El Glory Hole

En unos baños clandestinos, un tanto descuidados y hasta mal olientes, pero con mucha acción y muy frecuentados por chavales de aspecto varonil sucedió este relato.

El Glory Hole

En unos baños clandestinos, un tanto descuidados y hasta mal olientes, pero con mucha acción y muy frecuentados por chavales de aspecto varonil sucedió este relato.

El sábado por la tarde me dirigí a éstos baños con la intención de comerme un buen churro. Cuando llegué, estaba vacío; así que, tuve la oportunidad de colocarme en el segundo de los tres retretes que tiene agujeros en ambas divisiones, quedando justo enfrente de los urinarios que no tienen divisiones entre si, dejando discretamente entreabierta la puerta; así, de este modo podría observar los chicos que iban llegando.

Claro esta, que algunos chicos solamente entran a hacer sus necesidades, por lo que hay que ser muy cuidadoso en espera de recibir la menor señal de invitación.

Primero llegaron dos chicos, que sin importarles mi presencia se metieron en el cubículo contiguo de la izquierda, eran dos chavales como de 18 años, delgados de muy buen ver que inmediatamente se desnudaron y comenzaron a besarse entrelazando sus cuerpos y sus pollas de muy buenas dimensiones. Parecían estar complacidos de que los estuviese observando. Uno de ellos se sentó en el retrete, quedando el otro de frente ofreciéndole la polla a su compañero que enseguida se la llevo a la boca, mientras con una mano se masturbaba y con la otra, le pellizcaba un pezón a su amigo. Se ve que es un experto mamando pollas Mmmmm…, de vez en vez ambos aumentaban su excitación, provocándoles por unos instantes actuar como animales en celo.

Mi pene estaba más que erecto con abundante líquido preseminal; el cual, me servía como lubricante para hacerme una deliciosa paja; a la vez que, tragaba abundante saliva del deseo de ser yo el que se comiese esa deliciosa polla; más sin embargo, en repetidas ocasiones tuve que frenar mi tarea haciendo un gran esfuerzo para no eyacular tan pronto.

Entretanto, mis vecinos seguían montándoselo de maravilla. Ahora el chico que estaba sentado se levanto dándole la espalda a su compañero abriendo las piernas y apoyando sus manos en la pared. Mientras que el otro chico se puso de cuclillas abriendo con sus dos manos los cachetes de su amigo dándole soberbios lengüetazos, ¡hay que ver como le comía el culo¡ se lo quería follar con la lengua.

Yo estaba absorto, siendo mudo testigo de ver la faena de ese par de tíos se prodigaban a través del agujero de la mampara. Ellos por su parte, exhalaban algunos gemidos de placer. En un momento, el chico que estaba comiendo culo fue deslizando su lengua en forma ascendente por entre la raja de su amigo recorriendo toda su espalda hasta llegar al cuello para chuparlo y mordisquearlo a la vez que le susurró algo al oído y su amigo asintió con la cabeza en forma afirmativa. Entonces, éste amigo busco su pantalón y saco del bolsillo su móvil volteando a verme con una leve sonrisa, diciéndome que les daba mucho morbo el que los estuviese observando y que deseaban que les hiciese algunas fotos cuando estuviesen follándose. Yo de buen agrado acepté.

Nuevamente, el chico volvió a ponerse en cuclillas ensalivándose los dedos para introducirlos en el ano de su amigo girándolos en círculo, causándole tremendo placer, después tomó un preservativo, se lo puso, lo unto con lubricante y ambos se dispusieron para iniciar la embestida. Lo sujetó con fuerza de la cintura y se la dejo ir de un solo golpe, mientras que el otro chico reculó lanzando un grito de dolor.

Su amigo permaneció con su polla dentro del culo sin moverse por unos segundos, esperando a que cediera el dolor, dándole una sonora nalgada diciéndole: "Maricón de mierda querías que te diera a por el culo, pues ahora te aguantas".

Y enseguida comenzó a cabalgarlo, se la sacaba completamente para ver su dilatado ano y volvía a metérsela en repetidas ocasiones. Ahora, era el chico que estaba siendo enculado el que empezaba a moverse rítmicamente a medida que lo invadía el placer, diciendo:"Vamos tío, dame toda tu caña, así, ¡Ohooo, si"!. Luego de unos minutos de violentas embestidas cambiaron de posición.

El chico follador, se sentó en el retrete con las piernas abiertas y el otro chico dándole la espalada a su compañero, levantó una pierna apoyándola en la papelera para abrir bien el culo y fue bajando para clavarse nuevamente la polla de su amigo. En esta ocasión su rostro reflejaba felicidad, su polla enhiesta y sus bolas rebotaban en cada embestida que recibía a medida que éstas se hacían más y más aguerridas.

¡Wow…¡ Yo estaba a punto de derretirme, mi calentura estaba en su máximo apogeo y mi pija babeaba incesantemente, en cualquier momento iba a explotar.

El chico que estaba siendo follado se mordía los labios para ahogar sus gemidos y sin haberse tocado la polla lanzó unos trallazos de campeonato que fueron a caer en la puerta del retrete. El otro chico, sacó rápidamente su polla del culo de su amigo, se arrancó el forro y desesperadamente se masturbó para terminar en la entrepierna de su amigo, cuando su respiración se volvió errática soltó unos gemidos ensordecedores lanzando varios trallazos de semen blanco caliente y espeso.

Tras unos instantes, una vez que recuperaron el aliento, ambos me agradecieron el haberles hecho las fotografías. Se vistieron y se marcharon muy contentos.

¡Ufff….¡ Con toda la acción desarrollada; de la cual, no perdí un solo instante, no me percaté en que momento llegó otro chico que se instaló en el cubículo de lado derecho y estuvo mirándome por el agujero de la otra mampara, mientras se hacía una paja.

El ambiente quedó impregnado de ése olor a semen fresco, derramado por mis vecinos y que yo lo aspiraba profundamente con los ojos cerrados, mientras trataba de relajarme un poco. Cuando de repente escuche un ¡Psst..! Haciéndome notar la presencia de mi nuevo compañero, un efebo de apenas 20 años que estaba sentado en su retrete con un dorso atlético al descubierto y los pantalones en el suelo procurándose una exquisita paja. Mi curiosidad no se hizo esperar, acerqué mi mirada al agujero para sorprenderme gratamente con la visión de la mejor polla que haya visto. Era un caramelo bellísimo de dimensiones perfectas, como de unos 20 centímetros de piel blanca, completamente recta y erguida, de aspecto suave descapullada que dejaba ver en toda su magnitud una cabeza como fresa jugosa y brillante por la presión de la sangre en su paquete, por encima de unas grandes bolas rosadas bien afeitadas con el vello del pubis negro recortado y unos muslos bien trabajados como de futbolista con algo de vello.

Yo, instintivamente y sin pensarlo acerqué mi boca al agujero de la mampara pasando lascivamente mi lengua por entre mis labios húmedos. Él entendió mi invitación, se levantó girando para quedar de frente, colocando sus manos en la parte superior de la mampara atravesando tímidamente su polla y sus bolas por el agujero, mi nariz rozó levemente su glande impregnándose de ese olor a macho que me vuelve loco.

Inmediatamente, comencé a pasar levemente la punta de mi lengua a todo lo largo de su mástil sin menospreciar sus hermosas bolas; las cuales, me introduje en la boca de una en una succionándolas delicadamente, arrancándole un largo suspiro. Separé mis labios para dar paso a su carajo que fui recibiendo centímetro a centímetro hasta llegar a mi garganta, mis glándulas gustativas emanaban abundante saliva, mis labios sentían un cosquilleo con el roce de su recortado vello púbico.

¡Ah, que delicia…! mi nuevo amigo me estaba follando por la boca como todo un semental, haciéndome chillar de placer, su líquido preseminal sabía a gloria, causándome el éxtasis cual si estuviese saboreando la mejor golosina como todo un vicioso que soy ¡Mmmmm….¡ Mi amigo no me daba tregua a medida que su excitación aumentaba, jadeaba y jadeaba a más no poder, sus piernas se mostraban temblorosas, sus bolas parecían que le fueran a reventar y su herramienta se enrojecía a medida que se ponía más y más tensa. Yo sentía su calor abrasador. Ahora, se la chupaba con mayor intensidad sin importar las arcadas que esto me producía, mi garganta se dolía de la fuerza con que estaba siendo embestida. Él, hacía su mayor esfuerzo para retardar su estallido, mientras tanto yo anhelaba saborear su néctar.

Finalmente, sucedió lo que ambos esperábamos. Retire contra mi voluntad su herramienta de mi boca, cerré suavemente mis labios alcanzando a ver como se dilataba su uretra a escasos centímetros de mis labios que no tardaron en recibir uno tras otro los impactos de sus trallazos. La sensación de recibir sus trallazos golpeando contra mis labios fue maravillosa, su abundante leche era espesa como el yogurt, y ahora escurría lentamente por entre la comisura de mis labios y mi barbilla cayendo sobre mi pecho emanando ese olor tan gratificante. Volví a abrir mi boca para recoger con mi lengua los restos de su corrida, introduciéndome otra vez su glande en la boca para succionarlo y extraerle hasta la última gota como cual becerro hambriento que desea ser amamantado. Mi lengua se impregnó de un delicioso y pegajoso sabor agridulce; el cual, saboreé por largo rato regocijado de placer.