El Gran Ultraje

Sabía que era su fiesta, yo sólo estaba allí para cuando quisieran usarme, ese era mi lugar y mi rol, prestar mi cuerpo, para darles placer cuando quisiesen.

Cuando Mariela, una de las mejores amigas de mi madre, mujer mayor de unos sesenta años, me dijo que necesitaba hablar a solas, imaginé que tendría algún problema legal que no podía comentar abiertamente, no le di mayor importancia y contesté que pasaría el mismo día por su casa, lo cual además me permitía visitar a mi madre que hace un tiempo no veía. Al llegar me hizo pasar mirándome de arriba abajo y tomando mi mano me hizo girar sobre mí misma diciéndome que estaba exquisita, por la sorpresa que me causó su actitud intente decir algo pero ella me frenó y me pidió que le dejase hablar, su voz parecía cada vez más un ruego, mientras decía que conocía toda mi historia, que había conversado con mi madre, quien además le había dado mi cuenta de Twitter, que dicho sea ni yo sabía que ella conocía, como un reflejo casi imperceptible mis piernas se habían abierto mientras seguía sentada en el sillón y la humedad comenzaba a hacer estragos en mi entrepierna, se sentó a mi lado sin parar de hablar y se atrevió a acariciar mi pelo con sus ojos clavados en mis tetas, hablaba de las veces que junto a mi madre se habían extasiado con mis fotos y mis comentarios, nos acercábamos sin darnos cuenta desapareciendo la distancia de nuestros rostros, suavemente bese su frente, arreglé su pelo en su cara besándola hasta llegar a su boca introduciendo mi lengua en busca de enlazarla con la suya mientras su mano en mi nuca evitaba que pudiese poner fin a ese contacto que anhelaba hace tanto tiempo, ahora ella besaba mi cara hablando a mi oído, -quiero que te revienten, que te culeen hasta que ya no puedas más- , me dijo sujetando mi cabeza entre sus manos y mirándome de frente con sus ojos inyectados de lujuria, -hazlo, hazlo ahora- fue toda mi respuesta, no pudiendo evitar el calor que quemaba mi cuerpo.

Se levantó como un resorte al escucharme, hablaba por teléfono con urgencia, yo no me quedé atrás, mi depravación se imponía a cualquier resto de razón y le envié un WhatsApp a mi madre, -ven, sabes donde estoy- se sentó a mi lado nuevamente hablando sobre lo que había imaginado y soñado, le pedí esperarme y salí a comprar, caminaba sintiendo la misma ansiedad, nerviosismo y temor que había sentido muchos años atrás cuando me prostituí por primera vez.

No estaba segura de volver, pero el recelo no me hacia desviarme ni alejarme, al contrario, todo me llevaba ineludiblemente a la entrega total de mi cuerpo para el mayor ultraje al que podía someterme, y esa misma sensación de degradación me impedía arrancar. Al llegar dejé las botellas sobre la mesa, estaba mi madre, mi sobrino Julián, Mariela, un hombre mayor de unos cincuenta años, y otros que no pasaba de veinticinco, que me fueron presentados como Max y Adán, saludándolos de beso en sus caras. Me senté entre Mariela y madre, desentendiéndome de lo que conversaban entre ellos, miré a mi madre y le pregunté si realmente quería verme así, tímidamente y llena de nerviosismo me respondió que sí, le di un beso de labios, besé del mismo modo a Mariela y me levanté pidiéndoles, a ella que sirviera unos tragos y a ellos que pusiesen música, Adán rápidamente hizo sonar el equipo y los vasos llegaron a las manos de cada uno, nerviosamente comencé a moverme entre ellos agitando mi cuerpo en un baile que trataba de ser sensual, no me había preparado y mi ropa no me acompañaba, me saqué el jersey, dejando que mi polera dejase ver la protuberancia de mis tetas, a la vez que movía mi culito exhibiéndolo para ellos encerrado en mis jeans que se pegaban a mi cuerpo como una segunda piel, miré nuevamente a mi madre que aún me intimidaba, llevé mis manos a mis caderas, desabroché mi pantalón bajándolo al inicio de mis nalgas para que pudiese quedar a la vista de todos, me acerqué a Julián, mi sobrino y casi sentándome en sus piernas restregué mi culo hacia delante y atrás sobre su verga casi infantil, - ya tengo dieciocho - me dijo sin que yo le diese respuesta alguna, me levanté e hice lo mismo con Max quien se aferró a mis tetas por lo que saqué sus manos y seguí bailando para llegar a Adán, quien tomándome de mis caderas me atrajo a su verga – eres la más maraca de todas - me dijo mientras me forzaba a sentarme para sentir su miembro en mi culo, lo dejé mas que a los otros, veía a mamá y a Mariela mudas, nerviosas, me levante saqué mis zapatos, el jeans y mi polera que liberando mis tetas que lograron las primeras palabras dichas en voz alta en el grupo, me acerqué a ellas y me entretuve bailando, me puse de frente acercando mis senos, y flectando mi cuerpo de modo que mi trasero quedará totalmente expuesto para ellos, levanté mi cara y Mariela se colgó de mis tetas chupándolas alternadamente, tomé su cabeza y la apreté contra una de mis tetas, tomando la otra en mi mano, miré a mamá con toda mi lujuria y excitación reflejada en mi cara - chúpame - le dije llevando yo misma su cara a mi teta que no tardó en engullir en su boca, las tenía a ambas colgadas de mis tetas aspirándolas hasta casi herir mis pezones, mientras no dejaba de menear mi culo que liberé de la última prenda quedando completamente desnuda, recibiendo esas caricias con sus lenguas que provocaron mis primeros suspiros de placer, - quiero que te usen y te dejen tirá en la basura chorreando leche- dijo mi madre, mirándome con su cara transformada por la calentura y abandonando toda su timidez.

Bebí de su vaso y del de Mariela que luchaba por no soltar mi cuerpo, me arrodillé y llamé a Julián, liberé su verga y la lleve a mi boca, escuchando sus gemidos, tomándolo de sus nalgas y obligándolo a penetrarme la garganta cada vez más profundo, sentí en mi cuerpo innumerables manos que lo recorrían y Max y Adán me ofrecían su vergas que chupé alternadamente quedándome un rato en cada una de ellas, lamiéndolas enteras con mi lengua, introduciéndolas lo más profundo que podía en mi garganta, mientras ellas jugaban con mis tetas apretándolas, estirando mis pezones como si quisiesen arrancarlos, escuchaba distintas ordenes para que no dejase de chupar, sentía los ruidos de la masturbación de ellos cuando no estaban en mi boca, masturbé a Julián que ya no daba más, sentí su suplica, abrí mi boca acariciando su verga con mi lengua, hasta que se derramó en mi y tragué toda la leche de mi sobrino, Max no aguantó y se vació en mi cara, por lo que como pude recogí su semen arrastrándolo a mi boca para tragar sus restos, -culéatela- dijo Mariela y Adán no se hizo esperar.

Como pude me liberé de las manos que se pegaban a mi cuerpo y llevé a mi madre al sofá, quería que me viera, quería que viera como me culeaban, en cuatro sentía mi vulva húmeda y palpitante esperando e invitando a que me penetraran ya mismo, Adán acercó su verga refregándola en mi culo, la tomé con mi mano y la puse a la entrada de mi conchita, -métemela- le dije lo suficientemente fuerte para que todos escucharan, y de golpe la sentí en mi útero arrancándome un pequeño grito de dolor, sus movimientos eran brutales, sentía que me perforaba hasta el ombligo, mis piernas temblaban a cada embestida, mi concha chorreaba, sentía que mis fuerzas me abandonaban, las vergas de Julián y Max peleaban por penetrar mi boca, las chupaba dejando que me usaran, empuje mi culo hacia atrás para la verga de Adán entrase aún más profundo, dándome tiempo para acercarme a mi mamá, le abrí sus piernas acariciando sus muslos, metí mis manos bajo su falda y tiré sus calzones, supe que lo deseaba cuando levantó su culo para facilitarlo, abrí su concha con mis dedos y pasé mi lengua en toda su extensión sintiéndola estremecerse, estaba como una perra lengüeteando su concha absorbiendo su clítoris entre mis labios, sintiendo como sus gemidos se transformaban en grititos de placer, introduciendo mi lengua en su vulva al ritmo de las estocadas que me propinaba Adán, sus manos aprisionaban mi cabeza manteniéndola pegada a su concha, - quiero ver- escuché decir a Mariela por lo que levante las piernas de mi madre colocándolas sobre mi cuerpo a lo que ella reaccionó acercando más su concha a mi lengua lo que permitió que en mis lamidas pudiese lamer su ano, su estremecimiento fue instantáneo, sus gemidos se confundían con los míos, Adán seguí horadando brutalmente mi concha, - mira, mira cómo le meto el pico a esta cochina culia, más caliente y buena pal pico, mira cómo le meto el pico a esta cochina conchetumare, medio culo eta perra culia - dijo explotando en mi concha llenándome de leche a la vez que mi madre bañaba mi cara con sus jugos y apretaba sus piernas perdiéndose en su orgasmos, una cachetada en mis nalgas fue el término que le dio Adán a su faena, mientras Max me rescató de mi madre para introducir su miembro en mi boca y llenarla de su semen salado y acuoso, Julián venciendo su timidez le siguió y también acabó en mi boca, dejándome todos con mis propias convulsiones, levantándome apenas para dejarme caer en el sofá agotada, pero aún deseosa de ser usada.

Me bebí una cerveza de golpe, y un whisky mientras conversábamos como había llegado a ser tan maraca, respondiendo sus preguntas podía ver como se iban excitando nuevamente - sin pico no hace ninguna wea la perra culia - dijo Mariela mientras sus manos ya recorrían mi cuerpo y yo seguía contando lo que había hecho, - pa esa wea tuve a esta mierda, pa juntar moco y chupar picos - dijo mi madre, más con rabia que excitación, - tenía que haberle pegado cuando era chica, pa que aprendiera -, y el corazón amenazó con arrancarse de mi pecho me levanté afirmé mis manos en el borde de la mesa del comedor alzando mi culo, el silencio se apoderó de la casa - pégame ahora - le dije, y sus dudas la inmovilizaban, me acerqué a Max y robe su cinturón dejándolo en la mesa y asumiendo nuevamente la exposición de mi cuerpo, - pégame por puta o por no ser más puta, pero pégame - le dije, todos le insistieron para que lo hiciera, Mariela se levantó y me dio una palmada pero no quería eso, quería que mi madre me azotara, no lo conseguí, Mariela me agarró del pelo, me forzó a arrodillarme en medio de todos, me abrazaba desde la espalda jugando con una de mis tetas, amasándolo y apretándola, mientras llevaba mi cabeza a su boca introduciendo su lengua besándome hasta hacer doler mis labios a la vez que con su otra mano jugaba en mi concha introduciéndome sus dedos, apretando mi clítoris, haciéndome rogar por más, empujó mi cara contra el suelo y comenzó a introducir sus dedos en mi concha, agitaba su mano con tres dedos a lo menos en mi cuerpo, tratando de forzar mi concha, sentía toda su mano tratando de penetrarme, el dolor me impedía cualquier placer, me nalgueaba y podía sentir el calor en mi culo, metió unos dedos en mi culo a la vez que me insultaba, me amenazaba con abrir totalmente mi culo mientras sus dedos forzaban mi esfínter, sacaba su mano y volvía a pegarme tirando mi pelo , alzó mi cuerpo para tapar mi boca y ahogar mis gritos de dolor - cállate perra culia - me dijo, en tanto yo con mis manos abría mis nalgas para dejarla clavarme con sus dedos, llevó su mano a mi boca para humedecerla casi provocando arcadas, mi saliva chorreaba por sus dedos, sentí como si se rasgara mi culo - tiene toda la mano en su puto culo - dijo sin dejar de agitarla en mi cuerpo, mi boca estaba abierta en su totalidad en busca de aire que me ayudase, Max no esperó más y me llenó la boca con su verga, me agarró del pelo y se masturbaba con mi boca, a su propio ritmo, sin importarle si yo chupaba o no, yo lo intentaba pero aquella mano que se movía adentro y afuera penetrándome me lo impedía, sacó su mano y tiro de mi pelo robando mi cuerpo a Max, me obligó a pararme mientras me ahorcaba, - pide que te rompan el culo maraca - dijo a mi oído ahora jugando sólo con un dedo en mi ano, - rómpanme el culo - dije en un tono casi apenas audible, lo que me granjeo una bofetada en mi cara que casi me arrojó al suelo, siendo sostenida por mi madre que ayudándome a recuperar el equilibrio me sostuvo sólo para decirme - más fuerte - y darme otra cachetada, no alcancé a decir nada y sentí una patada en mi culo seguida de risas y la voz de Adán que decía - pídelo conchatumare -, - rómpanme el culo -   dije alzando la voz, mientras mi madre me mechoneaba tirando de mi pelo y agitando mi cabeza, entonces sin límite alguno grité lo mas fuerte que pude, de tal forma que yo creo que pudieron escuchar todos los vecinos, - por favor, por favor, rómpanme el culo, rómpanme todo, por puta, por maraca, rómpanme entera -, mientras haciendo un ovillo me dejaba caer al suelo llorando.

Julián no sé si por su edad o por la impresión se acercó a mi lado a tratar de consolarme, pero mi llanto no era de dolor, mi llanto era de calentura, de verdad en ese momento quería que me rompieran, que desgarraran mi cuerpo, por lo que me aferré a su pico chupándolo con desesperación, lo arrojé de espaldas al suelo y me monté en él cabalgando su verga con desesperación, movía mi cuerpo haciendo entrar y salir su miembro de mi concha que chorreaba mis jugos inundando su abdomen, estaba como loca, miré a mi alrededor y volví a gritar - rómpanme el culo  maricones - y Adán y Max corrieron a satisfacer mis urgencias, sentí una verga en la entrada de mi ano y deslizarse sin pausa por mi recto, sentía como agarrado de mis caderas ese tubo de carne entraba y salía entre mis nalgas bombeándome hasta clavarse con todo el peso del cuerpo de su dueño en mis intestinos para luego liberar mi culo desinflando mi abdomen, sólo para que otro daga de carne atravesase mi recto, reiniciando el movimiento de mete saca, - más fuerte, más fuerte, revienten a esta puta - grite, mientras haciendo un gesto llamé a mi madre a acercarse, como pude la tomé de sus nalgas e introduciendo un dedo en su culo la apreté contra mi boca para poder lengüetear y chupar su concha, de forma que si se separaba clavaba su culo y si se quedaba mi lengua y mis labios saboreaban su vulva avejentada, mientras mi concha estaba llena de verga y en mi culo se turnaban para destrozarlo, no quería acabar, controlaba los movimientos de Julián en mi concha y apretaba mi culo o lo empujaba contra mi violador para poder regular sus bombeos, quería que se corrieran mí, no acabar yo, me sentía cumpliendo aquello para lo que realmente servía, dar placer, Mariela se masturbaba frenéticamente y de pronto se paró y se montó a caballo sobre mi espalda refregando su concha en ella hasta que levantándose se orinó encima de mi cuerpo mientras besaba a mi madre que también explotó en mi boca, verlas hizo que Julián llenara mi concha y Max regara mi culo, mientras escuchaba a mi madre decir - préñala Julián préñala - con una voz ronca y gutural que denotaba su extenso orgasmo arrancado del cuerpo de su hija.

Adán siguió maltratando mi ano largo tiempo más, mientras los otros ya se habían alejado a beber, lo obligué a soltarme para hacerlo acabar con mi boca, con grades gruñidos y bofetadas en mi cara, - puta, puta, cochina, basura culia -, dijo mientras enterraba profundamente su miembro en mi garganta llenando mi boca de semen, que retuve en ella, mientras él se alejaba dejando allí como si no existiese después de haber obtenido su placer, me levanté tomé mi vaso y vacié su semen en el mismo, fui a la mesa me serví vodka, y volví al sofá, sabía que era su fiesta, yo sólo estaba allí para cuando quisieran usarme, ese era mi lugar y mi rol, prestar mi cuerpo, para darles placer cuando quisiesen.

Luego de un rato se acercaron nuevamente, loa ánimos ya no eran los mismos, la ebriedad había disminuido sus ímpetus, estiró su mano hacia mí y me levantó, me abrazó y me llevó al comedor, tomó mis manos y las apoyó en la mesa del comedor - ahora si puedo - me dijo y sus ojos brillaban, - te quiero - le respondí y doble un poco mas mi columna acercando mi pecho a la mesa, sin flectar mis piernas, dejando mi culo lo más levantado que podía, la vi alejarse hacia el living, cerré los ojos y esperé, el primer cinturonazo se estrelló en mi culo inundando la casa con su ruido, apreté mis nalgas, mordí mis labios y no emití ningún quejido, el segundo se estrelló en mi espalda haciendo que levantase un pie por el dolor, dos más acariciaron mi culo haciéndome estremecer, cada golpe era o se sentía más fuerte que el anterior, escuchaba el murmullo de los otros entre asombrados y alentándola a seguir, el nuevo azote me hizo doblar mis piernas y un leve sollozo escapó de mi boca, - más, más - le dije levantando aún más mi culo, y dos correazos uno tras otro se estrellaron en mis nalgas, Julián también quería hacerlo, los correazos siguieron mucho más rápido, las lagrimas brotaban de mis ojos, mis sollozos trataban de disimular mi llanto pero podía adivinar su éxtasis, - mas fuerte, más fuerte, más fuerte - fue todo lo que salió de mi boca como una exhalación,  los correazos ya no tenían un ritmo constante, caían en mi espalda y mis nalgas haciendo que todos los movimientos de mi cuerpo para tratar de aguantar el dolor fuesen inútiles, Adán también me estaba azotando, a los insultos de mamá se agregaban los de Adán y los intentos de Julián por acercarse al calibre de ellos - maraca, desde chica fuiste puta -, -zorra-, - perra come mierda -, - tragasemen -, Mariela me tomó de brazo y me dio vuelta, -- en las tetas, péguenle en las tetas - y comenzaron a azotar mis tetas, mi abdomen, mis piernas, Max me separó de la mesa y parada al medio de la sala todos me azotaban recibiendo correazos por todo mi cuerpo, parecía estar bailando a un ritmo macabro, ahora si lloraba sin limitarme, y me dejé caer al piso poniéndome en posición fetal recibiendo sus azotes hasta que se cansaron, creo que perdí el conocimiento unos momentos, pero al despertar sólo mi madre y Julián estaban ahí, - vamos a casa - me dijo acariciando mi cara, pero le dije que no, mi cuerpo estaba enrojecido, tumefacto, pero todo lo que había pasado aún me tenía caliente, no, - vamos a la mía -, tomé mi ropa y nos fuimos al auto, manejé desnuda, el aire parecía aliviar el dolor de mi cuerpo.

Aquella noche en casa Julián volvió a culearme por mi conchita y se usó mi culito hasta que ya no tenía fuerzas para más, mi madre por su parte alivió mis dolores logrando hacerme acabar con su lengua en un orgasmo que había reprimido toda la noche.