de meses y ya llevaba tres años en el hotel. Lo sabía por que el primer día que llegamos al hotel, fue el quien nos condujo hasta la habitación. 214 y 216, segunda planta con vistas a la piscina … nos dijo en nuestro idioma … y durante todo el trayecto nos contó su vida. A mi no me importaba por que el tío estaba para mojar pan y otras cosas, … estaba buenísimo.

Acompañó primero a Luis y a Jaime a la 216 y luego a David y a mi a la 214, y así fue dejando en cada habitación a todos los universitarios que estaban en nuestra planta. Ya por la noche, la primera vez que pedimos tostadas al servicio de habitaciones, vino a servirnos el, … y la segunda vez, el también … y ahí fue cuando nos dijo, que toda esa semana tenía turno de tarde noche.

El cabrón era un modelo de guapo, un morenazo … con un cuerpo bien formado, unos ojos verdes intenso que no le cabían en la cara. Una forma de hablar, comportarse, moverse como un macho, que te daba un morbo de la leche. Andaba que parecía que no le cabía el paquete entre las pierna, … y eso me ponía super caliente, … solo imaginar lo que tendría ese hombre ahí escondido. Me encantaba abrirle la puerta de la habitación, solo con los slip para ver la expresión de su cara, para leer en su rostro que le gustaba lo que veía. De vez en cuando mientras el servía el pedido, yo me arrascaba el paquete y me tiraba de la tela de los slip, que se me metía por la raja del culo … y todo esto sin dejar de mirarle la cara. Reconozco que era un poco descarado, pero yo intuía que a ese tío le iba el rollo, … y lo que tendría que ser echar un polvo con el colega.

Esa noche pegó a la puerta y como siempre le abrí en ropa interior. Después del relato de Jaime con el Champi y su follada de campamento, ya os podéis imaginar como tenía el paquete cuando le invité a pasar. El tío se coscó de todo, y no era para menos, … con la postura de Jaime tumbado en la cama en calzoncillos y con un paquetón, que se veía a la legua la empalmaera que tenía en la polla. Mientras el camarero colocaba las cosas en una mesa pequeña, me acerqué a Jaime y le pregunté en voz baja, que si le gustaba. A lo que mi nuevo amigo respondió con un soplido de boca y un movimiento de cabeza que lo respondía todo. Comprobado que a los dos nos gustaba el tío, empecé mi juego

– Oye, … que dice mi amigo, si no te importa que te chupe la polla?

El tío se quedó a cuadros, … la cara era un poema, se quedó extrañado como si no fuera con él la pregunta. Jaime no salía de su asombro de mi atrevimiento … no podía creerse que le hubiera dicho eso al camarero. Cuando el colega reaccionó, solo pudo soltar cuatro palabras

– Pero, … ¿que dices tío?

– Lo que has escuchado, … que a mi colega le gustaría mamarte el cipote.

Vaya, si a ti no te importa claro.

A Jaime se le iban a salir los ojos de las cuencas, de hacerme señales con ellos, … como diciendo … ¿que haces Víctor?.

– ¿Tu de que vas tronco?

– Mira tío, … llevamos tres días en este hotel. Cada noche he llamado al servicio de habitaciones para pedir algo y siempre has venido tu a servirme, y siempre me has pillado en ropa interior … Pero, tu que te crees, que yo soy ciego, … que me he caído de un árbol. Me has comido con los ojos cada vez que has entrado en mi habitación, y no solo a mi, si no a mi compañero de cuarto también. Y no me sueltes el rollo ese, de que como tu también eres español, querías ser mas amable y atento con nosotros.

– Así que el gran hombre me ha calado, … tu solito has descubierto que me gustáis, … que sería lo más echaros un polvo a los dos y joder toda la noche con vosotros … ¿es eso lo que quería que te dijera? … pues si, me ponen los tío y si surge un rollo con algún cliente lo aprovecho.

– Pues dicho esto, te vuelvo a preguntar lo mismo. ¿Quieres que mi amigo Jaime te chupe la polla?

– Claro que si, pero … tu amigo y tu, los dos a la vez.

– No, mi amigo Jaime solo.

– Y tu también, … los dos.

– No

– Si

– No

– ¿Por qué tu no quieres hacerme una mamada? ¿Es que no te gusto?

– Claro que me gustas, si estás buenísimo … si con solo mirarte me pones cachondo.

– Entonces, … ¿donde está el problema para que me chupes la polla?

– ¿Problema? … ninguno. Solo me reservo para lo que tu quieres de mi, y estás deseando como un loco que te dé.

– ¿Y que es lo que quiero que me des?

– Mi culo, … quieres follarme el culo desde el primer momento, que me vistes en calzoncillos … ¿a que es verdad?

Mario, el camarero no dijo nada, se bajó la cremallera del pantalón y sacó su polla. Cogió un poco de mermelada y la untó desde la base del cipote hasta el capullo. Agarró de los pelos a mi colega Jaime, lo arrodilló, y le dio a comer toda aquella carne aderezada con la viscosa mermelada. Le fue pasando la polla entre los labios, manchando la boca y la cara del liquido pringoso.

Su lengua era como una serpiente arrastrándose por toda la superficie de aquel rabazo, lo relamía, lo chupaba, lo limpiaba y se tragaba el cremoso alimento, mezclado con el sabor de la buena polla de Mario.

Yo me entretenía en quitarle el pantalón situado detrás de el, lamiendo con mi lengua su cuello, pasándola por los hombros, recorriendo toda la columna vertebrar, y llegando hasta la raja del culo que ya estaba desnuda de ropa. Abrí los cachetes redondos y fibrosos del buenorro de Mario, y metí mi lengua hasta el fondo del agujero.

El tío tenía un pinta de vicioso que te cagas, presionaba con las manos los mofletes de Jaime, mientras le clavaba la estaca, que le colgaba entre las piernas. Con la cara desencajada resoplaba, se mordía la lengua y el labio de abajo, se agachaba y se levantaba arremetiendo con su culo en mi lengua y con la polla en el boquino de Jaime. Me entretuve en lamerle bien los tremendos huevos … gordos, … con un diámetro de pelotas de béisbol, tragando todo lo que pude meter en la boca, … y con un bate … que a mas de uno ya le gustaría pegarle una mamada.

Encima de la cama me puse de rodilla, separándome con las manos los cachetes del culo y enseñándole el boquete bien abierto, y sin dejar de mirarlo … para verle la cara que ponía. El cabronazo se relamía los labios dejando escapar la saliva de su boca, y mojandole la barbilla. Miraba mi culo obscenamente, con lujuria, deseando petarlo entero, meterme la polla hasta el fondo del ojete. Clavó sus ojos en los de Jaime, y sin dejar de meterle una y otra vez la polla en la boca, lanzó un par de escupitajos en la cara de mi amigo. Sacó el cipote, recogió lo escupido con el nabo, y se la volvió a meter dentro, … y todo esto sin dejar de comerse mi culo con la mirada.

Yo ensalivaba mi agujero con los dedos, me los pasaba a lo largo de la raja, y los metía uno a uno dentro del ano. Sin quitarle la vista de encima, seguía provocandole con mis movimientos una calentura bestial, sacándolo de sus casillas … es que se volvía loco el colega. Sudaba por todos los poros de su cuerpo, estaba al límite del calentón y se le notaba que ya no aguantaba mas.

Dejó un boquete para meterse en otro, agarró con la mano su verga y me hizo tragar como nunca lo había hecho en mi vida. Sentía mi culo petado por completo, … ni David me follaba por detrás como aquel mamón, ¡que gustazo de pollón! … el colega sabía lo que se hacía, … ¡que placer me hacía sentir! Cachondo y calentón perdido me puso, cuando empezó a decirme el gustazo que le daba mi culo en toda la polla.

– ¡que puta eres! … eres un pedazo de maricón calienta pollas, de mucho cuidado. Que ganas tenía de metertela en el culo niñato de mierda. Te vas a cagar, del gusto que te voy a dar en ese boquete que tienes.

– ¡Si! … ¡Si! … sigue metiéndomela, … ¡follame! … follame como un machote que hoy soy tu puta mamón.

– Desde que te vi en calzoncillos, marcándote los glúteos en la tela, … supe que quería tirarme este culo y meterte la polla como te la estoy metiendo ahora.

– ¡Que gusto! … estoy como una perra caliente, … mmmmm, … dale en el culito al nene malo.

– Si, niñato

– Si, niñato malo, … muy malo has sido conmigo, … todas las noches que he venido a esta habitación a servirte el pedido, te has dedicado a ponerme la verga cachonda, … provocandome una erección de caballo, que me iba con un dolor de huevos de aúpa.

– Te vengas que da gusto colega, … como sabía que no me equivocaba contigo, … mmmmm … ya me lo imaginaba.

– ¿Y que te imaginabas pedazo de maricona?

– Esto papi, … esto … tu pollón tremendo, lo buenísimo que estás desnudo, ese culazo que tienes … para comértelo y esa cara de vicioso que te da morbo nada mas mirartela … ¡ahhh! … ¡si! … así como lo estás haciendo … correte dentro de mi culo, … llenamelo de leche de tu nabo.

El que no hablaba era mi amigo Jaime, estaba muy ocupado chupándole el culo a nuestro invitado, mientras este me violaba el ojete a base de bien. Lameteaba desde la raja del ano, pasando por los cojones gordos y peludos, metiendo la punta de la lengua entre su polla y mi agujero, para terminar su recorrido tregandose de una sola atracada mi mojada y babosa verga.

Y allí se quedó, con mi rabazo en su boca … chupa que te chupa … como un niño bueno, … ¡y que niño! … comía, tragaba, lamía de locura. Ahora entendía como se volvía loco el Champi, … no era para menos, … como movía la lengua el mamonazo, … ¡que placer!

  • Parate Jaime, que todavía no me quiero correr. Quiero que te lo tires por el culo, y le metas toda la polla, a este cabrón de mierda … que lo está deseando.

Jaime liberó mi pija de su boca mamona y se sentó en el borde de la cama. Mario, nuestro camarero particular, se subió encima de mi amigo y con las manos le agarró el cipotón, lo colocó a las puertas de su agujero, y presionó hacía abajo hasta el fondo, hasta que el tronco de aquella polla se perdió de mi vista. Ahora si era el momento de chupar y mamarle el pollón, … ahora se iba a enterar de lo que era disfrutar de placer, recibiendo una buena mamada. Cuando me la metí en la boca, sentí un calor tremendo, un grosor sin medida, una áspera pero sabrosa mezcla a culo bien jodido, y baboso líquido preseminal que se había pegado en el redondo capullo.

– ¿tu ves como me tenias que chupar la polla? … las mariconas como tu, no se pueden resistir a un cipote como el mio … ¡y como mama el mariconazo! … ¡siiiiii! … mmmmm … me vas a arrancar el cabezón de tanto succionar. Y tu follador nato, … ¡como me está follando el trasero! … ¡que gustazo tíos! me estás dando la del pulpo, y el boquete super abierto.

El solito cabalgaba a lomos de la verga de Jaime, marcando un ritmo frenético, salvaje, embistiendo al mismo tiempo con el cipote en mi mamona boca. Cuando lo vi retorcerse de placer, paré en seco la chupada y me coloqué detrás del colega con la polla preparada para hacerse un hueco en ese agujero vicioso. Lo empujé contra Jaime haciendo que este se tumbara boca arriba en la cama y me dejara a mi antojo aquel culo en pompa. Fui metiendo, presionando mi polla con la de Jaime todavía dentro, se la introduje pegada como gemela a la de mi amigo, y comencé a follármelo a lo bestia. Buscaba vengarme por la salvajada que me había hecho, ahora iba ha saber lo que era ser violado por dos pedazos de pollones. Le petamos el culo de lo lindo, … cuanto mas gemía, … mas fuerte metía mi polla junto a la de Jaime, empalando el cerete de aquel machito que se dejaba muy sumiso, que nos lo tiráramos por detrás.

  • ¡Que dolor, cabrones! … pero … ¡gusto! … ¡que gusto!.

  • Estás disfrutando, … ¿verdad? … te vas acordar toda tu vida, de estos dos

niñatos, … de cada centímetro de nuestras pollas.

  • ¡Aaaahh! … mmmmm … de eso podéis estar seguros mamones

  • Jaime, … hazle una mamada de vicio, … chupasela hasta que se corra,

que disfrute vaciándose en tu boca, mientras le inundo de esperma

calentito el boquetón del culo.

Jaime le sacó la verga del ano y a cuatro patas se encalamó el pollón de Mario en el hocico, … mientras yo seguía a martillazo limpio, rompiendo todo el agujero de su culo. El camarero arremetía contra el mamonazo de Jaime, embistiendo, partiendole la boca, y buscando una buena corrida bucal. Y no tardó mucho el cabrón, estiró el cuerpo hacía atrás sentándose hasta el fondo encima de mi verga, y agarrando la cabeza de Jaime, no la soltó hasta que vació la última gota de semen, en la garganta de mi amigo … el mamón. No tengo ni que deciros, que la polla del tío quedó reluciente, super limpia, sin un grumo de leche, y el capullo reluciente. Al sentarse de aquella forma sobre mi nabo, me provocó lo que el buscaba, … correrme dentro de su maravilloso culo, … llenandoselo entero de lefa y escuchando como gritaba mi boca de placer, al vaciar mis cojones dentro de el.

Nos quedamos rendidos los tres encima de la cama, Jaime a mi derecha, Mario a mi izquierda y yo por supuesto en medio de los dos. Al cabo de media hora mas o menos, el camarero se vistió y se despidió de nosotros, … no sin antes recordarnos que siempre que queramos un buen servicio de habitación, lo llamáramos a el.

– ¿Te ha gustado … Jaime?

– ¿Gustarme? … me ha encantado. Pero, ¿tu has visto como estaba el tío de bueno? ¿Y la cara … se la vistes? El colega es un vicioso de mucho cuidado. Con ese mamón me tiraba un mes de campamento, … lo iba a tener todo el día empalmado, con la polla tiesa … y eso si que sería una tienda de campaña.

– Tranqui, tronco. Que como este tío, te prometo que te follaras alguno mas. Y por cierto … hay dos normas fundamentales entre nosotros.

– ¿Y cuales son esas dos normas?.

– Nadie se cuela por nadie, ni fuera, ni dentro del grupo. Me refiero a los royos de amores, … el grupo está hecho para disfrutar y pasarlo bien follando buenas pollas, así que los idilios los dejamos aparte, … y ya verás como te lo vas a pasar de vicio.

– ¿Cual es la segunda?.

– Únicamente, y sobre todo aquí el que decide y manda, soy yo. Si cumples esta norma te llevarás de puta madre conmigo. ¿Ok?

– Ok, jefe del grupo mas follador del mundo.

– Esto no es broma, … es lo que hay, … y yo te diré con quien follas y con quien no. Si metes la pata con un tío, creyendo que le van las pollas y te equivocas, te pueden partir la cara, … así que hazme caso y te hincharás de joder culos y chupar pollas.

– ¿Tu, como lo haces? … ¿como sabes si el tío caerá o no?.

– Pues igual que te descubrí a ti. Tengo un sexto sentido que me lo dice, y no me preguntes como, pero lo sé. Los calo como a las sandias, … y sobre todo a los viciosos, … a esos los pillo a la primera.

– ¡Joder! Que tío … por cierto tienes un relato pendiente conmigo.

– Si, lo sé … te voy a contar uno, que te va a poner como una perra … además al colega, tú lo conoces y jamás te podrías imaginar lo que le gusta cuando folla … jajaja

– Tío cuenta, … dímelo … ¿quien es colega?.