El grupo de Victor (2: La acampada de Jaime)

A mi colega le llaman el Champi, por la forma de su polla. La tiene gorda y cabezona, con un capullo rojo granate ....

EL GRUPO DE VICTOR (2)

(LA ACAMPADA DE JAIME)

Jaime me pidió quedarse en mi habitación para dormir conmigo, por mi no hubo problema así que le dije a Luis que quería a hablar con Jaime esa noche y explicarle bien las normas y las ventajas de nuestro grupo. Nos pusimos a hablar de todo un poco, ...su moto, mi coche … su familia, la mía … las pivas, los tíos, y ahí es donde yo quería llegar. Le pedí que me contara, la primera vez que se lo hizo con un tío, y no tuve que rogarle mucho para que empezara a relatarlo.

– ¿Tu sabes quien es el champi ?… el tío este que lleva la cabeza rapada y muchos pendientes en la oreja.

– Si, lo he visto varias veces contigo … que por cierto está cañón el colega, menudo morbo tiene el mamón.

– Pues con este es con quien me voy de acampada, y con otros coleguitas mas. Nos organizamos un fin de semana, preparamos las tiendas de campaña y cada uno se encarga de algo. Unos de la comida, otros de buscar el sitio, de montar el campamento, en total somos nueve tíos, y cuando todo está mas o menos listo elegimos el día, y nada a pasarlo bien en plena naturaleza.

– Entonces tendrás muchas batallitas para contarme … ¿no?

– Si te refieres a las que te gustan a ti, tengo alguna que otra para contar.

– Pues cuenta … cuenta por esa boquita de mamón.

– Te cuento con una condición.

– Dime ...

– Que tu me cuentes después una de tus folladas con Luis y David. ¿Hay trato?.

– Ok, trato hecho.

Bueno, a mi colega le llaman el Champi por la forma de su polla. La tiene gorda y cabezona, con un capullo rojo granate y la raja del prepucio bastante pronunciada, y de ahí el mote que no se yo quien se lo pondría … el se llama Oscar, pero todos le decimos Champi.

Normalmente montamos tres tiendas y nos repartimos como queremos, hay veces que duermo con unos y otras veces con otros … no hay sitios adjudicados. La acampada que te voy a contar fuimos ocho al final, por que Lolo un colega tenía una boda y no pudo venirse con nosotros. Nos repartimos las tiendas tres en una, otros tres en otra y en la que quedaba me tocó con el Champi. Por un lado guay, pero por otro no sabía yo si tendría problemas con el. La verdad es que no sabia de que palo iba, siempre estaba chuleando por todo, que si mi moto corre mas que ninguna … que si las tías les encanta follar conmigo … que no veas que bueno estoy …, en eso si llevaba razón, bueno no … buenísimo.

Esa noche estuvimos hablando bastante de nuestras cosas, nada importante que resaltar … bueno si, lo que mas resaltaba era su paquete que cada vez se le hinchaba mas. No parábamos de darle buchitos a la botella de ron miel que me había traído de casa, y no veas como me estaba poniendo de cachondo. Estábamos cómodos a lo que se refiere de ropa, solo teníamos puesto los calzoncillos blancos estilo militar, y el colega no se si lo hacia a propósito, pero abría las piernas de una forma enseñando ese bulto, que temía que se percatara de mi calentón. Ya estábamos algo colocados y el Champi empezó a contarme la follada que le había pegado a una piva, a la cual la había estado persiguiendo y todo. Bueno mas que una follada aquello que me estaba contando era un violación e lo bruto … y no te quiero ni contar como me ardía el cuerpo de la calentura que yo tenía. Tendido boca abajo me tiré casi todo el tiempo, para no delatarme y se percatara del estado en el que me encontraba. Los calzoncillos estaban literalmente chorreando de las gotas de liquido preseminal, que se me escapaba por el capullo y el saco de dormir le iba ha hacer un boquete de lo dura que tenía la polla. El no paraba de hablar … el coño de la tía, … que si las tetas gordas, … me la chupó a la fuerza, … De pronto dijo

– No veas colega cuando le metí la polla por el culo, ¡Como me gusta! ¡Que placer tío! Me volví loco y se lo destrocé a pollazos.

La boca se me hizo agua solo de pensar en esa polla, entrando en mi culo y jodiéndome a diestro y siniestro. Mis ojos no los podía apartar de su nabo que a esa altura ya estaba fuera, y bastante magreado por su mano. Su relato se paró en seco, me miró a la cara y me dijo sin cortarse ni un pelo.

– ¿Me la quieres chupar Jaime? … Si, eso quieres, y lo estás deseando … pero que maricona eres colega. Nunca lo habría dicho de ti, pero me mola la idea … ¡Chupame la polla!

Se acercó a mi cara y se restregó el paquete, agarraba mi cabeza con sus manazas y el cabrón apretaba cada vez mas fuerte. Tenía la sensación de que me iba a sacar la polla por la nuca, de lo que presionaba. Me hizo babearle el calzoncillo entero, todo mojado y lleno de saliva, desprendiendo un olor a macho que mas cachondo me ponía. Bajé los calzoncillos, me la tragué hasta el fondo, se la comí entera, y que sabor a hombre te dejaba en el paladar. Sin parar de babear por el cabezón se fue abriendo paso a lo largo de mi boca, descapullando el glande que cada vez estaba mas hinchado y gordo. Era salvaje … un animal el hijo puta, me iba ha echar los dientes abajo, de las embestidas que me estaba metiendo. Me apretaba todo lo que podía su polla dentro de la boca, hasta el punto de dejarme sin respiración en varias ocasiones. Me hizo lamerle los huevos un buen rato e introducirmelos en la boca, primero de uno en uno y luego los dos a la vez. Por lo visto le encantaba que le tirara fuerte de los cojones con la boca, mientras con la mano le estiraba la polla hacia arriba … y el cabrón de mierda me pedía mas, … mas fuerte.

Recuerdo que a esas alturas yo seguía semi tumbado en el suelo de la tienda, y el Champi se había puesto de rodillas sin dejar por supuesto de sacar el nabazo de mi boca. De vez en cuando sacaba la polla y me levantaba la barbilla con los dedos, y me escupía dentro del boquino para luego volver a meterla dentro … unas cuatro o cinco veces me lo hizo.

Sus manos no paraban de tocarme, me magreaba como un pulpo todo el cuerpo, en especial la raja del culo. En el ojete es donde mas se entretenía … metía los dedos, … lo mojaba de saliva, … pasaba la mano entera de arriba a abajo magreando el ano.

– Colocate a cuatro patas como una perra caliente, … que eres muy puta, … ahora vas ha saber como folla el Champi, … te voy a dejar el culo en carne viva, maricón. Y te digo una cosa mamón, como se te ocurra decirle a alguien que has follado conmigo, … te juro que te parto la boca. Y eso sería una pena con las mamadas que haces.

Me puse a cuatro patas como me ordenó y el no tardó mucho en colocase detrás de mi. Empezó a meter la polla despacio, introducía un poco y la sacaba … así varias veces, y cuando me tenía mas confiado de su delicadeza … la clavó en mi culo sin piedad. Si no me hubiera tapado la boca con la mano, del grito habría despertado a todo el campamento. Un dolor intenso recorrió mi esfinter, me dolía el culo a rabiar, me dolía el cuerpo, me dolía hasta los dientes. Tenía la sensación que aquella polla que me follaba me iba a explotar en el culo de un momento a otro. Hizo con mi ano lo que le dio la gana, metía el cipote hasta el fondo para luego sacarlo entero … volvía a meterlo ... volvía a sacarlo … así me tuvo hasta que se hartó de esa postura.

Luego me tumbó boca arriba con el culo apuntando al techo de la tienda, agarró con sus manos mis piernas haciendo fuerza contra mi, y colocó su polla a las puertas de aquel agujero destrozado. No encontró ninguna resistencia, aquella polla entraba como pedro por su casa, ya no dolía … ya solo daba placer y gusto.

– hazte una paja y correte mientra te follo el culo, colega … disfruta tronco, que esta follada que te estoy dando no se pilla dos veces.

Hice caso a lo que me dijo, y comencé a pajearme como loco. Poco mas aguanté sin eyacular y vaciar mis cojones de semen. Salía goterones del capullo salpicando mi pecho, mojándome el cuello y llegando algunas gotas hasta los labios, las cuales relamí con la lengua. Ver esto lo puso a mil por hora, lo sacó de sus casillas, y sin decirme nada … colocó su pollón dentro de mi boca. Ya te puedes imaginar que se corrió disfrutando de lo lindo, todo el lefazo inundando mi garganta, dándome arcadas y el apretando con las manos mi cara contra su pubis, sin dejarme sacar su polla de mi boca. Después de que se corriera le limpié con la lengua el cipote y relamí hasta la mas pequeña gotita de semen que hubiera quedado en su nabo.

– Esa fue la primera vez que lo hice con el Champi y con un hombre.

– Tío, ha sido bestial … no veas como me has puesto de caliente.

– Ya te veo el paquetón … vas a reventar los calzoncillos.

– Pero aunque esa fuera la primera vez, a ti te iban los tíos, ¿no?

– A mi, siempre … pero hasta ese día nunca me había atrevido a follar con un hombre. Es mas ya sabes que lo llevo a escondidas, y por su puesto no quiero que se entere nadie que yo no quiera.

– Claro … claro, como nosotros tres. Lo que hace el grupo se queda dentro del grupo.

– Cojonudo, colega … estoy seguro que voy a encajar super bien con vosotros.

– Bueno, mira el calentón que llevo encima … y pienso que hay que ponerle remedio.

– ¿Quieres que te chupe la polla un poco, haber si se te baja la calentura?

– No … te lo agradezco, pero se me ha ocurrido otra cosa. ¿Te apetece algo del servicio de habitaciones?