El gitano de ojos verdes (y 4)

Final de la historia en la que el amigo de Fierro se divierte a dos bandas.

El gitano de ojos verdes: a dos bandas

Y lo que deseaba parecía no tener fin. No contento con habernos follado como un bestia tanto al Fierro como a mi, llenándonos con su polla de animal, aquél macho parecía incansable y poco después de follarme a mi, lo lametones de mi gitanillo le habían vuelto a poner al palo. Era inconcebible que alguien tuviera tanto aguante, pero aquél semental parecía no tener nunca suficiente.

-Joder, que caliente estoy- rugió deslizando su mano arriba y debajo de su imponente falo. Con su mano izquierda se lo estrujaba mientras que con la derecha jugaba con sus grandes cojones. -Estoy seguro que queréis más de mi lefa ¿verdad putitas?

El Fierro puso cara de vicioso, prácticamente abalanzándose sobre el enorme trozo de carne entre las piernas de nuestro incansable follador, pero éste le rechazó de un manotazo.

-¿Quieres esto?- preguntó en tono amenazador.

-Sí...- replicó el gitanillo.

-Sí ¿qué?- bufó el otro.

-Sí, señor.

-¿Qué es lo que quieres puta?- respondió a la sumisión de Fierro.

-Quiero su polla señor...

-¿Llamas a esto- enfatizó agarrando el tronco con sus dos manos- polla?

Fierro reaccionó rápidamente: -Quiero su enorme pollón señor.

-Eso esta mejor putita- se dirigió a mi. -¿Y tu payo? ¿Quieres un trozo de carne enorme y dura? ¿Quieres que te la vuelva a estrujar por el culo? No niegues que antes has gozado como una perra.

-Sí, señor- respondí timidamente. Una sonrisa de triunfo se esbozó en su rostro.

-Dime qué es lo que quieres, mamoncete.

-Quiero que me vuelva a follar con su enorme pollón- aquella alabanza a su virilidad hizo que aquél machote esbozara una sonrisa canalla.

-Muy bien, veo que mis dos putas quieren polla... pues polla van a tener.- Agarrándonos, nos obligó a ponernos a cuatro patas, Fierro y yo juntos, nuestros dilatados culos, uno al lado del otro. Escupió en el mío y empezó a jugar con sus dedos mientras escupía en el de Fierro. -Como me gusta tener dos guarras hambrientas a mi disposición.- Afirmó orgulloso mientras trabajaba nuestros respectivos traseros. Se veía que el tío tenía mucha experiencia, a mi me estaba haciendo tocar el cielo y por la cara de placer, a Fierro también. -Bueno, basta de juegos- retiró sus juguetones dedos y, cargando con todo su peso, se abrió paso por el dilatado culo de Fierro con su polla mastodóntica. Sentí cierta envidia de que el gitanillo hubiera tenido el privilegio de ser follado primero, pero se pasó pronto cuando noté su aliento en mi cuello y, mientras me lo mordisqueaba, enterraba lentamente su majestuosa arma en mi orto. A pesar de estar bien dilatado, sentí como iba clavando su poderosa herramienta en mi trasero hasta tocar con sus cojonazos mi trasero. Poco a poco se volvió a deslizar hacia fuera y me sentí vacío, mientras a mi lado llenaba de polla el culo tragón del Fierro. Nos fue follando alternativamente, uno después del otro, cada vez con más velocidad y mas fiereza. Mientras gritaba:

-Tomad guarras, una buena polla. Os la voy a sacar por la garganta- su ritmo se volvía cada vez más violento. Parecía un martillo automático destrozándonos el culo. Yo estaba al borde del delirio mientras el Fierro tenía los ojos cerrados, disfrutando de la brutal follada. Cada vez que nos metía su nabo dentro culeábamos como perras en celo para sentirle aún más profundamente. Finalmente, al metérsela dentro al gitanillo se le oyó un gruñido grave y prolongado, todos los músculos en tensión para terminar corriéndose, pero siguió bombeando dentro del dilatado culo moreno. Me agarró del cabello y me acercó la cara al culo que estaba follandose, podía ver su grueso tronco penetrando bien adentro y saliendo cubierto por su propia lefa. El espectáculo era impresionante. Finalmente se salió y se incorporó.

-Bueno- dijo vistiéndose como si no hubiera pasado nada. Nosotros dos estábamos exhaustos tirados el uno encima del otro. -Creo que tengo que ir a hacer una visita a mi mujer... Seguro que necesita una buena follada.