El gran auto café (1)

(confesiones/fetichismo/jovencitas) dicen que cuando mas obscuro esta, es porque ya va a amanecer, cuando menos nos esperamos las cosas, algo fuera de lo comun sucede, este relato narra una parte de mi vida que me marcaria para siempre

antes que comiencen a leer, quiero agradecer por sus comentarios en el relato anterior, cuando veo un comentario, siento que escribir vale la pena, es emocionante ver uno nuevo.

tambien quiero agradecer a las personas que han comenzado a seguir mis escritos.

este nuevo relato, lo he dividido en varias partes para que no sea tan tedioso, ya que es un poco extenso, en el resumen trate de poner varias de las categorias a las que podria pertenecer

Hace ya algunos 3 años, estaba yo mejor de mi experiencia anterior, tenia pretendientes pero no tenía ganas de una relación en ese momento.

Mi familia es algo desunida pero medianamente funcional, mi papa trabaja todo el dia, mis hermanos casi no están y mi mama también anda todo el día en la calle. Generalmente cuando llego de la escuela, no hay nadie como hasta las 4 de la tarde.

Cierta ocasión, mi papa me dijo que quizá iba a ir un señor mas o menos a la hora que yo llego de la escuela, me pidió que si llegaba y el (mi papa) aun no estaba en la casa, lo atendiera en lo que el llegaba. Y así paso, tenia yo como 10 minutos que acababa de llegar de la escuela cuando sonó el timbre, era un señor alto, maduro, no muy guapo pero llamaba la atención, con estilo de las películas mexicanas viejas, con una camisa de cuello de tortuga y saco.

Cuando lo atendí, no le di importancia, era simplemente un señor que buscaba a mi papa,

le ofrecí agua y el comenzó a platicar conmigo de una forma muy amena, me hizo preguntas cotidianas como en donde estudiaba, que como estaba el novio,

cosas que los hombres usan para sacar información, (como si una no se diera cuenta)

a los pocos minutos llego mi papa, se saludaron, mi padre se disculpo por llegar tarde y el señor comento que no importaba, que yo era una chica muy atenta y no se dio cuenta del tiempo transcurrido, yo lo tome como un cumplido amable, me despedí de forma educada

y subí a mi recamara.

Pasaron los días, yo estaba en una etapa de aburrimiento, de esas veces donde no pasa nada y la vida se comienza a hacer muy rutinaria. Cierta ocasión, un viernes, al volver yo de la escuela alrededor de las 2:30 pm, cuando llegaba a mi casa, me sorprendió ver a aquel señor, el cual yo ya había olvidado, el estaba afuera de la casa esperando a mi papa, con su tradicional forma de vestir, además de un portafolios algo grande y un poco deteriorado. Pero esta vez no lo note ya tan rígido, quizá porque ya sabía quién era y el de alguna forma sabía que yo era la hija del hombre con quien hacia negocios, nada fuera de lo normal. lo volví a atender y llame a mi padre por teléfono para avisarle que el señor estaba esperándolo, mi padre reacciono un poco sorprendido, alcance a oír como que murmuro que no lo esperaba ese día, mas no di importancia, me dijo que lo atendiera y que venía en camino.

El hombre estaba mas platicador que antes, su personalidad era fuerte, serio pero agradable, entre la plática, aprovechaba para hacerme preguntas, las cuales yo contestaba con la mayor naturalidad del mundo. de repente, tomo su portafolios, creí que me daría un documento para mi padre ya que el (mi papa) se estaba demorando bastante, saco un paquete de papel de china y me lo entrego. Me dijo “ toma, espero que sea algo que te sirva ”, lo voltee a ver con una expresión de incertidumbre, en realidad no sabia lo que pasaba, no lo esperaba y era algo extraño. Abrí el paquete y vi que había una blusa muy juvenil, muy bonita, la tome y lo voltee a ver con una expresión mezcla de sorpresa y pregunta, pero sin decir nada. Me dijo que la habían dejado en su oficina olvidada y que cuando recordó que vendría a ver a mi papa y que tenia una hija, quizá me gustaría, aun con cara de incertidumbre, guarde la blusa en el paquete y le di las gracias. Seguimos  platicando cosas sin importancia cuando llego mi papa. Nuevamente el ritual del saludo, solo que esta vez mi papa no se disculpo, he hizo notar que no lo esperaba, a lo que el señor contesto, que había un detalle en los papeles (algo del trabajo) y que como andaba cerca de la casa, quiso probar a tener suerte y encontrarlo ahí, mi padre siguió normal, pero algo dentro de mi sentía que no era eso toda la verdad, me despedí, pero no comente nada del regalo, no quería tener un problema con mi papa, ese tipo de situaciones son algo delicadas.

Estando en mi recamara, volví a sacar la blusa y me la probé, se me veía preciosa, aunque algo atrevida, y más para la temporada que se avecinaba, ya que el calor estaba terminando y no tardaba en llegar la temporada invernal, me vi frente al espejo y giraba para ver mis perfiles, cuando recordé otra vez el origen del regalo y me hizo pensar, quizá volar la imaginación, pensé que era una farsa eso del olvido en la oficina, pero después me regañe internamente por ser tan ilusa, ¿Por qué un hombre mayor, que tiene negocios  con un hombre, iba a darle un regalo a una niña? Me la quite y ya no le di mas importancia.

Transcurrió el fin de semana, fui invitada a una fiesta el sábado, la cual no tuvo mayor trascendencia y volví a la rutina escolar del lunes. Saliendo yo de la escuela al ir rumbo a mi casa, lo encontré más o menos faltando unas cinco cuadras para llegar, parecía que iba saliendo de una oficina y se iba subiendo a su carro, yo trate de hacer como que no lo veía, pero el me saludo muy efusivamente, me hice la sorprendida pero por dentro sentía algo de pena, me dijo que si quería que me llevara, a lo que respondí que ya estaba por llegar y se lo agradecí, el insistió diciendo que el sol estaba fuerte y haciendo finalmente referencia a la típica frase de “ no te vayan a robar ”, esto último se me hizo tan común y tan de chavo adolescente, que casi se me sale un gesto de fastidio (ash), pero logre controlarme y finalmente, como ya lo conocía, pues acepte.

El corto trayecto transcurrió normal, platica trivial referente a la escuela (creo que los adultos solo saben hacernos preguntas de eso), se despidió, me baje del auto y entre a la casa.

Aunque no era algo importante para mí, eventualmente ya venía a mi pensamiento él, trataba de entender, quizá de fantasear, pero cualquier cosa me distraía, creo que no le daba mucha importancia. A los dos días del “casual” encuentro, al salir yo de la escuela, se me hizo curioso ver un carro idéntico al de él, después observe la escena completa y estaba el recargado sobre la cajuela del carro. No sé porque, pero me acerque a saludar, quizá simple atención, quizá algo más me empujaba a ir, hice la pregunta obligada de que si esperaba a alguien o que hacia ahí, que me sorprendía verlo, a lo que respondió que pasaba por ahí con frecuencia y recordó que ahí estudiaba yo, y que quizá apreciaría que me llevara a la casa. A pesar de que en las mañanas ya hacia frio, por las tardes hacia un sol muy fuerte, andaba algo fastidiada, así que acepte, me despedí de mis amigas, que me voltearon a ver con una expresión de sorpresa y pregunta, en ese momento me di cuenta que las cosas comenzaban a cambiar.

Ese viaje, y los consecuentes, fueron muy normales para mi, cosa que de alguna forma me hizo desechar mis sospechas, mi mente fantasiosa de niña, ya me llevaba el a la casa con frecuencia, a mi me gustaba, era cómodo, pero mantenía mi distancia y el siempre mantuvo el respeto, aun así, jamás lo mencione a nadie, en esa etapa de aburrimiento, era como un secreto que le daba un poco de emoción a mi estancada vida. Poco a poco era más común el trato, como dos amigos, pero algo cambiaba ya, me daba regalos, ropa, etc. Pero de una forma que la hacía parecer como desinteresada, casual.

en cierta ocasion, ya llegando a la casa y antes de bajarme del carro, me dio una caja cerrada y me dijo: " esta caja la abres hasta mañana en la mañana, te pones lo de adentro. y yo te voy a llevar a la escuela ". Se me hizo muy misterioso pero muy emocionante, corrí a la casa y puse la caja sobre mi cama. quería abrirla, pero también me gustaba el juego, así que aunque parezca increíble, me aguante y no la abrí. Después recordé lo que me dijo al final: “ y yo te voy a llevar a la escuela ”. En el momento no le puse atención, pero ahora resonaba en mi cabeza. A la hora de la comida le comente a mi mama que en la mañana me iría yo sola, ya que una compañera se acababa de mudar cerca y nos iríamos y regresaríamos juntas a la escuela. Quizá esto para una mama normal sería el equivalente a ponerme en la silla del interrogatorio, pero para mi mama, esto fue un gran alivio.

Me costó trabajo dormir, despertaba cada momento sin saber cuánto había dormido, y creyendo que ya era la hora de despertar. Para mi mala suerte, creo que a la ultima hora  caí completamente dormida y ya no quería despertar cuando el despertador sonó. Con mucho sueño, me levante y lo primero que hice fue abrir la caja. Quite la tapa y el clásico envoltorio de papel de china, no esperaba ver eso, era ropa interior, muy sexy, debo reconocerlo, como de mujer grande, de encaje, de esas que se ven en las revistas a las modelos, no era tanga pero era sexy. Me extraño aquel regalo pero recordé lo que me dijo el día anterior: “ te pones lo de adentro ”, obviamente pensé que era ropa, pero no ese tipo de ropa.

Me metí a bañar un poco excitada, sentía el agua cayendo en mi espalda sin abrir los ojos, imaginando el por qué del regalo, imaginando como me vería con esa ropa, así estuve hasta que reaccione y me di cuenta que tenía casi 15 minutos perdiendo el tiempo, me apresure a bañarme y Salí de la regadera, Salí envuelta en la toalla a mi recamara, me seque el cuerpo y contemple nuevamente esa ropa sobre mi cama, después me voltee a ver al espejo como pidiendo aceptación de esa persona en el reflejo y me dispuse a ponérmela.

Era una sensación extraña, aunque era una tela que ya había sentido antes, parecía que fuera algo diferente, era emocionante, el saber lo que era, de donde venia y que yo, a mi edad, la estaba usando, me pare frente al espejo y me quede viéndome, modelando, no podía creerlo, parecía que estuviera viendo la televisión, a una modelo de ropa interior, no podía creer que fuera yo.

Me di cuenta de la hora, y tome mis calcetas, me senté en la cama y me las coloque rápidamente, en el momento que lo hacía, me di cuenta que iba a usar mi uniforme de todos los días, pero esta vez sería diferente, era contrastante, una colegiala con ropa seductora, nadie (creo yo) iba a la escuela así, ese uniforme que llegaba a aborrecer, ahora lo amaba, me puse la falda y me vi en el espejo, pero me apresure a arreglarme para salir.

Cuando Salí de la casa, no lo vi, sentí rabia, me sentí usada, pero seguí mi camino pues ya era algo tarde, al caminar una cuadra y dar vuelta a la esquina, veo de repente el carro, y el esperándome con la puerta abierta, me acerco como queriéndome reír de la emoción, pero queriendo demostrar enojo, cuando me vio me dijo: “ no esperabas que estuviera afuera de tu casa, o si?” el tenia razón, era ilógico, me sentí apenada conmigo misma, una sonrisa  se formo en mi rostro y subí al carro.

En el camino me sentía sexy sabiendo lo que traía debajo pero esperando algo, algún comentario, una pregunta, pero nada pasaba, hubiera deseado que la escuela estuviera más lejos ese día, para poder recibir el comentario, cualquier comentario, pero no fue así, llegamos a la escuela, me despedí y abrí la puerta. Antes de bajarme, me dijo: " quiero ver tu regalo", sentí una sensación múltiple, excitación, emoción, incertidumbre, todo el camino espere un comentario al respecto, mas no era exactamente lo que yo esperaba escuchar.

me apene pero me excite, sentí que algo me bajaba del estomago; me comencé a levantar la falda despacio cuando de repente puso su mano sobre mi falda y mis piernas y me dijo: "así no". Me quede quieta mirándolo fijamente con expresión de incertidumbre y me dijo "cuando te bajes, vas a moverte sensual, y me la mostraras por atrás" . Baje una pierna sin despegar mis rodillas, dejando a la mirada de la gente que pasara la vista de mi zapato escolar, seguido de una calceta blanca hasta debajo de la rodilla seguida de un tramo de piel tersa, ligeramente tocada por el sol rematada por una falda a cuadros a la mitad del muslo, gire mi cuerpo hacia la derecha sin despegar las rodillas, levante ligeramente la otra pierna para librar el borde del auto y puse los dos pies en el suelo, me incline hacia afuera, agachándome lo suficiente para que mi falda se levantara y se me viera mi ropa interior por detrás, haciendo un movimiento como de “descuido”, ayudando a que subiera mas la falda, lo hice muy despacio.

Cuando me enderecé, voltee mi cabeza para verlo sobre mi hombro con una mirada de diva. Me encanto su cara, lo hice tan perfecto, el estaba como ido, con la mirada fija y casi la boca abierta. Me sentía triunfante, una simple niña como yo logro seducir a un hombre de 50. Me sentí grande, ganadora, inalcanzable, sonreí y cerré la puerta.

Ese mañana no deje de pensar en eso, mi imaginación volaba y mis amigas me preguntaban constantemente que que me pasaba. Deseaba que ya fuera la hora de la salida, Estaba emocionada, Ansiaba salir, finalmente, después de que el tiempo parecía que contenía el doble de minutos, el timbre sonó, anunciando el fin del día escolar, ya tenía mis cosas listas para irme, baje corriendo las escaleras y me dirigí a la salida, ya podía imaginar el carro café en la acera de enfrente, pero no estaba ahí, voltee a todos lados y no lo vi, espere un poco pero no llego. Me fui a mi casa imaginando una sorpresa, quizá considero imprudente esperarme a la salida, quizá había que disimular más, espere verlo a la vuelta de una cuadra, y de la siguiente y de la siguiente, hasta llegar a mi casa, pero no, no estaba ahí.

Ese día fue estresante para mi, estaba de genio en la comida, me preguntaban que que me pasaba y solo respondía que nada. Yo necesitaba verlo y no apareció en todo el día

ni al siguiente. Comencé a odiarlo. Llego el fin de semana y con él, esa situación incómoda para todas las mujeres. No supe nada de el en los siguientes días

este relato contiunara...