El gran auto cafe (5)
(confesiones/control mental/fetichismo/jovencitas) esta es la ultima parte de esta etapa de mi vida, tan intensa como todas las demas
antes que nada, pedire una disculpa por la tardanza de haber subido esta ultima parte del relato, y quiero agradecer a todas las personas que me han enviado sus comentarios, finalmente, aqui esta la conclusion de esta etapa de mi vida, espero la disfruten
Pasaron un par de semanas , y como era de suponerse, no supe nada de él, ya era más mi incomodidad que mi emoción, se empezaba a hacer cotidiana su forma de actuar, aparecía, me hacia algo y desaparecía, comenzaba a sentirme usada, miles de pensamientos pasaban por mi cabeza, y sin darme cuenta, habían llegado hasta los celos, celos extraños, ya que no lo amaba, no era mi pareja, sin embargo, el imaginar que quizá había otra mujer, me provoco un dolor en el estomago al momento de pensarlo, me sentí aun más utilizada, ¿acaso era yo su plan de reserva? ¿Existía ya alguien con quien el tuviera algo? ¿Aparecería alguien nuevo y a mi me desplazaba? No lo se, pero esos pensamientos carcomían mi mente.
Finalmente, un día apareció fuera de la escuela, cuando lo vi, sentí nuevamente los sentimientos encontrados, al momento de ver el auto, sentí algo en el estomago, esa sensación que se siente cuando se desciende rápidamente, como en la montaña rusa, emoción y miedo, pero al mismo tiempo, odio, si, no podía creerlo, pero sentía odio, odio hacia ese hombre que me había cambiado muchas cosas, que me había abierto puertas hacia un mundo de maravilla y cruelmente después me las cerraba. Lo vi, y desvié mi mirada, tratando de no mostrar mi indiferencia, pero también quería que lo notara, camine por la banqueta alejándome de el, y otra vez ese cruce de emociones, quería que me siguiera, pero al mismo tiempo no quería verlo, deseaba que fuera tras de mi, para poder rechazarlo… mas no fue así, camine y llegue a la esquina, trataba ver de reojo o en los reflejos de los autos a ver si me seguía, y no fue así, gire la esquina y una lagrima de coraje broto de mis ojos al tiempo que cerraba fuertemente mis dientes y diciéndome a mi misma, que no tenía por que sentirme así.
Respire hondamente un par de veces, limpie las pocas lagrimas que permití salir, y sonreí, seguí mi camino tratando de cambiar mis pensamientos, al girar en la siguiente esquina, ahí estaba el, tranquilo, como si nada, ya imaginaba yo que no me daría ninguna explicación, como solía ser el, frio, como si nada pasara, más bien esperaba un reclamo de mi huida de la escuela, me saludo, me pregunto que como estaba, mi sangre hervía de coraje, ¿Cómo quería que estuviera después del último encuentro tan intenso y después haber desaparecido tantos días? Quería gritarle, golpearlo, arrojarle mi mochila, pero recapacite todo en un segundo, no le daría ese gusto, yo sería más indiferente que él, le mostraría que no me importo en absoluto. Conteste cínicamente, con tranquilidad: “bien, y tu…?” estaba a punto de mencionarle “cuánto tiempo sin verte” cuando mi hadita malvada o al menos eso me imagine después, esa que se aparece en el hombro (según las caricaturas que vemos en la tele) me dio un jalón en una oreja.
Su respuesta fue igual de predecible, un simple “muy bien” no mas. Yo esperaba algo así como “mucho trabajo” o “he estado algo ocupado” pero no, nada, solo me veía con una sonrisa. Me abre la puerta del auto para que suba, yo titubeo en si será lo correcto o no, si me negaba, le demostraría que me dolía, si aceptaba perdería el poco respeto, si es que aun tenía algo. No puedo explicar que fue lo que me llevo a tomar esa decisión, pero me acerque hacia la puerta, el tomo mi mochila y rápidamente subí al auto, lo más rápido posible, tomando mi falda por la parte trasera evitando que se me viera algo. Acto seguido, el subió a su lado, como si fuéramos un matrimonio de 30 años, sin palabras y con la rutina que llega con los años en la pareja.
El trayecto hacia mi casa fue corto, más bien parecía una reunión de negocios, nada de charla casual, yo me tragaba mi coraje y ahora me recriminaba a mi misma por ser tan tonta, por haber subido al auto.
No se de que forma se entero de que mis papas saldrían todo el siguiente fin de semana, imagino que por las platicas o de alguna forma, con alguna platica, mi padre se lo dijo. No perdí mucho tiempo en suponer el como se entero, total, tenia tratos con el y era lo mas lógico que se enterara. Como si fuera el jefe que le da una orden a su secretaria, me dijo que ese fin de semana iba a acompañarlo, mas no me dio mas explicaciones, solo me dio dinero y me dijo que el sábado en la mañana, fuera al salón de belleza y me arreglaran como si fuera a una boda. Simplemente así, sin siquiera preguntarme si podía o no, o si quería o no. Al tiempo que me decía esto, estábamos llegando a mi casa, detuvo el carro y sin apagarlo, volteo hacia el asiento trasero y tomo una caja, me la entrego y me dijo que eso iba a usar y que iba a pasar por mi a las 2 pm.
Siguiendo su juego o tratando de hacerme la digna, no dije nada, no conteste ni siquiera lo voltee a ver, tome la caja, abrí la puerta y me baje del carro, camine hacia la puerta de mi casa sin siquiera ver si seguía el ahí o no, saque las llaves y cuando abrí la puerta, solo escuche como arrancaba.
Subí a mi recamara y arroje la caja y la mochila sobre la cama, esta vez no había curiosidad de ver lo que había dentro, me sentía humillada y estaba molesta conmigo misma por no darme mi lugar, me quite la chamarra y entre al baño, mientras estaba ahí (que no fue mas de un minuto) pensaba en lo que acababa de suceder, y mas coraje sentía, Salí y me quite el chaleco, dejándolo en el suelo, me desabroche la falda y la deje caer, al mismo tiempo que me quitaba los zapatos, pisando el talón de uno con el otro pie y viceversa, quedándome solamente en la blusa blanca que siempre se me había hecho de niña boba, me senté sobre la cama a lado de la caja, observándola mientras desabrochaba los botones de mi blusa, no acabe de desabrocharla cuando finalmente me atreví a abrir la caja.
Dentro había un vestido negro corto, súper entallado pero elegante, a pesar de que siempre critique ese tipo de ropa en las mujeres, no era nada vulgar y se veía que no era nada barato, también había una tanga negra de encaje y su respectivo brassier, estaban muy bonitos, por cierto, pero a mi pensar, era ropa que solo usaban las mujeres grandes, no podía imaginar haber usado esa ropa, finalmente, al fondo de la caja, unas medias negras también, con elástico y encaje al extremo de cada una. Tome toda la ropa, pero no me emociono mucho, aunque debo decir que estaba sonriendo cuando la tomaba y sentía su textura entre mis manos, la guarde nuevamente en la caja y me dispuse a ponerme mi uniforme de porras, ya que en un rato mas tenia practica, me quite las calcetas de la escuela y me puse la pequeña minifalda y la blusa del uniforme deportivo, metí, los pies en las sandalias y baje a comer algo, no tarde mucho, regrese a la recamara y me puse unas calcetas altas que llegan un poco arriba de la rodilla, aunque se supone que solo debemos usar los tines o calcetines que van al tobillo, ese día hacia ya frio aunque fuera la tarde, me puse una sudadera, tome mi mochila pequeña donde llevo agua y cosas necesarias y Salí hacia la escuela nuevamente.
Lo que escribiré a continuación, quizá suene que extiendo demasiado en el tema, pero lo escribiré ya que me causo mucha gracia. Caminaba hacia la escuela y el viento otoñal hacia de las suyas, soplaba y de vez en cuando levantaba mi pequeña falda de porras, obviamente no le daba importancia a eso, ya que para eso son esos uniformes. Note que un grupo de niños, como entre 8 y 12 años me seguían desde dos cuadras atrás, reían de vez en cuando y yo los volteaba a ver y me daba risa, ya sabia que me veían e imagine que se emocionaban conmigo, como suelen ser todos los hombres a esa edad (y al parecer, a todas las edades) lo curioso es que mantenían su distancia y murmuraban entre ellos, y me siguieron casi hasta la escuela. Cuando llegue, no había casi nadie aun, entre al baño, levante ligeramente mi falda y oh sorpresa, cuando me dispuse a bajar mi short, no estaba ahí!!!! Jajaja, había olvidado ponérmelo, ahí me di cuenta que era de eso de lo que se reían los niños, cuando el viento levantaba mi falda, se me veían mis panties, y yo confiada en que traía mi short deportivo debajo, nunca di importancia, lejos de molestarme, me dio risa, Salí y me dirigí rápidamente hacia mi casa, pero ahora con más cuidado. Entre, me los puse y regrese corriendo a la escuela.
Por la mañana, ya en sábado, alrededor de las 8 de la mañana, escuche cuando mis padres se iban, no di importancia, ya que siempre han sido así, algo alejados. Volví a tratar de dormir, pero el sueño iba y venía, estaba pensando en lo que tenía que hacer, pero al mismo tiempo tenia sueño, finalmente alrededor de las 10 am, decidí levantarme, me di un baño y puse brillo en mis labios, y a pesar de que mi madre siempre me ha prohibido usar pants si no es para hacer ejercicio, me puse uno y Salí.
Me fui a arreglar al salón y me maquillaron súper bien, me peinaron con un peinado recogido muy elegante, me veía algo mas grande, como de 20, llegue a la casa y saque la caja, me desnude y me vi al espejo, realmente me veía muy hermosa y mas grande, me veía y giraba mi cuerpo para verme de diferentes ángulos, viendo mis pechos no muy grandes y la curva que se hace entre mi espalda y mis pompis, no te que sonreía, me guste mucho. Tome la tanga y me la puse, raspaba un poquito en la parte de adelante, pero nada incomodo en realidad, me coloque el bra siempre viéndome en el espejo, me senté en el banquito de mi tocador, tome una media y comencé a ponérmela, recordé esos antiguos anuncios de chicas así (ahora se que se llaman pin up) y quise recrear la escena, la sensación de las medias sobre mis piernas era excitante, fresca, suave, me hice hacia atrás y cruce las piernas, esa sensación te media sobre media, unida a el sonido que hace, uff, no puedo expresarlo claramente. Realmente lo estaba disfrutando. Fui al closet y tome unos zapatos de charol, con tacón muy delgado y correa en el tobillo, me los puse hábilmente sosteniéndome de la puerta y camine hacia el banquito nuevamente, me senté y abroche las correas. Cuando me pare frente al espejo, no era a mi a quien veía, era una artista de las que salen en la tele en ciertos programas, no era esa niña de secundaria, era una mujer fatal, una mujer seductora capaz de tener al hombre que quisiera, me puse el vestido y el cuadro se completo, esa no era Layla. El vestido se pegaba a mis caderas, se ajustaba perfectamente a mi cuerpo resaltando cada curva, pero sentía que era muy corto, trate de bajarlo un poco, creo que solo era el efecto de los tacones que hacen ver las piernas más largas ya que la orilla de las medias no se alcanzaba a ver. Fui a la recamara de mis padres y busque en la parte más alta del closet de mi mama una bolsa que me combinara, imagino que la escena de verme parada de puntas, estirándome a alcanzar ese entrepaño, pudo haber sido algo curiosa, o quizá erótica. La tome y por suerte vi un abrigo corto que hacia juego con mi atuendo, así que también lo tomé
El tiempo que paso antes de que pasara por mi se me hizo eterno, sentía que cada minuto tenía 300 segundos, ahí me di cuenta que había olvidado por completo mi enojo y estaba emocionada. Aunque suene a que estaba desesperada, estaba sentada en la sala viendo por la ventana, esperando ver llegar el auto café. Finalmente llego y mi corazón latió rápidamente, y otra vez esa sensación de vacío en el estomago. Tome mi bolsa y Salí rápidamente, oyendo fuertemente el sonido de los tacones en el piso.
Cerré la puerta y camine hacia el auto, coquetamente tratando de disimular el movimiento de caderas que provoca el caminar con tacones, con la pequeña bolsa en una mano y con el brazo opuesto doblado hacia afuera, con el abrigo colgando y tratando de hacer equilibrio. Cuando me vio, se sorprendió, la verdad me veía super wow, yo me sentía como una mujer adulta, estaba muy emocionada pero trataba de disimularlo, el rodeo el auto dirigiéndose hacia la puerta del pasajero sin poder dejar de verme, la expresión de su cara era algo que jamás había visto así, solo le faltaba tener la boca abierta, me dio un beso en la mejilla y finalmente, yo, la pequeña niña siempre usada, había logrado romper al hombre indiferente, al inexpresivo, me sentía poderosa. El también se veía muy bien, ahora no traía sus ropas que parecían viejas, traía un traje negro con camisa blanca, muy elegante, casi se veía guapo.
Traía unos tacones altísimos y aun así me veía pequeña a su lado, el era muy alto. me abrió la puerta, tomo mi mano y me subió al carro, lo cual fue aun mas difícil, ya que nunca había usado un vestido tan entallado, me senté con las rodillas juntas y subí mi pie derecho, gire sobre mi misma y subí el otro pie acomodando la bolsa sobre mis piernas, evitando que se me viera algo. No podía creer que estaba así vestida y sentada en el auto, en la calle, sentía que podía acabar con el mundo ese día, jamás me había visto así.
Cuando el subió al auto, imagino que se dio cuenta de que había perdió el control e inmediatamente volvió a ser el, serio, indiferente. No me volteaba a ver, la charla era casual. Llegamos a un restaurant, me bajo del coche, me tomo de la mano y otra vez la gran faena de mantener la compostura para verme como una “dama” (mi mama siempre ha sido muy estricta conmigo en eso y creo que si me sirvió). Ya a su lado, lo tome del brazo y apenas le llegaba al hombro. Cuando entramos, sentí todas las miradas en nosotros. Era evidente la diferencia de edades, aunque me veía mayor, no dejaba de verme pequeña a su lado. Apuesto que muchos murmuraron, pero él estaba firme, con su brazo doblado y mi mano en el, siempre erguido yo me sentía protegida. La sensación era algo incomoda pero al mismo tiempo, morbosa, ¿Qué estarían pensando todas esas personas? De alguna forma, me sentía bien, con esa sensación de placer que se siente al molestar
Comimos y me dio algunas instrucciones, íbamos a una reunión con gente de un club o algo así, todo en el restaurant me mantenía tensa y emocionada, hasta las cosas mas cotidianas como cruzar la pierna o ir al baño, producían en mi una sensación hasta ese momento desconocida, las miradas de diferentes mesas se dirigían eventualmente hacia nosotros, provocándome una sensación de incomodidad, al terminar me retira la silla y otra vez mantener la postura al levantarme, ir al auto y subir a el, es algo tedioso, pero en ese momento no lo sentía así.
Llegamos a un salón muy elegante había vallet parking y gente muy bien vestida, descendí del auto ahora con más cuidado, ya que me abría la puerta un joven de unos 25 años, yo veía como trataba de disimular su mirada hacia mi, no se si por respeto o por miedo, camine unos pasos, y mi pareja se coloco a mi lado, me tomo de la mano, como si fuéramos novios, pero más bien parecía como cuando un padre le toma la mano a su hija. Me volteo a ver con una mirada que quería decir “¿estás lista?” yo lo vi hacia arriba, sonreí y entramos en el salón
La gente estaba en sus propios asuntos, no prestaban mucha atención a los que llegaban, aun así, los que nos vieron entrar no pudieron disimular sus expresiones, unos nos miraban fijamente, otros se decían algo en secreto mientras nos veían, las mujeres, que supongo eran sus esposas, se volteaban como si no hubieran visto nada, otras cuantas podía casi escuchar sus criticas, ahí realmente me sentí incomoda, y creo que se noto en mi cara, quería darme la vuelta e irme, estaba muy nerviosa, sentí un apretón en mi mano y me dijo “no te preocupes, aquí todo está bien” al tiempo que se acerco un señor muy mayor con nosotros y lo saludo afectuosamente, el me presento solo diciendo mi nombre, el señor muy atento hacia mí, contesto lo tradicional, pero puedo apostar que su mente decía otra cosa, le dijo algo sobre algunas personas y le indico donde estaban, no puse mucha atención porque estaba distraída viendo a todos lados, caminamos hacia un sillón donde había mas personas y nos sentamos, me presento de igual manera ahí con ellos y también pude ver sus rostros de morbo hacia mi y de aprobación hacia el, como felicitándolo, aunque los halagos eran hacia mi, yo sabía que era una forma de elogiarlo a el.
Todos me veían, todos eran grandes, de 50 en adelante, las mujeres ya me ignoraban y estaban en sus charlas, aisladas de todos, los señores me coqueteaban pero jugando, una mirada de uno, una sonrisa de otro, yo solo contestaba con sonrisas, me sentía una muñeca. Cuando cruzaba la pierna y sentía las medias, mis pensamientos me hacían recordar lo extraordinario de la situación que estaba viviendo. Así paso como una hora, mi acompañante platicando con las personas y yo tratando de asimilar lo que estaba pasando, me sentía maravillada, jamás imagine que alguien de mi edad pudiera tener tantos hombres maduros a sus pies. El bebía vino, pero pidió para mi solo refresco, eso me hizo sentir nuevamente como niña, yo esperaba beber algo de licor, después de varios refrescos sucedió lo que tenía que pasar, me disculpe y pregunte que donde era el baño, me dieron las indicaciones y cuando me puse de pie, todos ellos se pusieron de pie también y camine hacia mi destino
Al entrar al tocador de damas, me sentí temerosa, dije “buenas tardes” con algo de timidez, unas mujeres me ignoraron y volvieron a lo que estaban haciendo, otras contestaron de forma hipócrita, entre a un cubículo y Salí de ahí lo más rápido que pude, lave mis manos como pidiendo permiso pero era ignorada. Me sentía muy incómoda, pensé mientras el agua tocaba mis manos, que le diría a mi acompañante que me llevara a casa.
Salí de ahí, y comencé a a caminar hacia los sillones, pero un señor de barba blanca me detuvo y comenzó a charlar conmigo, con preguntas como “¿Cómo la estas pasando?”“habías venido antes” etc, después cambio a piropos, diciéndome que estaba muy guapa, que era una mujercita hermosa, y termino platicándome de él, como queriéndome presumir el quién era y lo que hacía, yo lo escuchaba pero buscaba la mirada de mi acompañante, sintiendo algo de temor y culpa, finalmente me disculpe y seguí mi camino. No había caminado ni 20 pasos cuando otro grupo de hombres, me saludan de forma muy alegre y me detienen ahí, uno le dice al otro “mira, ella es Layla, viene con ***** “ todos responden como afirmando, yo estaba más nerviosa, contestaba las cosas casi por inercia y buscaba a mi acompañante, finalmente me vio y una sonrisa leve salió de su cara, como de afirmación, de “esta bien” ahí me sentí mas tranquila y seguí charlando con los hombres, que se desbarataban en halagos y piropos, platicaban de experiencias cómicas, y eventualmente me tocaban ya fuera un hombro, una mano, la cintura, disimuladamente, como parte de la charla.
el movimiento hacia que mis medias se frotaran entre ellas, haciendo que no olvidara que las tenía puestas, un poco más arriba, donde las medias terminaban y levemente se juntaban mis piernas piel con piel, una contra la otra, me hacia recordar el entallado vestido que llevaba y que para mí era tan excitante como increíble. El ligero cansancio de estar de pie me hacia recordar los hermosos zapatos altos de charol, que me obligaban de vez en vez a doblar una rodilla para descansar. Pude observarme en un espejo de las paredes, y lo que veía era una bella mujer, en un vestido corto entallado, seguido de unas piernas largas, bien estiradas, cubiertas con una seda translucida, rematadas con un brillante par de zapatos, desde ese ángulo podía ver la curvatura que se formaba en la espalda y el bulto que formaba el trasero, terminando unos centímetros mas abajo en la parte baja del vestido que se aferraba a la forma del cuerpo, sostenido todo esto por un par de columnas largas y torneadas que nunca había visto, porque esa no era yo, no podía ser yo, me desconocía, la imagen era completamente una extraña para mí
Uno de ellos me invito un trago, y yo me negué, entre risas todos insistieron, una parte de mi quería tomarlo, era como una necesidad de hacer algo prohibido y al mismo tiempo un acto de protesta a quien no me lo había permitido, era algo irónico, me vestía como una mujer grande, me hacia comportarme de forma igual, me llevaba a un lugar con gente adulta, pero me trataba como una niña, así que acepte y tome mi vaso.
Yo estaba muy a gusto con la plática de ellos, a tal grado que olvide a mi acompañante y la estaba pasando bien, al poco tiempo, mi amigo se acerco a nosotros, saludo a los hombres, bromeo unos instantes y se disculpo con ellos, me tomo de los hombros y comenzamos a caminar entre la gente, sonriendo a un lado, al otro, un saludo por aquí, otro por allá. Me llevo a una oficina privada siempre caballeroso, yo me sentía una reina, ya con un poco del efecto del alcohol encima, estaba desinhibida. cerró la puerta, camino hacia una silla de madera muy elegante que había a lado de un escritorio y se sentó. Me mando llamar y me acerque seductora hacia él, yo presentía que al fin íbamos a hacer algo. El alcohol me había hecho sentir calor en mi cuerpo, estaba excitada, me tomo de la mano y me dio un jalón fuerte, sonreí con cara de incógnita, me jalo mas del brazo hasta agacharme y bruscamente quede boca abajo sobre sus piernas. Yo estaba confundida, me
levanto el vestido y comenzó a golpearme en mi trasero con la mano abierta, yo no sabía que estaba pasando, no se si era el alcohol o cosas que había visto en internet, pero pensé que jugábamos así que hice unos pequeños gemidos como de dolor, pero que mas bien indicaban placer, queriendo entender su juego, después de eso, comencé a sentir los golpes cada vez más fuertes, cuando ya me dolían, le pregunte que que estaba pasando, que me estaba lastimando, me grito "cállate" y me estiro ropa interior hasta que los delgados hilos sobre mis caderas se rompieron, eso me hizo sentir dolor, como si me quemara cuando los hilos se deslizaban entre mis piernas, me siguió golpeando, trate de pararme y no me dejo, mi trasero me ardía, ahí me vino un pensamiento, me estaba castigando como un papa por haber tomado alcohol, mi mente pensaba eso cuando me dijo "te gusta andar de coqueta, quieres darle tus nalgas a todos? pues se las vas a dar moradas" comencé a llorar, se me corrió el rímel, no dije nada, solo cerré mis ojos y lloraba en silencio.
Dejo de pegarme, me bajo acomodo nuevamente el vestido y me levanto, me sobo un poco, se paro y me beso la frente, me limpio las lagrimas con un pañuelo y me dijo: "ve a arreglarte, chiquita, ahí está un baño" mi mente daba vueltas, sentía dolor físico, dolor emocional, estaba confundida tratando de asimilar lo que acababa de ocurrir, ¿me acababa de besar la frente después de haberme golpeado? ¿Estaba tan borracha que algo se me había pasado por alto? ¿Qué estaba pasando?. Tome mi bolsa y me dirigí al baño, arregle como pude mi maquillaje y cuando Salí, estaba parado de pie sosteniendo mi abrigo (imagino que fue por el cuando estaba en el baño) lo puso sobre mis hombros y abrió la puerta. Salimos de la oficina aquella, yo trataba de disimular una sonrisa pero mis ojos eran demasiado evidentes, estaban un poco rojos, aun húmedos, al igual que mis pestañas, el se despidió de algunas personas diciendo que yo no me sentía muy bien, me volteaban a ver a lo cual yo solo asentía con la cabeza. Cuando salimos, el auto ya nos estaba esperando, subí al el y ya no recuerdo si lo hice con el mismo cuidado como cuando me baje, mi mente aun estaba dando vueltas.
Todo el camino fue silencio, llegando a mi casa, se bajo, me abrió la puerta y me ayudo a bajar, el abrigo había caído de mi espalda, así que solo lo tome, no me lo puse, ya que a pesar de que hacia frio, el trayecto a la entrada eran solo unos metros. Me acompaño hasta la puerta, la cual tenía un pórtico bonito, me tomaba de la cintura con ternura pero también sentía algo de rudeza, como si estuviera molesto, estaba todo apagado, obscuro, solo había un poco de luz de las lámparas de la calle y de alguna otra casa, pero en el pórtico no se podía distinguir nada. cuando llegamos, me sujetó de los hombros, me volteo hacia él, me tomo fuertemente de la cara y me beso intensamente, en ese momento, el tiempo se detuvo, no me percataba de ninguno de los sonidos de mi alrededor, no se si pasaría por la calle algún auto, o si algún perro ladraba, yo no escuchaba nada, solo sentía como su boca tocaba la mía, placer unido con dolor, ya que su barba que comenzaba a crecer, raspaba mi rostro, yo estaba de pie, con mi cabeza entre sus manos, con mis brazos sueltos, sosteniendo la bolsa en una mano y el abrigo en la otra (si mi mama supiera…), yo no pensaba en nada.
Lentamente, dio un pequeño paso hacia adelante, seguido de otro, para no perder el equilibrio, solté el pequeño abrigo y lo tome de su cintura con la mano que quedo libre, entonces sentí que topaba contra la pared, presiono su cuerpo contra el mío y comenzó a meter su mano bajo del vestido sin dejar de besarme la ternura se convirtió en lujuria, yo me dejaba llevar, comenzó a tocarme suavemente, su mano era tan grande que me vi obligada a abrir un poco las piernas para permitir que cupiera, las caricias se fueron tornando más intensas, más rápidas, más agresivas, el beso ya no era beso, ya me respiraba en mi boca, sentía como su aliento entraba en mi, alternando con su lengua, yo me agitaba y le devolvía ahora mi aliento en su boca, sentía como mi cuello sudaba, finalmente solté la bolsa y rodee su cuello con mis dos brazos mientras me recargaba totalmente en la pared y flexionaba un poco mis piernas. me masturbaba con furia, saco su mano de entre mis piernas, me tomo del trasero con ambas manos, las deslizo hasta mis muslos y me levanto, obligándome a rodearlo con mis piernas al tiempo que me estrellaba contra la pared. Después se movió, yo no dejaba de besarlo intensamente, sentía su lengua casi en mi garganta, el giro un poco y dio unos pasos hacia su derecha, el era tan grande que yo creo que yo no pesaba nada para el, me cargaba con mucha facilidad.
Me sentó en la bardita que rodea el portal, que no es muy alta, siempre sin dejar de besarme, tomo mis piernas por dentro y las separo, obligándome a soltarlo, pero mis brazos lo aferraban fuertemente a su cuello y mi boca a sus labios, puso su mano izquierda sobre mi pierna que colgaba de la barda y coloco la otra nuevamente entre mis piernas y comenzó a masturbarme más fuerte, después metiendo un dedo y seguido de este, el otro, los metía y sacaba fuertemente como con ira, su respiración se torno en gemidos, mas bien como los que hace una bestia enfadada, el sonido de sus dedos en contacto con mi lubricación se escuchaba claramente, el olor a sexo comenzaba a invadir el espacio. Saco sus dedos rápidamente y me soltó la pierna, entonces escuche el sonido de la hebilla de su cinturón. Aun sin ver, sabía que estaba desabrochando su pantalón, me tomo del hombro y deslizo su mano por todo mi brazo hasta llegar a mi mano, la tomo fuertemente y la movió hacia abajo, con mi otra mano yo trataba de jalarlo hacia a mi. Ahora con ternura, coloco mi mano en su pene. Sentí que mis hombros perdieron fuerza, algo bajo de mi vientre hacia afuera, podía casi sentir que un relámpago recorrió de arriba abajo el interior de mi vagina. Era la primera vez que tocaba su miembro, era tan grande como el mismo, mi pequeña mano trataba de recorrerlo todo, tratando de calcular su tamaño, pero era difícil hacer el cálculo en ese momento. Era el pene de él, de un hombre maduro, ¿Cómo una niña como yo había podido captar la atención de un hombre como el? yo lo apretaba con fuerza mientras el me tocaba con una mano los costados de mi cuerpo, mi cintura, mi cadera, estaba ansiosa porque tocara mis pechos pero no lo hacia, me hacia sentir desesperada. Con la otra, masajeaba hábilmente mi clítoris, haciéndome sentir que perdía control de mi cuerpo. Solté su pene, y lo abrace con ambos brazos, lo rodee con mis piernas, la falta de práctica hizo que uno de mis tacones golpeara el tobillo de mi otro pie, lo aprisione fuertemente contra mi, sentí el costado de su pene erecto tocando mi clítoris y sus testículos aplastados contra mis labios. Con toda mi fuerza me lo apreté entre mis extremidades, me moví frenéticamente unos segundos, mis uñas se clavaron en sus hombros, mi barbilla se clavaba contra su cuello, sentí como si fuego recorriera mi cuerpo desde mis dedos del pie hasta mi cuello, me estremecí y ahí tuve el orgasmo mas intenso de toda mi vida, lo apreté con fuerza, no lo podía soltar mientras me convulsionaba, a esa altura, sentía su duro pene rosando mi vagina, prolongando durante casi un minuto el intenso placer.
Pasado el éxtasis, retomando el control de mi cuerpo, enderecé mi cabeza, lo vi fijamente a sus ojos al tiempo que mi mano bajaba hacia su pene, abriéndose entrada entre los dos cuerpos estrechamente unidos, tome su pene y lo acomode en la entrada de mis labios, invitándolo a que entrara en mi. Cuál fue mi sorpresa cuando el se hizo hacia atrás, tratando de alejarse de mi, con su fuerza logro abrir la prisión que hacían mis piernas detrás de su cintura, se logro liberar de mi brazo, y termine soltando su pene para colocar ambas manos sobre la barda donde estaba sentada y no caer. Yo lo miraba extrañada, asustada, enojada, confundida, no sabía que estaba pasando, me sentía rechazada, y en ese momento tan vulnerable, se me salió una lágrima. Como es su carácter, sin expresiones me tomo con ambas manos de la cintura, me levanto de un impulso y me paro sobre el piso, solo escuche los tacones chocando contra el suelo al momento de caer. Me dijo "híncate", lo vi directamente a los ojos, con una expresión de tristeza y sumisión y lo obedecí, sin perder de vista su mirada puse una rodilla en el suelo, después la otra, juntas, las manos sobre mis piernas, trate de poner las puntas del pie en el suelo de manera que los zapatos no se rasparan, las rodillas me dolían, pero el momento hizo que en un segundo lo olvidara.
Puso su mano en mi cabeza, como acariciándome y con la otra tomo su pene, dio un paso hacia a mi, e hizo que su miembro recorriera mi cara, mojando mis facciones en algunos momentos con el liquido que salía de el, cerré mis ojos y lo disfrutaba, moviendo mi cabeza como si alguien se frotara con alguna tela muy suave, al tiempo que el acariciaba mi cabello con ternura, cuando pasaba cerca de mi boca, trataba de alcanzarlo con mi lengua, pero no lo lograba. El retrocedió un poco y yo abrí mis ojos, apunto su pene hacia mi boca, y yo la abrí esperando recibirlo, pero no fue así, en vez de eso, recibí un golpe con su pene a lado de mi boca, aunque no fue muy fuerte, si alcanzo a mover un poco mi cabeza, después del otro lado de mi cara, otro golpe igual, como tratando de equilibrar lo que antes se había desalineado, mis ojos lo veían extrañada, otro golpecito mas, y otro, a veces uno de cada lado, a veces varios en el mismo lado, en mis costados, en mi frente, en mi nariz, en los labios de mi boca, no era doloroso, pero si humillante, a pesar de eso, me gustaba. En momentos se retiraba un poco y se masturbaba mientras yo veía ese enorme trozo de carne como un hambriento viera un trozo de pan, deseándolo, esperando el momento en que en la siguiente embestida, entrara hasta lo más profundo de mi boca. se masturbaba y me golpeaba en ocasiones nuevamente, cada vez mas rápido.
yo ahí arrodillada lo veía fijamente a su cara, veía como cerraba sus ojos y gemía y cuando los abría era para golpearme nuevamente, empezó a respirar mas rápido, como con dificultad, y con la misma dificultad con que respirara logro decir: "junta tus manos como pidiendo dinero" lo dijo como una orden, como sin perder tiempo y esperando que yo reaccionara inmediatamente, así lo hice, junte los costados de mis manos, por dentro, haciendo una especie de cuchara con amabas manos, la parte de atrás de mis brazos se recargaron en mis pechos, quedando así las primeras a la altura de mi cara, al ver esto, el detuvo la respiración, como si fueran los segundos antes de una explosión, coloco la punta de su pene cerca de mis manos, apuntando como pudo hacia abajo y de repente, un poderoso chorro blanco y ardiente chocaba contra la palma de mi mano, inmediatamente otro y otro mas,, yo veía esto a solo centímetros de mi rostro, vi como mis pequeñas manos se empezaban a llenar de su blanco esperma, vi como se iba formando un charquito entre ellas, el jadeaba y jadeaba y yo no dejaba de ver los chorros llenando mis manos. cuando el se calmó, voltee hacia arriba, directo a su rostro, el tenia los ojos cerrados y trataba de respirar por la nariz, a pesar de la tenue luz, podía ver como las venas de su cuello estaban hinchadas, pero esa escena fue como un triunfo para mi, lo logre, lo doblegue, yo gane, el estaba vulnerable, lo tenía en mis manos (o al menos algo de el) no podía yo evitar tener una enorme sonrisa en mi rostro por verlo así.
Cuando el se calmo, abrió los ojos aun respirando agitado, pero ya no como antes, vio mi sonrisa y estoy segura que eso lo hizo enojar, tratando de retomar la compostura, me dijo: "quiero que saques tu lengua y la metas en ese charco que tienes entre tus manos" el era tan extraño, una mezcla de perverso y erótico. así lo hice, metí la punta de mi lengua ahí, tratando de verlo siempre a los ojos para poder ver su reacción. después me tomo del cabello y jalo mi cabeza hacia atrás levantando mi cara, el semen pegajoso escurrió de mi lengua formando un hilo hasta mis manos, el cual se desprendió poco a poco, escurriendo en mi barbilla. Sabia salado, pero con un sabor agrio.
Tomo mis manos por fuera y me forzó a bajarlas, sin separarlas, llevándolas a descansar sobre mis piernas, tratando de contener el liquido, que comenzaba a filtrarse por la casi imperceptible separación. Camino hacia atrás de mi, lentamente rodeándome, yo lo seguí con la mirada y con una sonrisa, tratando de ver que hacía, hasta donde ya no pude verlo, sentí su mano en mi espalda y comencé a sentir que deslizaba el cierre de mi vestido hacia abajo, lentamente, después subió a mis hombros, tomo los tirantes y los deslizo hasta la altura de mis codos, quedando el bra de encaje expuesto, volvió a caminar frente a mi como para tratar de verme pero no se detuvo, solo dio la vuelta completa alrededor mio hasta llegar otra vez a la espalda, toco el broche del bra y con mucha destreza y velocidad lo desabrocho en un segundo, coloco sus dedos sobre mis hombros y deslizo los tirantes hacia abajo, en ese momento, el bra cayó hasta el vestido. Ahí quedaron mis pechos expuestos, al descubierto, y yo con las manos ocupadas, a plena disposición de el. Camino hasta quedar frente a mi y retrocedió unos pasos, para poder ver la escena completa, era la primera vez que me las veía, las observaba fijamente, aunque estaba algo obscuro, pero la tenue luz dejaba sus tonos rozados y su delineada forma. me sentía excitada, sentía que me mojaba otra vez con el simple hecho de ser observada así, pero también me sentía expuesta y humillada. Se arrodillo frente a mi, tomo mis manos, me empujo levemente hacia atrás, yo abrí los pies sin despegar las rodillas, evitando que los zapatos se maltrataran, hasta que quede sentada completamente en el suelo, me acerco las manos hacia mi cuello y ahí las separo, en cuanto lo hizo, el esperma cayó sobre mi cuello resbalando hacia mi pecho. Era una sensación extraña, era muy caliente, daba un poco de asco, pero no mucho, sin soltarme las manos, dirigió una hacia mi cara y otra hacia mis pechos desnudos, pero el nunca los toco, comenzó a mover mis manos en círculos, provocando que todo su semen se esparciera por mi rostro y mis senos, cerraba mis ojos y lo sentía en mis pestañas, en mi boca, en mis orejas, mee lleno mi cara y mis pechos de su semen con mis propias manos.
Cuando termino, abrí mis ojos, los cuales se pegaban por las pestañas, veía un poco borroso, mi rostro era un desastre, el rímel corrido por las lágrimas y el esperma, los labios despintados y corridos alrededor de mi boca, todo eso mezclado con su semen, algunos cabellos que cayeron sobre mi cara y ahora estaban pegados a ella. El me ayudo a levantarme, las medias estaban rotas, me subió el bra y sentí como se pegaba por el esperma a mi cuerpo, yo estaba con las manos aun al aire evitando tocar cualquier cosa para no ensuciarla, estaba anonadada, con incertidumbre, con la falsa ilusión de esperar el siguiente paso. El se agacho y levanto el abrigo y la bolsa del suelo, colocándolos sobre la bardita, al tiempo que el tirante mal puesto del bra caía y me dejaba descubierto un pecho.
Gire para verlo, toda hecha harapos, solo sonaron los tacones en el suelo al dar los pequeños pasos para mirarlo, Vi como guardaba con cuidado su pene, se subió el cierre, se abrocho el cinturón y y sin mirarme me dijo: "buenas noches" , se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su auto, yo solo me quede contemplándolo, alejándose de ahí, con los codos pegados al cuerpo y los antebrazos extendidos hacia los lados, con las palmas de las manos hacia abajo, con el peinado ya destruido, la mitad aun sujeto y la otra mitad colgando sobre mi rostro y cuello. Cubierta completamente de semen. La imagen era un total desastre, si alguien me viera, pensaría que acababa de sufrir algún accidente
Estaba aturdida, no me daba cuenta de lo que estaba pasando ahí, subió a su carro y lo vi alejarse, asi, estaba yo, viéndolo ir, sin esperar ya nada. Esta vez no llore. Me quede parada en la noche, en la misma posición, sin moverme, sin parpadear, sin hacer nada casi 5 minutos después de que el gran auto café se fue, yo sabia que no lo volvería a ver…