El grupo de Victor (24: ¡Habla Salva ... Habla!)
Aquella follada con mi jefe fue alucinante, y todos los detalles que contaba de sus envergadas cuando estabamos de copas, os puedo decir por experiencia propia que eran verdad.
EL GRUPO DE VICTOR (24)
(¡HABLA SALVA HABLA!)
Nos quedamos muy relajados sobre la cama de 2m por 2m, riendo y hablando tranquilamente. Parecía que Oscar y su novio Salva, habían pasado de la hostilidad, a la amistad y al compadreo con nosotros. De todas maneras tengo que decir, que Oscar no paraba de meterse cosas en el cuerpo, olía poper´s, esnifó un par de veces por la nariz, bebía a gañote de una botella de Ron mientras charlábamos y nos la iba pasando, compartía los porros con nosotros, y muchas veces ese estado de colocón hace que las cosas se vean de diferente forma. La cuestión es que seguíamos hablando de sexo, de pollas, de tíos buenos, de experiencias vividas echando un buen polvo. Todos contamos algo gracioso que nos había pasado jodiendo con algún tío, algún sitio raro, el tamaño de las pollas, los culos mas morbosos, nuestra primera vez, hasta que Yago hizo un comentario sobre una conversación, que habían tenido Salva y el en la oficina, sobre su jefe.
Yago:. ¡Tíos! jajaja, esto si que es fuerte y gracioso. Salva, cuenta cuando pillástes a Gonzalo en el baño, magreándose la polla mientras meaba, y como se te insinuó por si caía un polvo contigo.
Salva:. Jajaja si, eso fue bueno, pero la verdad es que no sucedió así, hubo mas cosas que no te conté.
Yago:. ¡Que cabrón eres! Espera que les explique primero y luego lo cuentas todo con pelos y señales Gonzalo es nuestro jefe, viene del norte, de un pueblo de Galicia, pero lo han traspasado a nuestra oficina haber si sube la productividad y la empresa tiene mas beneficios. El tío tiene unos 30 años, es alto, robusto, con un cuerpo de buen ver, ojos claros, interesante de cara, yo diría que es bastante atractivo, pero sobre gusto no hay nada escrito, a mi me gusta y considero que está muy bueno. Como jefe es un cabrón de mierda, siempre está con las estadísticas, los contratos, con los topes que hay que cumplir al mes, presionando y pinchando para conseguir la meta que se ha puesto, en una palabra, jefe. Como persona es bastante enrollado, un par de veces nos hemos ido algunos de copas con él, y el colega se adapta a todo. Se compota como uno mas de nosotros, deja el papel de jefe en la oficina, bebe como una esponja, cuenta chistes sin parar, y se integra pero haciéndose respetar.
Luis:. ¿Pero, el tío es marica o no? jajaja
Yago:. Marica no lo se, pero creo que le van las dos cosas, Gonzalo está casado, lo se por que mas de una vez nos ha hablado de su mujer, pero mas de una vez le he comentado a Salva que me da la impresión que al colega le gusta los coños y las pollas.
David:. ¿Pero por que lo dices? ¿Por lo que va a contar Salva de que se le insinuó?
Yago:. No solo por eso, es todo en general, sus miradas mas de una vez lo he pillado mirándome el paquete disimuladamente, y no solo a mi, a un compañero que tenemos que se llama Nacho, que el tío está tremendo de bueno ¿Eh salva?
Salva:. Y que lo digas colega, el tío está buenísimo y es guapo con cojones.
Yago:. Pues a este Nacho, que tiene un buen paquete y un culo bastante apetecible, lo desnuda con la mirada descaradamente, vamos, que si pudiera follárselo con los ojos, le pegaría un polvo diario, y si yo pudiera unirme a la fiesta, os juro que sería una gozada de trío jajaja. Y otra cosa colegas, una de las veces que salimos de copas, el tío se puso a contarme como follaba con la mujer, lo que le gustaba que le hiciera, las posturas que hacían, y me explicó con pelos y señales como disfrutaba envergándosela por el culo.
Victor:. ¡Joder, que cabrón! no veas colega, lo caliente que te pondrías, ¿no?
Yago:. Ya te puedes imaginar, con los tres cubatas que llevaba encima, los dos porros que nos habíamos fumado y el mamonazo contándome aquello, me entraron ganas de meterme debajo de la mesa del bar y chuparle la polla hasta que se corriera en mi boca. Pero no quiero engañaros tíos, jamás he tenido el placer de tirarme a Gonzalo, pero creo que mi compañero Salva, no me ha contado todo lo que pasó aquel día, ¿verdad tronco?
Oscar:. Eso amor mío cuéntanos todo lo que pasó con el jefe, y calientame la polla como tú sabes hacerlo.
Jaime:. Jajaja miradlo colegas, el ciego que lleva encima el cabronazo.
Oscar:. ¡Niñato! colocón de gusto, ciego estaría mi cipote dentro de tu boca jajaja.
Victor:. Bueno, vamos a lo que vamos Salva, cuéntanos lo que te pasó con vuestro jefe, ese tal Gonzalo.
(La historia de Salva y su jefe Gonzalo.)
Salva:. Antes de contaros nada os diré, que tengo un cebollón del quince, que estoy tan a gusto que me da igual lo que diga Oscar y lo que piense, después de todo él me engaña con quien le da la gana, se folla lo que le apetece, y por eso quiero que prestes atención a lo que voy a contar.
El día antes, estuvimos trabajando hasta tarde, y al salir de la oficina Gonzalo nos invitó a Javier, Hector y a mí, a tomar algo en el bar de la esquina. Aquella noche a Oscar le tocaba cierre con Fabio, yo sabía que se iba a retrasar, por que mientras se va la gente, reponen las bebidas, y cuadran la caja, les dan las tantas de la madrugada. Así que decidí irme con ellos y tomarme un par de birras. Las dos horas que estuvimos en el bar, me las pasé realmente bien, ya os ha dicho yago que Gonzalo bebe como un cosaco, y cuando se bebió el tercer Gim Tonic, comenzó a explicarme la follada, que le había pegado a la esposa en el desayuno. Me quedé con varias cosas que dijo, sobre todo como hay que poner la lengua pegada al cabezón de la polla, mientras se la chupas al tío, o como a él personalmente le encantaba que le apretaran los huevos con la mano al mismo tiempo que le succionaba con fuerza el capullo, y lo mas fuerte de todo, y que a mi me puso caliente perdido, fue cuando me dijo que disfrutaba al máximo follándole el culo a su mujer, mientras le metía el puño entero por el coño. Se reía al relatarlo como una gracia mas, repitiéndome al oído y en voz baja la frase que le decía a la mujer ¡Cariño, te tengo ensartada como una aguja mira como te coso los agujeros! La verdad es que para mí no tenía gracia ninguna, tan solo me reía, por que la polla me iba a romper la bragueta de lo empalmada que la tenía y de imaginarme en ese momento que la esposa de Gonzalo fuera yo.
Esa mañana tuvimos junta de revisión si te acuerdas Yago, nos reunió a todos en la sala para echarnos un puteo sobre los contratos, aquel día llevamos cada uno un buen repaso y su correspondiente advertencia de perder el trabajo si no hacíamos mas clientela. Después de la reunión, fuimos pasando uno por uno su a despacho para darnos la charla, ya sabes, que hay que esforzarse mas, que hay que conseguir mas clientes, que las personas están esperando a que las llames, pero tienes que saber convencerlas, etc etc. Gonzalo hablaba sin parar apoyado en la mesa, ligeramente sentado encima, con los pantalones aprisionándole la entre pierna y realzando su prominente bulto. Pero yo era incapaz de prestarle atención, lo miraba y solo podía retener en mi mente lo que me había contado la noche anterior, imaginándomelo desnudo jodiéndole el culo a la mujer de la foto que tenía sobre la mesa, y metiendo su mano hasta el codo en el baboso y lubricado coño.
Gonzalo:. ¿Me estás escuchando Salva?
Salva:. ¿Que? si, ¿Me puede repetir lo último?
Gonzalo:. Pero, ¿Que coño te pasa hoy joder? llevas toda la conversación mirándome la entre pierna, ¿No serás maricón? ¿Eres gay?
Salva:. ¿Yo? bueno, si, soy gay ¿Hay algún problema con ello?
Gonzalo:. ¡No me jodas tío! entonces, ¿Tu que eres uno de esos chupa pollas? jajaja.
Salva:. Perdona Gonzalo, ¿Quieres algo mas de mi? tengo trabajo atrasado en mi mesa y si no quieres nada mas, con tu permiso me retiro.
Gonzalo:. Jajaja si hombre, retirate y termina con lo atrasado. ¡Ah! y no te vallas hoy, hasta que lo dejes todo listo.
Salí del despacho de Gonzalo avergonzado, con la cara roja como un tomate, me había hecho sentirme sucio el tío bastardo, como si fuera un delito y una vergüenza ser gay.
El resto del día transcurrió entre papeles amontonados sobre mi mesa, llamadas telefónicas para captar clientes y vasos de café con mi compañero Yago. Sobre las 9 de la noche di por finalizado el papeleo, solo quedábamos en la oficina Gonzalo, su secretaría Marta, una mujer mayor de unos 45 años, y yo. Me dispuse a entrar en el despacho, pero Marta me indicó con el dedo que no estaba dentro, y ya con palabras me dijo, que hacía rato que bajó a recursos humanos y que todavía no había vuelto. La mujer (Marta), se despidió de mi con la amabilidad que siempre la caracterizaba y bajé hasta la oficina de recursos humanos, la cual me encontré cerrada. Empecé a buscar a Gonzalo por todos los sitios sin tener ningún resultado, parecía que se lo había tragado la tierra, hasta que escuché jadeos en el servicio de hombres, entré y lo vi ¡Coño!
Cuando me vio, dió un salto del water y se incorporó tirándome bruscamente contra la pared. Me puso el brazo presionándome el cuello, casi no podía respirar bien, acercó su cara a la mía y comenzó a hablarme casi en susurros.
Gonzalo:. Parece que me has pillado Salva, ¿Sabes una cosa?
Salva:. No jefe.
Gonzalo:. Que me has puesto muy cachondo, estaba aquí imaginándote de rodillas chupándome la polla, lavándome el capullo con tu lengua, ¿Se ha ido ya, todo el mundo?
Salva:. Si, estamos solos, por favor, Gonzalo no puedo respirar.
Gonzalo:. Perdona colega, cuando me pongo burro, no mido mis fuerzas ¿Que? ¿Te apetece mi polla? ¿Te resulta apetecible? ¿Eh? Dime tío.
Salva:. Está muy bien jefe y si, parece bastante apetecible.
Gonzalo:. ¿Te gustaría chupármela? ¡Claro que si! ¿Así te gustan? ¿Como la mía? Esta mañana no me quitabas los ojos del paquete, debo de ponerte cachondo, ¿A que si? ¿O eres de esas mariconas locas, que se meten por el culo la primera polla que le ofrecen?
Salva:. ¡No! yo
Gonzalo:. ¿Tu, que? dime cuéntamelo.
Salva:. Esta mañana en tu despacho cuando me hablabas, no podía prestar atención a lo que decías, solo pensaba en lo que me contaste en el bar, te imaginaba tirándote por el culo a tu mujer, con el puño dentro del potorro, marcándose los músculos en tu brazo, sudando de gusto y de placer por el esfuerzo. Por eso no me concentraba, no te escuchaba, me quedé embobado mirándote el paquete y pensando en la escena. Pero, ¿Tu eres bisexual? ¿Eres marica?
Gonzalo:. ¡Que bisexual, ni que marica! aquí el único maricón que hay eres tú, ¿Entendido? Digamos, que a mi me va todo lo que me haga disfrutar, busco el placer en lo que me da morbo, intento pasármelo bien petando boquetes y me da igual de quien sean. Mi mujer y yo somos muy liberales en cuanto al sexo, gozamos plenamente, y de vez en cuando nos montamos nuestras fiestecitas, con uno o mas amigos, o amigas.
Salva:. ¿Entonces las risas de esta mañana? ¿La humillación que sentí en tu despacho? ¿A que vino todo?
Gonzalo:. Jajaja ¡Que ingenuo eres colega! que va hombre, solo me reía de la cara que pusiste, cuando te llamé chupa pollas, ¿Sabes una cosa?
Salva:. ¿Que?
Gonzalo:. Te la digo pero chupa este cipote, que me va a reventar de lo empalmado que lo tengo anda tío, dame una buena mamada y hazme gozar.
Se apoyó contra la pared de los servicios, cogió con la mano derecha la base del tronco de la verga y la balanceó varias veces ofreciéndomela. Yo me arrodillé delante de aquel cipotón gordo, grande, con el capullo hinchado y amoratado. ¡Que olor desprendía aquella polla!, me encanta como huele un cipote, a hombre, a macho, y sobre todo este, que tenía toda la pinta de un hetero.
Gonzalo:. ¡Mmmmm! ¡Que gustazo de lengua! si le comieras la polla así a todos tus clientes, te lloverían los contratos mamón.
Salva:. ¿Que era esa cosa, que me ibas a contar?
Gonzalo:. No te pares chaval, yo te cuento, pero tú sigue mamando, ¡Así, adentro toda! En algunas ocasiones, como te he dicho antes, a mi mujer y a mí nos gusta follar en compañía. En realidad al que mas le gusta es a mí, pero ella que es bastante sumisa, accede a todo lo que le pido y es feliz viéndome disfrutar. De esta manera me he tirado a casi todas sus amigas, a mi cuñada, hasta he llegado a follarme el culo de su marido cuando estuvimos de camping y el muy cerdo gozó de lo lindo ¡Sigue! ¡Chupa mamón! En fin, a lo que iba llevo ya varios días observándote, pensando como reaccionarías si te invitaba a un trío en mi casa, conmigo y mi esposa. ¡Coño, que placer me das en el nabo! ¡Tragatela toda! ¡Siiii! Estuve dudando en decírselo primero a Yago, por que el cabrón tiene un buen culo también y se presta a contarme guarradas cuando vamos de copas. Esa es mi arma secreta, en el momento oportuno empiezo a contar las guarradas que le hago a mi mujer, veo las reacciones en la cara, los comentarios que hacen y entonces sé, si jodería con nosotros.
Salva:. ¿Y como te tiraste al marido de tu cuñada?
Gonzalo:. Te he dicho, que no te saques la polla de la boca, si quieres te cuento colega, pero tu sigue mamando ¡Asiiii! ¡Muy buen chico! ¿El marido de la hermana de mi mujer? menudo elemento está hecho el tío, ese después de follarle bien el culo, el muy cerdo quería correrse mientras le ordeñaba el cipote. Se colocó espatarrado contra un árbol, de espaldas, luego me ordenó que le metiera tres dedos en el boquete del culo, y con la otra mano tuve que cascársela, hasta que vació la leche de los cojones.
Salva:. ¡Que polla tienes jefe! ¡Que buena está!
Gonzalo:. Te gusta, ¿verdad? pues come compañero, cometela toda. Después de la follada en el camping, el tipo lo intentó un par de veces mas conmigo, pero no consiguió gran cosa, solo le dejé que me la chupara en el coche, y le hice una paja mientras me corría en su boca, no me gusta repetir dos veces con la misma persona, sea hombre o mujer. ¡Apriétame las bolas! ¡Estrujalas fuerte! ¡Sigue chupándome el nabo!
Me jodió la boca a su antojo mientras no paraba de hablar, cada historia que contaba era un calentón que me recorría todo el cuerpo y un impulso incontrolable de darme placer con aquella pinga, en la boca en el culo donde él quisiera, yo solo esperaba que mi jefe me mandara para obedecerle encantado. Se sentó en el water con las piernas abiertas, ofreciéndome lascivamente el potente pollón, pidiéndome con la mirada que siguiera con la faena, y arrodillándome continué chupando su polla y escuchándolo de hablar.
Gonzalo:. Aquí por que llevo poco tiempo, pero en la oficina de Oviedo me hinchaba de follar colega, ¡Mira como mojo nada mas pensarlo! ¡Como se endurecen las venas de la polla solo recordarlo! y menudas juergas se montaban en las fiestas del personal. Había un compañero, Brent se llamaba, un negrito de veinti pocos años, bastante guapo el chaval, amable y simpático. Este tío tenía un culo, que me empalmaba el cipote todas las mañanas, no se como se las arreglaba el cabrón, pero me ponía cachondo con solo mirarle los glúteos marcados en el pantalón. Menudo putón del negro, que iba de mosquita muerta, al principio de conocerlo era tímido y no hablaba mucho, poco a poco fuimos cogiendo confianza y de no hablar casi, me contó toda su vida sexual. El cabrón sabía calentarme la polla a base de bien, me contaba como le gustaba organizar con una folla amiga que tenía, también negrita, unas juergas en su apartamento con algunos niñatos amigos de ellos y allí se ponían ciegos de todo y se hinchaban de joder unos con otros. Me confesó en una borrachera que era bisexual, que lo mismo le gustaba la carne que el pescado, tu ya me entiendes pequeño mamón, y que la amiga esta que tenía, sabía la muy zorra calentar el ambiente. Ya te puedes imaginar, todos ciegos, con un colocón del quince, cachondos y calientes perdidos, el negro se ponía las botas chupando pollas a diestro y siniestro. Yo que soy muy vicioso, y ahora lo entenderás cuando te folle a tope, me imaginaba a la puta negra abierta de piernas, tragando un buen rabo por el coño, otro por la boca y a Brent preparando a los demás cipotes con una bestial mamada.
Salva:. ¿Pero te lo follaste, o no?
Gonzalo:. ¡Pues claro que me lo follé mamón!, igual que te voy a joder a ti ese lindo culo que tienes, es más, como se me ponga en la polla de tirarme a un tío, no paro hasta que lo consigo y al negro, era ya por cojones. El colega, además de tener un trasero para aparcar bicicletas, tenía sin exagerarte una polla que le medía en reposo 27cm, una barvaridad de verga, y empalmado se le quedaba mas o menos igual, pero ganaba en gordura. Fue uno de los pocos al que le he chupado el cipote, yo soy mas de abrir boquetes anales, pero me picaba la curiosidad por saber si me cabría aquel mástil en la boca y que sabor tendría el rabazo del negraco. Este marica, me enseñó un sitio de ambiente gay que tenía una sala abajo, donde tu metías la polla por un agujero y los maricones te la mamaban hasta correrte en sus bocas. Lo que mas me excitaba era, que ellos no sabían a quien se la estaban chupando, como era el tío que estaba detrás y eso me ponía muy caliente. Un día lo llevé a casa, a tomar una copa con mi chica, después de caer una botella de ron cacique, varios porros y un par de éxtasis, terminamos los tres en la cama follando como locos. La postura que mas gustazo me da al recordarla, era cuando estábamos de rodillas encima de la cama, mi mujer delante comiéndose la negra polla por el coño, Brent en medio como un sándwich, y yo detrás de él abriéndole gustosamente el culo a pollazos.
Salva:. ¡Que placer tío! se ve que disfrutas muchísimo, pero a fin de cuentas, eres un pedazo de cornudo y además consentido.
Gonzalo:. Llamalo como quieras marica, el caso es que yo me lo paso bomba y gozo como un niño con zapatos nuevos. Y ahora ya basta de contar y preparate para disfrutar de una buena envergada.
Me ordenó con voz firme que me desnudara por completo, luego sacó el cipote de mi boca interrumpiendo la mamada, y mientras yo lo hacía, él no paraba de magrearse la polla con la mano. Se la llevaba hasta la boca, escupía un buen lapo en la palma, la bajaba hasta el capullo y restregaba la saliva a lo largo del tronco. Cuando terminé de quitarme el último calcetín, agarró fuertemente mi nuca con su mano y me llevó en cueros hasta su despacho. Entramos dentro y me soltó bruscamente contra un sillón, se dirigió hacía el fichero abriendo el último cajón, sacó un sujetador y unas braguitas rojas de encaje, y me las arrojó.
Gonzalo:. ¡Pontelo putón! ¿No querías saber como me follo a mi mujer? ¿Sentirlo? ¿Disfrutar de un pedazo de hombre? pues, hoy vas a ser mi chica, mi zorra, mi ramera con polla, mi puta traga cipotes por el culo, hoy el boquete de tu culo, será para mi como el coño de una de esas tías que tanto me calientan la polla.
Salva:. ¿Quieres que me ponga esto? ¿Pero que clase de pervertido estás hecho?
Gonzalo:. ¡Calla perra! ¡Vístete de una puta vez!
Nunca hasta ese momento, me había vestido de tía para follar con nadie, Oscar jamás me pidió nada así, pero si os digo la verdad, me daba bastante morbo ponerme la lencería, sentirme la puta de mi jefe y probar cosas nuevas. Primero me coloqué el sujetador, luego me subí las bragas sin que mi jefe me quitara los ojos de encima. Estaba ridículo con las bragas de encaje, por delante apenas me tapaba la polla, y por detrás se me metía la tela por la raja del culo. Gonzalo se puso una anilla alrededor de los huevos, mientras se estiraba con la mano todo el tronco del cipote, estirándolo a tope, y preparándolo para el ataque.
Se acercó hacía a mi pegando su cuerpo al mío, me acarició suavemente el cuello con sus labios, besándome con ternura, soltando la respiración en mi piel, mientras me manoseaba las nalgas con las manos y restregaba su polla contra la mía. Me volteó el cuerpo tirándome sobre la mesa, pegando mi pecho y mi cara bruscamente encima, abriéndome las piernas con las suyas y colocándose detrás para darme lo mío. Separó con los dedos la tela que me cubría la raja del culo, restregó varias veces el cabezón de su polla por mi ano, humedeciendo bastante el boquete que en pocos segundos iba a travesar con su pedazo de lanza. No me hizo esperar demasiado, y en milésimas de segundos, sentí como me llenaba entero el agujero anal, como me abrasaba el calor de su verga abriéndose camino por mi recto y como me hacía disfrutar de un buen cipote de macho. La follada era deliciosa, a medida que mi boquete iba abriéndose sin poner resistencia ante su verga, el placer se intensificaba y se multiplicaba por cien, los pelos de mi todo mi cuerpo se me rizaban por el gusto, la baba se me caía por los labios sin control y las piernas me temblaban cada vez que me clavaba entera la polla en el culo. Me tenía el cabrón a mil por hora, la polla se me había puesto super gorda, me iba a explotar en cualquier momento de la excitación que tenía en lo alto, y del morbazo que me daba, sentirme su zorra en ese instante.
Gonzalo:. ¡Que culito de perra caliente tienes! ¡Que disfrute mas grande me estás dando en la polla, cabrona! Dime sopla pollas, ¿Tu novio te folla así de bien? ¿Te hace gozar como yo, metiéndote un buen cipote como este en tu culo?
Salva:. ¿Te pone cachondo saberlo?
Gonzalo:. ¡Si! cuéntame maricona.
Salva:. Me hace disfrutar como un loco, cuando me atraviesa el culo con su verga, y si quieres saber mas vicioso de mierda, te diré que muchas veces me corro sin tan siquiera tocarme la polla, me da tal gustazo cuando me la mete en el culo y se vacía dentro de mi, que me tiembla todo el cuerpo y muchas veces creo que me voy a desmayar de gusto.
Gonzalo:. Osea, que tu novio tiene un buen rabo.
Salva:. ¿Rabo? jajaja ¡Un rabazo!
Gonzalo:. Pues, tu novio tendrá un rabazo, pero tu te estás tragando el mío mamón, y ganas tendrías de pillarlo, por que los gemidos que das, no son de estar pasándolo mal ni mucho menos, ¡Siiiiii! ¡Sigue tragando mamona! Que coñito mas rico tienes por detrás, nenaza.
Salva:. ¡Ufff! ¡Que vergajo mas gordo jefe! ¡Como se hincha el capullo dentro de mi ano! ¡Ahhhhhhh! ¡Siiiiiii! ¡Dameeeeeeee cabrón! se ve que a los que te tiras, se quedan satisfechos.
Gonzalo:. Hasta el día de hoy, nadie se me ha quejado de lo contrario, sean tíos o tías. ¡Que gozada de boquete maricón! desde ahora los incentivos de la empresa, te los voy a pagar en carne, ¿A que te gustaría perra? ¿Eh? claro que te gustaría ¡Toma polla! ¡Tragatela entera! ¡Asíííí!
Salva:. ¡Siiiiiiiiii! ¡Sigue jodiendo! ¡Follameeeeeeeeee!
Me folló de todas las maneras, a cuatro patas por detrás, boca arriba encima de la mesa, tumbado en el sofá del despacho, subido encima de él, tragando por mi culo todo su cipote hasta la saciedad, hasta que su cipote y mi culo se hartaron. Destrozó las braguitas a tirones mientras me zumbaba y embutía sus dos kilos de carne polluna, dentro de mi agujero anal.
Entre gritos de placer y de gozo se corrió en mi culito destrozado y mal trecho, inundó de leche caliente todo el boquetón, sacando de sus huevazos hasta la última gota de semen, sin dejar en ningún momento de encularme y envergarme, como un buen macho semental.
Sentía como me quemaba el boquete del culo con su blanco y sabroso esperma, como su cipote ayudado por el baboso líquido, resbalaba hacía adentro, hasta el fondo, hasta notar sus cojones gordos tocando mis nalgas.
Lo mas caliente y morboso fue cuando sin esperarlo, noté un chorro caliente mojándome la boca del culo, el muy cabrón se estaba meando en mi boquete, el pedazo de cerdo guarro me usaba de water para su desahogo personal, y a mi aquello me puso a mil, me corrí sin tocarme la polla siquiera, los chicatazos de semen salían por mi capullo descontrolados, como una furia de placer y de gozo sin control.
Aquella follada con mi jefe fue alucinante, y todos los detalles que contaba de sus envergadas cuando estábamos de copas, os puedo decir por experiencia propia que eran verdad.