El grupo de Victor (10: Un travestí para el Peta)
Lo agarré por los brazos y lo arrojé bruscamente encima de la cama ...
EL GRUPO DE VICTOR(10)
(UN TRAVESTÍ PARA EL PETA)
Peta:. Te digo una cosa Jaime, ¿Como digas algo de lo que ha pasado hoy aquí, o de lo que voy a contar, te mato tío.
Jaime:. ¿Tú estás loco colega? ¿Parece que no me conoces tronco? Además, nadie sabe que me van los tíos, aparte de vosotros y los amigos de Victor.
Peta:. Ah, si mi ex cuñado Luis, mmmmm ¡Que culito!
Jaime:. ¡y que lo digas tío! no veas como lo tiene de bueno el colega, y que rico follárselo jajaja.
Victor:. Jajaja ¡Que viciosos sois! ya preparare algo con el Luis, y nos lo tiramos un día de estos. Ahora vamos a lo que vamos, y cuenta ya cabrón.
Peta:. Ya voy, ya voy.
Isabela es una amiga de la hermana de Luis, que yo conocía por que de vez en cuando, salía con la gente que íbamos de marcha. Mas de una vez la niñata se me insinuó, dándome a entender que quería rollo conmigo y un buen revolcón si surgía. Mientras estuve con mi piva, no le hice mucho caso, pues no quería tener problemas, pero cuando cortamos, fui a saco a por ella y nos enrollamos los dos. La tía no es gran cosa follando, pero a mi me quita la calentura y se presta hacerme lo que yo le pido. Se traga el semen, me come el culo, es muy guarra hablando cuando jodemos, le gusta inventarse situaciones y disfrazarse, y lo mejor de todo, es que me deja que me la folle por el culo.
Isabela vive con su hermana, que es su hermano en realidad, por que es un transexual, pero no está operado de abajo. Tiene un cuerpazo de tía imponente, y quien no lo sepa, jamás adivinaría que es un tío. A mi me lo contó Isabela en una de nuestras folladas, en confianza, y ya te puedes imaginar, como se me puso el nabo pensando en el travelo, imaginándome a esa tía con cipote incluido, follándomela por el culo y chupándole la polla.
Muchas veces me quedo en su casa a dormir, las dos son bastante liberales en cuanto a ese tipo de cosas y nunca me han puesto ningún problema. Cuando Isabela tiene clase a primera hora, yo me quedo en la cama solo y me levanto a la hora que tengo que irme. Algunas veces sentía que me observaban mientras dormía, como si estuvieran en el dormitorio mirándome y no solo cuando me quedaba yo, también cuando dormía con Isabela. Por un lado me imaginaba quien era, por que la hermana de ella se tomaba muchas libertades conmigo, bromas de mano, muy besucona, demasiado cariñosa, pero no tenía la certeza al cien por cien, de que fuera ella.
Uno de esos días de empalmada mañanera, surgió lo que yo tanto deseaba que sucediera y me había pajeado infinidad de veces imaginándolo.
Abrí los ojos, Celia (la hermana) estaba de pie mirándome, con la vista clavada en mi cuerpo semi desnudo y cubierto de cintura para abajo por la sabana.
Ella llevaba puesto una bata negra de seda transparente, unas bragas de encaje del mismo color, sin sujetador, dejando a la vista sus pechos de silicona grandes y voluminosos.
Celia:. ¿Me puedes abrir la botella de leche, que no puedo con las uñas?
Peta:. Claro, y lo que tu quieras cuñada.
Celia:. Jajaja gracias. ¿Parece que te has despertado contento?
Peta:. Yo siempre, normalmente tengo un buen despertar y no soy antipático.
Celia:. Lo digo por tu pija, que la veo bastante crecida jajaja.
Peta:. Jajaja es que por la mañana se levanta uno trempado, y encima tu me vienes con esa ropita, ¿Que quieres que te diga cuñada?
Celia:. Ya que no me abres la botella, ¿Puedo tomarme la leche aquí?
Peta:. Por favor, sírvete tu misma por favor.
Tiró la sabana al suelo, dejando al descubierto mi paquetón señalado en los gallumbos, con medio capullo asomándose por el elástico de arriba, todo mojado y chorreando de la excitación. Lo tocó, acarició suavemente, frotó con la palma de la mano, toda la extensión de mi polla empalmada y sin quitar los ojos de mi entre pierna. Inclinó la cabeza y liberó mi cipote del slip agarrándolo y tirando de ellos con los dientes. Aquello me puso muy cachondo, la erección de mi polla era de caballo, sentía como me latía el glande, como se agolpaba la sangre en la base de mi verga, sin parar de mojar y manchar mi abdomen.
Se quitó la bata de seda dejándola caer al suelo, apoyando su cuerpo en la cómoda, sobándose con las manos sus grandes tetas, pellizcándose los pezones y lamiéndose con la lengua los labios. Movía su cuerpo provocandome, en un sinuoso y sensual baile, tocándose con una mano los pechos y con la otra el culo y la entre pierna.
La agarré por los brazos y la arrojé bruscamente encima de la cama, boca abajo le bajé las bragas y con las manos separé los cachetes del culo. Hundí mi lengua en el agujero, y se lo chupé hasta la saciedad, con hambre, con gula, preparándolo para mi polla. Ella apretaba mi cabeza contra su culo, mientras se arrodillaba en lo alto del colchón, abriéndose de piernas y dejando a la vista el cipote que le colgaba. Era grande, larga y cabezona, ¿como podía esconder esa polla en las braguitas? de dimensiones como la mía.
Bajé con la lengua lamiendo, desde la raja del culo hasta llegar al capullo, recorriendo toda su longitud, ensalivando su tronco y recreándome mas tiempo en el glande. Celia jadeaba disfrutando de mi mamada, subiendo y bajando las caderas, para que entrara su polla entera en mi boca, hablando y diciéndome cosa guarras.
Celia:. ¡Chupame la polla maricón! preparame el cipote, que te lo voy a meter hasta el sentido. ¡Que gusto mamón!
Peta:. ¿Te gusta putón? ¿Te gusta como te la como?
Celia:. ¡Me encanta papi! mmmmm ¡Que bien la chupas, mamona!
Peta:. Te voy a follar este culo que tienes zorra, a pollazos, te lo voy a reventar.
Celia:. Tratame como a un tío, un cerdo, un guarro, un putón, como tu quieras macho mío. Haz conmigo lo que quieras, lo que le haces a mi hermana, o peor como un esclavo, tu esclavo.
Peta:. Tu eres la que nos espía, ¿verdad putón? mirando a escondidas como me follo a tu hermana, cachondo perdido, deseando que fueras tu la maricona, que te tragas mi rabo, te vas arrepentir de pedirme ser mi esclavo, ¡pero vas a disfrutar como guarra!.
Después de retorcerse como un salvaje, de la mamada que le estaba dando, abrí un cajón de la cómoda y cogí un par de paquetes de medias de la hermana. Con uno, le amarré las muñecas a cada lado de del cabecero, y con el otro, le levanté las piernas por encima de la cabeza y se las até también. Estaba postrada en la cama boca arriba, con el boquetón del culo totalmente levantado, a mi merced, para lo que yo deseara hacerle y saciar mis perversos deseos.
Me fui a la cocina y cogí un pepino del frigorífico, bastante grande, largo y gordo. Regresé al dormitorio y lo miré con ojos de lujuria, sujetando en mi mano el consolador natural que me había buscado.
Peta:. Te lo vas a tragar enterito por el culo, quiero que grites de dolor, de placer, que disfrutes perra y que satisfagas a tu amo.
Celia:. No por favor, que soy muy cerrado de atrás. Tienes que trabajarmelo para que dilate, y pueda follar sin que me duela.
Peta:. ¿A quien vas a engañar maricón? seguro que el novio ese que tienes, está harto de metertela por el culo y follarte
Celia:. No, soy yo quien me lo follo, a él le gusta que le den por el culo. ¡Por favor! hazlo despacio y suave.
Peta:. Cuñada, ¡Te voy a violar!
Puse un condón al pepino, separé los cachetes con la mano y con la otra le metí sin miramiento y de un solo golpe la hortaliza entera en el ojete. Un grito sonó en toda la habitación, tenía la cara descompuesta, con la boca abierta dando voces y dos lagrimones brotando de sus ojos.
Celia:. ¡Cabroooooooonnn! ¡Hijo de la gran puta!
Peta:. ¡Chilla guarra! verás como te gusta después. ¡Pedazo de maricona calienta pollas! Te voy a destrozar, te voy a follar por todos lados mamona.
Celia:. ¡Estás enfermo tío! me estás desgarrando el ano.
Peta:. Pero te gusta, ¿verdad? ¡Dímelo zorra! Dime que estabas loco por acostarte conmigo, como una perra caliente por pillar mi polla, chupármela y follártela.
Celia:. ¡Siiiii! Me pones cachonda, caliente cada vez que te miro el paquete, imaginando como me follas el culo y te corres dentro ¡Quiero que me folles!
Peta:. Te follaré cuando me salga de la punta del nabo, tu, a obedecer lo que yo quiera y te diga.
Mientras hablábamos no dejaba de meterle el pepino por el culo, cada vez mas rápido y con mas fuerza. Sin sacárselo del boquete, me coloqué en cuclillas encima de su cara, de espaldas al cabecero y frente a su culo penetrado. Le dí para que chupara mi cipote, abría la boca para chillar y yo se la tapaba con la polla, se la follaba al mismo tiempo que le hacía tragar el pepino.
Celia:. ¡Meate en mi cara! Llename la boca con tu orina ¡Mojame chulo!
Peta:. ¡Joder mamón! Me estás poniendo todo burro, ¡Que viciosa eres pedazo de guarra! ¡Que gustazo me voy a dar contigo!
Apunté con la verga en toda su cara, mis dedos estiraban su piel abriendo bien su boca, solté un chorro de meado que le baño el rostro, le puse chorreando la frente, los ojos cerrados, la nariz, los mofletes, la barbilla, el cuello y las tetorras gordas. Llenaba su boca de orina y él la vaciaba escupiendola fuera, mojando todo lo que había a su alrededor.
Saqué el pepino de su culo, con el preservativo manchado de sangre, le había partido el virgo del ano, se lo destrocé completamente y a conciencia. Después de pegarle la lluvia dorada en el careto y dejarlo mojado como a una guarra, me dispuse a follármelo, a meterle en el ojete bien abierto, mi pedazo de verga dura, y terminar de partirle el culo a pollazos. La clavé sin opresión ninguna, se deslizaba por el recto como culebra por el agua, hasta el fondo del agujero, golpeando y pegandole con mis huevos en el final de su espalda.
Peta:. ¡Traga polla, vicioso! ¿Eres mas guarra que las gallinas! ¿Querías follar conmigo? pues folla, tragatela, y haz que me corra del gustazo, ¡putón!.
Celia:. ¡Como disfruto papi! ¡Que polla tienes, niño! ¡Sigue! ¡Dame mas! ¡Quiero mas! ¡Envergame el culo! ¡Siiiiiiiii!.
Peta:. Te voy a petar el boquete de leche caliente, pedazo de maricona, Toda dentro del culo, y cuando me corra, me la limpias con la lengua, bien limpita y lavada.
Mi polla era un grifo abierto, soltando semen en su ano, apretaba mi pelvis con violencia hacía abajo, dejando mi verga apresada en el agujero inundado y húmedo.
El travestí se corrió, sin tan siquiera tocarse la polla, con espasmos, convulsionando su miembro, moviéndose y lanzando grandes chorros de semen, que le llegaron hasta la boca. Los lamía sacando la lengua, mezclados con la orina se los tragaba la puerca, y a mi me ponía a tope, me tenía al límite del calentón, ¡vicioso perdido!.
Saqué mi rabo de su boca anal y me dispuse a que me la limpiara. Hasta la garganta le empotré el capullo, sintiendo los lametazos que me daba en la polla, rebañando con la lengua, cualquier gota de lefa que quedaba en el boquetillo del glande y en los pliegues de piel que lo cubre.
Desaté sus manos y sus piernas del cabecero de la cama, arremetió contra mí, revolcándonos en una lucha por el poder, peleando haber quien podía mas, y coger el control sobre el otro. Yo tenía mas fuerza que él, mis músculos lo sometieron y terminé arrodillandolo en el suelo con su cara a la altura de mi culo. Hundí su boca entre mis cachetes, apretando su cabeza con mi mano, para que no pudiera escapar y obligandolo a comerme el culo. Me restregaba la raja del ojete contra su lengua hambrienta, jodía mi boquete con brutalidad, cogiéndome la polla con la mano, apretando el tronco y estirandomela hacía abajo mientras me masturbaba. Estaba en el paraíso, en otro mundo disfrutando de aquella lengua, del gusto que me daba al pajearme la polla, y ahora ¿Quien era el esclavo?
Sin decirme una palabra, me abrió bien las piernas y me empotró contra la cómoda, metiendo su pollón en el culo. Sentía su grosor dentro, oprimiéndome las paredes anales, engordando a cada embestida que me pegaba, y disfrutando como un loco de la follada del travelo. ¡Que calentón! estaba cachondo perdido del morbazo que me daba, que me follara un travestí, y de lo vicioso que este era. Estuvo jodiéndome hasta que él quiso, con una mano me agarraba fuertemente la cadera y con la otra me apretaba el cuello tirandomelo hacía atrás. Me asfixiaba levemente, no podía respirar bien, pero me gustaba la sensación mezclada con el dolor que sentía en el ojete.
Celia:. ¡Mira al macho! Tragando por el culo una buena polla ¿Disfrutas Verdad? Yo sé que te gusta tirarte a los niñatos, follártelos por detrás y que te chupen la polla esa que tienes tan buena ¡Que culo tienes papi! ¡Que placer!
Peta:. No puedo respirar no pares
Celia:. Sufre, maricona traga pollas, chupa nabos, ¡Vicioso de mierda!
Me sujetó de la cabeza y tirándome de los pelos me sacó de la habitación, llevándome hasta su dormitorio. De un empujón me sentó en el borde de la cama, abrió el armario y sacó un consolador negro, grande y gordo. Sentó su culo en mi polla dándome la espalda, inclinó su cuerpo, apuntó en mi agujero y metió sin piedad el cipote de goma en todo mi culo. Follaba mi ano a la misma velocidad que se jodía mi verga en el suyo, tragaba hasta el fondo, levantándose y sentándose con una fuerza desmesurada.
Yo estaba a tope, al límite de correrme, sentía el esperma hervir dentro de mis cojones. El placer era indescriptible cuando cerraba su ano, apretándome la polla como si la devorara dentro, estrujándola sin dejar de tragar y comérsela.
No pude aguantar mas, me corrí llenandole el culo de mi semen, sin sacarme el consolador del boquete, metido dentro notando la presión, y a la vez el gustazo que se siente al correrse.
Cuando terminé de soltar todo lo que tenía en los huevos, me tumbó en la cama y me puso en la boca, el culo pringado de leche. Pajeaba su verga con rapidez, sentado encima de mi lengua, mientras me hacía limpiarle hasta la última gota de mi lefa, metiendole la lengua dentro y volviendo a follarle el ojete, pero a lametazos. En el pecho me soltó el esperma caliente, restregaba la polla por el charco de semen, lo recogía y me lo echaba en la boca para que me lo bebiera. Con lo que no pudo recoger, lo lamió llenando su lengua y me lo pasó en un morreo en la boca. Nos pasamos de boca a boca, la mezcla de semen de los dos, entrelazando nuestras lenguas, empapadas de leche y saliva.
Nos quedamos echados en la cama, charlando de lo bien que nos lo habíamos pasado y planeando la próxima follada, a espaldas de su hermana.
celia:. ¿Te ha gustado, papi?
Peta:. Me ha encantado follarte cuñado, o cuñada jajaja.
Celia:. Para ti, lo que quieras llamarme chulo.
Peta:. ¿Como tenías tan claro, que yo iba a follar contigo? ¿Que no te iba a decir que no, y pegarte un puñetazo en la boca?
Celia:. Podía pasar, pero estaba segura que al final caerías.
Peta:. ¿Y eso?
Celia:. Por que se, que cuando no estamos en casa, ni mi hermana ni yo, tú te traes a los niñatos para tirartelos y que te chupen la polla.
Peta:. ¿Pero que dices cuñada? Y jamás haría una cosa así.
Celia:. Mira tío, a mi no puedes engañarme, y por otro lado me da igual, siempre y cuando me folles cuando te lo pida.
Se levantó de la cama, abrió el cajón de la mesita de noche y sacó unas fotos. Eran fotos mías follando con un tío, en el sofá del salón.
Peta:. ¿Y esto? ¿Como tienes estas fotos mías?.
Celia:. Por que te esperé escondida en mi cuarto, y sin que me vierais os eché unas fotos. Pero no te preocupes, no haré nada con ellas, era solo por si te negabas a follar conmigo y me guardaba una carta bajo la manga.
Peta:. Pero que puta guarra eres, ¿Y te cascaste la polla viendo como me tiraba al niñato por el culo?
Celia:. Disfruté viendote cabrón, como le hacías de gritar mientras te lo follabas y lo obligabas a chuparte la polla.
Peta:. Cuñada, creo que nuestra relación familiar, irá bastante bien, ¡Ya lo creo!
Terminando el Peta de contar esto, el Delio se fue despertando y volviendo en sí, de su siesta. No se coscó de nada, para él se había dormido, a causa del ciego de porros que llevaba en lo alto y no le dió mayor importancia, solo se estuvo riendo con nosotros y al cabo de un rato se fue para la casa de un colega.
Peta:. Este, ni se ha enterado.
Victor:. Ya te lo dije, el Miguel es un fenómeno para los mejunges.
Jaime:. Oye, ¿Y las fotos donde están?
Peta:. ¡Mira el tío calentón! ¿Que quieres, verme follándome al niñato?
Victor:. ¡Hombre! sería un detalle por tu parte enseñarnoslas.
Peta:. Solo tengo una aquí, y la he traído para ti Victor, te la regalo tronco.
Jaime:. ¡Joder tío! yo quiero una para mí.
Peta:. En la próxima enculada que te pegue, que nos saque una foto el Victor y te la quedas de recuerdo, pedazo de mamón vicioso.
Victor:. Jajaja ¡Que buena idea! por cierto, se acerca el cumpleaños de David y quiero prepararle una sorpresa.
Jaime:. Cuenta conmigo Victor.
Peta:. Y conmigo también, colega.